FIESTA DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS Mondoñedo, 14 de septiembre de 2008 Queridos hermanos sacerdotes, miembros de Vida Consagrada, cofrades de la Virgen de los Remedios y demás fieles laicos. Illmo Sr. Oferente, Srs. Alcaldes de los Ayuntamientos de Mondoñedo, Ferrol, Villalba, Vivero y Ortigueira. Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades: 1. Celebremos la memoria festiva de Nuestra Señora de los Remedios. La solemnidad de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de nuestra diócesis, es una buena ocasión para hacer memoria de nuestra historia de fe, de la historia del alma de los mindonienses, la historia interior de sus convicciones religiosas y morales que han sustentado sus vidas a lo largo de los siglos y que han dado sentido a los momentos tristes y gozosos, dramáticos y gloriosos que les ha tocado vivir. "El hombre desmemoriado es un hombre proclive a la desorientación, y el hombre radicado por la memoria en la historia está abierto a la esperanza" […] La falta de memoria convierte la vida en algo irrelevante. Los desmemoriados pierden identidad. No saben quiénes son y dónde se encuentran. Sin la memoria de lo que nos llega por medio de la Tradición viva de la Iglesia, perdemos la identidad cristiana. […] Cuando el hombre pierde la memoria, vive a la intemperie y es fácilmente manipulable (…). Dar la espalda al pasado no es sólo olvido irresponsable, sino también incapacitación para afrontar el porvenir con el realismo de la esperanza" (R. BLAZQUEZ, Iniciación cristiana y nueva evangelización, Bilbao 1992, 246). No se trata sólo de recordar la historia para no repetirla, sino de recordar la fe de nuestro pueblo sencillo en la celebración de la Eucaristía que es siempre memoria de un acontecimiento singular que actualiza lo que conmemora: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. En cada Santa Misa celebramos y actualizamos el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte. Por eso no es una memoria de agravios, sino una memoria festiva. No se puede celebrar la memoria de los acontecimientos inscritos en la historia de la salvación después de Cristo de otro modo que festejándolos, viviéndolos como una fiesta. Se trata de una memoria eucarística, es decir, de una memoria agradecida. 2. La memoria histórica nos lleva a la memoria de fe La memoria histórica de Nuestra Señora de los Remedios nos lleva a recordar en primer lugar un dato fundamental para entender la historia de la ciudad de Mondoñedo e incluso de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol: a lo largo de los siglos esta comunidad humana de la que formamos parte ha sido y se ha manifestado como una comunidad creyente. Sus familias y la práctica totalidad de sus habitantes, la ‘ciudad de los hombres’ se ha sentido también ‘ciudad de Dios’. Aquí, entre nosotros se ha hecho realidad lo que el profeta Zacarías anunciaba a Jerusalén, la ‘hija de Sión’: “Alégrate y goza… que yo vengo a habitar dentro de ti”. Los mindonienses del segundo milenio creyeron en Dios y amaron a su Madre, la Santísima Virgen María en su advocación de los Remedios, sintiéndose queridos con un amor bello y fascinante a la vez en el curso de su vida, concebida como una peregrinación que nos lleva a la patria de la Vida eternamente feliz. María, la Virgen y Madre de los Remedios, venerada en este Santuario como patrona de la ciudad y de la diócesis, les llevó siempre de la mano por el camino de una fe sólida y sencilla que alumbró todo un estilo de vida, inspirada en el amor fraterno. Este nuevo estilo de vida se concretó en la vida familia, en las relaciones entre vecinos y en la configuración social y cultural de la comunidad humana. El Dios al que condujo la Virgen de los Remedios no era un Dios cualquiera, un Dios sin rostro, sino el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo y el Padre de todos los hombres. La memoria de Nuestra Señora de los Remedios nos lleva, por tanto, a reconocer la historia cristiana de Mondoñedo, de su fe en aquel que nos trajo la buena noticia del amor entrañable de Dios y de su Santísima Madre a todos los hombres. 3. Desde la memoria del pasado miremos el presente de nuestra sociedad y nuestra Iglesia ¿Resistirá la mirada de nuestra realidad social y eclesial de hoy la comparación con nuestra brillante historia de fe cristiana? Es verdad que se mantiene la herencia cristiana de nuestra historia que hoy rememoramos festivamente en la celebración de nuestra Patrona. Pero no nos podemos engañar. Es verdad que a ningún observador objetivo se le escapa que la fe de muchos creyentes entre nosotros es más sólida, personal y comprometida que la de nuestros antepasados. Pero tampoco podemos negar hoy que algunos profesamos una fe muy débil, incapaz de soportar los vientos fuertes de la prueba a la que se ven sometidas nuestras frágiles convicciones religiosas. “La mayor parte de intelectuales europeos se avergüenzan de la Historia cristiana de Europa. Si no se ataja esta tendencia continuará la crisis moral. Como bien reconoció Juan Pablo II, hay muchas cosas de las que arrepentirse y que deben ser perdonadas. Pero es imposible que Europa resurja como centro de la civilización mundial si no recupera la aportación básica de la Iglesia Católica: la idea de dignidad humana” (GEORGE WEIGEL, Teólogo, periodista y escritor norteamericano). 4. El reto de la nueva evangelización El reto de la nueva evangelización se nos presenta, pues, formidable. El tiempo y el terreno para proclamar y recibir un nuevo anuncio de la buena noticia de Jesús están preparados. ¿Cuántos de nuestros contemporáneos se han cansado ya de nuestra sociedad consumista y sienten nostalgia de Dios? ¿Cuántos, también jóvenes, están deseando en el interior de su conciencia un encuentro con Jesucristo que les haga sentirse comprendidos, curados de sus heridas, entrañablemente amados? Son más de los que creemos los que entre nosotros se sienten de vuelta respecto a una confianza ciega en los recursos de la ciencia y de las nuevas tecnologías y buscan la verdad por la vía del encuentro mutuo y confiado a la luz de la fe. También los mindonienses de nuestros días necesitan vivir el matrimonio y la familia atendiendo a las exigencias solidarias del bien común. La vida económica, social, cultural y política necesita asentarse en el respeto a la dignidad inviolable de la persona humana y los cimientos éticos de la vida común. +Manuel Sánchez Monge, Obispo de Mondoñedo-Ferrol Nota: Al final de la homilía el Sr. Obispo contestó en gallego a la Ofrenda a la Virgen de los Remedios que presentó el Sr. Alcalde de Ribadeo.