CULTURA EXHIBICIONISTA 3 Esteban: Exhibirse ha pasado a ser un término que describe lo que es la cultura dominante actual. Esto es lo que estamos viendo con Salvador Dellutri en Tierra Firme ya en el tercer programa de análisis de uno de los elementos que Salvador creo es una de las claves en esta época actual que estamos viviendo. Al menos creo que debemos entenderla como una de las problemáticas más profundas que tiene nuestra cultura. Salvador: Por lo menos creo que debería inquietarnos más de lo que nos está inquietando. ¿Por qué? Porque hay una generalización de las comunicaciones a través de estos medios, y como esto está tan generalizado entra toda la gente, y como tiene peligros hay también una zona muy gris donde nos estamos moviendo con sumo riesgo. Esteban: Hablábamos en el encuentro anterior la diferencia que establecían los romanos, entre lo público y lo privado, como era bien marcado en esa cultura. Salvador: Y además todo eso llevó a que tuvieran que legislar y establecerse ciertos respetos. Nosotros, tal vez porque estamos de vuelta un poco de los principios y de los valores de los romanos, del cristianismo y de los griegos estamos rompiendo con estos límites y con todas las consecuencias que trae implícito ello. Porque si bien la Web ha sido un elemento muy importante porque nos ha abierto un mundo dentro de las comunicaciones, la tecnología realmente puesta al servicio del bien, en manos que la saben usar es una maravilla pocas veces igualada en la historia. Yo siempre digo que la revolución que ha hecho la tecnología es comparable con lo que hizo Gutemberg con la imprenta, desde allí hasta ahora, estos cambios de tecnología cambian toda una sociedad, y así como la imprenta cambió la sociedad esto también está cambiando a la sociedad. Pero todo esto tiene sus peligros, uno de esos peligros es que se borró la línea divisoria entre lo público y lo privado, el hombre quiere exhibirse un poco para salir del anonimato al que lo somete la sociedad globalizada, y también tiene peligros este exhibicionismo porque se pone en contenidos que luego se hacen públicos. Y lo que uno cree que es privado y que es limitado incautamente se coloca en la red y se transforma en público. Y esto ha sucedido con una muchacha que le envío a su enamorado una grabación de contenido erótico y luego se terminó en público. Una vez que se puso en la red ese contenido ella se dio cuenta que sería imposible restaurarse una vez más como persona. Este es uno más de todos los peligros que trae aparejada la Web. Pero hoy quiero hablar de un peligro más grande, un peligro a largo plazo. Más allá de estos, que son peligros circunstanciales que no pueden minimizarse, pero hay otros peligros subyacentes, que creo son más importantes y creo que es el sumo peligro que tenemos al no saber manejar estos medios y no saber diferenciarlos. Como muchas veces hemos dicho en este micrófono, nosotros tenemos una gran deuda con el pueblo griego, los griegos tenían un oráculo, el oráculo de Delfos. En Delfos había una frase que versaba: “Conócete a ti mismo” que era algo así como la publicidad del oráculo. Sócrates tomó esa frase y la hizo propia... ¿qué quería decir con el conócete a ti mismo? Es el examen moral de la persona meterse para dentro para examinarse a sí mismo ante el ser supremo o los valores supremos. Sócrates decía que el hombre debía volver dentro de sí. Claro, uno al ver esto se da cuenta de que los griegos nos han legado algo muy importante pero que ya estaba presente. Seiscientos años antes de Sócrates, el rey Salomón escribía en los proverbios “sobre toda cosa guardada guarda hijo mío tu corazón porque de él emana la vida”. Es importante entender que cuando un hebreo habla de corazón no está hablando de los sentimientos (como lo entendemos hoy día) sino que está hablando del mundo interior. Y en esto coinciden Sócrates y Salomón. Salomón decía que debíamos de cuidar nuestro mundo interior, porque la vida sale de allí, en otras palabras, lo que una persona es, es lo que logró gestar en su interior, ni más ni menos que ello. Sócrates decía “conócete a ti mismo” antes de conocer el cosmos, es decir, lo que hacían todos los filósofos pre socráticos, hay un conocimiento interior, el conocimiento de quien soy, el valor de la persona. Y tenemos que decir que la sabiduría nace del análisis de la interioridad. Esto lo dijo el sabio Salomón y Sócrates, que el hombre debe meterse dentro de sí mismo. Cada uno de nosotros es la vez un mundo único que no se va a repetir, pero también un misterio insondable... ¿por qué? Porque el hombre dentro de sí tiene siempre una profunda contradicción, y somos así porque lo humano es así. Blas Pascal cuando tuvo que explicar esto escribió una frase que me parece genial acerca de la contradicción del hombre: “¡Que quimera el hombre! ¡Que novedad! ¡Que monstruo! ¡Que caos! ¡Que contradicción! ¡Que prodigio! Juez de todas las cosas y gusano infecto. Depositario de la verdad, cloaca de la incertidumbre y el error, gloria y desecho del universo” Ahí el mostró toda la contradicción presente en el hombre, porque es verdad, es juez de todas las cosas pero a la vez es un gusano infecto que produce todos los males. Es el depositario de la verdad pero sin embargo vive siempre presa de la incertidumbre, es la gloria del universo, pero es el deshecho también porque comienza a perder esa realidad. Entonces hay un mundo interior que yo tengo que conocer. Y esto es lo que decía Salomón y lo que decía Sócrates que la interioridad es importante, y que esto es ni más ni menos que la interioridad. Se elabora a través de una aventura, de la aventura para adentro. Así como hay aventuras para afuera ellos nos están proponiendo una aventura para adentro. “Conócete a tí mismo”. Es como entrar en el abismo, no en lo público, sino en lo privado y después discutiremos en lo público todo esto, pero en lo privado es donde yo comienzo a conocerme a mi mismo. Sin la intimidad de la aventura interior el hombre queda hueco, no tiene contenido. Si nosotros subimos a la red y vemos el Twitter o el Facebook o lo que uno quiera, y encuentra que la gente se expresa pero se expresa sin contenido y sin reflexión. Se expresa mostrando toda su necedad. Ignorando a la sabiduría. No es una comunicación de sabios sino de necios lo que hay allí. En esto es donde reside el peligro mayor, en que el exhibirnos tanto hacia afuera nos dejamos de mirar para adentro. Y entonces nuestros contenidos en el afán de comunicar con el otro, no tenemos contenidos que comunicar. La reflexión es importante en la vida. ¿De dónde nacen todos los programas que hacemos aquí en Tierra Firme? De haber pensado y reflexionado sobre esto. Primero en soledad pensamos cuáles son las necesidades, hacia donde tenemos que apuntar. Mirarnos a nosotros mismos y decir cuáles son nuestras inquietudes. Todo lo que hacemos nace en primer lugar en la soledad. Nace porque empezamos a mirar nuestro mundo interior. Nadie desarrolla por ejemplo un libro o una publicación en compañía de los demás. Ningún filósofo desarrolla su pensamiento siempre públicamente, en todo caso, lo exhibe luego públicamente pero forma parte de la meditación interior el armar todo esto. Y eso es lo que está faltando, el hombre que no se vuelca dentro de sí mismo. Y al no realizar esto, lo banal, lo superficial, es lo que en definitiva se está exhibiendo. Todos nosotros tenemos un costado frívolo. Pero la frivolidad, que tendría que se la excepción se convierte en lo cotidiano, por eso usamos el termino “banalizado”. ¿Qué significa banal? La palabra “banal” le dio un contenido muy grande Hanna Arendt. Hanna Arendt, una filósofa que tuvo relaciones con Heiddeger, una mujer muy inteligente, que fue a Jerusalén cuando lo enjuiciaban a Eichman, y escribió un libro que se llama “Eichman en Jerusalén”, y ella allí habla de la banalidad del mal. ¿Qué es esto? Ella dice que los alemanes que estuvieron en su momento en el poder, como Eichman que tenía el poder de matar por ejemplo, dice “mataban, torturaban, mandaban a la cámara de gas pero después volvían a su casa y eran buenos padres de familia”. Entonces ella se pregunta por qué el mal se convierte en algo banal. Es decir, lo que debía ser excepcional era ya algo cotidiano entonces no se le daba importancia. Y el problema justamente de esto de exhibirnos y de la frivolidad que puede tener su lugar en la vida, pero no puede ser toda la vida se está transformando en costumbre de la vida. Lo que debía ser la excepción se ha convertido lentamente en lo cotidiano. Que yo ponga una frivolidad en una carta era una excepción, pero ahora todo esto se ha convertido en algo cotidiano. Son todas banalidades. Se ha quitado contenido el hombre es un ser que se piensa a sí mismo. Y en esto se diferencia del animal, en la medida que dejamos de pensarnos a nosotros mismos entonces nos asemejamos más a los animales que no se piensan a sí mismos y que actúan simplemente por instinto. Todo esto nos está llevando a un vacío interior que es el peor de los peligros porque nos vamos convirtiendo en una sociedad que nos vamos frivolizando cada vez más. Esteban: Hacemos la pausa entonces dejamos estos pensamientos en su mente unos segundos, para seguir hablando de la cultura exhibicionista aquí en Tierra Firme. PAUSA... Esteban: Lo banal, lo frívolo, lo que se exhibe como algo que fuera regla y que debería ser excepción está ganando terreno Salvador entonces y de esto estábamos hablando Salvador como el peligro más difícil de enfrentar en esta cultura que estamos viviendo en el siglo XXI. Salvador: Si porque esto ya es algo que afecta a toda la cultura. Afecta a nivel general en la sociedad. Y al ir banalizando todo esto vamos bajando nuestra capacidad de reacción en el examen de la realidad. ¿Cuál es el peligro final que tiene esto? El premio nobel del año 2002 fue un húngaro Imre Kertész, este hombre a los quince años fue deportado por el regimiento nazi y sobrevivió el holocausto. Y analizó como todos los que pasaron por el holocausto lo que fue ese hecho. El dijo: “El instrumento de la destrucción se llama ideología lo grave es que la masa que nunca participó de la cultura, absorbe la ideología como si fuera cultura”. Él le da a la ideología una jerarquía y una adhesión como si formara parte de la cultura de su pueblo y que no diferencia las cosas. Las ideologías inevitablemente devienen en totalitarismos. Y este es el problema que tenemos hoy. Que ha medida que nos vaciamos de contenidos van surgiendo los que levantan una ideología A o una ideología B y la gente al no tener contenidos adhiere a derecha o a izquierda las ideologías que le presentan, y se va tras ellos como si fueran fenómenos religiosos. Es decir, no los analiza más porque no tiene la capacidad, porque no estaba adentro. Ha perdido la capacidad crítica. Y todos estos medios hacen que los adolescentes que vienen detrás de nosotros y que están todo el día clickeando, no tengan capacidad crítica, simplemente comunican banalidades. Se ha perdido en definitiva el sentido de la aventura interior. Jesús dió una parábola de un rico necio, al cual cuando llegó el momento de muerte Dios le dijo: “Necio esta noche vienen a buscar tu alma, y todo lo que haz acumulado...¿de quién será?”. A esta generación deberíamos decirle igual: “necio esta noche vienen a buscar tu alma y todo lo que haz clickeado ¿de quien será?” No nos percatamos que hay cosas de veras importantes frente a la eternidad y frente a la muerte que va mucho más allá de un Twitter. Y creo que ese es el fenómeno fundamental que nosotros estamos viviendo en estos momentos. San Agustín decía “No vayas hacia afuera, vuélcate hacia dentro de ti mismo que en el hombre interior reside la verdad”. Yo creo que esta frase es una que debería estar frente a cualquier computadora, no vayas hacia afuera, ve hacia adentro, busca en tu interior las verdades que surgen de mirar hacia adentro, preguntas tales como ¿quién soy? Intenta comprenderte a ti mismo. El gran descubrimiento del hombre es descubrirse a sí mismo como pecador, como hombre que sabe acerca de sus falencias y problemas, y San Agustín que decía que hay que ir hacia adentro escribe sus Confesiones que no son ni más ni menos que un análisis profundo de su interioridad. Una mirada para adentro que muestra una vida que se piensa a sí mismo y que es sólida y que se va edificando. Y cuando él sintetiza el sentido de la vida lo hace en dos palabras nada más: “Conocerte” y “conocerme”. Y yo creo que esta es la mejor definición que se ha dado de lo que es el sentido de la vida. Es “Conocerte” ¿a quién? A quien está fuera de mi, al prójimo y a Dios. Conocerlo implica entender que el otro no es un objeto, que dejó de ser eso para convertirse en una persona. Y por otro lado conocerme para saber quién soy, para no llenarme de soberbia creyendo que soy más de lo que soy. Lo que vemos entonces es que hay una gran necesidad de retornar a los valores espirituales, y el gran problema de la cultura exhibicionista es que ha dejado atrás la espiritualidad. Y se ha volcado a proyectar tan sólo su propia frivolidad. Su propia superficialidad y como consecuencia la cultura se empobrece cada vez más, entonces yo creo que debemos volver a mirarnos a nosotros mismos como decía San Agustín, mirar nuestro ser espiritual, porque en definitiva cuando llegamos al borde de la vida nos damos cuenta que los más importante no ha sido lo que hemos clickeado, lo más importante es aquello que hemos podido encontrar en nuestra vida, es la respuesta que tenemos en al eternidad, si nos hemos encontrado con Dios y si lo tenemos o no en cuenta. Y por el camino del exhibicionismo y la frivolidad nunca nos encontraremos con Dios ni con el prójimo. Sino mirándonos hacia adentro, mirando nuestra necesidad y falencias es como podremos mirar y levantar los ojos hacia arriba y diremos que necesitamos a Dios, nos daremos cuenta que somos más que personas que están frente a un ordenador tipeando palabras. Que somos personas necesitadas de una respuesta eterna y que dicha respuesta viene únicamente de Dios. Esteban: Así que mientras nuestra cultura se va hacia el exhibicionismo en todas las facetas que hemos hablado en estos programas es necesario que nuestro oyente reflexione como le dará contenido a su vida y como desarrollará sus ámbitos de intimidad, de reflexión, de buscar algo más allá de esto que se ha impuesto como una norma autoritaria y que le quita sentido a la existencia. Salvador: Volvamos a buscar desde lo espiritual y lo eterno, las respuestas para nuestra alma. Hay necesidades que no las solucionan Facebook ni Twitter, solamente la puede solucionar Dios.