hasta los arenales cuaternarios de la costa septentrional. Como

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INTRODUCCIÓN
hasta los arenales cuaternarios de la costa septentrional. Como elementos particulares resaltan los
sustratos litorales bañados por el agua salada del mar y los yesos terciarios del Valle del Ebro.
FLORA YVEGETACIÓN
Además de los factores del medio físico citados, la presencia de una determinada flora depende de su
evolución a lo largo de la historia. En términos generales podemos decir que el grueso de la flora del
occidente de Europa es relativamente reciente, debido a que los períodos glaciares del Cuaternario
provocaron grandes fluctuaciones climáticas, con períodos fríos en los que la flora se reducía a la que
hoy podemos encontrar en latitudes boreales, seguidos de otros períodos cálidos en los que las plantas
que se habían refugiado en latitudes meridionales colonizaban de nuevo las tierras libres de los hielos.
Como resultado, en la época en la que nos ha tocado vivir, la vegetación con la que contamos es
sobre todo arbórea y dominada por distintas especies de fagáceas, robles y hayas al norte, quejigos,
encinas y coscojas hacia el sur; en cambio las formaciones de coniferas, de tanta importancia en otras
zonas, son relativamente escasas y prácticamente se limitan a los pinares de carrasco del Valle del Ebro
y de pino albar en las estribaciones prepirenaicas y cantábricas, junto al pino negro altopirenaico. La
explotación natural junto a la de los herbívoros y la actuación cultural de la especie humana, de intensidad creciente durante los últimos milenios, ha alterado los bosques primigenios dejándolos prácticamente irreconocibles en buena parte de la geografía europea en general y vasca en particular.
Como consecuencia, el paisaje de la mitad meridional está dominado por extensiones dedicadas a
cultivos herbáceos de secano y de regadío, en tanto que en la septentrional alternan las praderas
seminaturales con cultivos arbóreos de coniferas exóticas. El arbolado natural o casi, en franca recuperación durante los últimos años, se acantona en los lugares en los que diversas causas (relieve accidentado, clima extremo, suelos inadecuados) hacen poco rentables las prácticas agrícolas.
En lo que concierne a la flora, la disimetría en el conjunto del País Vasco coincide lógicamente con el
dominio de las plantas de distribución general euro-siberiana en la mitad septentrional y de distribución
mediterránea en la meridional.
El elemento corológico europeo se extiende por el sur hasta la Península Ibérica y está bien representado en la cornisa cantábrica. Junto a las plantas propiamente centroeuropeas, en la zona más lluviosa y
menos fría se da un elemento particular, el atlántico, que se extiende de norte a sur en Europa en las
tierras cercanas a la costa.
En el otro extremo, el Valle del Ebro ha actuado como importante vía de penetración y asentamiento
de las especies mediterráneas, y aunque en esta zona encuentra su límite septentrional, atesora buena
parte de las plantas características de las regiones ribereñas de este mar.
No obstante, se dan casos paradójicos que nos permiten rastrear los cambios climáticos mencionados al hablar de la historia de la flora. En los valles atlánticos es cuando menos curiosa la extensión de
los encinares, que, atendiendo al clima actual, se convierte en perplejidad al constatar la existencia de
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