¿Es razonable creer

Anuncio
II.6. ¿Es razonable creer?
Es preciso mostrar porque es razonable creer.
La fe se apoya en fundamentos sólidos. Ahora bien, no creemos
porque tengamos razones, sino que tenemos razones para creer.
Pero, ¿hay razones suficientemente válidas y sólidas?, ¿es la fe una
opción sin motivos, no verificable, una opción voluntarista y emocional
que se podría clasificar entre las cuestiones de gusto?.
Es preciso reconocer los presupuestos epistemológicos del acto de fe,
los preambula fidei tanto externos como internos:
 El valor del sujeto humano como individuo y como persona
capaz de respuesta libre y personal al tú de otro y del Otro que lo
interpelan.
 La capacidad de trascendencia y de infinito inserta en el
hombre.
 La capacidad de conocer la verdad del ser más allá de la
captación de los sensible.
 La apertura a los grandes interrogantes que brotan del
corazón del hombre y que se refieren a los fines últimos.
 La verdad del propio contenido de la fe, cuyo logos está
dotado de sentido y de razón. La racionalidad de dicho contenido,
más allá de todo mito o voluntarismo o sacrificio de la inteligencia.
Pero también debemos partir de un presupuesto metodológico:
Como dice Rossano es preciso un respeto a las distintas formas de
conocimiento y de aproximación a la realidad, elaborar una correcta
epistemología de los grados y los ámbitos del saber, cada uno con su
objeto, su metodología y sus límites. Los distintos tipos de conocimiento
(científico, filosófico, teológico, poético y místico) tienen sus propios
parámetros, un modo especial de alcanzar la realidad, una capacidad
heurística y un lenguaje propio.
Pero las razones de la fe no son el motivo por el que se cree. El
motivo de la fe, como dice el Vaticano I (DS 3008) es la autoridad misma
de Dios que se revela. La fe es ante todo, un creer a Dios (credere Deo),
creer sobre el fundamento del testimonio de Dios mismo.
La confianza de la fe plantea el problema de la racionalidad de la fe,
de su credibilidad.
La fe necesita razones que garanticen su carácter razonable, la
honestidad intelectual y rectitud moral exigidas por un sujeto libre.
¿Es razonable creer?
2
La fe no es demostrable, pero no podemos reducirla a una simple
opción voluntarista, irracional o emocional. Sería indigno de Dios y del
hombre.
Al ser un acto auténticamente humano, aunque realizado
necesariamente con el auxilio divino, el acto de fe remite a una razones
válidas para creer. Sin esas razones caeríamos en el subjetivismo, el
voluntarismo o el fideísmo.
Una fe digna del hombre ha de ser razonable, no en el sentido que
tenga que basarse en la razón humana y no tenga que exigir la sumisión
libre de la razón a la revelación, sino que, para creer de manera humana, el
hombre tiene que tener motivos racionalmente válidos capaces de hacer
razonable su adhesión a Dios, aunque nada se lo imponga.
Sobre este carácter razonable, esa necesidad de razones para la fe,
reflexiona la constitución Dei Filius del Vaticano I:
 La fe, como respuesta libre del hombre, no surge a partir de
la percepción de la evidencia del contenido de la revelación. En tal
caso la fe sería un saber. Se basa, no en la evidencia interna de los
contenidos, sino en el testimonio autoritativo de Dios.
 La fe es un acto que trasciende las capacidades naturales
del hombre, pero no se opone a la razón. No es ex ratione, ni sine
ratione, es un obsequim rationi.
 El acto de fe, como acto humano libre, no puede ser
realizado por el sujeto sin que éste sea consciente de las razones que
hacen plausible su decisión. Esa confianza que presta el hombre que
cree, siendo responsable, tiene que saber que cuenta con la
credibilidad de aquel en quien confía. Credibilidad que debe ser
conocida. Ahí los preambula fidei, como realidades que pertenecen
no a lo que se cree, sino a lo que el creyente sabe o cree poder saber.
Para garantizar el carácter razonable del acto de fe se debe
dar importancia a los signos externos de credibilidad, de valor
objetivo, como loa milagros y las profecías.
 El hombre, a través de los signos externos de la revelación,
puede obtener un conocimiento cierto del hecho de la revelación
mediante un procedimiento racional. La fe y la razón se ayudan
mutuamente desde el momento en que la recta razón demuestra sus
fundamentos de la fe.
¿Es razonable creer?
3
 No se llega a afirmar que el hombre llegue a un
conocimiento cierto del hecho de la revelación a través de las solas
fuerzas naturales, sin la iluminación de la gracia.
A la luz de estas afirmaciones del Vaticano I parece claro que
debemos relativizar todo intento de establecer la racionalidad de la fe a
través de un procedimiento racional estrictamente demostrativo.
La fe tiene componentes contradictorios: gratuidad y libertad,
oscuridad, racionalidad y certeza. ¿Cómo compaginar su racionalidad con
la libertad?.
 El acto de fe debe ser razonable, se necesitan razones para
creer, signos de credibilidad. Si faltan esas razones caemos en
voluntarismo y fideísmo.
 Pero la fe tiene que ser libre, las razones de la fe no
pueden proporcionar una demostración evidente, pues no habría
libertad y caeríamos en el racionalismo.
En la búsqueda de las razones de la fe podemos encontrar varios
modelos:
 La vía negativa:
No señala razones positivas, sino que se centra en la pregunta “creer,
¿por qué no?”. Se invita a no rechazar la fe sin más, a no dejarse llevar por
prejuicios o no caer en lugares comunes, a preguntarse seriamente si la fe
no será el camino justo. Ante todas las dudas siempre queda el resquicio,
“quizá sea verdad”. Todo hombre participa de la duda y de la fe, siempre
que no se oculte a sí mismo la verdad. Nadie se sustrae a tal dualidad: la fe
puede estar presente a pesar de la duda, para otros mediante la duda o en
forma de duda.
La vida humana puede ser feliz incluso sin Dios y sin fe. Se trata de
preguntarse si la fe religiosa ofrece alguna indicación esencial al hombre
en su búsqueda infinita de algo más.
Ejemplo del historiador francés Delumeau:
La ciencia nos ayuda a saber y nos libra de la ignorancia. Pero cuanto
más sabemos, más sabemos que no sabemos. La ciencia nos da luz en la
oscuridad, ilumina un pequeño sector. Aquí surgen las preguntas, ¿no
estará Dios en ese fondo?, ¿qué nos permite afirmar que la inmensidad no
tiene sentido?, ¿o qué la evolución no tiene proyecto?. La ciencia ilumina
el camino, pero no puede decir a dónde lleva. No es su competencia decir
que no lleva a ninguna parte. Al hombre no le satisface el conocimiento de
la ciencia, desea saber más. Este deseo ¿no ha de permitirle pedir a la
¿Es razonable creer?
4
religión un complemento de información?. ¿Puede la ciencia hablar de fin,
de origen o finalidad?. En los límites del conocimiento racional hablar de
fin es algo gratuito, en su doble sentido. No todo lo real es objeto de la
ciencia. El misterio existe, ¿por qué no abrirse a la posibilidad de su
revelación?. No podemos cerrar los problemas antes de tiempo ni
atrincherarnos en la competencia científica, debemos estar abiertos a la
posibilidad de descubrir el sentido último del hombre y de las cosas.
Debemos partir de la fragilidad de lo esencial: la revelación no es una
claridad que lo haga comprender todo, la irrupción de Dios en la historia no
es un terremoto.
En conclusión, debemos adoptar una actitud de humilde
disponibilidad frente al misterio de Dios.
 La vía del testigo autorizado:
Típico de la apologética más tradicional, que pone la racionalidad del
acto de fe en el hecho de la revelación, en el hecho de que Dios ha hablado
a los hombres a través de su enviado, Jesucristo. Probando sus cualidades
trascendentales y divinas, se da fuerza al argumento. Se centra en los
signos, milagros y el conjunto de su actividad, olvidando otros aspectos de
su historia.
Argumento recogido en la Dei Filius del Vaticano I: “... para que el
obsequio de la fe fuera conforme a la razón, quiso Dios que a los auxilios
internos del Espíritu se juntaran los argumentos externos de la revelación,
hechos divinos, milagros, profecías, que, mostrando la omnipotencia y
ciencia de Dios, son signos, certísimos y acomodados a la inteligencia de
todos”. Es aceptable, pero no suficiente, que se asocien auxilios internos y
externos, venciendo el simplismo de los simples argumentos externos.
Por su defensa contra el racionalismo del momento, ve la revelación
en conexión con la razón humana, una correspondencia gnoseológica de la
acción salvadora de Dios en el orden cognoscitivo. Aunque esto supone
reducir la revelación a un conjunto de verdades y doctrinas.
Su aportación más importante, situar en el concepto de revelación el
carácter de conocimiento y de verdad.
Límites: una revelación muy formal, histórica y doctrinal, que separa
el hecho de la revelación de sus contenidos. Legitima la fe sin preocuparse
por el contenido, de su aspecto objetivo, de la sustancia íntima del mensaje.
Apologética excesivamente extrinsecista. Blondel criticaba este modelo y
exigía una apologética de la inmanencia o del umbral: lo sobrenatural
para el hombre es absolutamente necesario (lógica de la acción humana en
su tensión hacia lo absoluto) y absolutamente imposible (el hombre no
puede darse lo sobrenatural, sólo recibirlo por intervención gratuita de
Dios). No se pueden olvidar los elementos subjetivos que intervienen en la
génesis de la fe.
¿Es razonable creer?
5
El valor, el papel que se otorga a Jesús como revelación y como
historia, Dei Verbum nº4.
 Modelo antropológico:
Modelo que no parte de una concepción nominalista de la revelación,
sino que quiere entrar en los aspectos de contenido y sus elementos
salvíficos. Lo que Dios revela, lo que cree la fe, está cargado de respuestas
y significados para el hombre, que busca el sentido de su vida, de la
humanidad, de la historia.
Modelo con varias perspectivas: articular antropológico con
contenidos de revelación, hacerlos filosófica y psicológicamente plausibles,
explicar el sentido y legitimidad antropológica de la revelación.
Los argumentos históricos y exegéticos son importantes, pero deben
mostrar como esa revelación es cumplimiento profundo del hombre en sus
aspiraciones y en sus últimas preguntas. No se puede separar el hecho y el
contenido.
Ejemplo de K. Rahner:
Siguiendo el modelo trascendental, las condiciones de posibilidad
presentes en el sujeto humano para la comprensión y aceptación de la fe.
Las estructuras antropológicas que hacen posible acoger la revelación
divina como significativa en cuanto determinación histórica absoluta
(categorial) de se experiencia trascendental. Busca la relación entre lo
categorial y lo trascendental desde una antropología trascendental.
Dato trascendental: el hombre es el ser de la absoluta trascendencia,
las distintas fes sus determinaciones categoriales.
El hombre como conciencia de verdad y exigencia de libertad,
aparece como un ser esencialmente abierto al mundo, como apertura de
suyo ilimitada. Su conocer y querer transciende toda realización finita. El
espíritu humano tiene como único fin adecuado la plenitud suprema de la
realidad que es Dios. Ese horizonte infinito, trascendental, del hombre que
conoce y autodetermina, se basa en el principio trascendental infinito de
verdad y libertad subsistente. Al ser absoluta trascendencia en cada
conocimiento y acción afirma su apertura esencial ante lo absoluto. “El
hombre es espiritual, vive su vida en continua tensión hacia lo absoluto, en
apertura a Dios. Condición que le hace ser lo que es y lo que debe ser”.
Pero además el hombre está destinado a la gracia, “existencial
sobrenatural”, el centro más íntimo de la existencia del hombre. Hecho que
se consuma en la encarnación.
La trascendentalidad natural y sobrenatural del hombre toma forma
en determinaciones categoriales, en las distintas manifestaciones religiosas
o formas de fe.
¿Es razonable creer?
6
Ejemplo de Bernhard Welte:
Discípulo de Heidegger que quiere explicar filosóficamente la
posibilidad humana de creer, su significatividad y su estructura.
Parte de la confianza original que precede y hace posible todo
movimiento explícito de nuestra existencia y que hace posible las formas
concreta de fe.
Esa fe-confianza original del hombre se realiza en la pre-captación
del futuro y en las auténticas relaciones personales, en la confianza general
de que la vida tiene sentido.
La fe, como realidad humana universal, muestra que en el hombre
hay una estructura de acogida que es presupuesto y fundamento de la
posibilidad humana de una fe religiosa en general.
Esta fe o confianza es anterior a cualquier escepticismo; antes de
nada cree en un sentido que es felicidad, justicia, verdad. Una fe que lo
abraza todo y sobrepasa todo lo que nos encontramos en el mundo. El
hombre es el único ser que puede mirar más allá de todos los límites,
incluso más allá del límite de la muerte. Su horizonte es infinito e
incondicionado. Sobre todo en la situaciones límites, donde nos
interrogamos por el sentido y su valor incondicional y absoluto. De aquí
surge la fe en el misterio escondido, infinito e incondicionado que nos
sustenta.
Una fe que se basa en las relaciones de confianza interpersonales: yo
dejo que el otro entre en contacto conmigo, que nos toquemos en nuestro
interior. El otro sale de sí como un rostro que habla, se expresa, en una
invitación a que me fíe de él. Es un encuentro de dos libertades.
La fe se basa en: la confianza original que fundamenta la existencia,
en la fe explícita en Dios, y en la fe entre los hombres.
La cuestión del sentido:
 El modelo de la teología política de Metz:
 El modelo estético de Urs von Balthasar:
Descargar