KEPNER TREGOE MÉXICO CASO: Cajas de cartón aplastadas Parece obvio, aún elemental decir que cualquiera que vaya a manejar efectivamente una situación compleja debe pararse y pensar, y no lanzarse de inmediato a tratar de arreglar las cosas. Pero la gente se inclina a querer hacer algo decisivo y llamativo. “No te quedes ahí parado, ¡haz algo!” expresa un método de acción que suena mejor de lo que funciona. La gente tiende a entrar en pánico, tal y como lo pudo haber hecho el gerente del siguiente caso - pero no lo hizo. Uno de nuestros clientes fabrica envases de cartón para embalaje de alimentos de alta calidad. Un día, el gerente de ventas recibió una llamada urgente de un cliente que estaba molesto. Se dirigió inmediatamente a la planta del cliente para investigar de primera mano la queja y se encontró con una explosión de reclamadores. “¡Sus malditas cajas no sirven para nada!”” fue lo primero que salió de la boca del cliente. “No queremos hacer más negocio con ustedes a partir de ahora. Mi línea de producción está detenida porque sus cajas están dobladas y aplastadas. Tengo tres entregas que no he podido hacer, y mis clientes han estado reclamándonos por teléfono toda la mañana. ¡Traigan un camión y llévense esta basura!” ¿Es suficiente para arruinarle el día a una persona? El gerente de ventas contó hasta diez, respiró profundamente y empezó a hacerse una serie de preguntas mentalmente. ¿Qué acciones son necesarias para resolver preocupación? ¿Qué cosa es lo que en realidad está pasando? ¿Qué es lo que en realidad sucede? ¿Qué evidencia nos dice que debemos tomar acción? esta Las preguntas produjeron los siguientes resultados: El cliente está frustrado y enojado. Está descargando muchas emociones porque siente que no tiene a nadie cerca que lo escuche o que lo ayude realmente. Debo ayudarlo a obtener buenas cajas de cartón para que pueda cumplir con sus entregas lo más posible. Está perdiendo dinero y reputación y necesita que se le confirme que estará protegido. Algo está mal con esas cajas, y hay que encontrar rápidamente la causa. Cualquier cosa que esté causando el problema debe ser corregida a satisfacción del cliente y asegurar que no vuelva a pasar – o el contrato se termina. Si la causa de que las cajas estén aplastadas está en nuestra planta, esto es sólo el comienzo de otro gran problema. El gerente de ventas le dijo al cliente que entendía lo grave que era la situación y le prometió resolverla a su completa satisfacción lo más pronto posible. Empezó a llamar por teléfono y ordenó que enviaran rápidamente otro camión con cajas de cartón cuidadosamente inspeccionadas. Tenía el permiso de la oficina matriz para cubrir las pérdidas del cliente si las cajas estaban realmente defectuosas. Reportó estas acciones al cliente para asegurarle que se había hecho algo positivo sobre su preocupación. Después, el gerente de ventas empezó a hacer preguntas acerca de la naturaleza del daño: cómo se veía, dónde por primera vez se había identificado, cuándo apareció por primera vez y así sucesivamente. Se enteró de que no había habido problema hasta aquella mañana y supo que ningún otro cliente reportó problemas con las mismas cajas de cartón. Le preguntó al cliente si había algún cambio con el manejo de material en su planta. Sí, de hecho, estaban usando en la plataforma de embarque un montacargas nuevo con sujeción lateral. El gerente de ventas y su cliente fueron a la plataforma justamente en el momento que llegaban las nuevas cajas de cartón. Vieron que los elevadores del montacargas no estaban alineados para levantar las tarimas donde venían acomodadas las cajas. Los elevadores estaban aplastando algunas de esas cajas de cartón mientras las levantaban. El cliente se convenció de que la causa de este problema había sido identificada y que se situaba en su propio negocio, y no con la compañía proveedora de cajas. El montacargas fue ajustado y así se evitaron daños futuros. No hubo cancelación de contrato ni devolución del producto. El gerente de ventas y el cliente quedaron como buenos amigos, admitiendo el cliente, avergonzado, que había recibido un servicio excelente. Antes de tomar acción, el gerente de ventas dividió la situación en sus componentes y los clasificó. Identificó seis preocupaciones principales: frustración y enojo del cliente, necesidad de buenas cajas, necesidad de protección contra las pérdidas, necesidad de encontrar la causa del daño, necesidad de corregir el problema a satisfacción del cliente y necesidad de asegurar que el problema no estaba afectando a otros clientes. El gerente de ventas rápidamente estableció prioridades: primera, hacer lo necesario para calmar los reclamos del cliente. Sabía que al tener calma el cliente estaría más dispuesto a ayudar a resolver los otros asuntos de preocupación. Segunda, darle buenas cajas de cartón al cliente para que pueda hacer sus embarques inmediatamente. Tercera, asegurarle al cliente que está causando el problema y cómo arreglarlo. El gerente de ventas determinó qué clase de preguntas necesitaba hacer para cada sub-preocupación antes de empezar a trabajar en la solución de la preocupación global. Él había ahorrado dinero y mucho tiempo a todos los demás al tomarse sólo un poco de tiempo para pensar bien la situación, en vez de pretender corregirla saltando a una causa que no estuviera ligada a la preocupación del cliente. Imagínese qué hubiera podido pasar si se hubiera puesto a trabajar en busca de la causa de las cajas aplastadas, sacando las cajas fuera de la planta del cliente, o si se hubiera quedado en su oficina mientras despachaba un embarque de emergencia hacia los brazos destructivos del nuevo montacargas en la plataforma de carga de su cliente.