Cultura Tradiciones románicas y germánicas, diversas culturas vinculadas a la historia de sus habitantes confluyen en Suiza para crear un sorprendente crisol en el corazón de Europa, donde conviven personas de diferentes clases, lenguas y confesiones. En este entorno multilingüe y cosmopolita también la creación cultural se caracteriza por una gran variedad. Muchos centros de arte como museos, fundaciones, galerías, festivales y entes independientes promueven a los artistas suizos e internacionales. Este mosaico de ofertas culturales se divulga en todo el país a través de la televisión, la radio, la prensa e internet en los cuatro idiomas nacionales alemán, francés, italiano y romanche. Los dibujos de Rodolphe Töpffer, la canción «Les Trois Cloches» de Edith Piaf, compuesta por Jean Villard-Gilles, los diseños gráficos de Adrian Frutiger y sus tipos de imprenta, difundidos por todo el mundo, los cuadros de Ferdinand Hodler o las acuarelas más recientes de Paul Klee conforman ineludiblemente el patrimonio cultural de la «marca Suiza». Pero también Sophie-Taeuber-Arp y el pícaro Cabaret Voltaire con su café literario, Charles-Ferdinand Ramus, cuya obra abarca la crónica de toda una época, así como Ella Maillart con sus cuentos de viaje forman parte de ese patrimonio cultural; tampoco hay que olvidar las novelas del escritor bernés Pascal Mercier alias Peter Bieri, autor del best seller «Tren nocturno a Lisboa», así como los poemas del tesinés Fabio Pusterla, las novelas de Juana Spyri, Annemarie Schwarzenbach, Max Frisch y Friedrich Dürrenmatt. De fama mundial también son las inconfundibles esculturas de Alberto Giacometti o las creaciones maquinarias de Jean Tinguely, las edificaciones del arquitecto Le Corbusier de La-Chaux-de-Fonds en el cantón de Neucastel o las de Mario Botta. Naturalmente hay que mencionar también el diseño industrial, cuyos representantes más destacados son Karl Elsener (empresa Victorinox) con su mundialmente célebre navaja, el taller de danza de Rudra-Béjart, fundado por el renombrado coreógrafo ya fallecido Maurice Béjart, las obras teatrales de Daniele Finzi Pasca o la escuela de teatro de Dimitri en Verscio (cantón del Tesino). También forman una parte esencial de la escena cultural suiza los encuentros literarios (Salón del Libro de Ginebra, la muestra del libro Buch Basel), el concurso internacional para jóvenes bailarines (Gran Premio de Lausana), el Museo de Ciencia Ficción (Maison d'Ailleurs, Museo 1/2 Cultura HR Giger), las colecciones de arte en bruto y los numerosos espectáculos de cine, teatro, cómic y música que pueden superar cada año los 200.000 visitantes. El arte contemporáneo ocupa un gran espacio: amantes del arte de todo el mundo se reúnen cada año en Basilea en la muestra internacional de Art Basel. En el año 2013 se pudieron ver allí obras de más de cuatro mil artistas de treintainueve países diferentes. Desde hace varios años también goza de un renombre excelente el diseño helvético por sus líneas sencillas y elegantes. El desarrollo de nuevos materiales permite la elaboración de nuevas creaciones independientes como por ejemplo los bolsos de la marca Freitag fabricados con lonas de camiones recicladas que se han convertido en objetos de culto. Y los numerosos centros de arte suizos, cuyas obras en parte ya se conocen a escala internacional, contribuyen a que también en el futuro se den a conocer jóvenes artistas prometedores susceptibles de estimular la escena cultural en Suiza. 2/2