TRANSGENESIS Y CLONACION EN REPRODUCCIÓN PORCINA ANGELA MILENA CORTES TORO UNIVERSIDAD DE CIENCIAS APLICADAS Y AMBIENTALES U.D.C.A FACUTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS VICE-RECTORIA DE INVESTIGACIONES CARRERA DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA BOGOTÁ 2008 TRANSGENESIS Y CLONACION EN REPRODUCCIÓN PORCINA ANGELA MILENA CORTES TORO Trabajo de grado Requerido para optar al titulo de Médicos Veterinarios Zootecnistas Director: Doctor David Pineda. MV. Patólogo Genital. Docente de reproducción U.D.C.A. UNIVERSIDAD DE CIENCIAS APLICADAS Y AMBIENTALES U.D.C.A FACUTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS VICE-RECTORIA DE INVESTIGACIONES CARRERA DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA BOGOTÁ 2008 2 Nota de aceptación _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ ______________________________ Firma del director _____________________________ Firma del codirector _____________________________ Firma del jurado _____________________________ Firma del jurado Bogotá, mayo 2008 3 CONTENIDO pág. INTRODUCCION 8 1. OBJETIVOS 10 1.1 OBJETIVO GENERAL 10 1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 10 2. MARCO TEORICO 11 2.1 FISIOLOGÍA DE LA FECUNDACIÓN PORCINA 11 2.1.1 El ovocito 11 2.1.2 El espermatozoide 17 2.1.3 El oviducto 20 2.1.4 Desarrollo embrionario preimplantacional 22 2.2 PRODUCCIÓN IN VITRO DE EMBRIONES PORCINOS 25 2.2.1 Fecundación in Vitro 25 2.2.2 Maduración in vitro 30 2.2.3 Cultivo de Embriones 33 2.3 TRANSGENESIS Y CLONACION 39 2.3.1 Transgénesis en animales 39 2.3.2 Clonación 55 3. METODOLOGIA 76 4. IMPACTO ESPERADO 77 5. CONCLUSIONES 78 BIBLIOGRAFIA 80 4 LISTA DE TABLAS pág. Tabla 1. Animales transgénicos 40 Tabla 2. Mamíferos transgénicos. 41 Tabla 3. Producción de mamíferos transgénicos en diferentes especies. 52 Tabla 4. Trasplantes de órganos de animales a humanos. 53 Tabla 5. Principales Tipos de Celulares Utilizados en las Técnicas de Clonación 58 Tabla 6. Factores que Afectan las Tasas de Gestación en La Partición de Embriones 61 Tabla 7. Cronología de la clonación mediante transferencia Nuclear y Separación de blastómeros 63 Tabla 8. Principales ventajas de la partición o división de Embriones 68 Tabla 9. Comparación entre la clonación por separación de Blastómeros y la transferencia nuclear 69 5 RESUMEN Esta monografía se basa en la recopilación de información de biotecnologías en la reproducción animal como es la transgénesis y la clonación en porcicultura para el mejoramiento genético de esta especie. Desde el principio de los tiempos, el hombre ha intentado modificar las características de los animales domésticos intentando incrementar tecnologías que mejoren condiciones de los animales de compañía, de producción, de trabajo, mediante la selección de los más aptos y el cruzamiento de ejemplares que presentan mejores características: mayor producción de carne y leche o más fuerza y resistencia tanto a enfermedades, medio ambiente y consanguinidad. El enorme avance de la investigación biotecnológica en los últimos años ha favorecido el desarrollo de técnicas que permiten introducir, eliminar o modificar de forma específica un gen, o determinados tipos genes, en el genoma de un organismo para producir seres vivos (animales, plantas y microorganismos) con nuevas y mejores características. Este tipo de técnicas se denominas ingeniería genética y los seres vivos que así se obtienen son los llamados organismos modificados genéticamente. La ingeniería genética incluye un conjunto de métodos que permiten aislar y fraccionar el DNA, y ensamblar los fragmentos obtenidos con otras moléculas de DNA. Por tal motivo, la clonación como la transgénesis representan una de las tecnologías de gran interés mundial en la actualidad, debido a su aplicabilidad tanto en los animales como en los seres humanos. El sector porcino caracterizado por un alto nivel tecnológico de alta competitividad en el mercado ha impulsado un gran proceso de modernización del sector, optimizando todos los recursos y factores que intervienen en la producción porcina. Estas importantes transformaciones en los sistemas de producción intensiva, hacen a la industria porcina sea muy receptiva al uso de las nuevas tecnologías de la reproducción, de modo que se puedan reducir costos y se incremente la eficacia en la producción. En un futuro se podría llegar a diseñar genéticamente, gracias a la tecnología transgénica, las características productivas del animal, de modo que se contara con cerdos con un crecimiento más rápido, menor cantidad de grasa en la canal, mejores índices de conversión o mayor resistencia a enfermedades. 6 Por lo tanto, el interés que despierta la tecnología de la reproducción, tanto en el área de la medicina como en la industria porcina, aumenta el afán por el desarrollo de nuevos adelantos así como la puesta en marcha de las existentes. Uno de los avances tecnológicos que más rápidamente se han desarrollado en esta década ha sido la producción in vitro (PIV) de embriones porcinos. El objetivo del trabajo se basa en revisar literatura en las diferentes biotecnologías de la reproducción animal haciendo un enfoque en la clonación y transgénesis en el área de porcicultura. 7 INTRODUCCION En los últimos años, la biotecnología de la reproducción en los animales domésticos ha experimentado un gran crecimiento, aportando nuevas técnicas que han repercutido en el desarrollo de innovadoras vías de investigación en el campo de la medicina humana, así como de la industria animal. La biotecnología de la reproducción incluye un conjunto muy diverso de técnicas, entre las que se encuentran: inseminación artificial (IA), transferencia de embriones, crioconservación de gametos y embriones, citometría de flujo para el sexaje de espermatozoides, producción in vitro de embriones (PIV), transferencia nuclear y microinyección de construcciones de ADN (Transgénesis y Clonación). Algunas de estas tecnologías, como es el caso de la IA, están ampliamente implantadas en porcino; sin embargo, el desarrollo de nuevas tecnologías de la reproducción en porcinos está todavía retrasado respecto al bovino, a pesar del tremendo progreso que ha experimentado en estos últimos años (Niemann y Rath, 2001). Debido a las semejanzas fisiológicas que comparte con los humanos, el cerdo se considera la especie de elección como potencial donante xenógrafo y como productor de proteínas de interés farmacéutico secretadas por la leche de animales transgénicos, obtenidos mediante microinyección de ADN en el pronúcleo del zigoto. Además, recientemente se ha conseguido clonar con éxito cerdos producidos por transferencia del núcleo de células somáticas de animales adultos al citoplasma de ovocitos maduros (Polejaeva et al., 2000). Debido a que las técnicas de producción de cerdos clonados y transgénicos requieren ovocitos maduros y zigotos, respectivamente, existe un creciente interés en la producción de ovocitos maduros y embriones porcinos a gran escala, mediante técnicas de maduración y fecundación in vitro (MIV/FIV), con el fin de ser empleados en el campo de la investigación básica y biomédica. Por ende, desde sus primeros inicios el hombre ha seleccionado plantas y domesticado animales mediante el cruzamiento selectivo de individuos con el fin de transferir los caracteres deseados. La principal limitante de este proceso radica en la incompatibilidad sexual observada cuando los organismos son muy divergentes genéticamente, lo que impide esta transferencia entre especies. La ingeniería genética permite romper esta barrera posibilitando la incorporación de genes desde otras especies que de otra forma sería imposible con los métodos de mejoramiento tradicional. De esta forma los organismos genéticamente modificados o más comúnmente denominados transgénicos son organismos vivos 8 (plantas, animales o bacterias) manipulados genéticamente mediante la inserción de un gen que habitualmente no formaba parte de su repertorio genético. La finalidad de esto es proporcionar a la planta o animal nuevas características productivas y hacerlos más eficientes y competitivos (Clark, 2002). A pesar de que actualmente es de baja eficiencia, muestra que constituye una alternativa en la solución de los problemas reproductivos. En la medida en que se tenga mayor comprensión de sus deficiencias, en un futuro muy cercano permitirá seleccionar y reproducir animales de interés económico y ecológico a gran escala. Actualmente se requieren grandes cantidades de material biológico de alta calidad para obtener resultados positivos lo que incrementa el costo de la técnica (Singla y col 1997) Por otra parte, el sector porcino, caracterizado por un alto nivel tecnológico, supone un porcentaje muy importante de la actividad agraria europea. Este mercado tan competitivo ha impulsado un gran proceso de modernización del sector, optimizando todos los recursos y factores que intervienen en la producción porcina. Estas importantes transformaciones en los sistemas de producción intensiva, hacen a la industria porcina muy receptiva al uso de las nuevas tecnologías de la reproducción, de modo que se puedan reducir costos y se incremente la eficacia en la producción. En un futuro se podría llegar a diseñar genéticamente, gracias a la tecnología transgénica, las características productivas del animal, de modo que se contara con cerdos con un crecimiento más rápido, menor cantidad de grasa en la canal, mejores índices de conversión o mayor resistencia a enfermedades. Por lo tanto, el interés que despierta la tecnología de la reproducción, tanto en el área de la medicina como en la industria porcina, aumenta el afán por el desarrollo de nuevas tecnologías así como la puesta en marcha de las existentes. Uno de los avances tecnológicos que más rápidamente se han desarrollado en esta década ha sido la producción in vitro (PIV) de embriones porcinos, la transgénesis y la clonación. Se han puesto a punto los procedimientos necesarios para la producción a gran escala de embriones: obtención de ovocitos recogidos de matadero, maduración (MIV) y fecundación (FIV) en el laboratorio. Además, del desarrollo de la ingeniería genética en la utilización de diferentes especies además de los cerdos en pro del desarrollo de alternativas terapéuticas para el ser humano utilizando como mediadores a los animales a través de la transgénesis y la clonación. 9 1. OBJETIVOS 1.1 OBJETIVO GENERAL Realizar una revisión de literatura actualizada sobre la importancia de la clonación, transgenesis y desarrollo embrionario in Vitro en la reproducción porcina. 1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS Determinar los factores que afectan la calidad de los ovocitos y su importancia en la producción in Vitro de embriones porcinos para así establecer los procesos de fecundación in Vitro, así como determinar los factores y efectos de este mismo en la viabilidad del ovocito y del espermatozoide. Identificar las técnicas de clonación de embriones utilizadas en porcicultura para reproducir animales genéticamente idénticos. Conocer las ventajas y desventajas de las técnicas de clonación, para determinar la viabilidad del donador y determinar con esto su valor genético, además de, determinar la importancia de los xenotrasplantes como alternativa en la producción de órganos para transplantes en humanos. Reconocer la importancia de los animales transgénicos en salud publica como en reproducción porcina y su aporte a la generación de modelos para el estudio de enfermedades que afectan a los humanos. 10 2. MARCO TEORICO 2.1 FISIOLOGÍA DE LA FECUNDACIÓN PORCINA El diseño de un sistema de producción con uso de biotecnologías en áreas de producción in vitro de embriones, transgénesis y clonación precisa de un conocimiento previo de los sucesos que acontecen en el proceso de fecundación in vivo y de las condiciones ambientales a las que van a estar sometidos los gametos masculino y femenino dentro del aparato reproductor de la hembra en las diferentes fases de dicho proceso. Como apuntó Yanagimachi (1988): “la madre naturaleza ha hecho su trabajo durante millones de años, mientras que nosotros hemos comenzado a imitarla hace muy poco; por lo tanto, hay muchas cosas que aún debemos aprender de ella”. 2.1.1 El ovocito Ovogénesis. Durante el desarrollo fetal, las células germinales primordiales del ovario van a sufrir un proceso de diferenciación. Primero se transforman en ovogonias por sucesivas divisiones mitóticas, las cuales dan lugar a los ovocitos primarios al iniciarse la primera división meiótica. La meiosis es un tipo de división celular exclusiva de las células germinales (ovogonias y espermatogonias) y su objetivo es doble: la reducción a un número haploide de cromosomas y la recombinación de la información genética (Polanski y Kubiak, 1999). Antes de sufrir la meiosis, las células germinales replican su ADN y contienen en ese momento 4 copias de ADN y un número 2n de cromosomas, como cualquier célula diploide; mientras que entre las dos divisiones meióticas la replicación de ADN queda suprimido, lo que asegura que los gametos resultantes sean haploides. La meiosis consiste en dos divisiones: en la primera, las dos células hijas pasan a tener 1n cromosomas y 2 copias de ADN; y en la segunda, las 2 células resultantes contienen 1n cromosomas y 1copia de ADN. Así, con la meiosis se obtienen 4 células hijas haploides y genéticamente diferentes, en el caso del macho; mientras que en la hembra sólo da lugar a una célula, pues las dos divisiones meióticas son asimétricas, y en cada una se forman una célula grande y otra pequeña abortiva (corpúsculo polar). De este modo, se minimiza la pérdida de productos almacenados en el ovocito, necesarios para el posterior desarrollo embrionario temprano. En las hembras, toda la población de ovocitos entra en meiosis sincrónicamente en la vida fetal. La primera división meiótica progresa hasta que el ovocito alcanza el estadio de diploide difuso de la profase I (estado dictiato), donde se produce la 11 primera detención de la meiosis, justo antes o poco después del nacimiento. A partir de este momento, el ovocito comienza a ser rodeado por células pregranulosas, las cuales forman una membrana basal alrededor de ellas, quedando formado el compartimento folicular. La primera parada de la meiosis se mantiene hasta momentos antes de la ovulación o de la atresia folicular (Tsafriri et al., 1983), y es importante para asegurar que el ovocito disponga de tiempo suficiente para crecer antes de la fecundación, de modo que sea capaz de mantener el proceso de la embriogénesis. Esta interrupción se mantiene mediante un sistema de control múltiple en el que están implicados el adenosil monofosfato cíclico (AMPc) (Schultz, 1991; Mattioli, 1994; Dekel, 1999), la hipoxantina (Stromstedt y Byskov, 1999; Dekel, 1999) y el factor inhibidor de la maduración del ovocito (Dekel, 1999), entre otros factores (Thibault et al., 1987), y cuya finalidad es mantener inactivo al factor promotor de la maduración (MPF). Se ha comprobado que el MPF es un regulador universal (desde las levaduras hasta el hombre) de la transición de la fase G2 a metafase tanto en la mitosis como en la meiosis, por lo que se ha propuesto llamarle factor promotor de la metafase, manteniendo las mismas siglas. El MPF (Dekel, 1996) está constituido por una proteinkinasa (p34cdc2) y una ciclina. Aunque no está muy claro el mecanismo por el que el AMPc regula la detención meiótica, parece ser que su acción en el ovocito viene mediada por la proteinkinasa A que, a través de una cascada de reacciones bioquímicas no conocidas, previene la defosforilación de la proteinkinasa p34cdc2, manteniendo al MPF en un estado inactivo (Dekel, 1999) En este estadio, los ovocitos se caracterizan por tener un núcleo prominente, denominado vesícula germinal (VG) (Franchi et al., 1962), y por estar rodeados por una capa de células epiteliales (foliculares), lisas no proliferativas, conocidas como células pregranulosas, que ejercen un efecto inhibidor sobre la meiosis y el crecimiento folicular. En el momento del nacimiento, la mayoría de los ovocitos han alcanzado este estadio y se encuentran formando los folículos primordiales, siendo la única fuente de gametos femeninos en el animal sexualmente maduro. Crecimiento del folículo y del ovocito. El ovocito y el folículo sufren un periodo de crecimiento, que se caracteriza por ser una fase de intensa síntesis proteica y de almacenamiento de macromoléculas (Moor el al., 1990). El folículo primordial se transforma en folículo primario, donde el ovocito está rodeado por una capa unilaminar de células granulosas cuboides, derivadas de las pregranulosas. En el folículo primario se produce un aumento del volumen del ovocito, sin división celular del mismo, y una hiperplasia e hipertrofia de las células de la granulosa, dando lugar al folículo secundario (un folículo preantral multilaminar). En el ratón se ha identificado un factor de diferenciación del crecimiento, conocido como GDF9, necesario en el inicio del crecimiento folicular al estimular la multiplicación de las células de la granulosa, y que solamente se expresa en el ovocito (Stromstedt 12 y Byskov, 1999; Dong et al., 1996). El crecimiento folicular va acompañado de la formación de una capa de células de la teca vascularizada alrededor de la membrana basal. Al alcanzar las células de la granulosa un número elevado, y en respuesta a la FSH, se forma la cavidad antral repleta de fluido folicular (Canipari, 1994). Tras la formación del antro, las células de la granulosa se diferencian en dos subpoblaciones: por una parte, las células de la granulosa que revisten la pared del folículo y forman un epitelio estratificado en contacto con la lámina basal; y por otra, las células del cumulus oophorus que forman varias capas de células cilíndricas alrededor del ovocito (Canipari, 1994). Cuando el folículo ha formado la cavidad antral, pasa a llamarse folículo terciario, antral o de Graaf, y alcanza un diámetro aproximado de 2,2 mm (Motlik et al., 1984). El crecimiento del ovocito va unido a un aumento en el número de orgánulos citoplasmáticas, como mitocondrias, aparato de Golgi y ribosomas, y a la formación de los gránulos corticales a partir del complejo de Golgi (Stromstedt y Byskov, 1999). Toda esta maquinaria celular, indicativa de una elevada actividad metabólica, permite la síntesis y almacenamiento de ARN, proteínas y enzimas y, en las últimas etapas del crecimiento, el desarrollo de la red de microtúbulos y filamentos. También durante la fase de crecimiento se forma la zona pelúcida (ZP), una cubierta extracelular glicoproteica que rodea a los ovocitos mamíferos. La capa de células del cúmulus más próxima a la ZP se conoce con el nombre de corona radiata. En esta etapa de crecimiento se van a establecer unas comunicaciones entre el ovocito y las células del cúmulus, mediante unos procesos citoplasmáticos de las células de la corona radiata que cruzan la ZP y conectan con el oolema, conocidos como uniones tipo gap (Gilula et al., 1978). Las células de la granulosa también se interconectan mediante uniones tipo gap (Albertini y Anderson, 1974). Este entramado de uniones intercelulares posibilita el intercambio de moléculas entre el ovocito, las células de la granulosa y la circulación sanguínea, con una finalidad nutritiva y reguladora, constituyendo el proceso de “cooperación metabólica” (Canipari, 1994). Las células somáticas proporcionan nucleósidos, aminoácidos y fosfolípidos, además de mantener un balance iónico y una estabilidad en el ARNm en los ovocitos (Hunter, 2000). Esta cooperación es bidireccional, de modo que los ovocitos porcinos secretan un factor de expansión del cúmulus (Nagyova et al., 1997), además de un(os) factor(es) soluble(s) que regula(n) la esteroidogénesis de las células del cúmulus (Coskun et al., 1995), suprime(n) la luteinización y promueve(n) la proliferación de células de la granulosa en cultivo (Brankin et al., 1999). No se han identificado estos factores solubles, aunque entre los candidatos estarían varios factores de crecimiento, incluido el GDF-9. 13 Los folículos dominantes serán seleccionados de entre los folículos antrales para continuar su crecimiento (Stromstedt y Byskov, 1999). La selección de los folículos que producirán ovocitos maduros listos para ovular en cada ciclo estral está determinada por la expresión de receptores para la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH) en sus células de la granulosa (Espey, 1999). Por ejemplo, en los folículos antrales pequeños, cuyas células de la granulosa no poseen receptores para la LH, la reanudación de la meiosis inducida por esta gonadotropina no se podrá producir; por lo tanto, los folículos seleccionados deberán disponer de estos receptores. Los receptores para la FSH, sólo presentes en la hembra en las células de la granulosa, aumentan de número en la fase de crecimiento (Stromstedt y Byskov, 1999). Al actuar sobre las células de la granulosa, la FSH va a desencadenar la expresión de una batería de genes que codifican factores de crecimiento, enzimas y proteínas involucradas en la esteroidogénesis y péptidos que regulan la liberación de gonadotropinas; los cuales se van a sintetizar y acumular en el fluido folicular (Stromstedt y Byskov, 1999). Además las células de la teca, estimuladas por la LH, van a sintetizar andrógenos que, posteriormente, serán transformados en estradiol por las células de la granulosa (Stromstedt y Byskov, 1999). Los folículos dominantes tienen un mayor número de receptores para la FSH y son más sensibles a ella que el resto de folículos antrales, por lo que van producir grandes cantidades de estradiol e inhibina. El estradiol y la inhibina van a regular negativamente la secreción de FSH y, al disminuir su concentración, los folículos menos sensibles a la FSH degeneran, sufriendo el proceso de atresia (Stromstedt y Byskov, 1999). Justo después del pico preovulatorio de LH, los folículos seleccionados comienzan una rápida expansión como resultado de la acumulación de fluido folicular en el antro. Las altas concentraciones de gonadotropinas en el fluido folicular cambian el patrón de síntesis de esteroides de las células de la granulosa y la teca (Espey, 1999), y preparan al ovocito para la reanudación de la meiosis y la maduración. Maduración del ovocito. La maduración del ovocito, dividida en maduración nuclear y citoplasmática, hace referencia a todos los cambios nucleares, citoplasmáticos y de membrana que sufre el ovocito, con el fin de prepararse para ser fecundado con éxito y desarrollarse posteriormente. El estímulo que desencadena el inicio de la maduración del ovocito es el aumento preovulatorio en los niveles de gonadotropinas, en especial de LH. Además de la reanudación de la meiosis, el pico de la LH desencadena otras transformaciones dentro del folículo, como alteraciones en la esteroidogénesis folicular y cambios en el complejo cúmulus-ovocito (COCs) (Moor et al., 1990; Motlik et al., 1986). La respuesta inmediata de las células de la granulosa a la interacción con la LH es la activación de la adenilato ciclasa y la generación de AMPc. 14 Por tanto, la reanudación de la meiosis viene precedida por un aumento en el AMPc; lo que parece estar en contradicción con su actuación en el manteniendo del bloqueo meiótico en el ovocito. La explicación es que el AMPc desempeña un papel doble en la regulación de la meiosis. Los niveles basales de AMPc producidos por las células somáticas en los folículos antrales pequeños son transferidos de manera continua al ovocito, a través de las uniones tipo gap, para mantenerlo en la parada meiótica, pues el ovocito no es capaz de producir AMPc a los niveles necesarios. Sin embargo, a partir de la formación de receptores para la LH en las células del cúmulus y granulosa del grupo de folículos dominantes, éstos pueden responder al pico preovulatorio de la LH produciendo grandes cantidades de AMPc. Las elevadas concentraciones de AMPc en los folículos dominantes median en la acción de la LH sobre la conexina 43, una proteína que forma parte de las uniones tipo gap ováricas. Mediante reacciones de fosforilación/ defosforilación, se producen cambios en la conformación de la conexina 43 que inducen una inmediata reducción de las comunicaciones intercelulares en dichos folículos y, por tanto, en la cooperación metabólica entre sus células (Gilula et al., 1978; Séller y Schultz, 1980). Este fenómeno, conocido como expansión o mucificación del cúmulus (Eppig, 1979), se produce 16 horas después del pico de gonadotropinas. Bajo esas condiciones, el flujo de AMPc desde las células del cúmulus hacia el ovocito desciende por debajo del umbral requerido para inhibir la activación del factor promotor de la maduración (o de la metafase) (MPF) y el ovocito reanuda la meiosis (Dekel, 1999). Esto explica porqué se produce una reanudación espontánea de la meiosis al extraer los ovocitos de los folículos y cultivarlos in vitro, incluso en ausencia de hormonas, como consecuencia del rápido deterioro de la integridad morfológica de las células foliculares (Moor y Crosby, 1987) que conlleva una disminución en el flujo de AMPc hacia el ovocito (Motlik et al., 1986). La maduración nuclear comienza tras la reanudación de la meiosis. El paso de VG a metafase II (MII) conlleva: la disolución de la membrana nuclear conocida como “rotura de la vesícula germinal”, la formación del huso meiótico y la condensación de la cromatina en cromosomas homólogos que se alinean en el huso, alcanzando entonces el estadio de metafase I; para continuar con la segregación de los dos grupos de cromosomas homólogos, dando lugar a la extrusión del primer corpúsculo polar (CP) y al paso del ovocito al estadio de MII. La maduración nuclear finaliza cuando el ovocito completa la primera división meiótica con la formación del primer CP, alcanzando el estadio de MII, unas 36-40 horas después del pico de LH (Hunter, 1988), tras lo cual se produce la segunda detención de la meiosis. El MPF en forma activa es necesario para la rotura de la VG, la condensación de la cromatina, y su actividad alcanza un pico en metafase I y II, para decrecer en anafase I y II (KiKuchi et al., 1995), lo que indica que su inactivación también es necesaria para esta progresión. Por otra parte, la reorganización de los 15 microtúbulos y la apropiada orientación del huso durante la MI parece estar mediada por las MAP kinasas (MAPK), cuya actividad también está inhibida de algún modo por el AMPc y aumenta con la reanudación de la meiosis. A diferencia del MPF, la actividad de las MAPK permanece elevada en los estadios de anafase. La maduración citoplasmática, en cambio, es un término más amplio que abarca una serie de acontecimientos no directamente relacionados con la progresión de la meiosis pero que preparan al ovocito para la fecundación y el desarrollo embrionario posteriores (Abeydeera, 2002). En el citoplasma del ovocito se produce una redistribución de las mitocondrias y de los gránulos corticales (GC) (Thibault et al., 1987; Cran, 1985). Tras la rotura de la VG, las mitocondrias migran para situarse en una posición perinuclear durante la maduración (Thibault et al., 1987; Cran, 1985), siendo este movimiento mitocondrial necesario para la progresión de la maduración (Moor et al., 1990). Los GC son un tipo especial de lisosomas primarios, formados a partir del complejo de Golgi y del retículo endoplásmico, compuestos por glicoproteínas y enzimas hidrolíticas. Los GC migran hacia la periferia del ovocito, aumentan de número al final del periodo de maduración (Cran, 1985) y se sitúan debajo de la membrana plasmática formando una monocapa (Crang y Cheng, 1986); circunstancia que será fundamental para el bloqueo de la poliespermia. Además, la maduración citoplasmática implica una reprogramación de la síntesis proteica. Parte del ARNm que había sido almacenado durante la fase de crecimiento comienza a transcribirse, sintetizándose nuevas proteínas que serán esenciales en la progresión de la meiosis, la regulación de la penetración espermática y la descondensación de la cabeza del espermatozoide (Moor et al., 1990). Entre estas proteínas, el factor de crecimiento del pronúcleo masculino, que será esencial para la formación del pronúcleo masculino tras la penetración del espermatozoide. Ovulación. El pico preovulatorio de LH, inducido por el estradiol producido por los folículos preovulatorios, desencadena finalmente la ovulación (Stromstedt y Byskov, 1999). La LH también estimula la luteinización de las células de la pared de los folículos ovulados, es decir su transformación de productoras de estrógenos a productoras de progesterona, que será la principal hormona esteroidea producida por el cuerpo lúteo tras la ovulación (Geisert, 1999). En la especie porcina, la ovulación suele tener lugar 30-40 horas después del inicio del estro, tomando el pico preovulatorio de LH como día 0 del ciclo estral, y dura de 1 a 3 horas (Geisert, 1999). Sin embargo, según otros autores (Du Mesnil Du Buisson, et al., 1970) el comienzo de la ovulación es posterior (38-42 h), debido a que tanto el inicio como la duración de la ovulación pueden variar 16 ampliamente (Flowers y Esbenshade, 1993). Los folículos preovulatorios tienen un tamaño de 7 a 11 mm de diámetro y, momentos antes de la ovulación, sus tensas paredes se vuelven pendulantes y flácidas como consecuencia de una disminución de la presión intrafolicular y los complejos cúmulus-ovocito (COCs) se desligan de la pared folicular (Hunter, 1967; Hunter, 1988). El número de ovocitos liberados durante la ovulación es variable, oscilando entre 10 y 24 (Geisert, 1999); y se encuentran en estadio de MII con el primer CP separado y rodeados por las células del cúmulus y por líquido folicular viscoso. 2.1.2 El espermatozoide. En los mamíferos, el espermatozoide es la única célula diseñada para abandonar el organismo y así poder completar su función biológica de unión al ovocito maduro durante la fecundación, formando el zigoto. Muchos de sus rasgos físicos y bioquímicos han evolucionado de modo que se asegure el paso a través del tracto reproductivo masculino y femenino, la protección del ADN de la cabeza espermática durante este tránsito, la penetración de las envolturas del ovocito, y la fusión con la membrana plasmática del ovocito. Las especiales características presentes en el espermatozoide incluyen: un genoma haploide, un contenido de ADN nuclear altamente condensado y transcripcionalmente inactivo, proteínas nucleares específicas (protaminas en sustitución de las histonas) relacionadas con la compactación de este material genético, un compartimento acrosomal con enzimas hidrolíticas localizado en la parte anterior de la cabeza espermática y de vital importancia en la fecundación, un axonema equipado para proporcionar movilidad con características estructurales no vistas en los flagelos de otras células eucariotas o procariotas, y una membrana plasmática que presenta una polaridad extrema en la distribución de sus proteínas y lípidos (Millette, 1999). De este modo, el espermatozoide queda estructurado en cabeza y cola. La cabeza, que en el caso del cerdo es de forma oval, contiene el acrosoma y el núcleo; mientras que la cola, dividida en cuello, pieza intermedia y pieza principal, contiene el axonema y una funda de mitocondrias localizada en la porción intermedia rodeando al axonema (Robl y Fissore, 1999). Espermatogénesis. La espermatogénesis es el proceso de transformación gradual desde célula germinal hasta espermatozoide y consta de tres fases: proliferación, división reductora (o meiosis) y diferenciación (o espermiógenesis). La espermatogénesis tiene lugar en los túbulos seminíferos de los testículos, cuyo epitelio consta de dos tipos de células: las células germinales y las células somáticas o de Sertoli (Hess, 1999). A diferencia de los ovocitos, los espermatozoides son producidos a partir de la pubertad y durante el resto de la vida, en la mayoría de los machos (Robl y Fissore, 1999). 17 En la fase de proliferación, las células germinales masculinas se transforman en espermatogonias por sucesivas divisiones mitóticas. En la fase de meiosis, las espermatogonias sufren dos divisiones meióticas que, como se explicó en el apartado son simétricas y dan lugar a 4 células hijas haploides y genéticamente diferentes, dos de ellas portadoras del cromosoma sexual X y las otras dos del Y, llamadas espermátidas. Finalmente, las espermátidas sufren una fase prolongada de diferenciación, conocida como espermiogénesis, en la que experimentan un conjunto de modificaciones que les llevan a convertirse en una célula altamente especializada, el espermatozoide. Durante esta metamorfosis celular, los principales cambios estructurales que sufre la espermátida son: elongación del núcleo y condensación de la cromatina, formación del acrosoma a partir del aparato de Golgi, formación de una larga cola que contiene el axonema (formado a partir del complejo centriolar) y mitocondrias en su región intermedia, y pérdida del contenido citoplasmático no necesario (Hess, 1999; Oko y Clermont, 1999). Una vez completado el proceso, los espermatozoides son liberados a la luz del túbulo seminífero (Robl y Fissore, 1999). Maduración final del espermatozoide - Epidídimo. Los espermatozoides abandonan el testículo y pasan a través del epidídimo hasta el conducto deferente. Los espermatozoides testiculares, aunque ya transformados en células altamente especializadas, no son todavía capaces de fecundar, sino que aún deben experimentar una maduración final, que va a tener lugar durante su transporte a través del epidídimo. A lo largo de su trayecto por el epidídimo, se producen una serie de transformaciones en el espermatozoide que le otorgan la capacidad de interaccionar con los gametos femeninos y fecundarlos (Yanagimachi: 1988, 1994). Este proceso se conoce como “maduración epididimaria”. Uno de los principales cambios que experimenta el espermatozoide es el desarrollo de la capacidad de movimiento progresivo; ya que al abandonar el testículo, los espermatozoides presentan una movilidad nula o muy débil, debido, en parte, a una falta de maduración de su membrana plasmática (Yanagimachi, 1994). Durante la maduración epididimaria, los lípidos de la membrana de los espermatozoides sufren diferentes alteraciones físicas y químicas (Wolf et al., 1988), y se producen cambios en el patrón de distribución de las proteínas intramembranosas (glicoproteínas) (Suzuki, 1990). Asimismo, se altera la distribución de los antígenos de la membrana acrosomal externa (Phillips et al., 1991), que podría preparar al espermatozoide para la posterior fusión entre la membrana acrosomal externa y la plasmática que tendrá lugar durante la reacción acrosómica. (Yanagimachi, 1994). 18 El epidídimo presenta una elevado nivel de síntesis de colesterol, que es transferido a la membrana espermática (Suzuki, 1990); por lo que se ha sugerido que el colesterol sea una de las moléculas claves en la alteración de las características de la mebrana plasmática de los espermatozoides durante su maduración (Parks y Hammerstedt, 1985). La estabilización de la membrana por el colesterol puede ser beneficiosa para el transporte de los espermatozoides a través de los diferentes, y a menudo hostiles, microambientes dentro del tracto femenino antes de alcanzar al ovocito (Yanagimachi, 1994). Algunos espermatozoides alcanzan su capacidad fecundante mucho antes (o en una región más proximal del epidídimo) que otros; aunque es en la cola del epidídimo, el principal reservorio de espermatozoides, donde la gran mayoría de ellos adquiere su completa capacidad fecundante (Yanagimachi, 1994). En el cerdo, el transporte de los espermatozoides por el epidídimo dura 10 días, pudiendo permanecer de 4 a 7 días almacenados en la cola del epidídimo antes de ser eyaculados (Geisert, 1999). - Eyaculación. Durante la eyaculación, los espermatozoides entran en contacto con las secreciones de las glándulas accesorias del aparato genital masculino, que constituyen el plasma seminal. El semen eliminado por la uretra consiste, por tanto, en una suspensión de espermatozoides en plasma seminal. En este proceso, los espermatozoides entran en contacto con unos factores decapacitantes presentes en el plasma seminal. Estos factores, conocidos como factores de decapacitación o estabilizadores del acrosoma, se presentan en el espermatozoide en forma de glicoproteínas de superficie. Los factores estabilizadores del acrosoma evitan la capacitación prematura de los espermatozoides, de modo que éstos no adquieran la capacidad fecundante final mientras migran por el tracto genital femenino, antes de haber llegado al lugar donde se llevará a cabo la fecundación (Töpfer-Petersen et al., 1995). La eyaculación del verraco se produce en tres fases o fracciones: una fracción preespermática, clara y constituida por plasma seminal libre o pobre en espermatozoides; seguida por una fracción rica o espermática, de apariencia cremosa debido a su elevada concentración espermática; y una fracción pobre o postespermática, de color blanquecino o transparente, compuesta por plasma seminal y una baja concentración de espermatozoides. Durante la eyaculación, sobretodo al final, se secretan unos corpúsculos gelatinosos o “tapioca” procedentes de las glándulas de Cowper, que van a formar un tapón para sellar el cérvix de la hembra, evitando en la monta natural el reflujo del voluminoso eyaculado del verraco (200-300 ml, aproximadamente) (Geisert, 1999). 19 2.1.3 El oviducto. El oviducto de los mamíferos proporciona el microambiente necesario para la captura, transporte y maduración de los ovocitos ovulados; el transporte, almacenamiento y capacitación de los espermatozoides; la fecundación y finalmente, las primeras divisiones del embrión (Hunter, 1988). Este microambiente apropiado se debe tanto a las características especiales de la superficie celular del oviducto como al fluido oviductal. Anatomía e histología del oviducto. El oviducto se divide anatómicamente en tres segmentos principales: el infundíbulo, la ampolla y el istmo. El infundíbulo termina en unas fimbrias que conectan con el ovario para facilitar la captura del ovocito en el momento de la ovulación y está abierto hacia la cavidad peritoneal por el ostium tubárico. El istmo conecta con el útero a través de la unión útero tubárica (UUT) (Beck y Boots, 1974). La arquitectura histológica del oviducto es muy sencilla, con una mucosa no glandular (endosálpinx), cubierta por un epitelio pseudoestratificado de revestimiento compuesto por células ciliadas y no ciliadas (o secretoras); dos capas de músculo liso, una externa longitudinal y una interna circular (miosálpinx); y una cubierta serosa (mesosálpinx) que se continúa con la serosa peritoneal (Rodríguez-Martínez et al., 1985). El espesor de las capas mucosa y muscular no es homogéneo a lo largo del oviducto. Mientras que el grosor de la capa muscular interna disminuye hacia la zona del ostium, los pliegues longitudinales de la capa mucosa adquieren mayor complejidad, formando incluso pliegues secundarios y terciarios. También varía la proporción de células ciliadas y secretoras a lo largo del oviducto, siendo en las fimbrias y el infundíbulo más abundantes las células ciliadas, y disminuyendo a la vez que se incrementan las células secretoras hacia el istmo (Hafez, 1972; Leese, 1983). Esta especial distribución determina la presencia de compartimentos en la superficie del oviducto con características específicas, que proporcionan el ambiente ideal para soportar los procesos reproductivos que van a tener lugar (Boatman, 1997). Fluido oviductal. El fluido oviductal (FO) está constituido principalmente por una mezcla compleja de sustancias derivadas del plasma sanguíneo, a través de trasudación selectiva, y de proteínas oviductales específicas (Beier, 1974; Harper, 1988; Leese, 1988). El FO está compuesto por proteínas, enzimas, aminoácidos, compuestos energéticos, hormonas y electrolitos (Romar, 2001). La composición del FO varía en las distintas fases del ciclo ovárico. Estas variaciones están controladas por las hormonas ováricas esteroides (Cox y Leese, 1997). También se observan variaciones en las características fisicoquímicas del FO, tales como el volumen, pH, osmolaridad, etc. Además, la composición y características del FO no son homogéneas en todo el oviducto, sino que varían según la región, constituyendo diferentes microambientes (Biggers y Borland, 1976). 20 Transporte del ovocito. En el momento de la ovulación, el extremo fimbriado del oviducto abraza al ovario, capturando el contenido de los folículos ovulados, es decir, los ovocitos rodeados por un espeso agrupamiento de células del cúmulus (Hunter, 1989) y con una pequeña cantidad de fluido folicular viscoso. Los ovocitos se disponen en la ampolla oviductal, donde se forman agregados entre los COCs, de ahí son transportados hacia el lugar de la fecundación, en la unión ampular ístmica, proceso que dura unos 30-45 minutos (Hunter, 1989). En el transporte de los ovocitos intervienen las ondas de contracción peristáltica del miosálpinx, el continuo batido hacia el útero de los cilios que revisten la ampolla y los movimientos del mesosálpinx (Hunter, 1989). Durante el transporte de los ovocitos, parece que se produce una maduración final del ovocito secundario debido al cambio de microambiente que experimenta al pasar del folículo al oviducto (Hunter, 1989). En el oviducto los ovocitos se denudan, es decir, pierden el revestimiento de células del cúmulus mediante la propia acción mecánica y por la acción enzimática de la hialuronidasa de las cabezas de los espermatozoides (Harper, 1988). Los ovocitos permanecen en el lugar de la fecundación durante 24-48 horas y aquéllos que han sido fecundados pasan al útero en estadio de embriones de 4 células (Harper, 1989), mientras que los no fecundados degeneran en el útero por reblandecimiento y degeneración de la zona pelúcida. Transporte del espermatozoide. El transporte de los espermatozoides a través del tracto genital femenino se divide en tres etapas: 1ª) un rápido transporte transuterino inmediatamente después de la deposición del semen, 2ª) la colonización de un reservorio de espermatozoides en la UUT y en el inicio del istmo (Hunter, 1995), y 3ª) una lenta liberación de espermatozoides desde el reservorio hacia el lugar de la fecundación, en la unión ampular ístmica, en relación con la ovulación (Barrat y Cooke, 1991). De los miles de millones de espermatozoides depositados en la cerda durante la cubrición o IA, sólo de cien a doscientos mil colonizan el reservorio de la UUT en 1-2 horas (Hunter, 1984). En él, los espermatozoides contactan con los cilios por su región apical (Rodríguez-Martínez et al., 1990; Mburu et al., 1997), permaneciendo la mayoría de ellos viables (Mburu et al., 1997). La detención de los espermatozoides en el reservorio se ve favorecida por la presencia de una gran cantidad de secreciones mucosas muy viscosas (Rodríguez-Martínez et al., 1998a), ricas en mucopolisacáridos y glicoproteínas específicas, unido a la reducción de la luz del oviducto en la UUT y el istmo provocada por el edema de la lámina propia (Hunter, 1984). Además, parece que existe una unión selectiva de espermatozoides al epitelio (Mburu et al., 1997), teniendo mayor afinidad aquéllos no capacitados (Fazelli et al., 1999). Mientras los espermatozoides permanecen 21 en el reservorio, se produce una disminución de su metabolismo, y por tanto de su movilidad, debido a las especiales condiciones físico- químicas que se dan en este lugar (Smith, 1998). Las funciones que va a desempeñar el reservorio espermático son las de: prevenir la poliespermia, gracias a la retención de espermatozoides que evita que un número elevado llegue a la zona de fecundación; y modular la capacitación espermática, mediante un mecanismo de retraso (Smith, 1998). Queda por determinar si el retraso de la capacitación es debido a las secreciones intraluminales y/o a la unión de los espermatozoides a la membrana apical de las células epiteliales del istmo (Murray y Smith, 1997). 2.1.4 Desarrollo embrionario preimplantacional Vínculos materno – embrionario. Durante los primeros estadios de la gestación, las interacciones maternas embrionarias en porcino tienen una gran importancia, ya que en esta especie, como en otros ungulados domésticos, el periodo preimplantacional es bastante prolongado. La importancia de esta estrecha relación entre el desarrollo embrionario y el ambiente uterino queda patente en la sincronía necesaria entre el estadio del embrión y del útero en las transferencia de embriones. Periodo pre–eclosion División embrionaria. La fecundación tiene lugar en el oviducto, en la unión ampular ístmica. La primera división se produce de 17 a 19 horas tras la ovulación (Hunter, 1974). Los embriones se mantienen en el estadio de 2 células sólo de 6 a 8 horas; sin embargo el estadio de 4 células se prolonga durante 20-24 horas (Flint, 1981), por lo que la mayoría de los embriones entran en el útero en este estadio (Harper, 1988; Davis, 1985). Según Hunter (1974), los embriones y los ovocitos no fecundados pasan al útero 46- 48 horas tras la ovulación, aunque esta entrada se puede prolongar hasta 3 días después de la ovulación. Tras ese periodo de 2 días en el que los embriones son retenidos en el oviducto, las concentraciones crecientes de progesterona van a causar la dilatación del oviducto y, como resultado, el paso de los embriones hacia el útero (Dziuk, 1985). La retención de los embriones en el oviducto permite que el ambiente uterino sufra una serie de modificaciones, tales como el paso de granulocitos polimorfonucleares a través del epitelio uterino durante el estro (Stroband et al., 1986). El oviducto secreta sustancias que podrían modificar la composición de la ZP (Hedrick et al., 1987), y además afectar a la tasa de división (Fukui et al., 1988) o a la viabilidad embrionaria (Gandolfi y Moor, 1987). Asimismo, el ambiente 22 oviductal también provoca una demora en la digestión enzimática de la ZP de los embriones e influencia su función de barrera selectiva (Broemann et al., 1988). El útero va a ser el compartimento en el que se desarrollarán los embriones porcinos desde el estadio de 4 células hasta el nacimiento (Stroband y Van der Lende, 1990). La pared uterina está constituida por la serosa, el miometrio y el endometrio; y este último está formado por una túnica propia y dos tejidos epiteliales: el epitelio luminal y las glándulas, que reposan sobre la túnica propia (Stroband y Van der Lende, 1990). El útero no es un simple saco en el que los embriones flotan más o menos libres, sino que su pared está plegada de tal modo que los pliegues opuestos se entrelazan y la luz uterina queda reducida a un espacio angosto. Las células epiteliales del útero sufren cambios en su altura a lo largo del ciclo estral (Sidler et al., 1986), al igual que también se ven modificados los pliegues de la pared (Sidler et al., 1986). Por otra parte, es posible que los embriones también cambien su propio microambiente uterino al liberar hacia el útero esteroides, que se encuentran a altas concentraciones en los embriones tempranos, los cuales actuarían sobre la permeabilidad vascular local y la liberación de proteínas endometriales; ya que la síntesis y secreción de proteínas uterinas está modulada por el estrógeno y la progesterona (Simmen et al., 1988). El concepto de que los embriones no están flotando en un ancho lumen uterino, sino que se encuentran en un espacio limitado entre los pliegues de la pared da más credibilidad a las consideraciones sobre el potencial de los embriones jóvenes de cambiar su propio microambiente uterino. El epitelio y endotelio endometrial funcionan como una barrera de intercambio selectivo entre la circulación sanguínea y la luz uterina (McRae, 1988). Además, el fluido uterino de los mamíferos, incluido el cerdo, parece ser que contiene factores estimulantes e inhibidores de la síntesis de ADN embrionaria (Flint, 1981). En un estudio realizado en ovino, en el que se transfirieron asincrónicamente embriones, aquéllos que estaban retrasados en relación con el útero se desarrollaron más rápido, mientras que los que estaban adelantados respecto al estadio uterino lo hicieron más lentamente (Wilmut et al., 1985), lo que indica la importancia del ambiente uterino. Parece ser que el ambiente uterino cambiante va a influir en el desarrollo embrionario y la viabilidad de los embriones. El estadio de mórula de 8-16 células se alcanza alrededor del día 4, tomando el momento de la ovulación como día 0 (Stroband y Van der Lende, 1990). Durante el proceso de división, las organelas citoplasmáticas son escasas y están concentradas alrededor del núcleo, mientras que las inclusiones de vitelo llenan las zonas periféricas del citoplasma. Las mitocondrias, que son globulares durante los primeros estadios de división, se elongan en el estadio de mórula, lo que sugiere un incremento en su actividad metabólica. Los nucleolos se observan a partir de las 8 células y su desarrollo se acompaña de un incremento en el número de ribosomas. Todo ello indica la activación del genoma embrionario, es decir, el 23 punto a partir del cual el genoma embrionario comienza a ser transcripcionalmente activo y pasa a ser el que controla el desarrollo del embrión (Exley y Carol, 1999); y corresponde en el cerdo al inicio de la síntesis de ARN en el estadio de 4 células (Freitag et al., 1988). Antes de esta activación genómica, el desarrollo embrionario está controlado por proteínas y ARN maternos, sintetizados y almacenados en forma inactiva por el ovocito (Exley y Carol, 1999). El bloqueo en el estadio de 4 célula, que supone un obstáculo para el cultivo in vitro, corresponde al momento de la activación del genoma embrionario, y es análogo al que sufren los embriones ovinos en 8-16 células o los bovinos en 8 células. Formación del Blastocisto. A partir del estadio de mórula compactada, los blastómeros internos se diferenciarán en la masa celular interna, que a su vez dará lugar al futuro embrión verdadero; mientras que los blastómeros externos se transformarán en el trofoblasto, que será el origen de parte de los anejos embrionarios y que participará especialmente en la formación de la placenta (Johnson, 1981). Durante el proceso de compactación, los blastómeros exteriores forman una capa de células polarizadas en estrecho contacto (Dulcibella, 1977). Más tarde se forman entre estas células vecinas unos complejos de unión, que incluyen uniones herméticas y desmosomas, y a partir de aquí el trofoblasto queda formado (Borland, 1977; McLaren y Smith, 1977). Las células del trofoblasto tienen permeabilidad selectiva, lo cual va a favorecer el transporte de sodio y agua que contribuirá a la formación del blastocele (Borland, 1977); momento a partir del cual el embrión alcanza el estadio de blastocisto. Los blastómeros internos, sin embargo, se diferenciarán más tarde. En el cerdo las primeras señales de compactación se observan en el día 4, en el estadio de 8 células (Hunter, 1974), la diferenciación entre las células o blastómeros interiores y exteriores comienza a partir de las 12-16 células en adelante y los primeros complejos de unión aparecen en el estadio de mórula compactada alrededor del día 5 (Barends et al., 1989). El estadio de blastocisto se alcanza en el día 5-6 y el número de células en el momento de la formación del blastocele es normalmente de 16-32 (Papaioannou y Ebert, 1988). Durante la formación del blastocele, las células del trofoblasto están bien desarrolladas y polarizadas, contienen un número creciente de mitocondrias y algunas hebras de retículo endoplásmico y aparato de Golgi, y presentan numerosas microvellosidades orientadas hacia la luz uterina; mientras que las células de la masa celular interna presentan formas desiguales, no muestran polaridad y sus organelas apenas están desarrolladas. Sin embargo, ambos tipos celulares contienen grandes glóbulos de vitelo y algunas gotas lipídicas en este estadio. 24 Antes de la eclosión, los blastocistos sufren un fenómeno de expansión, de modo que ocupan por completo el espacio perivitelino. La media de células en los blastocistos porcinos expandidos es de 65-120. La proporción de células que constituyen la masa celular interna en este estadio es como máximo del 25% del total de células del embrión (Papaioannou y Ebert, 1988). Eclosión y periodo post – eclosión. Hasta el momento de la eclosión, la ZP desempeña una importante función en la regulación osmótica (Bronson y McLaren, 1970), la contención de los blastómeros en el embrión (Modlinski, 1970) y la mejora de la supervivencia del ovocito y el embrión en el oviducto y en el útero (Dumont y Brummett, 1985). La rotura de la ZP en los embriones porcinos se produce en el día 6-7, y este proceso parece ser independiente del número de células del blastocisto, al menos en estudios realizados in vitro (Niemann et al., 1983). No se conocen con exactitud los factores que causan la lisis de la ZP, pero podrían estar involucrados fenómenos mecánicos, enzimas embrionarias o factores uterinos. En el momento de la eclosión, los blastocistos porcinos contienen prostaglandina E (Stone et al., 1986), que podría estar implicada en la regulación del transporte de agua. Este efecto mecánico del agua, como ocurre en los embriones bovinos (Betteridge y Flechon, 1988), podría colaborar en la rotura de la ZP, previa a la eclosión del blastocisto. Tras la eclosión, los blastocistos porcinos permanecen en la luz del útero hasta el día 13 (Dantzer, 1985), lo que constituye un periodo preimplantacional muy largo si se le compara con el de los humanos o los animales de laboratorio. El diámetro de los blastocistos recién eclosionados es de 0.2 mm aproximadamente. Entre la eclosión y la implantación, el desarrollo embrionario es peor soportado por los sistemas in vitro que en estadios más tempranos. Por ejemplo, la elongación y expansión de los blastocistos eclosionados, al ser dependiente de factores uterinos, no tiene lugar in vitro. Hay, por lo tanto, una palpable evidencia de la interrelación entre los embriones y el útero durante este periodo posterior a la eclosión. Pero no nos vamos a extender más en este estadio, pues el desarrollo embrionario in vitro se da por concluido tras la eclosión de los blastocistos. 2.2 PRODUCCIÓN IN VITRO DE EMBRIONES PORCINOS 2.2.1 Fecundación in Vitro. La fecundación in vitro (FIV) se ha definido como la unión o cocultivo de espermatozoides capacitados y ovocitos maduros de forma que la penetración espermática ocurra fuera del tracto genital femenino (Martínez et al., 1989). La producción in vitro de embriones (PIV) es un proceso más amplio que comprende: la obtención y maduración in vitro (MIV) de los ovocitos, la capacitación in vitro de los espermatozoides, el cocultivo de ambos gametos o 25 FIV, y el cultivo in vitro de los embriones resultantes (CE) hasta alcanzar el estadio de blastocisto. En 1974, Motlik y Fulka (1974) consiguieron fecundar in vivo ovocitos porcinos que habían sido madurados in vitro y, cuatro años más tarde, Iritani et al. (1978) lograron la primera MIV-FIV en porcino, utilizando espermatozoides incubados en tractos reproductivos aislados de hembras. Nagai et al. (1984) fueron los primeros en capacitar in vitro espermatozoides porcinos con éxito. Un año después, Cheng (1985) obtuvo el nacimiento de crías a partir de ovocitos porcinos madurados in vivo y fecundados in vitro y, finalmente, Mattioli et al. (1989) lograron producir lechones a partir de ovocitos MIV y FIV. La posibilidad de predecir la capacidad fecundante de un eyaculado mediante los análisis in vitro es un problema que hasta la fecha no ha sido resuelto adecuadamente (Hammerstedt, 1996). Algunos autores proponen como causa de la inconsistencia de los resultados conseguidos, la evaluación de un número relativamente reducido de células, la gran influencia de la subjetividad del observador y la alta variabilidad que presentan muchos análisis seminales (Graham y cols., 1980; Evenson y cols., 1994; Saacke y cols., 1994). Además, el número de espermatozoides aplicados en cada inseminación es un factor muy importante a la hora de evaluar la fertilidad y su relación con los parámetros de calidad seminal (Saacke, 1984; Saacke y cols., 1988; Fearon y Wegener, 2000). Factores que afectan la capacidad espermática y /o fecundación in vitro Procedencia de los espermatozoides. En muchos laboratorios, el semen eyaculado no congelado es la principal fuente de espermatozoides utilizada como rutina en los estudios de FIV porcina (Abeydeera, 2002). El semen refrigerado, es decir, semen fresco eyaculado diluido en medio de conservación y mantenido a 15-16ºC, también ha sido empleado para la FIV porcina por diversos autores (Grupen et al., 1997; Grupen y Nottle, 2000). El empleo de semen refrigerado permite la utilización de verracos no alojados en las proximidades del laboratorio donde se va a realizar la fecundación in vitro, sin necesidad de que el semen tenga que ser congelado. Al utilizar semen congelado procedente de un sólo eyaculado a lo largo de un mismo experimento se elimina la variabilidad entre eyaculados (Abeydeera y Day, 1997a; Wang et al., 1991). Sin embargo, se ha demostrado que al emplear semen congelado para la FIV, el proceso de capacitación y de pérdida espontánea del acrosoma se acelera en los espermatozoides congelados-descongelados (Wang et al., 1995); y que tras la descongelación, los espermatozoides sufren un rápido descenso de la movilidad (Nagai et al., 1988). Además, el protocolo de FIV que 26 funciona bien para el semen congelado de un macho, puede no dar buenos resultados con otros verracos, por lo que para cada lote determinado de semen congelado se ha de ajustar el protocolo de FIV. Al evaluar el porcentaje de espermatozoides móviles tras la descongelación y dilución final, observaron que el de los espermatozoides de epidídimo congelados (72%) era similar al de los eyaculados frescos (76%) y mejor que el de los eyaculados congelados (40%); observando menor variabilidad entre verracos en el caso de los espermatozoides epididimales. Así mismo, las tasas de división embrionaria fueron mejores al utilizar espermatozoides de epidídimo (60%) que eyaculados (15% con frescos y 16% con congelados). Preincubación espermática. La composición del medio en el que se preincuba a los espermatozoides afecta a los parámetros de la fecundación (Nagai et al., 1984; Funahashi y Day, 1993). En ausencia de PFF (Nagai et al., 1984), se vio que la preincubación estimulaba la capacitación e incrementaba las tasas de penetración y poliespermia. Al añadir PFF durante la preincubación, Funahashi y Day (1993) observaron que se estimulaba la capacitación y la pérdida espontánea del acrosoma, de modo que durante la FIV se reducía la proporción de espermatozoides capacitados y la incidencia de poliespermia. La preincubación durante 90 minutos en medio TCM199m con 0,4% de BSA enriquecido con 0,1% y 1% de PFF reducía significativamente los niveles de poliespermia (36% y 32%, respectivamente), comparado con la no adición (77%), manteniendo las mismas tasas de penetración. Pero al aumentar la concentración de PFF a un 10%, la proporción de ovocitos penetrados se reducía hasta el 37% debido a un marcado incremento de reacciones acrosómicas espontáneas durante la preincubación (Funahashi y Day, 1993b). Sin embargo, la sustitución en el medio de preincubación de la BSA por 10% de FCS bloqueaba el efecto beneficioso del PFF sobre la poliespermia. Según Cran y Cheng (1986), la presencia de FCS durante la FIV reduce la disponibilidad de calcio en el medio, de modo que la reacción cortical no puede ser inducida. Concentración espermática. La concentración de espermatozoides presentes durante el cocultivo con los ovocitos afecta a la penetración y la poliespermia (Abeydeera y Day, 1997a); ya que a mayor concentración de semen, se va a capacitar un mayor número de espermatozoides. Sin embargo, la reducción de la concentración espermática suele venir acompañada de unas bajas tasas de penetración. Los protocolos de FIV deben diseñarse de modo que durante el cocultivo, los ovocitos estén expuestos a un número adecuado de espermatozoides capacitados, manteniendo así un equilibrio entre la penetración y la poliespermia; ya que si el número es inferior, la tasa de penetración se verá reducida, mientras que si es demasiado elevado, se incrementará la poliespermia. 27 En este diseño también se han de tener en cuenta las variaciones en la calidad del semen, debidas tanto a diferencias individuales entre los verracos como a los daños causados por los procesos de congelación del semen (Nagai, 1996), así como diferencias en la composición del medio de FIV (Kidson et al., 2001; Martínez-Madrid et al., 2001; Funahashi y Nagai, 2001), pues todo ello puede modificar el patrón de capacitación; por lo que la concentración espermática va a tener que ser ajustada para cada situación concreta. Tiempo de cocultivo de los ovocitos en el semen. Al igual que ocurre con la concentración espermática, una vez se ha alcanzado el nivel máximo de penetración, la extensión de la duración del cocultivo sólo va a dar lugar a un incremento en la tasa de poliespermia (Abeydeera, 2001); por lo que se recomienda que el tiempo de cocultivo no exceda de aquél en el que la mayoría de ovocitos han sido penetrados. En un trabajo realizado por Abeydeera y Day (1997a), se evaluaron varios tiempos de cocultivo (3, 6, 9 y 12 h), comprobándose que la prolongación del cocultivo por encima de las 6 h no incrementaba la tasa de penetración (81% a las 6h vs 81% y 88% a las 9 y 12 h), pero sí la poliespermia (39% vs 59% y 70%, respectivamente). La coincubación por un periodo de 3 h dio una tasa de poliespermia muy adecuada (14%), pero se acompañó de una penetración excesivamente baja (31%). La duración óptima del cocultivo de los ovocitos con el semen va a depender de las condiciones a las que sean sometidos los espermatozoides. Por ejemplo, los tratamientos de lavado, centrifugación o selección previos a la FIV (Matás et al., 2002), así como las diferencias en la composición del medio de fecundación (Funahashi y Nagai, 2001), pueden dar lugar a variaciones en el estado de capacitación de los espermatozoides que, según Funahashi y Nagai (2001), podrían influir en el tiempo que precisan éstos para penetrar al ovocito. De modo que el tiempo óptimo de cocultivo va a depender de las características de cada estudio. Sistema de cocultivo de espermatozoides-ovocitos. En un reciente trabajo, Grupen y Nottle (2000) propusieron una sencilla modificación en el sistema de cocultivo de los gametos durante la FIV, con la que lograron mayores tasas de penetración (80% vs 57%) y un incremento en el desarrollo hasta blastocisto (30% vs 8%), comparado con el sistema convencional. El protocolo de cocultivo convencional (control) consistía en la incubación de los ovocitos con los espermatozoides a una concentración constante de 0.5-1x105 spz/ml durante 5 h. En el sistema modificado, los ovocitos fueron expuestos a la misma concentración de espermatozoides que en el control durante 10 min y, a continuación, se transfirieron junto con los espermatozoides unidos a su superficie a una segunda 28 gota con medio de FIV libre de espermatozoides, donde se incubaron durante 5 h más. A mayor tiempo de exposición de los ovocitos con los espermatozoides a la concentración total, sería de esperar un incremento en la tasa de penetración; sin embargo, en este experimento ocurre lo contrario. Una posible explicación apuntada por Abeydeera (2002) es que, como en el sistema modificado los espermatozoides muertos o dañados se quedan en la primera gota, las especies reactivas del oxígeno generadas por su degradación, que dañarían a los ovocitos y los espermatozoides viables a lo largo de las 5 h de incubación, no les van a afectar. Medios de fecundación in vitro. En la FIV de ovocitos porcinos se han empleado diferentes medios de fecundación, según el equipo de trabajo y/o el propósito del estudio; siendo los más utilizados el medio TCM-199 (Tissue Culture Medium; Yoshida et al., 1990; Funahashi et al., 1994a; Nagai y Moor, 1990; Funahashi y Day, 1993b), el medio BO (Brackett and Oliphant Médium; Wang et al., 1995; Kikuchi et al., 1993; Nagai et al., 1988), la solución KRBm (Krebs Ringer Bicarbonato modificada) (Naito et al., 1988), el medio TBM modificado (Trisbuffered Médium; Abeydeera y Day, 1997a, 1997b) y el medio TALP modificado (Tyrode-albumin-lactate-piruvate Medium; Rath et al., 1999). Es difícil establecer una comparación entre los medios de fecundación según los resultados obtenidos en diversos trabajos, pues los protocolos empleados por cada equipo nunca son exactamente iguales. Asimismo, las variaciones en la composición de los medios afectan a más de un componente, por lo que las diferencias en los resultados no pueden ser atribuidas a un solo factor. Comparado con los medios TCM199, BO o la solución KRBm, el medio TBMm (Abeydeera y Day, 1997a) contiene una mayor concentración de Ca2+ (7.5 mM) y no presenta iones bicarbonato, entre otras diferencias. En dos estudios diferentes, la misma concentración de Ca2+ añadida al medio BO (Mori et al., 1996) o al TBMm (Abeydeera y Day, 1997b) tuvo un comportamiento diferente sobre la penetración y poliespermia. Al utilizar el medio BO (Mori et al., 1996), la mayor tasa de penetración se alcanzó con 1,125 y 2,25 mM de CaCl2, aumentando también la poliespermia en el segundo caso; mientras que al elevar la concentración de CaCl2 a 4,5 mM, se redujo tanto la tasa de penetración como la de poliespermia. Sin embargo, al emplear el medio TBMm (Abeydeera y Day, 1997b), el porcentaje de penetración y de poliespermia aumentó a la vez que se incrementó la concentración de CaCl2, siendo máximas para 7,5 y 10 mM de CaCl2. Además de la diferente composición en calcio y bicarbonato entre el medio BO y el TBMm, otros factores diferenciales en cada uno de los trabajos fueron el pH del medio de FIV (7,6 vs 7,2-7,3), el tiempo de cocultivo de ovocitos y espermatozoides (4 vs 12 h), la concentración espermática (5x104 vs 1x106 spz/ml) y la fuente de espermatozoides (fresco vs congelado). Estas diferencias en 29 la metodología han podido contribuir en las variaciones obtenidas en los resultados. Esto es sólo un ejemplo de la gran variabilidad que existe en los protocolos de FIV empleados por cada equipo y para cada estudio, que hace muy difícil su comparación. Por otra parte, Rath et al. (1999) estudiaron el efecto de dos medios modificados respecto al TALP, que se diferenciaban en que el primero contenía CaCl2 como fuente de calcio, mientras que el segundo presentaba lactato cálcico; en que el contenido de NaH2PO4 en el segundo era un 24% superior que en el primero; y en el empleo de dos antibióticos diferentes: kanamicina y amikacina. Con el segundo medio modificado se obtuvo una tasa de división mayor (43% vs 18%), y se sugirió que la presencia de una mayor concentración de fosfato junto con la disponibilidad de calcio podían ser los responsables de la mejora. Lo descrito anteriormente hace suponer, en relación con el medio de FIV empleado, que la fecundación de los ovocitos porcinos va a depender no sólo de cada uno de los componentes que constituyen el medio en cuestión, sino también de la interrelación entre ellos. 2.2.2 Maduración in vitro. El proceso de maduración del ovocito se suele dividir en maduración nuclear y citoplasmática. El ovocito maduro a nivel nuclear puede ser claramente identificado como aquél que reanuda la meiosis y alcanza el estadio de MII; mientras que la maduración citoplasmática, término que abarca una serie de acontecimientos no directamente relacionados con la progresión de la meiosis pero que van a preparar al ovocito para la fecundación y el desarrollo embrionario posteriores (Abeydeera, 2002), se ha de estimar de un modo indirecto. El ovocito que no ha completado su maduración citoplasmática no es capaz de reaccionar de manera correcta con la cromatina del espermatozoide penetrado e inducir los cambios moleculares necesarios para la formación del PNM, pues este proceso está controlado por el factor de crecimiento del pronúcleo masculino, que se sintetiza durante la fase final de la maduración del ovocito. El GSH, sintetizado también durante la maduración del ovocito, es un factor citoplasmático necesario para la descondensación de la cromatina espermática y, por tanto, para la formación del PNM (Perreault et al., 1988; Yoshida, 1993). Esto explica la estrecha relación que existe en el porcino entre la maduración citoplasmática y la formación del PNM (Moor et al., 1990); y por esta razón, tanto el porcentaje de formación de PNM como el contenido intracelular de GSH de los ovocitos (Day et al., 2000) pueden ser tomados como indicadores de la maduración citoplasmática del ovocito. Asimismo, se ha demostrado una alta correlación entre el contenido de GSH del ovocito al final de la MIV y la incidencia de formación de PNM tras la FIV (Funahashi et al., 1994). Al mismo tiempo, el 30 GSH está involucrado en la protección del ovocito contra el fenómeno de apoptosis, inducido por la presión oxidativa generada bajo las condiciones de cultivo in vitro (Tatemoto et al., 2000). El fallo en la maduración citoplasmática de los ovocitos MIV puede deberse a deficiencias inherentes a los propios ovocitos y/o condiciones subóptimas de cultivo (Abeydeera, 2002). Para resolverlo es preciso realizar una buena selección y manipulación de los ovocitos, así como mejorar el sistema de MIV. Factores que afectan a la calidad de los ovocitos Condiciones de transporte de los ovarios al laboratorio. La duración y temperatura del transporte de los ovarios desde que son recogidos en el matadero hasta que se comienzan a procesar en el laboratorio puede influir en la calidad de los ovocitos. Walters y Graves (1998) compararon el efecto de varias temperaturas (5, 16, 25, 30 y 37ºC) y tiempos (2, 6, 10, 14 y 26 h) de transporte en la posterior maduración de ovocitos porcinos. Al incrementarse el tiempo de transporte se redujo la maduración de los ovocitos, en todas las temperaturas valoradas. Los transportes de más de 5 h de duración o a temperaturas inferiores a 25ºC comprometieron seriamente la maduración de los ovocitos. Presencia de cuerpos lúteos y folículos quísticos en el ovario. Ocampo et al. (1993) han apuntado que la presencia de cuerpos lúteos en los ovarios afecta a la calidad de los ovocitos recuperados, por lo que es conveniente no utilizar ovarios con cuerpos lúteos en los protocolos de PIV de embriones porcinos. Así mismo, es recomendable desechar aquellos ovarios que presentan folículos quísticos. Tamaño del folículo. El tamaño del folículo determina la capacidad de desarrollo del ovocito. Los ovarios porcinos contienen folículos antrales con una amplia gama de diámetros, que se clasifican como pequeños (menores de 3 mm), medianos (entre 3-7 mm) y grandes (de más de 7 mm). Los ovocitos utilizados en la producción de embriones de cerdo se suelen recuperar de folículos de tamaño medio. Yoon et al. (2000) utilizaron ovocitos porcinos aislados de folículos de mayor (de 3 a 8 mm) y menor (<3 mm) diámetro y determinaron que los ovocitos de folículos más grandes daban mejores tasas de maduración nuclear, formación de PNM y desarrollo hasta estadio de blastocisto, que los procedentes de folículos más pequeños. Por lo que se deduce que sólo los ovocitos que han alcanzado un grado adecuado de desarrollo pueden responder al estímulo de maduración, experimentando los cambios morfológicos y funcionales necesarios para alcanzar una total capacidad de desarrollo. Y al ser el compartimento folicular el que sostiene el crecimiento del ovocito, el desarrollo del ovocito va a estar supeditado al estadio de desarrollo del folículo en el que se encuentra. 31 Método de recuperación de los ovocitos. Aunque la recuperación de ovocitos por disección de los folículos es más laboriosa que por aspiración, asegura la recuperación de ovocitos exclusivamente de folículos no atrésicos (Ding et al., 1992a). Cuando se compararon los estadios de vesícula germinal en ovocitos obtenidos de ovarios de matadero y recuperados tanto por punción de los folículos seleccionados como por aspiración folicular, se observó que los ovocitos recuperados por punción se encontraban detenidos en el estadio de VG1 en mayor proporción que los aspirados (Ebihara et al., 1993). Esto sugiere que con el método de aspiración también se recuperan ovocitos de folículos cuyas células foliculares no son adecuadas para mantener el arresto meiótico en VG1, permitiendo al ovocito reanudar la meiosis. En nuestro laboratorio, hemos observado que la aspiración de folículos con jeringa de 10 ml conectada a aguja de 18G provoca una denudación mecánica de las células del cúmulus que rodean al ovocito, cuya presencia va a ser fundamental en el proceso de maduración del ovocito. Sistema de maduración in vitro de los ovocitos: condiciones de cultivo y medios de maduración. Las condiciones físicas específicas del ambiente en el que se maduran los ovocitos (osmolaridad, pH y composición iónica del medio; temperatura y tensión de CO2 y O2 el incubador; volumen de cultivo; y tiempo de incubación), así como la mayor o menor definición del medio de maduración utilizado (suero, células somáticas, etc.) van a influir en la maduración de los ovocitos (Holm y Callesen, 1998). Condiciones de cultivo. La duración del cultivo durante la MIV de los ovocitos porcinos oscila desde 36 horas (Yoshida et al., 1993b) hasta 48 h (Naito et al., 1988), pasando por 40 h (Funahashi y Day, 1993c) y 44 h (Wang et al., 1997a). Según Ka et al. (1997) un cultivo de 36 h es suficiente para completar los procesos de maduración nuclear y citoplasmática, mientras que Yamauchi et al. (1996) apuntan que el periodo óptimo de cultivo es de 42-44 h. La temperatura de incubación más utilizada, tanto en la MIV, la FIV y el CE es de 38,5ºC ó 39ºC. En un reciente estudio, Abeydeera et al. (2001) analizaron el efecto de dos temperaturas, 35 y 39ºC, y de dos duraciones de cultivo, 44 y 68 h, durante la MIV de ovocitos porcinos sobre la maduración nuclear, la fecundación y el desarrollo embrionario posterior. El cultivo a 35ºC durante 44 h redujo significativamente la tasa de maduración nuclear (12% vs 79%), comparado con la incubación a 39ºC durante el mismo tiempo. La extensión del cultivo a 35ºC hasta 68 h aumentó la tasa de maduración nuclear a 58%, mientras que en el caso del cultivo a 39ºC, se incrementó la activación espontánea de los ovocitos. Respecto al desarrollo embrionario hasta blastocisto, el tratamiento que dio mejor resultado fue el cultivo a 39ºC durante 44 h (31%), comparado con el cultivo a 35ºC (13%) y 32 a 39ºC (3%) durante 68 h. Aunque se confirmó que la temperatura y el tiempo óptimos de cultivo durante la MIV son 39ºC y 44h, respecto a 35ºC y 68h, la extensión del tiempo de incubación a una menor temperatura permitió alcanzar tasas aceptables de desarrollo embrionario. La atmósfera de cultivo empleada como rutina en los protocolos de PIV de embriones porcinos es de 5% de CO2 y 95% de humedad. La utilización de incubadores con baja tensión de oxígeno (5-7%), no es frecuente en porcino. Medios de maduración. Para la maduración in vitro de ovocitos porcinos se han empleado distintos medios de cultivo, según el grupo de trabajo o el propósito del estudio. Los medios se pueden clasificar en sencillos o complejos, dependiendo de la cantidad de productos incluidos en su composición. Ejemplos de medios sencillos ampliamente utilizados en la MIV de ovocitos porcinos son el medio Whitten (Funahashi et al., 1994b), el medio KRB (Krebs Ringer Bicarbonato) (Naito et al., 1988), y el medio NCSU23 (North Carolina State University) (Abeydeera et al., 1998b, 1998c), que se suelen preparar en el propio laboratorio. Entre los medios complejos más utilizados están el TCM199 (Tissue Culture Medium 199) (Zheng y Sirard, 1992) y el Waymouth (Yoshida et al., 1993b), que debido al elevado número de componentes, se suelen adquirir en preparados comerciales. A su vez, los medios de cultivo se dividen en definidos o indefinidos, conforme al tipo de suplementos que contengan. La tendencia actual es, en la medida de lo posible, la eliminación de suplementos no definidos, pues contienen factores desconocidos que dificultan la identificación de los mecanismos involucrados en la regulación de los procesos en estudio (Abeydeera, 2002). Además, en el caso de suplementos como el PFF, el FCS o las células somáticas, entre otros, se ha observado mucha variabilidad entre lotes y entre laboratorios, que impide la estandarización de los protocolos y la repetibilidad de los experimentos. Pero la presencia de determinados suplementos no definidos en los medios, como el PFF (Yoshida et al., 1990, 1992) o el cocultivo con células somáticas (Abeydeera et al., 1998b), ha mejorado de forma notable los rendimientos de la técnica, que compensan las desventajas de su utilización. En la actualidad se están tratando de identificar y purificar los factores activos, presentes en los suplementos no definidos, responsables de estos efectos beneficiosos. 2.2.3 Cultivo de Embriones. En los primeros estudios sobre cultivo in vitro (CE) de embriones porcinos, no se logró sobrepasar el estadio de 4 células a partir de embriones de una célula obtenidos in vivo (Davis, 1985). Este bloqueo en 4 células coincide con la transición del control genético de la madre al embrión (Jarrell et al., 1991). Además, el estadio de 4 células se prolonga durante 24 h in vivo, y es la fase en la que se produce el paso de los embriones porcinos del oviducto al útero (Davis, 1985). Posteriormente se consiguió superar el bloqueo en 4 células gracias al uso de 33 Oviductos de ratón en cultivo (Kriser et al., 1989), al cocultivo con células epiteliales (Archibong et al., 1989) o al enriquecimiento con fluido oviductal (Archibong et al., 1989) durante el CE. En cambio, el cultivo in vitro de embriones recogidos de hembras donantes a partir del estadio de 4 células hasta blastocisto si se podía llevar a cabo en un medio de cultivo simple basado en el medio KrebsRinger bicarbonato (Davis, 1985), sin necesidad de cocultivo. En estudios más recientes, más del 70% de los embriones porcinos obtenidos in vivo y cultivados in vitro se han desarrollado hasta el estadio de blastocisto en diferentes medios: medio Whitten’s modificado (Beckmann y Day, 1993), medio NCSU23 (North Carolina State University 23; Petters y Wells, 1993), medio Iowa State University (Youngs et al., 1993) y medio BECM-3 (Beltsville Embryo Culture 3; Dobrinsky et al., 1996). Sin embargo, al comparar la eficacia de estos medios para soportar el desarrollo embrionario de embriones MIV-FIV se encontró un amplio rango (desde 5% a 30%) en la proporción de blastocistos obtenida con cada uno de ellos (Abeydeera et al., 1999a). Por otra parte, la transferencia embrionaria de zigotos MIV-FIV al oviducto de hembras receptoras y su posterior recogida, por lavado retrógrado, 5 días más tarde dio lugar a blastocistos con un número de células notablemente más elevado (106-136 vs 10- 21) que los controles cultivados in vitro (Funahashi et al., 1994d). Asimismo, al cultivar in vitro e in vivo embriones de 1-2 células obtenidos in vivo, los blastocistos desarrollados in vivo también presentaban un mayor número de células (55 vs 25) que los cultivados in vitro (Machaty et al., 1998). Según Bavister (1995), el ambiente de cultivo utilizado para el desarrollo de los embriones preimplantacionales, incluso en ausencia de efectos visibles, puede afectar profundamente a los procesos que acontezcan tras la implantación. Asimismo, el cultivo in vitro afecta a la expresión génica de los embriones, tanto en estadios tempranos como avanzados del desarrollo, aunque su efectos se observen a largo plazo (Duranthon y Renard, 2002). Incluso siendo compatible con el desarrollo a blastocisto, las modificaciones en la concentración salina del medio de cultivo pueden provocar importantes alteraciones en la expresión de determinados genes (Ho et al., 1994). Del mismo modo, la adición al medio de cultivo de aminoácidos (Ho et al., 1995), factores de crecimiento (Babalola y Schultz, 1995) o suero (Wrenzycki et al., 1999) puede afectar a la transcripción génica maternal y embrionaria. En general, el desarrollo de los embriones en cultivo es más lento que in vivo, dando lugar a blastocistos con un menor número de células unido a una progresiva pérdida de viabilidad y a un metabolismo reducido (McKiernan y Bavister, 1994). Según lo expuesto hasta este momento, se podría afirmar que el limitado desarrollo hasta blastocisto de los embriones porcinos MIV-FIV-CE y su menor calidad, comparada con los obtenidos in vivo, no se debe a un fallo puntual en el sistema de PIV de embriones, sino a la combinación de una maduración 34 citoplasmatica inadecuada o incompleta, una elevada poliespermia, una formulación inadecuada de los medios de cultivos y unas condiciones de cultivo embrionario subóptimas. Condiciones del cultivo de embriones Tensión de oxígeno. Las condiciones convencionales de incubación de los embriones durante el CE son las mismas que las empleadas para la MIV y la FIV, es decir, 5% de CO2 en atmósfera saturada de humedad a una temperatura de 38,5-39ºC. Sin embargo, Berthelot y Terqui (1996) afirmaron que el desarrollo de embriones porcinos obtenidos in vivo y cultivados en NCSU23 modificado (sin glucosa pero enriquecido con lactato, piruvato, vitaminas y mayores niveles de glutamina, NaHCO3 y BSA) a baja tensión de O2 era óptimo. En contraste con estos resultados, Machaty et al., (1998) no observaron mejora en el desarrollo hasta blastocisto al comparar el cultivo de embriones obtenidos in vivo en NCSU23 bajo tensión reducida (5%) de O2 o en condiciones convencionales (20% O2). No obstante, estos trabajos no son comparables, al haber diferencias en el medio de cultivo empleado. Recientemente, Machaty et al. (2001) han observado un incremento en el desarrollo a blastocisto y en el número de células al cultivar mórulas MIV/FIV bajo tensión reducida (5%) de O2. La explicación propuesta para esta mejora es que la inhibición parcial de la fosforilación oxidativa a partir del estadio de mórula tiene efectos beneficiosos sobre el desarrollo y el número de células de los blastocistos. Fischer y Bavister (1993) indicaron que el nivel de O2 en la cavidad uterina era menor que en el oviducto. Esta menor tensión de oxígeno podría ser en parte responsable del cambio en la vía de producción de ATP (adenosil trifosfato) de fosforilación oxidativa a glicólisis en el momento de la compactación/blastulación. Como en condiciones in vivo, los embriones porcinos alcanzan los cuernos uterinos antes del estadio de mórula compacta (Davis, 1985), podríamos pensar que una reducción en la fosforilación oxidativa en beneficio de la glicólisis sería positiva en el estadio de peri-compactación. Se ha propuesto el establecimiento de un CE secuencial: en atmósfera convencional (20% O2) hasta el estadio de mórula y a partir de ahí bajo tensión reducida (5%) de O2. Relación: embriones/volumen de medio. Se ha demostrado que el cultivo de embriones en volúmenes reducidos de medio o en grupos incrementa significativamente el desarrollo a blastocisto, así como el número de células de los blastocistos en varias especies: ratón (Paria y Dey, 1990), mujer (Lane y Gardner, 1992), vaca (Palma et al., 1992) y oveja (Gardner et al., 1994). Además, el cultivo 35 de embriones en volúmenes reducidos aumenta la viabilidad del embrión tras la transferencia embrionaria (Lane y Gardner, 1992). Asimismo, la disminución de la relación volumen de cultivo/embrión estimula el desarrollo de la masa celular interna de los blastocistos sin afectar el número de células del trofoblasto, en embriones de ratón (Gardner et al., 1997) y vaca (Ahern y Gardner, 1998). Sin embargo en un estudio reciente realizado sobre embriones humanos (Rijnders y Jansen, 1999), no se observó ninguna mejora en el desarrollo embrionario al cultivar en grupo o al reducir el volumen de cultivo. En el porcino, los estudios en los que se valoró el efecto del volumen de cultivo sobre el desarrollo de los embriones se realizaron hace más de dos décadas. En el más reciente, de 1982 (Menino y Wright, 1982), se comparó el efecto de dos sistemas de cultivo: en microgota de 50 µL en placas de Petri de cristal y en 4 ml en tubos Falcon de plástico, con unos 28-29 embriones por placa o tubo, sobre el desarrollo de embriones de 1 célula obtenidos in vivo; alcanzándose un mayor índice de divisiones completadas en cultivo con el sistema de 4 ml de medio, aunque sin apreciarse diferencias significativas en el porcentaje de mórulas y de blastocistos entre los dos sistemas. Mientras que en dos estudios previos (Pope y Day, 1977; Davis y Day, 1978), el desarrollo embrionario de embriones de 1 célula obtenidos in vivo fue superior en los cultivados en microgotas frente al cultivo en tubos. Una de las hipótesis propuestas para el efecto beneficioso del cultivo en grupo y/o en pequeño volumen de medio es la producción de factores autocrinos y/o paracrinos por parte del embrión en cultivo (Paria y Dey, 1990; O’Neill, 1998), que estimularían el desarrollo del propio embrión que los genera y el de los embriones vecinos. Según esto, el cultivo en volúmenes grandes daría lugar a la dilución de los factores beneficiosos producidos por el embrión, de tal modo que la concentración presente en el medio de cultivo no sería suficiente para ejercer el efecto (Gardner, 1994). Entre los posibles factores autocrinos y/o paracrinos implicados se han descrito los siguientes: factores con propiedades mitogénicas o de diferenciación, como los factores de crecimiento PDGF (Platelet-derived Growth Factor) (Thibordeaux et al., 1995) e IGF II (Insulin-like Growth Factor II) (O’Neill, 1997); y factores antiapoptóticos o de supervivencia, como el TGFβ (Transforming Growth Factor β) (Brison y Schultz, 1997) y el PAF (Platelet-activating Factor) (O’Neill, 1998), los cuales actuarían reduciendo los niveles de apoptosis dentro de la masa celular interna del embrión (Colon y Raff, 1999). Paria y Dey (1990) sugirieron que el efecto de estos factores de crecimiento o de supervivencia producidos por el embrión de ratón empezaba a ser operativo a partir del estadio de 8 células o mórula, momento en el que comienzan a detectarse en la superficie del embrión receptores para el factor de crecimiento epidérmico (EGF); mientras que, recientemente, O’Neill (1998) ha propuesto que 36 los factores de supervivencia autocrinos sólo son requeridos por el embrión de ratón antes o durante el estadio de 2 células. Otra de las hipótesis, ofrecida por Bavister (1995), es que el incremento en el número de embriones por unidad de volumen podría resultar beneficioso debido, simplemente, a un agotamiento por parte de los propios embriones de sustancias embriotóxicas o inhibidoras en el medio, o por una disminución en la pérdida de compuestos endógenos importantes, como aminoácidos, entre otras posibilidades. Según este autor, el efecto del tamaño de la gota de cultivo sobre el desarrollo embrionario va a depender, entre otros factores, de la composición del medio de cultivo y de las condiciones físicas empleadas. Para apoyar esta hipótesis, Bavister comparó dos trabajos en los que se estudió el efecto del número de embriones por unidad de volumen, en embriones de hámster. En uno de ellos (Schini y Bavister, 1988), al aumentar el número de embriones por microlitro de medio de 0,24 a 35 se incrementó ampliamente el porcentaje de embriones de 2 células que se dividieron al menos una vez (de 1% a 34%). El medio de cultivo empleado contenía glucosa y fosfato, que bloquean el desarrollo de los embriones de hámster en cultivo; lo cual hace pensar que la mejora se debió, en parte, a un consumo de estos compuestos por los embriones, que redujo su concentración en el medio. En cambio, en el otro trabajo descrito (McKiernan y Bavister, 1994) se empleó un medio sin glucosa ni fosfato, no encontrándose diferencias en el desarrollo a mórula y a blastocisto al cultivar 2, 4 u 8 embriones por gota de medio. Medios de cultivo de embriones. Como hemos visto, el desarrollo hasta el estadio de blastocisto de embriones obtenidos in vivo se logró con éxito (>70%) en varios medios de cultivo. Sin embargo, al comparar la eficacia de estos medios sobre el CE de embriones MIV-FIV, se observó un amplio rango de resultados (Abeydeera et al., 1999a). El medio con el que se obtuvo el mejor desarrollo embrionario fue el NSCU23 (30% de blastocistos) seguido por el medio Iowa State University (14%) y el BECM-3 (12%), siendo el medio Whitten el que dio peores resultados (5%). Se puede afirmar que, hasta la fecha, el NCSU23 es el medio de elección para el cultivo de embriones MIV-FIV, mientras que para el cultivo de embriones obtenidos in vivo también son adecuados los otros 3 medios citados. De todos modos, la capacidad de los embriones de desarrollarse en un medio de cultivo determinado no indica necesariamente que este medio le proporcione un ambiente beneficioso o deseable; sino que podría reflejar simplemente su capacidad para tolerar las condiciones artificiales, quizás a expensas de su viabilidad (Bavister, 1995). Por lo tanto, el diseño del medio de cultivo es crucial para el posterior desarrollo embrionario pre- y postimplantacional. En la actualidad hay dos tendencias a la hora de formular los medios de cultivo: una tendencia más pragmática, cuyo principal objetivo es la producción de embriones viables, que puede emplear medios de cultivo no definidos para este fin; y otra tendencia, cuya 37 meta es el conocimiento de los requerimientos básicos de los embriones en cultivo, para lo cual es fundamental el empleo de medios cuya composición esté totalmente definida (Bavister, 1995). Morfología y calidad de los embriones producidos in Vitro. A pesar de los notables avances en la PIV de embriones porcinos, la morfología de los embriones PIV, incluidos los blastocistos, difiere de la de los embriones obtenidos in vivo (Wang et al., 1999a). Asimismo, el número de células que constituyen los blastocistos PIV es menor que la de los obtenidos in vivo (Papaioannou y Ebert, 1988). Wang et al. (1999a) evaluaron la morfología y los filamentos de actina de embriones producidos in vitro e in vivo, y comprobaron que in vivo los blastocistos presentaban una masa celular interna más prominente y que los blastómeros de los embriones tempranos tenían un aspecto más definido que los de los producidos in vitro. Asimismo, sugirieron que las divisiones anómalas y el bajo número de células en los blastocistos, que aparecen en los embriones PIV, se podía deber a las alteraciones observadas en la distribución de los filamentos de actina en el citoplasma, ya que éstos están involucrados en el proceso de división celular. Valoración de la capacidad de desarrollo embrionario. El parámetro por el que se valora la capacidad de desarrollo de los embriones MIVFIV- CE en la mayoría de laboratorios es el desarrollo hasta el estadio de blastocisto. Por otra parte, un mayor número de células en el blastocisto se considera un signo de calidad embrionaria, ya que, como hemos visto, el número de células de los blastocistos obtenidos in vivo suele superar al de los embriones PIV. También se ha empleado el parámetro del porcentaje de blastocistos eclosionados en cultivo como indicador de la calidad embrionaria, aunque este hecho no está comprobado. Sin embargo, hemos visto que el sistema de producción in vitro ocasiona alteraciones en el embrión, que pueden llegar a ser compatibles con el desarrollo a blastocisto (Duranthon y Renard, 2002). Por lo tanto, la prueba definitiva que va a medir la viabilidad embrionaria es el establecimiento de gestaciones y el nacimiento de crías vivas tras la transferencia de los embriones a una hembra receptora. Actualmente, el éxito alcanzado en las transferencias de embriones PIV según diferentes autores ha sido muy variable, y como mucho sólo el 20% ó 30% de los embriones sobrevive tras la transferencia (Abeydeera, 2002). Desgraciadamente, la transferencia de embriones tiene un costo elevado, tanto en tiempo como económico, que no hacen posible su ejecución de manera rutinaria. La división embrionaria a las 48 h es un parámetro bastante subjetivo, debido a la dificultad de distinguir entre un embrión dividido correctamente y otro fragmentado 38 o dividido partenogenéticamente, sólo mediante criterios morfológicos. En un estudio en el que se analizaron las alteraciones en la división se observó que, de los embriones producidos in vitro, sólo el 73% de los embriones de 2 células, el 26% de 3 células, el 49% de 4 células y el 26% de 5 a 8 células eran morfológicamente normales (con un núcleo por blastómera), presentando el resto una división citoplasmática y nuclear asincrónica, que dio lugar a embriones fragmentados o con blastómeras bionucleadas; mientras que en los embriones obtenidos in vivo no se observó ninguna alteración en la división (Wang et al., 1999a). 2.3 TRANSGENESIS Y CLONACION 2.3.1 Transgénesis en animales. Desde sus primeros inicios el hombre ha seleccionado plantas y domesticado animales mediante el cruzamiento selectivo de individuos con el fin de transferir los caracteres deseados. La principal limitante de este proceso radica en la incompatibilidad sexual observada cuando los organismos son muy divergentes genéticamente, lo que impide esta transferencia entre especies. La ingeniería genética permite romper esta barrera posibilitando la incorporación de genes desde otras especies que de otra forma sería imposible con los métodos de mejoramiento tradicional. De esta forma los organismos genéticamente modificados o más comúnmente denominados transgénicos son organismos vivos (plantas, animales o bacterias) manipulados genéticamente mediante la inserción de un gen que habitualmente no formaba parte de su repertorio genético. La finalidad de esto es proporcionar a la planta o animal nuevas características productivas y hacerlos más eficientes y competitivos (Clark, 2002). El gen a ser introducido consiste básicamente de una construcción de ADN que contiene una región promotora y la región codificante para la proteína de interés, los que se insertan en el genoma en forma artificial mediante alguna de las técnicas disponibles como se detalla más adelante. Esta región de ADN es denominada comúnmente transgen y puede provenir de otro animal de la misma especie o desde una bacteria o planta. El lugar del animal donde se expresa el transgen está dirigido por la región promotora o las regiones reguladoras de la región promotora. Así por ejemplo, si se utiliza el promotor del gen de la ßLactoglobulina se podría dirigir la expresión y secreción de una proteína recombinante exclusivamente en la leche del animal. Hasta muy recientemente, la tecnología para generar animales de granja modificados genéticamente involucraba la microinyección pronuclear, en la cual pequeñas cantidades del ADN de interés (transgen) eran inyectadas en el pronúcleo de un embrión al estado de dos células. Aunque ampliamente aceptada y utilizada en forma rutinaria en muchos laboratorios, ha habido muy poco progreso para mejorar su eficiencia, la que se mantiene en el orden 0.1-5%, 39 dependiendo de la especie considerada (Wall y col., 1997). Al mismo tiempo que la microinyección pronuclear se estaba desarrollando, en animales de granja, las células madre embrionarias (ES cells) estaban siendo desarrolladas y utilizadas para experimentos de recombinación homóloga en el ratón. Esta tecnología ha sido tremendamente eficiente para explotar la capacidad de las células en contribuir a la línea germinal y realizar recombinación homóloga con ADN exógeno, permitiendo la introducción de cambios precisos en el genoma del animal (para revisión ver Hooper, 1992). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de muchos laboratorios, no se han descrito aún células madre embrionarias en otras especies distintas al ratón (Stice, 1998), lo que ha frenado muchas aplicaciones potenciales de esta tecnología en animales de granja. Esta situación se revirtió recientemente después del nacimiento de Dolly, el primer animal obtenido por transferencia nuclear de una célula adulta (Wilmut y col., 1997). Sin embargo Polly, la primera oveja transgénica obtenida por transferencia nuclear (Schnieke y col., 1997), y George y Charlie, los primeros terneros transgénicos obtenidos de la misma forma (Cibelli y col., 1998), son los que han marcado el curso de las investigaciones en este campo y conducirán el camino en el futuro. Hoy en día, la transferencia nuclear se ha convertido en una alternativa real a la microinyección pronuclear debido a que permite un acortamiento del tiempo entre la obtención de un animal transgénico fundador y el establecimiento de un rebaño transgénico. Además, la transferencia nuclear abrió las puertas a la recombinación homóloga de animales de granja que había sido restringida sólo al ratón mediante la tecnología de células madre embrionarias. Esto posibilita la eliminación de genes endógenos en animales de granja (gene knock out) y/o la inserción de genes específicos en regiones transcripcionalmente activos del genoma, favoreciendo altos niveles de expresión de la proteína de interés. En la tabla 1, se indican algunas especies en las que se han obtenido animales transgénicos: Tabla 1. Animales transgénicos ANIMALES TRANSGÉNICOS MAMÍFEROS AVES PECES Ratón Pollo Salmón Rata Codorniz Trucha Conejo Tilapia Vacuno Carpa Cerdo Pez gato Oveja Medaka Cabra Dorada ( revisiones por Clark et al., 1987; Chen y Powers, 1990; Bialy, 1991; Sangh, 1994; Velander et al.,1997) 40 Por su especial importancia, en lo que sigue solamente se hará referencia a la obtención y utilización de animales transgénicos en especies de mamíferos de valor económico. Mamíferos transgénicos. Como se indicaba anteriormente, las investigaciones llevadas a cabo a principio de los años ochenta no fueron más que el lanzamiento de una serie ininterrumpida de avances, tanto en la investigación básica como en la utilización práctica de los animales transgénicos. En el cuadro adjunto se incluyen los principales hitos relacionados con la obtención y desarrollo de los mamíferos transgénicos: Tabla 2. Mamíferos transgénicos. MAMÍFEROS TRANSGÉNICOS: ANTECEDENTES Y CRONOLOGÍA 1938: Spemann propone experimento de transferencia nuclear 1949: Hammond mantiene embriones de ratón en cultivo in vitro 1961: Tarkowski obtiene ratones quiméricos agregando embriones 1966: Lin describe la técnica de microinyección de embriones de ratón 1980: Gordon, Ruddle y col. obtienen los primeros ratones transgénicos por microinyección de ADN en el pronúcleo de cigotos de ratón 1981 Gordon y Ruddle obtienen ratones transgénicos por microinyección de ADN en el pronúcleo de cigotos de ratón 1981: Evans y Kaufman obtienen células embrionarias totipotentes de ratón 1982: Palmiter y col. obtienen ratones transgénicos gigantes mediante transgenes de la hormona del crecimiento de la rata 1983 Palmiter y col. obtienen ratones transgénicos gigantes mediante transgenes de la hormona de crecimiento humana 1983: McGrath y Solter desarrollan una nueva técnica para experimentos de transferencia nuclear en ratón 1985: Hammer y col. obtienen animales de granja transgénicos (conejos, ovejas, cerdos) con el transgén de la hormona del crecimiento humano 1987: Thomas y Capecchi obtienen los primeros ratones knockout por recombinación homóloga 1989 Clark y col. obtienen ovejas transgénicas con el gen humano del factor IX de coagulación de la sangre mediante microinyección de ADN en el pronúcleo del cigoto 1991 Wright y col. obtienen ovejas transgénicas con el gen humano de la 1-antitripsina mediante microinyección de ADN en el pronúcleo de cigotos 1991 Ebert y col. obtienen cabras transgénicas con el gen AtPH humano (activador tisular de plasminógeno) mediante microinyección de ADN en pronúcleo de cigoto 1991 Krimpenfort y col. obtienen vacas transgénicas con el gen humano de la lactoferrina mediante microinyección de ADN en el pronúcleo de 41 cigotos 1993: Nagy y Rossant obtienen ratones quiméricos por co-cultivo de embriones 1993: Schedl y col. obtienen ratones transgénicos con cromosomas artificiales de levaduras 1994: Brinster y col. obtienen ratones transgénicos por transplante de espermatogonias 1996: Campbell y col. obtienen ovejas clónicas por transferencia nuclear de células embrionarias en cultivo 1997: Wilmut y col. obtienen ovejas clónicas por transferencia nuclear de células diferenciadas fetales y adultas en cultivo 1997: Schnieke y col. obtienen ovejas clónicas transgénicas por transferencia nuclear a partir de células fetales diferenciadas 1998: Cibelli y col. obtienen vacas clónicas transgénicas por transferencia nuclear a partir de células fetales diferenciadas 1999 Baguisi y col. obtienen cabras transgénicas por transferencia nuclear 1999 Yanagimachi y col. obtienen ratones transgénicos mediante la coinyección de cabezas de espermatozoides y ADN exógeno ( revisiones por Clark et al., 1987; Chen y Powers, 1990; Bialy, 1991; Sangh, 1994; Velander et al.,1997) Métodos de transformación genética en animales Transformación genética mediante el uso de vectores retrovirales. Contrario a la percepción de muchos, los primeros animales transgénicos fueron producidos hace ya casi 30 años mediante la microinyección de ADN viral (SV40) en la cavidad del blastocele de embriones de ratón (Jaenish y Mintz, 1974). Los próximos intentos involucraron embriones de ratón infectados con el retrovirus Moloney de la leucemia murina (MoMuLV), lo que resultó en la transmisión estable hacia la línea germinal (Jaenish, 1976). Esto se logró reemplazando genes que no son esenciales para el virus por genes heterólogos, aprovechando así la capacidad de los virus de infectar un amplio espectro de células y con una gran eficiencia. Una de las grandes desventajas de este método radica en que la integración del ADN se produce en diferentes etapas del embrión en desarrollo, lo que implica que el ADN no se integra en todas las células somáticas o en la línea germinal y por lo tanto no hay transmisión del transgen a la descendencia. Además, los animales generados por este método tienen a menudo más de un sitio de integración, lo cual ocurre cuando más de una célula del embrión es infectada por el virus (Palmiter y Brinster, 1985). Esto implica que las líneas de ratones transgénicos deben ser cruzadas para segregar los diferentes loci conteniendo el transgen y poder así aislar líneas con un sitio de inserción único. Finalmente, los vectores retrovirales poseen una limitada capacidad de ADN 42 foráneo que puede ser acomodado, alrededor de 8 kb, lo cual imposibilita muchos experimentos especialmente con secuencias genómicas humanas que pueden superar ampliamente este tamaño. Transformación genética mediante microinyección pronuclear. En la década del 80 ocurrió un importante avance en la tecnología de animales transgénicos que marcó el curso de la investigación en este campo por al menos dos décadas. Gordon y colaboradores describieron una técnica donde el ADN desnudo fue inyectado en el pronúcleo de un ovocito de ratón recientemente fertilizado, el que posteriormente se transfirió a hembras receptoras sincronizadas (Gordon y col., 1981). Este experimento demostró que era posible usar un plásmido recombinante como vector para transferir genes foráneos directamente hacia el embrión. El ADN inyectado de esta forma se integró en el genoma y pudo ser heredado por la descendencia de los animales transgénicos fundadores. La inyección de embriones al estado de una célula fue clave para obtener una integración temprana del transgen, permitiendo al ADN foráneo contribuir en el genoma de todas las células somáticas y la línea germinal. En ciertos casos la integración del transgen también ocurrió después de la primera división del zigoto, lo que resultó en animales fundadores mosaicos. Estos animales mosaicos aún transmiten el transgen a la descendencia pero lo hacen a una frecuencia menor al 50%. Desgraciadamente, la eficiencia para generar animales transgénicos utilizando esta tecnología es baja, particularmente en animales de granja. La eficiencia de la inyección pronuclear está controlada por una serie de factores como quedara demostrado por los trabajos de Brinster y colaboradores, quienes entregaron valiosa información sobre la integración de los transgenes y permitieron establecer que la concentración y la forma (circular o linear) del ADN eran los factores más críticos para una eficiente integración (Brinster y col., 1985). No se encontraron diferencias significativas cuando el pronúcleo femenino o masculino era utilizado para la inyección, aunque este último es preferido por ser más grande. Por otro lado, el cruzamiento de ratones híbridos (por ejemplo C57BL x SJL) fue más exitoso en la producción de animales transgénicos que las líneas cosanguíneas (C57Bl x C57Bl). El descubrimiento de la inyección de pronúcleos como un nuevo método para modificar el genoma de los animales revolucionó la forma en que los investigadores pudieron analizar la expresión de los transgenes y pavimentó el camino para la generación de los primeros animales transgénicos de granja hace ya 18 años (Hammer y col., 1985). Desde entonces, la tecnología ha sido implementada con éxito en la mayoría de los animales domésticos como en conejos (Buhler y col., 1990), ovejas (Wright y col., 1991), cabras (Ebert y col., 1991), vacas (Krimpenfort y col., 1991) y cerdos (Wall y col., 1991). Sin embargo, además de los problemas asociados con la integración de los transgenes hay ineficiencias asociadas con la recolección, cultivo de los huevos fertilizados y transferencia de los embriones hacia las hembras receptoras. Otros factores como el largo período de gestación y el bajo número de animales por generación, sumado al costo extra de cuidado de los animales, han contribuido a la lenta 43 adopción de estas tecnologías, especialmente en los países menos desarrollados. Los primeros estudios realizados en animales de granja se enfocaron hacia el uso de genes que controlan la productividad del animal, por ejemplo genes de la hormona del crecimiento para incrementar la tasa de crecimiento y la eficiencia de conversión (Pursel y Rexroad, 1993). Estos estudios mostraron los problemas de la inyección pronuclear con relación al control de los niveles de expresión del transgen. Se encontró una gran variación de expresión en las líneas de animales transgénicos generados, siendo ésta en general muy pobre, especialmente si no todos los elementos reguladores del transgen eran incluidos en la construcción genética (plásmido). Esto llevó a que muchos investigadores dedicaran mayores esfuerzos a entender la forma en que los transgenes se insertan en el genoma del animal y los factores que afectan la expresión de los mismos. Esto explica por qué la mayoría de los experimentos dirigidos a alterar la composición de la leche han sido realizados principalmente en el ratón, aunque existen algunas notables excepciones tales como la secreción de proteínas de valor terapéutico como el factor IX de la coagulación en la leche de ovejas (Wright y col., 1991), el activador de plasminógeno de tejido en la leche de cabras (Ebert y col., 1991) y la lisozima humana en la leche de bovinos (Krimpenfort y col., 1991). Sin embargo, dada la baja eficiencia de esta tecnología (Clark y col., 1994), sumado a los costos involucrados, es que ha habido una búsqueda constante por nuevas alternativas. Así, la manipulación de las células madre embrionarias de ratón (ES cells) apareció como una potencial solución para muchos de los problemas encontrados con la técnica de microinyección pronuclear. Transformación genética mediante recombinación homóloga en células madre embrionarias (ES cells). El aislamiento de células madre embrionarias de ratón, en 1989, abrió nuevas posibilidades para estudiar la función génica en animales transgénicos (Thompson y col., 1989). Las células madres embrionarias se obtienen desde el macizo celular interno de blastocistos y se pueden mantener en cultivos sin perder su estado indiferenciado gracias a la presencia en el medio de cultivo de factores inhibitorios de la diferenciación. Estas células pueden ser manipuladas in vitro vía recombinación homóloga, permitiendo así alterar la función de genes endógenos. Las células así modificadas pueden ser entonces reintroducidas en blastocistos receptores contribuyendo eficientemente a la formación de todos los tejidos en un animal quimérico incluyendo la línea germinal (Evans y Kaufman, 1981; Martin, 1981). Esta tecnología posibilita modificaciones genéticas muy finas en el genoma del animal, tal como la introducción de copias únicas de un gen. La incorporación de una copia única de un gen en un sitio predeterminado del cromosoma tiene las ventajas de permitir controlar el número de copias del transgen y se puede controlar la inserción de este en un sitio favorable (transcripcionalmente activo) para su expresión tejido-específica. Utilizando esta tecnología ha sido posible anular la función de genes endógenos del ratón mediante la integración de un marcador de selección, lo que ha permitido 44 la generación de varios cientos de ratones llamados knock out que han servido como modelos de enfermedades genéticas en humanos y como modelos para analizar la función de genes endógenos (Melton, 1994; Shastry, 1998; Kolb y col., 1999; Wallace y col., 2000). Lamentablemente, la generación de animales modificados genéticamente a través de esta ruta ha sido limitada sólo al ratón, fundamentalmente por la imposibilidad de aislar células madre embrionarias de otras especies que conserven la capacidad de totipotencialidad que caracteriza a estas células (Clark y col., 1992; Niemann y Reichelt, 1993; Cibelli y col., 1998). Aunque células parecidas a las células madre embrionarias (ES-like cells) han sido descritas en otras especies (lo que ha contribuido a la formación de vacas y cerdos quiméricos a partir de ellas), en ningún caso se ha demostrado que puedan transmitir las modificaciones a su descendencia, lo cual ha impedido el establecimiento de líneas de animales transgénicos a través de esta ruta (Niemann y Reichelt, 1993; Cibelli y col., 1998). Transformación genética mediada por semen. En 1989 Lavitrano y col. describieron la producción de ratones transgénicos mediante inseminación artificial, utilizando semen que había sido incubado con ADN exógeno. Aunque atractivo por su simplicidad, este procedimiento ha sido muy cuestionado por su poca reproducibilidad, ya que a pesar de los esfuerzos de los principales laboratorios del mundo estos experimentos no pudieron ser repetidos en el ratón (Brinster y col., 1989). Más recientemente, el mismo grupo clama haber producido cerdos transgénicos con una muy alta eficiencia de 54-60% (Lavitrano y col., 1997); sin embargo, la integridad del transgen no fue analizada y otros estudios demuestran que el ADN internalizado por esta ruta sufre re-arreglos y recombinación con el ADN genómico, lo que dificulta la formación de líneas de animales transgénicos con niveles de expresión estable (Zoraqi y Spadafora, 1997). Transformación genética mediante transformación de células somáticas y transferencia nuclear (clonación). La transferencia nuclear se describió por primera vez en 1952 en anfibios y consiste en extraer el material genético de un ovocito para posteriormente introducirle el material genético de una célula del animal a clonar. Los trabajos pioneros de Briggs y King (1957) demostraron que los núcleos de células al estado de blastocisto eran capaces de dirigir el desarrollo embrionario normal de ovocitos reconstituidos y generar una rana adulta a partir de estas células. En la década de los ochenta se realizaron exitosamente transferencias nucleares en la mayoría de los mamíferos como conejos (Stice y Robl, 1988), cerdos (Prather, y col., 1989), bovinos (Prather y col., 1987) y ovejas (Willadsen, 1986; Smith y Wilmut, 1989). Estos experimentos se realizaron por medio de la disociación de blastómeros embrionarios (células embrionarias no diferenciadas) y su posterior transferencia nuclear. Sin embargo, los intentos por realizar transferencia nuclear con células más diferenciadas fueron infructuosos, lo que llevó a pensar que el ADN de células diferenciadas no podía reprogramarse, 45 surgiendo entonces el dogma de que el proceso de diferenciación celular era irreversible. Este dogma se derrumbó el 27 de febrero de 1997, fecha en que Ian Wilmut y sus colegas del Instituto Roslin, en Edimburgo, Escocia, explicaron en la revista Nature cómo habían creado a la oveja Dolly. Dolly fue el resultado de la fusión de un núcleo procedente de una célula mamaria extraída de una oveja adulta con un óvulo al que previamente se le había extraído el material genético (proceso conocido como enucleación). El equipo escocés demostraba así que las células adultas y especializadas podían ser reprogramadas. La etapa clave de este proceso fue la coordinación del ciclo celular de la célula receptora y el de la célula donante de núcleos que se logró mediante la deprivación de suero de estas últimas (Campbell y col., 1996; Wilmut y col., 1997). La deprivación de suero, previo a la transferencia nuclear, induce a las células a salir del ciclo de crecimiento y entrar en un estado de arresto celular o quiescencia (G0/G1 en el ciclo celular), que se ha propuesto potenciaría el desarrollo embrionario, permitiendo a los factores en el ooplasma reprogramar el núcleo donante (Campbell y col., 1996). Siguiendo los hallazgos de Campbell y Wilmut muchos grupos han reproducido exitosamente estos experimentos (Schnieke y col., 1997; Wells y col., 1997; Baguisi y col., 1999; Zakhartchenko y col., 1999a; Reggio y col., 2001), con la excepción de un grupo en Estados Unidos, quienes han recomendado el uso de células proliferando activamente, esto es, células en G1 en el ciclo celular en vez de deprivadas de suero (Cibelli y col., 1998). Sin embargo, ninguno de estos estudios comparó directamente la eficiencia de ambos tratamientos para producir animales clonados y estudios recientes, utilizando fibroblastos fetales, han demostrado que la inducción del estado de quiescencia en las células mejora significativamente el desarrollo a la etapa de blastocisto comparado con células proliferativas, aunque no se evaluó la tasa de éxito de la transferencia de estos embriones en receptoras sincronizadas (Hill y col., 2000; Zakhartchenko y col., 1999b). Problemas de la transgénesis. La introducción de una nueva información genética (el transgén) dentro del genoma de un organismo puede presentar algunos problemas en relación a dónde y cuándo expresar el transgén, tal como se indica a continuación: - Integración múltiple (en tándem o no) - Lugar de integración indeterminado (efecto de posición) - Metilación y falta de expresión - Mosaicismo (germinal y somático) - Expresión específica/ectópica - Expresión variable - Expresión variable dentro de líneas (variegación) 46 En cualquier caso, el ideal sería poder dirigir con total precisión el lugar de integración del transgén. Así, por ejemplo, en 1999 se obtuvieron en el Roslin Institute de Edinburgo las ovejas transgénicas “Cupid” y “Diana” a partir de la clonación de cultivos celulares modificados mediante recombinación homóloga (“gene targeting”). - Potenciales usos de la tecnología de transferencia nuclear y recombinación homologa en producción animal - Clonación de animales elite. Además de proporcionar una ruta para la generación de animales transgénicos, la transferencia nuclear podría utilizarse para realizar la imagen más popular de la clonación, esto es, la producción de cantidades ilimitadas de animales genéticamente idénticos. La posibilidad de multiplicar razas de animales seleccionados podría aumentar la eficiencia de la productividad pecuaria. Sin embargo, la principal ventaja de la clonación no sería en los programas de selección, sino en la diseminación más rápida del progreso genético desde rebaños elite hacia los productores. Hasta la fecha esto se ha venido realizando mediante la inseminación artificial, la cual suministra sólo la mitad de los genes. Con la clonación, los productores que pudieran pagar este servicio recibirían embriones que serían clones de las vacas más productivas de los rebaños elite, con lo que incrementarían la performance de sus rebaños en tan sólo una generación. En este escenario las empresas venderían embriones clonados de la misma forma en que hoy comercializan el semen. Estos embriones tendrían la ventaja de un transporte más fácil de los genotipos entre países, evitándose los inconvenientes de la cuarentena. Un potencial riesgo de esta práctica estaría en la posibilidad de pérdida de diversidad genética; sin embargo, esto se podría evitar restringiendo la venta de un número limitado de clones de cada genotipo a cada productor. Aunque los rebaños de algunos productores pudieran consistir sólo de animales clonados, el hecho de que estos fueran clones de diferentes animales elite incrementaría la diversidad genética en estos predios. - Conservación genética. Aunque la transferencia nuclear se asocia en la mente de la gente con una pérdida de la diversidad genética, esta técnica también proporciona nuevas alternativas para la conservación genética. Con una cada vez más creciente presión comercial, muchas razas indígenas o criollas adaptadas a las condiciones locales (a modo de ejemplo la raza Overo Negro en nuestro país) están siendo reemplazadas por razas comerciales sujetas a sistemas intensivos de producción. Estas razas locales pueden contener importantes genes que confieran resistencia a enfermedades y resistencia a las condiciones climáticas (frío/calor). Hay, por tanto, una urgente necesidad por prevenir su extinción. Los métodos actuales de conservación consisten en almacenar semen o embriones congelados, procesos que son largos y costosos. Como consecuencia, el futuro de sólo unas pocas razas está asegurado. La tecnología de clonación puede 47 proporcionar una forma más simple y efectiva de conservar estas razas, por cuanto muestras de sangre, biopsias de piel o incluso pelo pueden ser utilizadas como fuentes de células que podrían ser crecidas brevemente en el laboratorio, mantenidas y congeladas mediante su almacenamiento en nitrógeno líquido para ser luego utilizadas en experimentos de transferencia nuclear. El mejor ejemplo del potencial de esta tecnología lo demuestran los recientes experimentos en diversas especies en peligro de extinción mediante transferencia nuclear interespecies (Lanza y col., 2000; Kitiyanant y col., 2001; Loi y col., 2001; Lee y col., 2003). - Eliminación de genes (gene knock out). La posibilidad de recombinación homóloga (gene targeting) en células somáticas previo a la transferencia nuclear ha captado la atención de las principales compañías biotecnológicas que desean capitalizar los frutos de esta tecnología (Pollock y col., 1999; Reggio y col., 2001). La modificación genética que conduce a la pérdida de función de un gen, o más comúnmente conocida como gene knock out, ha sido utilizada extensivamente en el ratón para obtener un mayor entendimiento de la función génica y como modelo para ciertas enfermedades (Shastry, 1998; Kolb y col., 1999; Wallace y col., 2000). Actualmente existe una gran carencia de órganos para trasplantes humanos que no es cubierta por las donaciones. El trasplante de órganos de animales hacia humanos (xenotrasplantes) podría ser la solución. Sin embargo, existen muchas barreras de rechazo entre especies que limitan su uso. La principal barrera consiste en el fenómeno de rechazo hiperagudo debido a la presencia de anticuerpos naturales contra epítopes del disacárido galactosa 1-3 galactosa presente en las superficies celulares de mamíferos, pero que estarían ausentes en las superficies celulares de humanos y monos (Gallili y col., 1985). Este es uno de los principales usos donde la tecnología de recombinación homóloga acoplada con transferencia nuclear está siendo explotada. La reciente generación de cerdos transgénicos en los que se eliminó el gen 1-3 galactosiltransferasa y que permitiría la producción de animales que carecen del epítope responsable del rechazo hiperagudo, es una clara demostración del poder de esta tecnología (Phelps y col., 2003). Otra de las aplicaciones de esta tecnología está en la creación de animales resistentes a ciertas enfermedades. Las enfermedades ocasionadas por priones han tenido un enorme impacto económico en algunos países de Europa y la utilización de productos animales para su uso en humanos es una preocupación constante. Este es el caso de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o más comúnmente conocida como enfermedad de las vacas locas que sería la causa de una nueva forma de enfermedad de Creuzfeldt Jacob en humanos denominada vCJD (Hill y col., 1997). Experimentos realizados en ratones (Prusiner y col., 1993) y más recientemente en ovejas (Denning y col., 2001), demuestran que es factible eliminar el gen para los priones (PrP) mediante recombinación homóloga y que los animales producidos son resistentes al Scrapie. Dado que las ovejas y vacas 48 están siendo utilizadas para producir proteínas humanas de uso farmacológico y que estos animales poseen genes funcionales PrP, sería apropiado producir poblaciones de animales resistentes a estos priones. La tecnología de recombinación homóloga ha sido ampliamente utilizada en el ratón para producir varios modelos de enfermedades humanas. Sin embargo, debido a las diferencias fisiológicas sería más apropiado disponer de modelos animales que se asemejen más al humano. Este es el caso del modelo para fibrosis quística creado en el ratón, donde se eliminó el gen Cftr (Cystic fibrosis transmembrane responder). Este modelo no presentó las características típicas de la enfermedad en humanos debido a las diferencias en la fisiología del pulmón del ratón (Davidson y col., 1995). La eliminación del gen Cftr en la oveja se esperaría produjera un modelo animal para fibrosis quística más exacto debido a las similitudes de la fisiología pulmonar entre ovejas y humanos (Harris, 1997). Las modificaciones en los animales que pudieran influir rasgos de producción tales como el crecimiento y la eficiencia de alimentación son uno de los principales objetivos en el mejoramiento animal. Ratones en donde el gen de la miostatina se eliminó mediante recombinación homóloga desarrollaron mayor musculatura esquelética que los controles no modificados (McPherron y col., 1997). Además, el fenotipo de doble musculatura de algunas razas bovinas, por ejemplo Belgian Blue, ha sido asociado a modificaciones (mutaciones naturales) del gen de la miostatina (Grobet y col., 1997). Por lo tanto, la eliminación de este gen en bovinos, ovejas y cerdos podría producir animales con mayor masa muscular, lo cual sería de enorme importancia económica. Tal es así que actualmente existe una empresa biotecnológica en USA (http:// www.prolinia.com) cuyo objetivo es proporcionar la clonación a los mejoradores de razas registradas, para luego mediante ingeniería genética proveer a estas razas elite de características deseables como la mutación para el gen de la miostatina. Otra característica productiva que se podría mejorar a través de esta tecnología es la leche. La leche aporta cerca del 30% de las proteínas consumidas en los países desarrollados. Por esta razón, la lactancia ha sido objeto de diversos estudios en el campo de genética, fisiología y nutrición. La recombinación homóloga podría ser utilizada para reemplazar genes de las proteínas de la leche de los animales de granja con la respectiva contraparte de los genes humanos para utilizarlos como fuentes de proteínas. Por ejemplo, la seroalbúmina humana es utilizada ampliamente para el tratamiento de quemaduras y como reemplazo de fluidos corporales en cirugía. La escala de requerimiento de esta proteína (~ 600 toneladas al año) la hacen un muy buen candidato para su producción a escala comercial en la leche de vacas transgénicas. Desafortunadamente, la seroalbúmina bovina es muy similar a la humana, lo que genera problemas para su purificación. Una solución sería reemplazar el gen bovino con su contraparte humana, así la proteína bovina sería eliminada sin alterar o comprometer la 49 viabilidad del animal. Otro ejemplo lo constituye la ß-Lactoglobulina que está presente sólo en la leche de rumiantes y no tiene una función conocida en el proceso de secreción de leche (Clark y col., 1998). Su presencia confiere algunas propiedades de elaboración indeseadas y se cree es la responsable de la mayoría de las alergias a la leche bovina, situación que afecta a una considerable parte de la población mundial. Por lo tanto, la eliminación de esta proteína podría proporcionar nuevas propiedades tecnológicas a la leche (Richardson, 1985). Además, su eliminación no sólo ayudaría con el problema de las alergias, sino que también, debido a la compensación que se produciría en la concentración de las otras proteínas de la leche, probablemente incrementaría la concentración de caseínas, lo que tendría un efecto directo para la industria quesera. De la misma forma, la sobreexpresión de caseínas en la leche se esperaría que alterara significativamente las propiedades tecnológicas de la misma como fuera demostrado recientemente por Brophy y col., (2003) y la expresión de proteasas podría generar resistencia a enfermedades de gran impacto en el sector lechero como la mastitis (Kerr y col., 2001). - Aplicaciones de la transgénesis. La biotecnología incluye “cualquier técnica que utilice organismos vivos o parte de los organismos para fabricar o modificar productos, mejorar plantas, animales o desarrollar microorganismos para usos específicos” (Rodríguez-Villanueva, 1986). La potencialidad de la biotecnología estriba en producir cantidades ilimitadas de: Substancias de las que nunca se había dispuesto con anterioridad Productos que se obtenían en pequeñas cantidades Abaratamiento de los costes de producción Mayor seguridad en los productos obtenidos Nuevas materias primas, más abundantes y menos caras Dentro de este contexto general, la Biotecnología ha incorporado la transgénesis animal con los fines que se indican a continuación: Mejora de caracteres productivos Resistencia a enfermedades Modelos animales de enfermedades humanas (por ejemplo, ratones knockout) Animales transgénicos como biorreactores para la síntesis de proteínas de alto valor (proteínas terapéuticas): Las “granjas farmacéuticas” o “granjas moleculares” Donación de órganos: Xenotransplantes - Las granjas farmacéuticas. La Biotecnología ha aplicado estas técnicas experimentales de transgénesis y ya hoy se están estableciendo las primeras 50 granjas farmacéuticas en las que se crían ovejas, cabras, vacas o cerdos transgénicos que producen en su leche proteínas terapéuticas humanas ( Velander et al., 1997). La manipulación genética de un mamífero doméstico transgénico consiste, en primer lugar, en preparar el fragmento de ADN que contiene el gen humano, uniéndolo a otro fragmento de ADN correspondiente a un elemento regulador (promotor) procedente de un gen que promueve la síntesis de una proteína de la leche (por ejemplo, la -lactoglobulina, la caseína, etc.). De esta manera se asegura que el gen humano sólo se expresará en las células de las glándulas mamarias del animal transgénico (oveja, cabra, vaca, cerdo) obtenido tras la inyección del ADN manipulado en el pronúcleo masculino de un cigoto producido por fecundación in vitro. Sin embargo, actualmente, la utilización de la técnica de clonación por transferencia de núcleos de células genéticamente modificadas resulta más ventajosa. Con esta última técnica, los investigadores del Roslin Institute de Edinburgo obtuvieron por vez primera en 1997 ovejas transgénicas procedentes de núcleos de fibroblastos fetales a los que se les había introducido el gen humano que codifica para el factor IX de coagulación de la sangre (Schnieke et al., 1997). Los resultados de estos autores demostraron además que la utilización de la técnica de clonación de los núcleos modificados genéticamente es mucho más eficaz que la técnica original de microinyección de ADN en los pronúcleos de los cigotos. Posteriormente, con estas técnicas se ha conseguido que la leche de las hembras transgénicas contenga también otras proteínas terapéuticas humanas (-1antitripsina, proteína C, factor VIII de coagulación, antitrombina III, etc.) que pueden luego ser fácilmente separadas de las restantes proteínas propias del animal. Además es importante señalar que el animal transgénico no se ve perjudicado en su desarrollo porque el gen humano sólo se expresa en las células de las glándulas mamarias debido al regulador específico al que se le ha asociado y, por tanto, en las restantes células del animal no se sintetiza la proteína humana al estar silenciado el gen humano. En consecuencia, el animal doméstico ha sido convertido en un gran biorreactor sin perjuicio aparente para él. Las primeras granjas farmacéuticas fueron establecidas por compañías biotecnológicas como Pharmaceutical Proteins Ltd (PPL) en Escocia (1500 ovejas), Genzyme Transgenics en Estados Unidos (1000 cabras), Gene Pharming Europe en Holanda (vacas), etc. Otros grupos de investigación son partidarios de la utilización de las granjas de cerdos transgénicos dado su corto tiempo de gestación (cuatro meses), el intervalo generacional (un año) y el mayor tamaño de las camadas (10 a 12 lechones), teniendo en cuenta además que una cerda lactante produce unos 300 litros de leche al año. 51 Las cifras económicas demuestran la importancia futura de las granjas farmacéuticas: el mercado de proteínas terapéuticas, que actualmente se obtienen principalmente mediante fermentación o cultivo celulares, se estima en unos 7.600 millones de dólares anuales y se calcula que podrá llegar a ser de 18.500 millones de dólares el año 2000 (ver Postel-Vinay y Millet, 1997 para una versión divulgadora de los experimentos de clonación y de animales transgénicos). Las cifras expresadas parecerían justificar las enormes inversiones que es necesario hacer para obtener animales transgénicos, tal como se indica en el cuadro adjunto: Tabla 3. Producción de mamíferos transgénicos en diferentes especies. Animales transgénicos producidos Meses Coste en $ Proteína Especie para estimado de producid % % embriones descendencia inyectados y obtener la cada animal a en la F2 transgénico leche transferidos (por lactación) Ratón 17,3 2,6 7,5 $ 121 1g Conejo 12,8 1,5 17 Porcino 9,2 0,9 38 $ 25.000 Ovino 8,3 0,9 52 $ 60.000 100 Kg Bovino 3,6 0,7 100 $ 546.000 1.000 Kg 1 Kg Fuente: A. Sánchez Bonastre, 1999 De la última columna del cuadro anterior se deduce el valor económico de los rebaños de animales transgénicos. Indicaremos a continuación algunas realizaciones prácticas: - Xenotrasplantes. Desde que el Doctor Christian Barnard hiciera su primer trasplante de corazón, la técnica de trasplante de órganos se ha generalizado en la práctica médica, habiendo alcanzado altísimos niveles de perfección. Sin embargo, uno de los retos pendientes es el de la oferta y la demanda: desgraciadamente muchos pacientes mueren antes de tener acceso al trasplante deseado. Por ello la posibilidad de recurrir a especies animales como donantes de 52 órganos se planteó hace ya muchos años. De hecho, entre los años 1964 y 1995 se han realizado 32 xenotrasplantes de riñón, corazón, hígado y médula ósea procedentes mayoritariamente de chimpancé y mandril con un resultado negativo en todos los casos, tal como se indica en el cuadro adjunto: Tabla 4. Trasplantes de órganos de animales a humanos. TRASPLANTES DE ÓRGANOS DE ANIMALES A HUMANOS Donante Órgano Supervivencia Número de Autor Año trasplantes Chimpancé Riñón Un paciente, 12 Reemtsma 1964 nueve meses Mono mico Riñón 10 días 1 Reemtsma 1964 Mandril Riñón 4 días y medio 1 Hitchcok 1964 Mandril Riñón Un paciente, dos 6 Starzl 1964 meses Chimpancé Corazón Extirpado 1 Hardy 1964 Chimpancé Hígado Un paciente, 14 3 Starzl 1969-74 días Mono Corazón Fracasó (sin 1 Yacoub 1975 datos) Mandril Corazón Rechazo agudo 1 Barnard 1977 Chimpancé Corazón 4 días 1 Barnard 1977 Mandril Corazón 3 semanas 1 Bailey 1985 Mandril Hígado 70 días 1 Starzl 1992 Cerdo Hígado 34 horas 1 Nakowka 1992 Mandril Hígado 26 días 1 Starzl 1993 Mandril Médula El paciente vive, 1 Deeks e 1995 ósea pero el Ildstat trasplante fracasó Fuente: Unidad de trasplantes del Total: 32 Hospital General de Massachussetts, USA La utilización de órganos procedentes de monos tenía la lógica de su proximidad evolutiva con la especie humana, pero la diferencia de tamaños de los órganos entre las especies suponía un serio inconveniente. Por eso se pensó en el cerdo como posible donante. Por otro lado, una causa importante del fracaso de los xenotrasplantes es el rechazo hiperagudo que se produce cuando el organismo humano reconoce la presencia del órgano de otra especie. De ahí surgió la idea de utilizar cerdos transgénicos como posibles donantes. 53 Respecto a la utilización de cerdos transgénicos como reservorio de órganos para posibles trasplantes (xenotrasplantes) de corazón, riñón o hígado a pacientes humanos hay que ser todavía muy cauto en relación con las expectativas creadas. El primer paso que se ha dado ha consistido en la obtención de cerdos transgénicos capaces de expresar el antígeno regulatorio del complemento humano, evitando así el rechazo hiperagudo (Dr. David J.G. White, en Cambridge, en 1992). No obstante, quedan por resolver aún numerosos interrogantes, entre ellos la posibilidad de que se transmitan al hombre infecciones virales de origen animal (Le Tissier et al. 1997). De ahí la importancia que tendría la posible utilización de cerdos transgénicos ante la demanda creciente de órganos y las correspondientes listas de espera. Para una revisión de los xenotrasplantes ver Lanza et al. (1997) y Cooper et al. (1997). - Aspectos bioéticos. En un contexto bioético quizá podría ser conveniente hacer una valoración general sobre lo que significa la introducción de genes humanos en organismos no humanos. Habría que distinguir dos situaciones diferentes: la primera, cuando la transferencia del gen humano al organismo no humano se hace en beneficio del propio hombre, y la segunda cuando la transferencia del gen humano al organismo no humano se hace exclusivamente en beneficio (o perjuicio) de este último. Desde el punto de vista bioético, la situación creada por la obtención de mamíferos transgénicos portadores de genes humanos para la obtención de proteínas terapéuticas humanas no es esencialmente nueva ya que, desde los primeros tiempos de la ingeniería genética molecular, se han introducido genes humanos en células bacterianas para obtener proteínas humanas (insulina, hormona de crecimiento, interferón, etc.). Tanto en el caso de las bacterias como de los animales transgénicos que se convierten en factorías naturales (biorreactores) de proteínas humanas, la valoración ética es positiva. En este último caso es importante señalar además que, al quedar restringida la expresión del gen humano a las células de la glándula mamaria, la fisiología y desarrollo del animal no se ven alterados y por tanto se evita cualquier daño a éste, quedando protegidos así los derechos de los animales. En el segundo caso planteado, cuando la transferencia del transgén humano se realiza con el único propósito de influir en el desarrollo del animal, la valoración ética puede ser negativa si se producen anomalías importantes en su fisiología, como ocurrió en los cerdos que habían incorporado el gen humano de la hormona del crecimiento. Finalmente, en este contexto ¿podría decirse que algún gen humano concreto – en definitiva, un trozo de ADN – merecería un tratamiento o valoración ética diferente al resto? La respuesta lógica sería negativa, so pena de caer en una sacralización del ADN humano. ¿Cuál es la valoración ética de los xenotrasplantes? En primer lugar, habría que tener la garantía suficiente de que no hay problemas de transmisión viral. Aún 54 sentada esta premisa, hay que reconocer que a muchas personas les repugna, en principio, la idea de que alguien pueda llevar un órgano animal. Sin embargo habría que recordar que desde hace mucho tiempo se realiza la implantación de válvulas de cerdo a personas con ciertas insuficiencias cardiacas y todo el mundo ha aceptado esta práctica médica. Por otro lado, la existencia de prótesis de material inerte (plástico, metales, etc.) podría ser igualmente rechazado y no lo es. Ciertamente, desde el punto de vista ético parece que no habría razón para rechazar los xenotrasplantes en la medicina del futuro, siempre que se solucionen todos los aspectos técnicos – que son muchos – que aún quedan por resolver. 2.3.2 Clonación. Después de la exitosa clonación de ovinos, bovinos y caprinos numerosos laboratorios intentaron clonar cerdos. A pesar de los esfuerzos, en esta especie los resultados no fueron buenos inicialmente. Esto motivo que numerosos grupos hayan continuado con la producción de cerdos transgénicos por microinyección pronuclear. Así se han generado cerdos con un incremento de la conversión alimenticia, originados por la introducción de la construcción compuesta por metalotioneina + hormona del crecimiento (Nottle et al,.1999). Recientemente también se han obtenido cerdos destinados a aumentar la asimilación del fósforo y reducir la concentración de este elemento en las heces, mediante la expresión de la fitasa bacteriana en la glándula salivar de cerdos, esto tendría beneficios al reducir la polución ambiental. La fitasa es una enzima que desdobla el ácido fítico liberando el fósforo del mismo (Golovan et al., 2001). También se ha alterado la leche de los cerdos para incrementar la salud y el desarrollo de los lechones esto se ha logrado sobreexpresando alfa-globulina bovina (Wheeler et al 2001). Estas técnicas de modificación genética se realizaron en estos trabajos basadas en la introducción del DNA foráneo por microinyección en la cigotas. Esta metodología es altamente ineficiente (1-2% de inserción estable) y produce un alto grado de mosaiquismo debido a la inserción tardía durante el desarrollo embrionario temprano. El primer cerdo producido por clonación de células somáticas fue producido en el año 2000 (Polejaeva et al) desde esta fecha se han hecho importantes progresos. Entre ellos la producción del los primeros cerdos por incorporación de genes al azar (Park et al., 2000; Lai et al., 2001 y 2002). Si bien esta modificación aumenta la eficiencia en la obtención de animales transgénicos, la integración del transgen continúa siendo al azar, por lo cual la expresión del mismo es esencialmente impredecible. Para solucionar este problema se han estado reclonando los animales con expresión adecuada (Salamone et al., 2004) para tener animales de producción predecible, pero aun son necesarias futuras mejoras. La técnica de recombinación homóloga permite la modificación precisa de los genes existentes, evita los problemas derivados de los efectos posiciónales y de inactivación por inserción y permite además la inactivación de genes específicos así como el reemplazo de un gen por otro. La utilización de la técnica de 55 recombinación homóloga permite aplicaciones sumamente atractivas en el campo de la producción animal (Piedrahita, 2000). En cerdos la transgénesis en sitio especifico o recombinación homologa ha sido lograda exitosamente (Day et al., 2002; Lai et al., 2002; Ramsoondar et al., 2003; Sharma et al., 2003). Los cerdos son fisiológicamente similares a humanos y ha habido intenso interés en utilizarlo para transplante de órganos, así como, para modelo de enfermedades. La producción de órganos y tejidos animales humanizados para ser utilizados en transplante ha despertado también un interés enorme. Esto implicará la expresión de ciertas proteínas humanas y el silenciamiento de algunas proteínas de origen animal. Esto puede lograrse creando cerdos por recombinación homologa mediante el llamado “knockout de la alfa-1,3galactosiltransferasa”. La obtención de productos para transplantes es probable que se requieran sucesivas modificaciones genéticas. La expresión de proteínas de valor biológico especialmente de interés farmacológico usando como biorreactores animales transgénicos, ha demostrado ser un sistema muy eficiente de producción en numerosas especies. Las limitaciones han sido el nivel de expresión, modificaciones post-transcripcionales y el efecto biológico de las proteínas exógenas sobre el animal que las produce. Una vez que el animal fundador ha sido obtenido también es una limitante llegar a tener un buen número de animales a escala comercial. En el porcino se ha seleccionado las vesículas seminales como órgano de expresión de dichas moléculas. Las ventajas que tienen dichas glándulas incluyen el hecho que el semen luego de producida la pubertad, es generado constantemente y por lo tanto también el fluido seminal, además se puede colectar en una forma no invasiva, no dolorosa y que no requiere gran entrenamiento. Un cerdo transgénico puede producir por muchos años y ser reemplazado por reproducción simple en forma no muy costosa. El plasma seminal es una secreción externa y una vez producida no es reabsorbida, es mas, el exceso de secreción prostática es eliminada por uretra a través de la orina. Esto permitiría expresar moléculas con fuerte actividad biológica y estaría ofreciendo ventajas frente a la glándula mamaria donde ya se ha observado la reabsorción linfática de proteínas secretadas. Por otro lado ha sido demostrado que en ratones a los que se le incorporo el transgen de la hormona del crecimiento para ser expresado en vesículas seminales, no se incrementan los niveles en sangre de dicha hormona cuando se llega a la pubertad. Incluso cuando se expresan niveles de 500 ug/ml en el fluido seminal (Sirad et al., 2002). Además los espermatozoides son muy sensibles a cambios de pH y a las proteasas y el fluido seminal esta preparado para proteger a los espermatozoides a través de anti-proteasas, esto es interesante porque probablemente sería posible aprovechar esta característica para preservar proteínas frágiles. Las proteínas están en el plasma seminal en forma soluble y no forman micelas como en la leche donde las proteínas pueden ser atrapadas en las mismas. Los 56 espermatozoides pueden ser centrifugados y el plasma seminal diluido y purificado usando todo tipo de columnas sin problemas de formación de coágulos. Los cerdos son una especie con una eficiencia reproductiva importante, un macho heterocigoto puede inseminar unas 50 cerdas por mes utilizando inseminación artificial y cada una de estas puede dar origen a 10 lechones, 5 de los cuales serán machos y 2-3 transgénicos, originando un grupo de 150 lechones en 5 meses, por lo que al año habría un numero suficiente de machos para empezar a producir a escala industrial. A la pregunta ¿cuales serán sus aplicaciones agropecuarias en nuestro sistema de producción? La respuesta es que nuestra capacidad de imaginación e innovación es insuficiente. La aplicación más inmediata será la multiplicación de animales de elite. La utilización de animales clonados facilitara la producción y difusión de animales transgénicos. Por ejemplo, existe interés en Europa en reemplazar el gen PrP que torna a los bovinos susceptibles al virus de la vaca loca por otro que le otorgue mayor resistencia. Numerosas compañías ya han producidos animales transgénicos y clonados especialmente expresando nuevas proteínas en leche de valor farmacéutico (Baguisi et al., 1999, Salamone et al. 2005). Hay proyectos que intentan producir cerdos modificados genéticamente para producir semen de un solo sexo, o utilizar cerdos como modelo para enfermedades humanas como la arteriosclerosis, etc. (Forsberg, 2005). Todo esto indica la enorme potencialidad de esta técnica y el futuro desarrollo que pueda alcanzar en la especie porcina. - Técnicas de clonación de embriones. Con base en los conceptos de la clonación descritos anteriormente, se observa que existen tres técnicas que han sido utilizadas en animales de granja o de laboratorio para producir embriones genéticamente idénticos. Dos de ellas cabrían en el concepto de la clonación en un sentido horizontal: la partición o división de embriones por microcirugía, y la separación y cultivo de blastómeros aislados por métodos enzimáticos o mecánicos (Agca y col 1998; Rexroad y Powell 1997). La tercera entra en el concepto de la clonación en un sentido vertical: la transferencia nuclear a partir de células somáticas de adulto o embrionarias (Campbell y col 1996) o de blastómeros de embriones (Prather y col 1987; Savoir y col 1997; Tanaka y col 1997) entre otras células (Tabla 5). 57 Tabla 5. Principales Tipos de Celulares Utilizados en las Técnicas de Clonación. METODOLOGIA TIPOS CELULARES a) Partición de Embriones Mórulas o blastocitos tempranos o tardíos (15,38). Blastómeros de embriones en diferentes etapas, desde 2 células hasta mórula cultivándose in Vitro fuera o dentro de la zona pelúcida (65,66,67). Partenogenotes (ovocitos activados químicamente para dividirse) para reagregar blastómeros. (52,68). b) Separación y cultivo de blastómeros aislados c) Transferencia nuclear Como carioplastos (células donadoras de núcleos). Blastómeros obtenidos de embriones con diferentes etapas de segmentación (desde 2 células hasta blastocitos) (52,69) Células somáticas de embriones (fotroectodermo o masa celular interna o MCI, fibroblastos fetales células de riñón, piel, músculo, gandula mamaria, y células cúmulo o espermatogenias de animales adultos (3,4,15,39,44,54,70,71,72) Ovocitos enucleados Cigotos Embriones de 2 blastómeros (19,54,71) Como citoplastos (células receptoras de núcleos) - Partición o división de embriones. En la década de los 70 se pensaba que los embriones en fases tempranas de la segmentación no sobrevivirían después de una microcirugía. Fue en los años ochenta cuando se demostró que las mórulas y blastocistos de los animales domésticos eran capaces de desarrollarse después de una partición y producir nacimientos viables (Rorie y Godke 1987). Actualmente 58 la partición de embriones permite la producción de gemelos idénticos al dividir el embrión original por métodos microquirúrgicos. Las evidencias experimentales indican que existe una relación inversa entre el número de secciones que se le hagan al embrión y el porcentaje de éxito. Las tasas de producción de gemelos monocigóticos van desde poco mas de 30% en bovinos y ovinos (Edwards y Beard 1998; Herman y col 1998; Williams y col 1983) siendo hasta casi 70% en bovinos, con porcentajes de gestación superiores a 60% (14) e incluso, en algunos casos, equivalentes a 100% (Williams y col 1983). El número de células que tenga el embrión no solo limita el número de segmentos en que pueda dividirse, sino que también tiene incidencia sobre otros aspectos. Típicamente se utilizan embriones en etapa de mórula o blastocisto (Baker 1985; Seidel 1993). Esta estrategia permite utilizar una de las secciones para otros fines experimentales como la determinación del sexo del embrión, mientras que el resto se cultiva o congela para después transferirse a hembras receptoras previamente sincronizadas para mantener la gestación (King y col 1992; Schmidt y col 1992; Palma y col 1995). Los embriones en etapa de blastocisto son seccionados de manera que se dividan en dos partes iguales tanto la masa celular interna (MCI como el trofoectodermo). Es recomendable emplear soluciones que deshidraten ligeramente al embrión (por ejemplo, sacarosa 200mM), con lo que se reduce el daño al trofoectodermo durante su partición. Una vez cortadas, las mórulas compactas y los blastocistos no necesariamente deben ser introducidos a zonas pelúcidas, teniendo una sobrevivencia aceptable al ser transferidas en hembras receptoras; aunque existen informes que indican tasas de supervivencia de 15% en medios embriones (demi-embriones) sin zona pelúcida y de 35% cuando se transfieren con zona pelúcida. En este último caso las tasas de gestación van de 55% a 65% en bovinos (Baker 1985). Willadsen y Godke en 1995, obtuvieron tasas de gestación de 80% en bisecciones de embriones de ovino indistintamente si tenían zona pelúcida o no. En la tabla 6 se muestran algunos de los factores principales que afectan las tasas de éxito con esta técnica. - Separación y cultivo de blastómeros aislados. En algunas especies, como los equinos, se ha utilizado la separación de blastómeros de embriones previos a su implantación para efectuar estudios de diagnóstico de enfermedades genéticas. En ellos se ha determinado la viabilidad de los embriones analizados después de su transferencia en hembras receptoras, encontrándose tasas de gestación de 21% (Huhtinen y col 1997). En humanos la separación y cultivo de blastómeros aislados también han sido utilizados en estudios de biopsias de embriones en diferentes etapas de segmentación con la finalidad de dar alternativas a los estudios de diagnóstico prenatal, evaluando a su vez el desarrollo embrionario in vitro con el propósito de que se seleccionen los mejores embriones capaces de desarrollarse en 59 blastocistos y congelarlos mientras se evalúan sus blastómeros aislados (Geber y col 1995; Pierce y col 1997; Geber y Sampaio 1999). La técnica de separación de los blastómeros implica la remoción de la zona pelúcida, ya sea por métodos químicos, mecánicos o enzimáticos, para posteriormente obtener los blastómeros mediante aspiración, extrusión o disminución de sus interacciones en soluciones libres de Ca2+ y Mg2+ (Savoir y col 1997; Saito y Niemann 1991; Cheong y col 1993; Reicheit y Niemann 1994). Los blastómeros de rata aislados en la etapa de dos células, son capaces de formar embriones completos (Matsumoto y col 1989). En el ratón se han obtenido gemelos idénticos removiendo la zona pelúcida de embriones de dos células y cultivándolos separadamente previo a su transferencia (Williams y col 1984). En otras especies, el éxito del experimento se ha determinado como dependiente de diversos factores. Así, por ejemplo, en porcinos y ovinos la baja eficiencia en la obtención de fetos se debe a la baja sobrevivencia in vivo. En embriones libres de zona pelúcida en fases previas a la compactación (Williams y col 1984). Esta tasa de nacimientos puede aumentarse si se utilizan embriones encapsulados en gel de azarosa (Herman y col 1998; Lehn-jensen y col 1983). De manera que algunas estrategias para suplir a la zona pelúcida son el empleo de capsulas artificiales de azarosa (Willadsen 1979) o de alginato de sodio (Eaton y col 1990; Adaniya y col 1993), o matrices extracelulares como la fibronectina y laminina (Saito y niemann 1991; Wilton y Trounson 1989). EI número de células que forman al embrión separado constituye otro factor importante en la probabilidad de éxito. Willadsen en 1989, demostró que la tasa de gestación en ovinos y bovinos se reducía conforme se hacían grupos de células de números menores. La mayor tasa de gestación que obtuvo este autor fue del 66% al utilizar embriones de dos células o dos grupos de células provenientes de embriones de hasta ocho células. Cuando utilizó embriones de cuatro células o pares de células de embriones de ocho células, la tasa de gestación se redujo a 50%. Cuando se utilizaron los blastómeros individuales provenientes de embriones de ocho células, la tasa de gestación fue de sólo 5%. En todos los casos en los que se separaron las células embrionarias, el número de células formando el blastocisto se reducía linealmente con el número de "divisiones" a la que era sometido el embrión. Un dato importante de este estudio es que cuando se utilizaron las células individuales de los embriones de ocho células, el desarrollo de la MCI se veía fuertemente comprometido al extremo de formarse sólo vesículas sin la presencia de este grupo de células. 60 Tabla 6. Factores que Afectan las Tasas de Gestación en La Partición de Embriones FACTORES Calidad morfológica CONSIDERACIONES Mejores de grado 1 a 2 (14) Fase de segmentación de embriones Mejores resultado (30) y con mayor tasa de gestación (16) en blastocito con mórula Numero se secciones en las que se Los medios embriones (demidivide el embrión embriones) sobreviven mejor en el útero que los 4 embriones (14), los 4 embriones carecen de MCI funcional, viabilidad reducida (30) Presencia de zona pelúcida Resultados controversiales, necesaria en algunos casos (66) o con escasa diferencia (16) Sistema de cultivo de los embriones Mejor en oviducto ligados que in Vitro partidos Numero de demi-embriones Relación directa entre el numero de trasferidos a hembras receptoras demi-embriones trasferidos y la tasa de gestación Preservación Menor probabilidad de supervivencia de demi-embriones congelados (14, 23) Sexo Afectado por la manipulación y el cultivo de embriones, mayor pérdida de embriones femeninos (20) Aparentemente, en los blastómeros aislados se promueve más fácilmente la apoptosis y se afecta preferentemente a las células de la MCI. Este proceso contribuye a la incidencia de abortos debido a que la poca cantidad de células de la MCI reduce la viabilidad fetal (Chan y col 2000). En monos esta misma técnica ha sido aplicada a partir de embriones de ocho células, en la que se separan los blastómeros mientras son mantenidos en medio 61 libre de Ca2+ y Mg2+ ,y luego se reagrupan por pares que se introducen en zonas pelúcidas para que puedan desarrollarse hasta la fase de compactación y así transferirlos a hembras receptoras. El 8% de los embriones tratados brindaron crías vivas (Chan y col 2000). - Transferencia nuclear. Una técnica que incrementa el potencial de desarrollo de los blastómeros aislados de embriones de ocho células o de etapas mas tardías de la segmentación es la transferencia nuclear (Willadsen 1989). Esta técnica permite la producción de individuos genéticamente idénticos originados a partir de un solo donador de núcleos (Romo 1994). Implica la inserción por métodos químicos, físicos, biológicos o mecánicos del núcleo de una célula donadora que puede ser tomada de varios tejidos a la cual se le llama carioplasto, con un ovocito activado y carente de núcleo, o con un huevo fertilizado al que se le hayan extraído los pronúcleos (Edwards 1998; Wlladsen 1989; Meng y col 1997; Bromhall 1975). Contrariamente a lo que pudiera pensarse, el desarrollo de esta metodología es más bien antiguo, si bien hasta hace poco ha acaparado el interés no sólo de la comunidad científica, sino del público en general. En la tabla 7 se muestra una cronología de los eventos más importantes en la obtención de organismos clonados por transferencia nuclear. Es importante destacar que tanto el citoplasma que recibirá al núcleo transferido como el propio núcleo deben tener características fisiológicas específicas para que se realice con éxito tanto la transferencia nuclear como el desarrollo posterior de la célula reconstituida y, eventualmente, el desarrollo del nuevo organismo. La célula que contiene al núcleo que será transferido (carioplasto) debe tener características particulares que permitan cierto porcentaje de éxito antes de ser colocado en el espacio perivitelino adyacente a la membrana del ovocito (citoplasto) y se fusione. Experimentalmente el uso de citocalacina B para bloquear la polimerización de microfilamentos, y de colchicina para la de los microtúbulos, permiten controlar los movimientos del citoesqueleto en el carioplasto, provocar una elasticidad de la membrana plasmática y favorecer así la enucleación mediante el uso de micropipetas, sin romper la membrana plasmática (Edwards 1998; Prather y col 1987; Cheong y col 1993; McGrath 1983; Prather 1990; Yong 1998). Si se utiliza un embrión en segmentación como carioplasto, también requerirá de la micromanipulación para obtener sus blastómeros. Uno de estos últimos se transfiere dentro del ovocito en metafase II desprovisto previamente de su núcleo, y se fusiona con él. Mediante este proceso, el ovocito se activa y da inicio a su desarrollo como un nuevo embrión. En algunas especies la sola transferencia del carioplasto inicia la activación del ovocito (Edwards 1998; Prather 1990; Bromhall 1975; McLaren 1984). 62 Tabla 7. Cronología de la clonación mediante transferencia Nuclear y separación de blastómeros AÑO 1938 1952 1967 1970 1981 1984 1987 1992 1993 1996 1997 1997 2000 EVENTO Hans Speman divide un cigoto de salamandra con un cabello; mantiene al núcleo en una de sus mitades que continua su segmentación. Al retirar la barrera, uno de los nuevos núcleos llega al interior de la mitad que carecía de él y se segmenta hasta convertirse en otro embrión. Robert Briggs y Thomas King demuestran que los núcleos de blastocistos de rana (rana pipiens), son capaces de desarrollar renacuajos al ser transferidos a ovocitos enucleados. Di Bernardino observa que los núcleos aislados de embriones en etapa de gástrula, desarrollan renacuajos anormales. Se efectúan algunos experimentos parcialmente exitosos con núcleos de células intestinales de sapos. Estos clones se desarrollan hasta alcanzar el estado de renacuajos, sin llegar a adulto. Primer reporte al nacimiento de ratones provenientes de la transferencia de núcleos de células somáticas en ovocitos enucleados, al intentar repetir estos experimentos otros investigadores no pudieron lograrlo. Clonación de ovinos utilizando núcleos de blastómeros de embriones por fusión con virus Sendai o campo eléctrico con ovocitos enucleados. Ovejas al término de su desarrollo. Nacimientos de dos terneros a partir de cigotos reconstituidos con núcleos de blastómeros de embriones electrofusionados con ovocitos enucleados. Cultivo in vivo en oviductos de oveja hasta blastocisto y transferencia a una vaca receptora hasta que llegaron al término de su desarrollo. Uso de color ante Hoechst para monitorear el proceso de enucleación de ovocitos de bovino. Nacimiento de 32 terneros. Electrofusión de núcleos de ratón a partir de blastómeros de embriones en estado de 2 ,4 y 8 células con ovocitos, con nacimiento de crías vivas. Nacimiento de ovejas vivas partiendo de ovocitos enucleados por transferencia de núcleos de células epiteliales de embriones de 9 días de gestación mantenidas en etapa Go. Nacimiento de “Dolly” utilizando el núcleo de células derivadas de glándula mamaria de oveja adulta arrestada en la fase G por reducción de suero en el medio.los núcleos fueron electrofusionados a ovocitos enucleados. La tasa de éxito es inferior al 1 %. Nacimiento de “Neti” y “Dite” dos monos Rhesus obtenidos por electrofusión de núcleos derivados de fertilización in vitro y ovocitos madurados in vitro, enucleados y activados con cicloheximida. Tasa de éxito de 3,77%. Obtención de cerdos clonados mediante electrofusión y microinyección de núcleos. Tasa de éxito inferiores al 8 %. 63 La primera etapa de esta metodología es la obtención del citoplasma adecuado para que sirva de aceptor del núcleo. A los ovocitos en metafase II se les retira el núcleo, en el caso de huevos fertilizados, se les extraen los pronúcleos en microscopía de contraste de fases. Para confirmar que el material cromosómico haya sido totalmente extraído, se aplican tinciones de ADN en el citoplasma del ovocito. El colorante más utilizado para esta etapa es el Hoechst 33258 para visualizar la ausencia de contenido nuclear en los ovocitos enucleados, bajo luz ultravioleta durante períodos de menos de diez segundos, sin efectos negativos en el desarrollo de los embriones reconstituidos (Yong 1998; Stice y col 1993; Le Bourhis y col 1998). Respecto a las características del carioplasto, entre mas diferenciada esté la célula somática, menor será la probabilidad de éxito en la transferencia nuclear. Para que una célula sea totipotencial requiere que su núcleo sea capaz de desarrollarse en un nuevo embrión (Solter 1996). Para ello los genes que dan lugar al desarrollo de un organismo completo deben estar presentes aún cuando no todos sean expresados (Casas y col 1998). Algunos de los genes que deben expresar las células totipotentes son el gen Tnap, los factores de transcripción, los genes Oct 3/4, el proto-oncogen ckit, y la ADN metiltransferasa Mt (Urven y col 1993). La experiencia con múltiples tipos celulares tanto embrionarios como de tejidos diferenciados ha demostrado que el uso de núcleos de blastómeros obtenidos de embriones de dos células es mas eficiente que los de ocho células; asimismo, los núcleos de blastómeros de las células de la MCI son mas eficientes que los de las células de la granulosa, por ende, las células embrionarias son mas efectivas que las células de individuos adultos (Edwards 1998). A su vez, los núcleos de las células de la MCI son más efectivos que los de las células del trofoectodermo (McLaren 1984). Cheong et al (1993) encontraron que al utilizar núcleos de blastómeros de embriones de dos, cuatro y ocho células que se hallaran en la fase temprana del ciclo celular (fase G 1 de la segunda división), como donadores de núcleos para ser transferidos, los de dos células daban 78% de blastocistos y 29% de ratones nacidos vivos a partir de los embriones reconstituidos, mientras que los de cuatro células daban 71% de blastocistos y 22% de ratones nacidos vivos, y los de ocho células daban 46% y 17% respectivamente. En resumen, los núcleos obtenidos de embriones en las fases tempranas de la segmentación tienen la ventaja sobre los provenientes de células diferenciadas en que los primeros revierten con facilidad los cambios que sufren previo a su diferenciación; mientras que los últimos deben revertir los cambios que ya han sufrido durante más de 30 ciclos de divisiones celulares. Es por ello que una transferencia nuclear eficiente, con un desarrollo a término del huevo manipulado, dependerá de la reprogramación adecuada del núcleo donador. Las macromoléculas del tipo del ARN mensajero y las proteínas 64 almacenadas en el ovocito sólo soportan el desarrollo embrionario durante un tiempo relativamente corto. Entre más corto sea este período, se requerirá menor tiempo para la reprogramación. Conforme el embrión sufre cambios mayores y crece, sus células requerirán mayor tiempo y será probable que esta reprogramación no se lleve a cabo adecuadamente. En algunas especies, la activación de la transcripción del genoma reintroducido ocurre hasta el estado previo al blastocisto, por 10 que depende de la transcripción del ARN materno. En embriones productos de una fertilización normal, este proceso se lleva a cabo a diferentes tiempos en diferentes especies: a partir del estado de dos células en ratones y caprinos; de cuatro células en porcinos; y en el paso de ocho a dieciséis células en embriones de ovinos y bovinos (Prather y col 1987). En la transferencia nuclear, la compatibilidad entre el citoplasma recipiente y el núcleo donador, es poco entendida aún y toma parte en la reprogramación del núcleo donado (Solter 1996). Dentro de los cambios que deben revertir los núcleos de las células de adulto durante la transferencia nuclear está la metilación del ADN que es esencial para el desarrollo embrionario. El genoma del ovocito está poco metilado, mientras que en el embrión comienza a incrementarse esta metilación. Esto ultimo afecta la expresión de los genes, la inactivación del cromosoma X, la diferenciación celular, y el imprinting (Kokalj-Vokac 1998). Otros cambios asociados son la activación de las histonas y modificaciones en otras proteínas nucleares. Si estos cambios no se revierten, durante el crecimiento ocurrirían modificaciones genéticas de los núcleos adultos, tales como la mutagénesis somática, los errores mitóticos, las deleciones y trisomías (Edwards 1998). Con el propósito de revertir los cambios en las células diferenciadas y así incrementar las tasas de éxito en la fusión y en el desarrollo de embriones reconstituidos por medio de la transferencia nuclear, es importante la sincronización de los ciclos celulares de las células donadoras de núcleos y de los ovocitos receptores (Meng y col 1997; Solter 1996; Serrano y col 1997). Merchant en 1996, le llama a este proceso sincronización nucleocitoplásmica. Como es ampliamente conocido, durante la vida fetal y hasta la pubertad, el ovocito de los mamíferos se encuentra detenido en la etapa de diploteno de la profase de la meiosis I y sus cromosomas se condensan poco antes de que ocurra la ovulación por acción de las gonadotropinas. Este estímulo promueve que el ovocito reasuma su programa de división formándose el ovocito secundario con su primer cuerpo polar, eliminando así la mitad de su material genético. En los mamíferos adultos, el crecimiento del ovocito es continuo y termina en la ovulación, cuando es depositado en el oviducto en donde madura e inicia su segunda división meiótica (meiosis II), en la cual se vuelve a detener, solo que esta vez hace en la metafase II. El ovocito arrestado en metafase II continuará su división únicamente si es activado por el espermatozoide durante la fertilización, 65 en cuyo caso culminará su segunda división meiótica y formará el segundo cuerpo polar (Merchant 1997; Loi y col 1998; Wassarman 1999). Durante la maduración y la activación, el citoplasma del ovocito modifica sus propiedades en la medida en que la célula es liberada del arresto en la metafase II y es activada con la fertilización mediante una serie de descargas de calcio que promueven la reacción cortical. Una vez ocurrida la fertilización, la transcripción del ARN materno comienza a controlar el desarrollo en las primeras divisiones mitóticas hasta la activación del genoma embrionario. Cuando se efectúa una transferencia nuclear, la transcripción del genoma materno del ovocito dirige al núcleo donado mientras que éste es capaz de asumir el control de las fases embrionarias tempranas por sí mismo (Edwards 1998). AI igual que en las células que se dividen, el ciclo celular del ovocito se encuentra controlado mediante dos factores proteínicos: el factor promotor de la mitosis de la maduración (MPF) formado por una ciclina y la cinasa dependiente de ciclina, y el factor citostático (CSF) que es esencialmente el mismo MPF pero asociado a una proteína que inhibe la acción de la cinasa. Cuando la proteína inhibidora de la ciclina se degrada, la célula es capaz de sintetizar ADN, si el inhibidor no se degrada, la célula primeramente es incapaz de entrar a la fase S del ciclo y, en consecuencia, puede condensar de manera prematura su material genético. Cuando las concentraciones del MPF se elevan, se inducen algunas alteraciones, tales como la desintegración o rompimiento de la envoltura nuclear (DEN), la condensación prematura de los cromosomas (CPC) y la reorganización del citoesqueleto (Campbell y col 1996; Meng y col 1997). Para que los eventos ocurran apropiadamente después de la transferencia nuclear, los niveles de MPF deben descender o ser bajos. De otro modo la incidencia de daño cromosómico y aneuploidías puede ser alta (Meng y col 1997; Yong 1998). Si la transferencia nuclear se hace cuando el ovocito tiene bajos niveles de MPF (siete a diez horas después de su activación), no sólo se presentarán menos problemas de aneuploidías, sino que además se mantendrá intacta la envoltura nuclear y los cromosomas no se condensarán prematuramente, por lo que continuarán su ciclo de replicación-condensación de manera normal, favoreciendo la sincronización nucleocitoplásmica y con ello el desarrollo del cigoto así reconstituido (Merchant 1997). Si se fusionan células en G con células en G, el material genético de estas últimas sufre una condensación prematura como si estuviera lista a iniciar los movimientos clásicos de la división celular (mitosis). Si la fusión es entre células en etapa S y G, la síntesis del material genético se completa y el contenido de cromosomas en el producto es aberrante, pues no sólo hay más sino que incluso las células hijas sufren la falta de uno o varios de ellos, mientras que la otra presenta más de un par de copias de un cromosoma (trisomías) (Serrano y col 1997). Los núcleos 66 donadores que se encuentren en la fase del ciclo G resultan en un mejor desarrollo que los que están en fases S o G, ya que es más sencillo reprogramar un genoma que está abierto para sufrir una replicación, además de que los factores citoplásmicos tienen mayor acceso al genoma cuando las células donadoras están en dichas fases (Wilmut y col 1997). Los núcleos se inducen a entrar en un estado de quiescencia (G) cultivando las células donadoras o en medios con cantidades reducidas de suero. De esta manera se coordinan los ciclos celulares del carioplasto y citoplasto. Ahora bien, para la fusión de carioplastos y citoplastos se han utilizado estímulos eléctricos, virales y químicos. La fusión eléctrica y la fusión viral se han utilizado en roedores, lepóridos y ovinos. La fusión eléctrica se ha usado además en bovinos y en monos rhesus (Meng y col 1997; Prather 1990). La fusión inducida por el virus Sendai tiene el inconveniente de que los núcleos transferidos no sobreviven o los embriones reconstituidos no logran segmentarse. Las tasas de éxito en la fusión por virus son de 30% en ovinos, siendo de tan solo 8% en bovinos (Prather 1990; Bromhall 1975), por que este tipo de estímulo ya no se utiliza. Una vez efectuada la fusión, los factores presentes en el citoplasma del ovocito enucleado y activado serán los que reprogramen al núcleo, confiriéndole la habilidad para regular el desarrollo embrionario hasta que llegue a término (Edwarsd 1998; McLaren 1984). Este desarrollo embrionario puede llevarse a cabo in vitro, o in vivo en oviductos de ovino (Wlladsen 1989; Prather 1990). Todavía existe gran variabilidad de resultados con estas técnicas, con tasas de éxito en la electrofusión de blastómeros obtenidos a partir de embriones de ocho células del 90% en ovinos, 74% en bovinos, 84% en lepóridos y 87% en porcinos (Prather 1990), y tasas de gestación de 0% a 54% (1) o hasta de 78% en bovinos. En esta última especie, las tasas de segmentación de los embriones reconstituidos varían según el sexo de los mismos: 73% para embriones hembras, 63% para embriones machos (Le Bourhis y col 1998). Existe un informe interesante en bovinos que describe la transferencia nuclear utilizando ovocitos de vacas Holstein (Bos taurus) con núcleos de células aisladas de embriones Brangus (5/8 Angus, Bos taurus y 3/8 Brahman, Bos indicus).En otra etapa del estudio, utilizaron blastómeros de embriones de ocho a dieciséis células de ovino que se fusionaron con ovocitos enucleados de caprino, desarrollándose hasta el estado de ocho células al ser cultivados in vivo en oviducto de ovino. Lo anterior demuestra que es factible obtener un clon a partir de dos células provenientes de diferentes especies animales y cultivarlo in vivo en el aparato reproductor de una especie no homóloga (Willadsen 1989). - Ventajas y desventajas de las técnicas de clonación. La clonación a partir de células de animales adultos tiene algunas ventajas y desventajas dependiendo de 67 la técnica que se trate (Cuadros 4 y 5), aunque en general todas tendrían la ventaja de que al conocerse las características del donador permitirían seleccionar a los individuos con alto valor biológico o productivo si las características seleccionadas dependen solo de factores genéticos, lo que no es tan probable por el efecto de las condiciones ambientales, de manera que se desconoce hasta qué grado es un clon realmente idéntico a su donador (Lisker y Tapia 1997). Tabla 8. Principales ventajas de la partición o división de Embriones Solo se obtienen de uno a cuatro embriones monocigóticos, y solo la mitad de ellos llegan al término en su desarrollo (21,73). Los demi-embriones obtenidos con esta técnica no resisten la criopreservación. Reducción de las tasas de gestación posteriores a la transferencia en hembras receptoras (21). Dificultad de separar con exactitud dos mitades que sean exactamente iguales entre sí, por lo que los individuos monocigóticos no son 100% idénticos (30). Una de las consideraciones que deben hacerse cuando se planea la clonación por transferencia de núcleos tornados de células de adultos, es que éstos reflejan la edad biológica del donador. Esto último parece ser trivial, sin embargo tiene importancia si se analiza lo ocurrido con las regiones terminales de los cromosomas. En estas regiones se encuentra ADN de secuencia altamente repetida y en forma general, por tripletes o tétradas de nucleótidos repetidos, dichas secuencias se conocen como microsatélites. Experimentalmente se ha determinado que el número de repeticiones que debe tener es importante para la función celular. Durante el envejecimiento, cada vez que la célula se divide el número de estas repeticiones se hacen menores y permiten que se desarrollen enfermedades propias de la edad adulta aún en organismos "jóvenes" (Marshall 2000). Sin embargo, Lanza et al. (2000), observaron que en bovinos clonados por transferencia nuclear a partir de células somáticas envejecidas in vitro, ocurría un aumento en la duración de la vida replicativa de la célula así como en la longitud de sus teloneros. Así mismo, las células somáticas que han estado expuestas a carcinógenos químicos y radiaciones durante períodos prolongados, en este sentido, es posible que hayan acumulado mutaciones que pueden manifestarse durante la gestación, como malformaciones congénitas o predisposiciones a diversas enfermedades en los recién nacidos (Lisker y tapia 1997). 68 Tabla 9. Comparación entre la clonación por separación de Blastómeros y la transferencia nuclear SEPARACION DE BLASTOMEROS TRANSFERENCIA NUCLEAR VENTAJAS Obtención de individuos 100% Obtención de copias genómicas idénticos genéticamente entre de individuos superiores. sí. Facilidad de obtención de blastómeros aislados. No requiere métodos especializados para obtener los carioplastos, citoplastos o la fusión entre ellos. En la separación y la reagregación de blastómeros, los blastocitos obtenidos de quíntuples y séptuples pueden utilizarse para establecer células totipotenciales. DESVENTAJAS Necesita determinarse el medio Los clones no son 100% óptimo para el desarrollo idénticos genéticamente debido embrionario in vitro para cada a la participación del ADN especie utilizada. mitocondrial Puede requerir de la utilización Los clones muestran diversos de zonas pelúcidas o de grados de alteración. sustitutos de ellas. Requiere de metodología y equipos sofisticados para Bajas tasas de éxito en crías nacidas que se reducen al obtención de cariplastos, utilizar embriones en fases citoplastos y su fusión. avanzadas de la segmentación. Requiere de una adecuada Tasas de aborto elevadas sincronización nucleoplásmica. después de transferir embriones Bajas tasa de éxito en crías clonados en hembras nacidas. receptoras. Con la clonación queda todavía un buen número de problemas a resolver, como son la eficiencia de la técnica de transferencia nuclear, que actualmente es muy baja y demasiado costosa para aplicarla comercialmente de manera rutinaria, ya 69 que aún en el estudio mas conocido de esta técnica se obtuvo una eficiencia de 0.36% (Wilmut y col 1997). Considerando que el patrón de desarrollo de los cigotos es muy diverso, la adaptación de las técnicas a otras especies precisa aún de una extensa investigación para cada una de ellas (Merchant 1997). - Aplicaciones de la clonación de embriones. En el ámbito científico, la clonación ha abierto un nuevo campo de experimentación para abordar problemas fundamentales sobre los mecanismos que controlan la diferenciación celular en el inicio del desarrollo (Merchant 1997). También es útil en los estudios de fisiología, embriología, genética y crianza animal (Herman y col 1998; Williams y col 1984). Los individuos genéticamente idénticos pueden ser de sumo valor para los experimentos controlados en los que se evalúen los efectos ambientales, tales como nutrición, instalaciones y medicamentos. La transferencia de genomas idénticos en diferentes tipos de citoplastos permitiría evaluar las interacciones entre citoplasma y núcleo (Williams y col 1983; Prather 1990). Los clones transgénicos y los derivados de células primordiales pueden ser incluidos en la investigación de terapias celulares o genéticas, principalmente si se trabaja con primates no humanos, ya que esto último salvaría la distancia existente entre las especies de roedores comúnmente utilizadas en los laboratorios para desarrollo y prueba de fármacos de uso en humanos. En enero de 2001, el grupo de Gerald Schatten dio a conocer el nacimiento de un simio que tiene insertado el gene de la proteína verde fluorescente (GFP), de tal suerte que sus células pueden ser utilizadas con relativa facilidad para estudios encaminados a determinar los efectos nocivos de fármacos que puedan ser semejantes a los obtenidos en humanos, por lo que los estudios de fases terminales pueden ser mas rápidos y con un modelo mas cercano evolutivamente, en lugar del riesgo que implica hacer la extrapolación del modelo de roedor o conejo, comúnmente usado en la investigación farmacológica. Asimismo, los clones con fechas distintas de nacimiento (considerando que de un mismo grupo de clones unos sean transferidos directamente y otros sean congelados para transferirlos con posterioridad) tienen aplicación en el análisis fenotípico de los individuos clonados antes de que sean propagados y en la transferencia seriada de células totipotentes para dirigir la edad celular mas allá de las expectativas de vida (Mclaren 1984). Además, los clones implantados en una misma hembra subrogada podrían probar los efectos epigenéticos que incluyan el ambiente materno (Chan y col 2000). - Clonación de embriones por generación múltiple. La última meta de los proyectos de clonación de embriones es producir gran número o un número ilimitado de individuos idénticos a partir de un individuo original. Lo anterior ha sido llevado a cabo a través de la clonación por generación múltiple también conocido 70 como reclonación, que utiliza embriones clonados por transferencia nuclear como donadores de núcleos para producir la próxima generación de embriones idénticos. De manera que si el primer ciclo de transferencia nuclear produce 10 embriones clonados viables, el siguiente ciclo posiblemente resultaría en 100 embriones clonados en la segunda generación (Singla y col 1997; Stice y col 1993). A este respecto, desde la década de los 80, se han reportado resultados exitosos en los procedimientos de reclonación, pudiéndose obtener seis generaciones de embriones (Willadsen 1989) y terneros de tercera generación a partir de embriones en diferentes estados de segmentación, obtenidos por transferencia nuclear. Asimismo, la multiplicación en serie de embriones mediante la clonación ha incrementado el número de progenie producida de un embrión donador determinado. Mediante ciclos repetidos de transferencia nuclear, se han obtenido gestaciones de clones de tercera generación y se han producido embriones en etapa de blastocisto de clones de quinta generación. Los límites de la clonación en serie aún no han sido definidos. Las tasas de gestación de los embriones en estado de mórula o blastocisto producidos por clonación en serie no difieren de las tasas de gestación de los clones derivados de embriones frescos (Singla y col 1997; Stice y col 1993). Se ha visto que los blastómeros provenientes de embriones clonados por transferencia nuclear en etapas mas tempranas de la segmentación, tienen mayores probabilidades de fusionarse a los citoplastos que los provenientes de embriones clonados en etapas mas tardías de la segmentación, y que esto va relacionado con el tamaño del blastómero que se va a transferir. Las tasas de éxito en la reclonación difieren con relación en el tiempo de cultivo y el número generacional del clon; por ejemplo, cuatro días de cultivo in vivo en oviductos de ovino da lugar a tasas de fusión de 68% en embriones reconstituidos de bovino, respecto del 57% obtenidos tras cinco días de cultivo in vivo. Sin embargo, los clones de cinco días de cultivo pueden producir 4.5 generaciones de clones, mientras que los de cuatro días solo 3.6. La tasa de éxito en la fusión se reduce de una generación a otra, ya que de una línea clonada se han obtenido 11 clones en la primera generación, 16 en la segunda, 20 en la tercera y solo 7 clones en la cuarta generación (Stice y col 1993). Yong y Yuqiang (1998), lograron obtener crías de caprino de la primera a la sexta generaciones, de las cuales tres pares fueron gemelos monocigóticos, tres series fueron de triples monocigóticos, dos series de cuádruples monocigóticos, tres series de quíntuples y una serie de heptaples monocigóticos. Los abortos y las tasas de gestación pueden diferir entre reclines y la primera generación de embriones clonados por transferencia nuclear. Willadsen (1989), informa que la segunda o posteriores generaciones de bovinos y ovinos, tienen 71 tasas de gestación mas bajas que la primera generación de embriones clonados, y que las tasas de aborto se incrementan a partir de la segunda generación. Con el estudio profundo y el adecuado control de las deficiencias actuales de la clonación, en un futuro la clonación en serie permitirá a su vez, la clonación de animales transgénicos que contengan genes selectos. De ahí se deduce que la clonación ofrece una enorme oportunidad para la ganancia genética, el incremento en la eficiencia de la producción de alimentos de origen animal y los programas de investigación (Singla y col 1997). - Aspectos comerciales de la clonación de embriones. Cuando la clonación se aplica a los embriones de alto valor, la habilidad para producir varios nacimientos por cada embrión ofrece suficiente ventaja económica para recuperar los costos involucrados, sobre todo si se utilizan procedimientos de sexado de embriones, de manera que los nacimientos de individuos clonados sean de sexo predeterminado. Esto pondría un limite en el número de embriones de sexo masculino transferidos, lo cual reduciría el número de transferencias requeridas o permitiría obtener una población de pie de cría efectiva con el mismo número total de transferencias (Nicholas 1983). Sin embargo, la eficiencia con la que se cuenta actualmente aún no permite una producción de embriones en masa a un costo accesible para la producción de animales comerciales (Singla y col 1997). Es necesario que se incrementen significativamente las tasas de éxito para que el mercado de los embriones clonados pueda hacerse realidad. Actualmente en el mundo existe un laboratorio que ofrece la clonación de embriones por transferencia nuclear, a la cual los ganaderos pueden enviar sus embriones para recibir clones por 100 dólares cada uno (Romo 1994). Otra limitante es que los pesos de los individuos clonados al nacimiento son anormales. Estos procedimientos dan lugar a una mayor incidencia de distocias, aunque posterior al nacimiento las tasas de crecimiento no se afectan por este procedimiento. No se conoce explicación biológica sobre este aspecto (Singla y col 1997). Es necesario incrementar la eficiencia de este procedimiento para eliminar el problema de gigantismo fetal que se ha encontrado en algunos becerros producidos por transferencia nuclear (Roma 1994). En ovinos no se ha observado alteración en los pesos al nacimiento de los individuos clonados, pero sí un alargamiento en la duración de la gestación que es influenciado por el genotipo fetal (Wilmut y col 1997). Es clara la necesidad de investigación básica, utilizando especies de las que se tenga un conocimiento adecuado para los fines de la investigación. Este tipo de estrategias, por su accesibilidad y bajo costo, podrían ser llevadas a cabo en animales de laboratorio, explorando mas la técnica en los ámbitos celular y molecular, de manera que la solución a los problemas de las tasas de gestación y pesos al nacimiento podría obtenerse de los experimentos a partir de estas especies (Singla y col 1997). 72 - Aplicación de la clonación en la conservación de especies. La reciente demostración de la capacidad para clonar mamíferos adultos, ha propiciado una variedad de nuevas ideas de investigación para los interesados en las especies en peligro de extinción. La clonación tiene el potencial de minimizar la pérdida de recursos genéticos, al igual que rescatar la pérdida de material genético; por lo que permitiría expandir el número de tasas incluidos en los programas de supervivencia de especies, porque haría posible la criopreservación de embriones clonados; aunque habría que pensar con cuidado, en las especies animales que podrían ser utilizadas como las receptoras de los embriones de especies en peligro de extinción que vayan a ser clonados, y considerando: que los tipos de placentación son diferentes para cada especie; que la transferencia embrionaria interespecífica sólo funciona en las especies en las que es posible crear híbridos; que hay especies silvestres que no se reproducen en cautiverio, y también que el comportamiento materno de las hembras receptoras hacia las crías nacidas a partir de embriones clonados de especies no homólogas a ellas, podría afectar la supervivencia de los clones, etcétera (Ryder 1997). El grupo Lanza et al. (2000) efectuaron la primera clonación de una especie en peligro de extinción: un gaur asiático a quien llamaron «Noé», obtenido por la transferencia de núcleos utilizando células de piel (fibroblastos) de gaur macho y ovocito enucleado de vaca doméstica, y cuyo embrión reconstituido fue transferido en una vaca doméstica. Actualmente esperan el nacimiento del gaur clonado y señalan que están en planes de ser clonadas especies tales como el antílope bongo, el tigre de Sumatra y el panda gigante. Asimismo, se cuenta con células preservadas de una especie ya extinta, la cabra bucardo de montaña, de España, en la que se esta pensando aplicar la clonación. Consideraciones éticas de la clonación. Hasta ahora se ha hablado sobre algunas consideraciones que deben ser cuidadosamente estudiadas con respecto ala clonación de animales, tanto para el abasto como para la conservación de especies en peligro de extinción; queda solamente mencionar las probables consecuencias que esta técnica tendría si fuera aplicada a los seres humanos. En 1984 McLaren consideraba que la transferencia nuclear podría ser aplicada en los seres humanos; señalaba que para las parejas que tuvieran el riesgo de transmitir defectos genéticos a su progenie, si se recuperaran varios ovocitos de una mujer, se enuclearan y se les transfiriera un núcleo de la MCI de alguno de sus propios embriones; unos cuantos podrían ser congelados mientras que los remanentes genéticamente idénticos podrían ser evaluados para defectos genéticos por análisis cromosómico, análisis de ADN 0 por métodos bioquímicos. 73 De esta forma se aseguraría a la pareja que cualquier embrión transferido al útero materno del stock que fuera congelado, estaría libre de defectos genéticos. A este respecto existen opiniones tanto en favor como en contra. Por ejemplo, en 1997 el Consejo Bioético de Estados Unidos de América (Nacional Bioethics Advisory Comisión 1997), señaló la preocupación existente acerca del posible daño físico provocado por la manipulación del ovocito, núcleo y embriones, así como del daño psicológico en cuanto al sentido de la individualidad y la autonomía personal de los individuos clonados. Mencionan la preocupación ética sobre la degradación de la calidad de la familia y el parentesco en el caso de que los padres quisieran tener un control excesivo sobre las características de sus hijos. Lisker y Tapia (1997) opinan que la clonación de embriones humanos tendría utilidad en la investigación siempre y cuando los embriones no fueran implantados en el útero de mujeres, y que tuviera la finalidad de incrementar el conocimiento en biología celular y los mecanismos de expresión genética, ya que no deben ponerse obstáculos al avance en la investigación científica. Aunque hacen hincapié en la importancia de discutir y resolver todos los problemas éticos y legales que plantea la clonación de nuestra especie. A finales del 2000 las autoridades inglesas aceptaron la aplicación de la clonación por transferencia nuclear en humanos, pero con una temporalidad finita de solo 2 semanas y con una idea de aplicación exclusiva para la obtención de tejidos que puedan ser utilizados para transplante. Una alternativa en este sentido es la estrategia definida por los trabajos de Onishi et al. (2000), y de Polajaeva et al. (2000) en los cuales se obtuvieron cerdos clonados por transferencia nuclear y cuya similitud en cuanto a tamaño de órganos y capacidades de aspecto inmunológico son muy similares a la de los humanos. Hottois (1998) considera que se le está dando mayor prioridad alas reacciones simbólicas de la clonación que al análisis de sus técnicas. Opina que no hay razón para enjuiciar la clonación, ya que desde el punto de vista de una pareja con problemas de esterilidad total, 0 que hayan perdido a un hijo, 0 de una pareja en la que ambos cargan genes letales, la clonación no implicaría la reproducción en masa de clones sino de tan solo uno 0 quizás dos, y que ello no afectaría la autonomía de los clones. Además, recuerda que la identidad biológica entre los clones, y entre ellos y su donador no sería total, ya que existen diferencias ligadas al ADN mitocondrial (que permanece en los ovocitos receptores) y alas la selección natural, son reintegrados al juego con lo que eventualmente pueden obtenerse individuos en cuyos embarazos se manifiesten nuevamente estos genes letales. Por otro lado, Bryan (1998) trata de aproximar el que sería el sentir de los humanos como individuos clonados con el de los gemelos monocigóticos que nacen de manera natural. Explica que en virtud de que aún cuando estos últimos 74 son idénticos genéticamente, siempre hay uno que nace primero que el otro y que, por 10 tanto los medios uterino y extrauterino influyen para producir no solo apariencias sino también personalidades diferentes en cada uno. En el aspecto psicológico, señala como ventaja que los gemelos monocigóticos tienen facilidad para relacionarse y comprenderse mutuamente dada su identidad biológica; pero como desventajas, que tienen mayores riesgos de nacer prematuramente 0 de tener altas tasas de muerte perinatal. Por último, Edwards y Beard (1998) señalan que la bisección 0 separación de embriones y la transferencia nuclear actualmente aplicadas en animales, podrían considerarse para su aplicación en humanos en la próxima década 75 3. METODOLOGIA Revisión de literatura. Revisión de antecedentes investigativos o de trabajos realizados sobre el tema en nuestro país. Revisión de antecedentes investigativos internacionales, así como de organismos de referencia. Consulta a través de revistas de investigación o publicaciones científicas del tema. Consulta en bases de datos y bibliotecas internacionales acerca de temas o información relacionada. Envió de e-mails a investigadores internacionales que han trabajado sobre el tema, para así realizar una recopilación de información importante. Elaboración de un proyecto de investigación tipo monografía en donde se plasme toda la información obtenida y se realice una descripción clara y precisa de la fecundación, producción y del desarrollo embrionario como el de la transferencia de embriones en reproducción y producción porcina que esta siendo implementada a nivel experimental en el continente Europeo. 76 4. IMPACTO ESPERADO Esta monografía aportara elementos básicos e indispensables como base para el desarrollo e implementación de nuevos trabajos investigativos, así como, ser una fuente de información para los sistemas de producción porcina en donde se pretende dar a conocer la existencia de nuevas biotecnologías reproductivas y productivas viables que pueden llegar a ser una solución a los problemas de tipo genético y reproductivos que están presentando hoy en día nuestros sistemas Porcícolas en el país. 77 7. CONCLUSIONES La combinación de las tecnologías anteriormente nombradas (producción in Vitro de embriones, transgénesis y clonación) hacen posible actualmente realizar modificaciones genéticas muy precisas en el genoma del animal y han contribuido a incrementar la eficiencia del proceso de generación de animales transgénicos como clonados de granja. Aunque en una primera etapa las modificaciones genéticas afectarán solamente a genes simples, a medida que la tecnología avance y se haga más eficiente es posible vislumbrar un mayor rango de modificaciones que irán desde cambios en unos pocos pares de bases hasta la reingeniería de grandes segmentos cromosómicos. Muchas aplicaciones requerirán de modificaciones genéticas múltiples, lo que puede significar un problema para los animales de granja dado su largo período generacional. Por lo tanto, el real desafío será desarrollar células que mantengan su capacidad de totipotencialidad para transferencia nuclear después de múltiples eventos de recombinación homóloga. Esto permitirá realizar más de una modificación genética en el animal y acortará el tiempo necesario para establecer estos cambios al estado de homocigosis. Aunque por el momento muchas de las aplicaciones de esta tecnología están orientadas principalmente a la industria farmacéutica, es posible vislumbrar que rasgos tan complejos de manipular como una mayor eficiencia en la conversión de alimentos y la resistencia a enfermedades, entre otras, serán más fácilmente abordadas gracias a esta tecnología. Por lo tanto, el interés que despierta la tecnología de la reproducción, tanto en el área de la medicina como en la industria porcina, aumenta el afán por el desarrollo de nuevas tecnologías así como la puesta en marcha de las existentes. Sin embargo, aunque la clonacion, transgenesis y la producción in Vitro de embriones a partir de ovocitos madurados, fecundados y cultivados in Vitro es hoy una realidad, el rendimiento de estas técnicas es todavía inapropiado para obtener los beneficios anteriormente mencionados pero al iniciar con los primeros peldaños a nivel investigativo de estos temas, podemos dar comienzo a una secuencia de investigaciones experimentales a nivel nacional que pueden aportar grandes hallazgos y resultados para la medicina veterinaria, la medicina humana, además de contar con las garantías de obtener siempre el propósito que busca el productor, un sistema optimo, que le brinde los mejores resultados en cuanto producción y productividad, sin afectar la rentabilidad, sostenibilidad y sustentabilidad del sistema. Es claro y evidente que el uso de biotecnologías y sobre todo estos dos tipos de técnicas en la producción porcina son prácticamente unos términos nuevos, en 78 comparación con la implementación de técnicas como la IA, la cual se ha usado desde hace muchos años, debemos tener en cuenta que la implementación de nuevas tecnologías, empiezan y parten de una idea, y es así como surgió la de IA, ahora el gran salto que esta dando en estos tiempos la ingeniería genética nos da pinceladas del futuro; de un futuro que podemos tomar en las manos en busca de nuevas repuestas y soluciones a las nuevas problemáticas mundiales que nos afectan a todos; es claro que la implementación de estas biotecnologías representan altos costos de producción, pero a medida de las investigaciones y de los resultados que estas aporten van a dar respuesta y luz a su uso masivo y mundial por ser alternativas productivas y mundiales y a su vez a optimizar el rendimiento y rentabilidad de los sistemas productivos porcinos, es ahora donde debemos aportar nuestro grano de arena a la investigación, para que en futuro podamos cosechar los frutos de nuestros esfuerzos. 79 BIBLIOGRAFIA ABEYDEERA, LR. 2002 In vitro production of embryos in swine. 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