cuando el equipo húngaro estaba en exilio voluntario. Celibidache junga al Ma'drid. Gran equipo, Y concretamente de Santamarfa, dice: —^EíS un defenia de '"impo'StBción"'. El juitio es bueno. Y exaoto. Muy musical. En verdad, Santamaría es una voz bien impostada en el juego d« zaga, un barítono de máxima ¡esitura. —¿A usted le gustaría ser "director áe juego" de u n equipo como éste? —-Si, para un juego de ofensiva, de ataque, como el que hace Di Sléfarto. Organizar, conseguir la unida-d de bloque para una vietoriía brillante. Ganar, sí, peío con brillo, con éxito, hasta arrebatar al p ú b l i c o su entusiasmo. —¿Prefiere el conjunto a la individualidad? —El ideal es tener un conjunto de destacadas individtialidades. —¿Una orquesta de solistas? —Exacto. —^El fútbol, sus partidos, tiene do« ticimpos. La sinfonía, tres, cuatro. ¿Cuáleií elegiría de la música para imponerlos rítmicamente en el juego? —¡Ah!, el "allegro", sin dude. —¿Ma non "trflippo"? -—Cuanto más "troppo", mejor. Por eso me gusta ej fútbol español. GILERA DI STEFANO, DIRECTOR DE ORQUESTA —Un momento, señores. Tengo el honor de presentarles al primerísimo de los directores de orquesla... Seirgio Celibidache ha interrumpido el ensayo. Aún con-erva la atmósfera el eco de las dulces nota« con que Brahams cierra el tiempo lento de su '•Primera sinfohía". Las mii-adas se vuelven sorprendidas. El descubrimiento de Alfredo D i Stéfano produce sensación ji»bilo?a. Deíde el rincón del fondo un xilófono apunta las notas musicales iiMonfaudibles. El descaiiso tiente que adelantarse. Celibidache, rigor hecho pura llama siempre, «ab6 también ceder a lía broma. Quieiie asi festejar la visita que Di Stéfano, con la guardia cordial de Enrique Gil de la Vega y José Luis Rojas, eclécticos en el amor al fútbol y la música, le ofrece ijara corresponder a la suya mañantera cuando en el estadio vacío "ensayaban"^ también los "divos" del balón sus combinaciones próximas ante el Valencia y el Viena. Se cambiaron los "traslois" en el Bernabeu. Celibidache hizo un sólo d e tacón capaz de que el profesional sienta envidia. Ahora Di Stéfano le observa. Me guiíia con gesto admirado. Cuando toma la b a t u t a - e n sus manos, con «onrisa de niño tímido, cogido en plena travesura ilusionada. traza, en alto la mano derecha, un ademán con la izquierda, clara indicación de pianísinio, en período sostenido y "dolce"... Pero, ¿qué es esto? La Orque'Sta Nacional ha comenzado a tocar. A cada compás se incorporan nuevos elemen'.os. Pronto las ñolas del "Himno" alcanzan pletiilud. "¡Hala, Madrid!" Mit^a, sorprendido, el "maestro''. "¡Hala, Madrid!" Sí; no hay duda. El ritmo binario se contagia en la varita mágica. Los ¡bravos! de rúbrica corren e?ta vez a. cargo de los profesores... Cuando salimos del salón de ensayos en «1 Real —que el critico musical no puede abandonar su presa deportiva, beneficiario, por una vez y sin que sirva de precC'dente» d'el intercambio acordado con "Gilera"— Di Stéfano descubre sus impresiones: —¡Qué fenómeno! ¡Les marca todas las notas! Yo creí que el máeS'tro actuaba algo así como un entrenador. ¡Pero aquí lo detalla l o d o . . . ! Y la deformación profesional dicta la inmediata pregunta: — ¿Vá "al" Bart^elona?... Bueno, ¿a Barcelona? Me gustaría oírlo. El interrogatorio puede llevarse con él a buen ritmo. —^Tantas veces le han llamado mis colega» en la crítica deportiva director de orquesta, que no me ha impresionado la ratificación del maestro Celibidache. —No bromee. Lo que pasa e>5 que en LA ORQUESTA V LOS "MAESTROS".—^Vlollnes, violas, vio'onoelios, contrabajos, flautas, trombones, t r o m p a s , clarinet e s : la Orquesta Nacional en pleno celebra la visita del m a e s t r o DI Stéfano en la alternativa que Celibidache le bcíncfa. Blanco y Negro (Madrid) - 28/03/1959, Página 51 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puest como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo d productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.