INSTITUCIONES PARA LA EDUCACIÓN EN LA PRIMERA INFANCIA. Compilación realizada por la Inspectora de Educación Inicial Cristina Ruggieri El derecho a la educación La familia continúa siendo el ámbito de crianza, desarrollo y socialización más importante en los primeros años de vida. Sin embargo, la realidad social hace que cada vez más niñas y niños pequeños permanezcan por algunas horas al cuidado de alguna Institución. De lo que se trata, en este último caso, es de aprovechar esa institucionalización temprana para favorecer las oportunidades de desarrollo. La discusión ya no parece estar centrada en lo nocivo que puede resultar una separación temprana del niño o de la niña con respecto a su madre y su familia. El eje de discusión se ubica en las condiciones que debe reunir una institución para que esa separación se transforme en una experiencia positiva para todos. Esta responsabilidad, y a la vez oportunidad, que tienen las Instituciones destinadas a la primera infancia de potenciar los desarrollos complementando la acción de las familias, se torna más compleja cuando se encuentra en un contexto cultural, social, y afectivo con carencias. La Educación durante los primeros años de la vida cobra mayor importancia cada día. Sin embargo, aún mantienen su vigencia las “ideas-fuerza” que esta etapa educativa posee desde sus orígenes: 1) el niño y la niña pequeños tienen derecho a ser educados . En el siglo pasado existían acuerdos sociales acerca de que los niños y las niñas pequeños debían ser protegidos. Sin embargo, la idea de que podían ser educados no se había generalizado y fue cobrando impulso en un proceso de autoafirmación que se prolonga hasta nuestros días. 2) la Educación de la primera infancia es una etapa con características propias. No basta reconocer el derecho de los niños y niñas pequeños a su educación. Es necesario reconocer, además, que la primera infancia posee características propias las que, por ende, también posee la etapa educativa que las comprende. 3) la Educación de la primera infancia se enmarca dentro de un proceso integral . El niño y la niña pequeños poseen afectividad, intelecto y físico. La Educación que se dirija a estas edades debe planificarse de forma integral para contribuir al desarrollo de todos estos aspectos. 4) La Educación de la primera infancia se complementa con las familias. La implicancia educativa de la familia en los primeros años de vida es indiscutible. La Educación Inicial no debe plantearse sustituirla sino complementarla. 5) La Educación de la primera infancia posibilita la compensación a la infancia con carencias Entre las ideas fundantes de la Educación Inicial se encuentra la convicción de que en los primeros años de vida es posible compensar las carencias afectivas y sociales de origen. 6) La Educación de la primera infancia se aplica con diversos modelos operativos . Una característica de esta etapa educativa es la de aceptar diferentes modelos institucionales acordes a las características de los niños y sus familias. JARDINES MATERNALES: INSTITUCIONES EN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN El término “Jardín Maternal” está cobrando cada vez más fuerza para denominar a las instituciones que se encargan del cuidado y la educación de los niños desde los 45 días de vida hasta los tres años de edad. Conocidas comúnmente con otras denominaciones tales como “casas-cunas”, “hogares”, “guarderías”, la reivindicación de esta nueva denominación apunta a marcar los criterios de calidad que resultan indispensables para este tipo de centros. La creciente y definitiva incorporación de la mujer al mercado laboral junto a los cambios ocurridos hacia el interior de las familias demandan cada vez más la existencia de este tipo de instituciones. El Estado uruguayo fue creando durante la 2ª mitad del Siglo XX, centros de atención a la primerísima infancia con un criterio asistencial , focalizadas hacia la niñez carenciada y abandonada. Para el resto de la población , este tema quedó librado a la capacidad de demanda y de organización de las comunidades. Es así como , en las últimas décadas, algunos grupos organizados, sobre todo dependientes de organismos estatales, fueron creando instituciones para la atención de los hijos de sus trabajadoras y trabajadores durante su horario de trabajo, las que, en la mayor parte de los casos funcionan subvencionadas por el Estado. En estos últimos tiempos se fueron sumando a esta lenta pero segura construcción instituciones privadas con una variedad que oscila desde anexar el servicio en un espacio libre de una casa, hasta la apertura de sectores maternales en destacadísimos y muy costosos colegios privados. El Estado uruguayo no debería permanecer ajeno a estos procesos. El mandato constitucional y las Declaraciones Universales a las que está suscripto lo obligan a la orientación, el control y el financiamiento de este tipo de centros. La expansión de las instituciones para la atención de las edades más vulnerables debería acompañarse de la promulgación y actualización de leyes que protejan la relación del niño con su familia en sus edades más tempranas. La “modernización” y la “flexibilidad laboral” determinan , entre otras cosas, que algunas de las leyes que ya se habían conquistado, hoy no se estén cumpliendo. ALGUNAS PRECISIONES Las instituciones nacen, crecen y se desarrollan como una manera de satisfacer las necesidades de la sociedad. A eso se debe la expansión de los Jardines Maternales. Sin embargo, resulta necesario realizar algunas precisiones. En realidad no son los niños los que necesitan concurrir al Jardín Maternal desde los 45 días, sino que son sus padres los que necesitan llevarlos. Los bebés, para crecer sanos, necesitan que estén satisfechas sus necesidades vitales básicas tanto físicas como emocionales. La cuestión no es dónde ni con quién ,sino que se cumplan esos requisitos. Integrarse al proceso de construcción del Jardín Maternal como desafío de este tiempo no significa preconizar por la institucionalización de todos los bebés desde sus 45 días de vida sino brindar una opción segura para complementar la función de la familia cuando esto resulte necesario. Las polémicas que genera el tema de la institucionalización de los niños desde edades tan tempranas tanto a nivel académico como intrafamiliar deja en evidencia las precauciones que se deben tomar al destinar a un niño a cuidados institucionales. No se trata de cuestionar a la institución como tal sino de tener presente los criterios internos con los cuales se debe manejar este tipo de centros. Algo que nos convoca particularmente a las mujeres, por la función “maternal” que allí depositamos. Una función que hasta ahora hemos llevado instituída adentro de nosotras mismas por mandato biológico y por conveniencia cultural. Como punto de partida para estas reflexiones corresponde acordar el significado que le otorgamos a algunos conceptos. Entendemos por “aprendizaje” el proceso mediante el cual las personas incorporan nuevos conocimientos, valores y habilidades propios de la cultura y la sociedad en que viven. Dichos aprendizajes son producto de la “educación” que otros individuos de la sociedad han planificado y organizado para ellos, o de las “enseñanzas” que surgen a partir de un contacto menos planificado con las personas con las que se relacionan (1) El término “asistir” refiere a las acciones de cuidado y de socorro que una/s persona/s ejercen sobre otra/s mientras que el término “compensar” comprende acciones que son ejercidas por un/os individuo/s sobre otro/s en busca de la igualdad de oportunidades y la disminución de las diferencias. Si bien estos términos están presentes en forma relacionada a lo largo de la vida de los individuos, cuando los aplicamos en la educación de los niños pequeños su diferenciación resulta particularmente difícil. Las edades comprendidas entre los 0 y los 6 años son las de mayor vulnerabilidad en la vida de los seres humanos. Durante los dos primeros años de vida, el ser humano necesita del cuidado y la asistencia de otra/s persona/s para su supervivencia. A partir de los 3 años y hasta la edad adulta, los cuidados y la asistencia se encuadran en una serie de acciones que podríamos denominar de “acompañamiento del crecimiento”. Finalmente, en la última etapa de la vida de los seres humanos en algunas situaciones reaparece la vulnerabilidad y pueden requerirse nuevamente acciones de cuidado y de asistencia indispensables para lograr la supervivencia. Desde este punto de vista resulta difícil, entonces, oponer los términos “enseñar” y “ asistir”, particularmente en la educación de las edades tempranas, ya que ambas acciones se dan en forma natural y simultánea. Para proseguir con este análisis conviene precisar qué entendemos por “asistir o cuidar”. El término “cuidar” deriva etimológicamente del latín “cogitare” que es pensar, prestar atención, asistir a alguien, poner solicitud en algo. El término “solicitud” significa poner en movimiento. El verbo “cuidar”, entonces, nos lleva del pensar a dar solicitud y a poner en movimiento. La actividad de asistir o cuidar parte de representarse al otro. Por lo tanto, previo a la acción de cuidar, ese otro debe habitar el pensamiento de quien lo cuida. Cuidar a otro es también una actividad que pone al cuerpo en movimiento.(2) No concebimos, entonces, a la asistencia o al cuidado como un conjunto de acciones en las cuales un individuo recibe pasivamente la atención de otro y donde ese otro aplica automática y pasivamente una serie de pautas de cuidado que le fueron transferidas generacionalmente. Desde esta concepción que hemos venido desarrollando, “asistir” y “educar” no son actividades opuestas sino complementarias. En una y en otra existen interacciones y acomodaciones activas en la diada “educador- educando” que producen enseñanzas y provocan aprendizajes. “PARA ASISTIRTE MEJOR” Nuestra ubicación tercermundista y nuestro compromiso con la educación nos conducen hacia el análisis de las políticas educativas que, en nuestros países, se planifican para la primera infancia. La estrecha relación entre educar y asistir ya no implica solamente a la diada “educador –educando” sino a un entramado complejo de organismos e instituciones que representan líneas de pensamiento y compartimentos de poder. Los aportes de la iniciativa mundial “Educación para todos” desarrollados en Jomtiem apuntaban a la educación básica iniciada desde el nacimiento. El Banco Mundial, una de las agencias internacionales que viene dando cumplimiento a dicha iniciativa, se aparta de esta noción. Circunscribe la educación inicial a una educación pre- escolar,entendida como la prolongación hacia abajo del aparato escolar. La educación de la primera infancia queda reducida, entonces, a la acción de preparar a los niños, especialmente a los niños pobres, para ingresar a la escuela y adaptarse mejor a ella con la intención de disminuir el fracaso escolar.(3) Esta visión disocia lo educativo de lo asistencial de una manera sumamente peligrosa. La educación comienza en la escuela primaria (educación básica) o, en el mejor de los casos, en los años de la educación preescolar más cercanos a la escuela. Durante los años que transcurren desde el nacimiento hasta el inicio de la escolaridad lo más importante es proveer al niño de cuidados tales como alimento, resguardo y algunos estímulos que lo preparen para el éxito en sus futuros aprendizajes. Esta concepción dirige los recursos destinados a la primera infancia a sostener y apoyar proyectos y programas con énfasis en la familia y en la comunidad en quienes el Estado delega ese tipo de tareas dirigidas hacia los niños pequeños. Es en este contexto que educar y asistir se presentan como opuestos: la educación comienza con la escuela y se concibe al niño pequeño como objeto de cuidados y de asistencia. Estas políticas que afirman apoyar el desarrollo de nuestros países tercermundistas, en realidad reproducen las situaciones de desigualdad. Para superar esta concepción reduccionista de la educación inicial los docentes contamos con los espacios que podemos crear y recrear individual o colectivamente en la diada educador- educando, tema que desarrollamos líneas arriba. Cuando de lo que se trata es de buscar respuestas colectivas y soluciones para las situaciones límites por las que atraviesa nuestra infancia, cobra importancia un concepto acuñado por un pensador latinoamericano: la “compensación educativa”. Coincidimos con Saviani cuando dice: “… si se quieren compensar las carencias que caracterizan la situación de marginalidad de los niños de capas populares, es necesario considerar que hay diferentes modalidades de compensación: compensación alimentaria, compensación sanitaria, compensación afectiva, compensación familiar, etc. En este marco, constatada la existencia de deficiencias específicamente educacionales, cabría hablar no de educación compensatoria (atribuyendo a la educación la responsabilidad de compensar todo tipo de deficiencia)sino de compensación educacional..... En el contexto de América Latina , la tendencia actualmente en curso ( frecuentemente reforzada por el patrocinio de organismos internacionales) de difusión de la educación compensatoria con la consiguiente valorización de la pre escuela entendida como mecanismo de solución al problema del fracaso escolar de niños de las capas trabajadoras en la enseñanza primaria, debe ser sometida a crítica. En efecto, tal tendencia termina por configurar una nueva forma de rondar el problema en lugar de atacarlo de frente....” (4) Compartiendo....algunas apreciaciones. La plasticidad que caracteriza al ser humano en los primeros años de vida, es el argumento de mayor peso a la hora de propugnar la necesidad de una Educación Inicial de calidad. Hoy la ciencia nos confirma cómo el desarrollo del lenguaje, de la cognición, la regulación de las emociones, el desarrollo psicomotriz, precisan, para un desarrollo òptimo, de estímulos adecuados. Dentro de la educación formal y en la institución escolar, es necesaria la existencia de un proyecto educativo en el que estén bien planificadas la regularidad de determinadas rutinas, la realización de determinados ejercicios, la valoración gradual de determinadas tareas, la duración y continuidad de determinados estímulos. Es este tipo de ambiente educativo el que va a posibilitar que los alumnos y alumnas, a través de las interacciones que establezcan y de las experiencias en que participan, vayan desarrollando sus capacidades, adquiriendo conocimientos que van a consolidar otros posteriores.Socializarse como miembro de un grupo de una comunidad humana , requiere ayuda, no es algo que venga programado en los genes. En el Jardín Maternal,el trabajo educativo que docentes y no docentes realizan, hace que incluso, las tareas que tradicionalmente no eran consideradas como educativas (tales como el cuidado corporal, la higiene ,la alimentación,etc.) vayan adquiriendo un valor educativo formal, debido al profesionalismo con que son abordadas en la Educación Inicial. El Jardín Maternal, como toda Escuela Pública de nuestro país, posee una clara intencionalidad educativa; pero a la vez, tiene una serie de características que lo distinguen de otras instituciones que trabajan con niños de Educación Inicial. Cuando hablamos de “ educar ” nos estamos refiriendo a promover el desarrollo y desenvolvimiento de capacidades y potencialidades de los niños y niñas, con lo cual van realizando diferentes aproximaciones al conocimiento, cada individuo, en función de su propio tiempo y su propio ritmo. En el Jardín Maternal, dentro de esta concepción se abarcan también otros aspectos no menos importantes : higiénicos, sanitarios, alimenticios y sociales. La institución Jardín Maternal, es una comunidad educativa pequeña con características particulares, lo cual favorece : • el diálogo, la participación y el conocimiento entre todos los actores(personal, alumnos y familias) • El personal que trabaja en la institución, está formado para trabajar en educación y específicamente en el área de Educación Inicial. • En el Jardín Maternal son tan importantes las actividades curriculares como las cotidianas, referidas a la alimentación, higiene y descanso de los alumnos y alumnas. (donde también se trabajan contenidos curriculares) • Para esta institución, es fundamental no solo la información a las familias del acontecer escolar, sino de la formación de las familias en cuanto a las concepciones educativas que sustentan el sistema de trabajo la Educación Inicial de nuestro país, y en este Jardín Maternal en particular, de manera que juntos, familias y Jardín, puedan , en forma efectiva, colaborar mutuamente, tendiendo a buscar coherencia y continuidad entre la institución y el hogar. • Como toda institución escolar, se trabaja en base a proyectos. En ellos, las familias tienen un importante papel: hablando con sus hijos de los temas que se abordan; aportando materiales,compartiendo experiencias, participando en diversas actividades... • La participación de las familias en la vida del Jardín Maternal es muy importante: facilita a los niños y niñas su integración a la institución a la vez que permite una comunicación escuelahogar que ayuda a compartir objetivos educativos. 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