CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación Sugerimos un signo que acompañe el encuentro como el de la foto, agua en transparencia de vidrio dentro de un círculo de piedras…El mejor signo sería disponer de agua corriente, pero es más difícil…el círculo de piedra da a entender que esta agua es especial, que su procedencia es misteriosa, el vidrio acentúa su cristalinidad… Se puede comenzar contemplando el signo, se puede poner música de fondo, incluso con sonido de agua que corre. Se comparte brevemente y sin apuro lo que les hace sentir, o qué imágenes asocian a lo que ven, recuerdos… 1- A continuación se comparte el siguiente texto. Se hace lo mismo en cuanto a sus resonancias y se trata de unir entre todos al signo anterior. “El desierto es hermoso... —añadió. Y era verdad. Siempre me ha gustado el desierto. Se sienta uno en una duna de arena. No ve nada. No oye nada. Y, sin embargo, algo resplandece en silencio... —Lo que embellece el desierto —dijo el principito— es que esconde un pozo en algún sitio...Me sorprendió comprender de repente ese misterioso resplandor de la arena. Cuando yo era niño, vivía en una casa antigua, y la leyenda contaba que en ella había un tesoro escondido. Por supuesto, nadie acertó a descubrirlo jamás, y quizá ni siquiera lo buscó. Pero encantaba toda aquella casa. Mi casa escondía un secreto en el fondo de su corazón...—Si —dije al principito—. Ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo que les proporciona su belleza es invisible”, A. de Saint- Exupéry, El Principito, cap. XXIV. CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación individuales que han sabido El libro del corazón humano, si lo miramos con la ayuda de la luz de Dios, me enseña que mi deseo es uno, pero que ha perdido su fuerza de unidad y se expande de forma plural, lacerándome, y debe encontrar la unidad original. Dios me desea y viene al encuentro de mi deseo. Pero no basta con conocer los propios deseos (distintos de las necesidades), es necesario guiar el deseo. ¿Cómo y con qué instrumentos podemos guiar nuestro deseo? 1. Es necesario SALIR: De Ur de Caldea como Abraham, de la mismísima Trinidad en el caso de Jesús o de Nazaret, o del seno materno (Jn 3), de Sicar,…salir una y otra vez. O como el Sembrador de la parábola que salió a sembrar la Palabra, pasando como uno de tantos; como un sediento del camino. Negarse a si mismo, morir a sí. 2. Es necesario COMUNICARSE: El Eros/Deseo (energía fundamental) es necesidad de comunicación, una disposición a la relación. Seremos nosotros mismos en la medida que nos comunicamos y entablamos justas relaciones con los demás. Nuestro deseo seguirá su verdadero camino si se ha sabido comunicar y tener verdaderas relaciones. El milagro de la fe justamente es este: generar una vida de comunidad. Esto que se comunica en la verdadera comunidad son los deseos 2 - entrar en justas relaciones, en modo de encontrar juntos el deseo de Dios. Cuando se da esto nos maravilla ya que este tipo de comunión no se da en ningún otro lado. 3. Es necesario ADORAR: Como el Deseo (los deseos), puede ser devorador, es necesario recuperar una mirada que descubra en el fondo de mi sed, junto al pozo de la Escritura, a Dios sediento de mí como Fuente de agua viva. En realidad necesito saber a quién adorar…Se trata DE SER VERDADERAMENTE: “mi alma tiene sed de ti” (Sal 63,2), “mi alma tiene sed del Dios vivo” (Sal 42,3). Pedagogía de Jesús 1. Me hace salir de mí mismo, de mis hábitos, de mis escondites pidiéndome lo que más ‘necesito’, disfrazado en mis hábitos cotidianos, e incluso en mis vicios. Tú judío…yo mujer samaritana…habla el personaje de las convenciones sociales. El deseo de Jesús abre a la comunicación verdadera a esta mujer. 2. Los objetos del deseo aprisionan el Deseo de Dios y nos cierran sobre nosotros mismos. ‘Ve a buscar a tu marido…no tengo marido….si es cierto, han sido cinco y el que tienes no es tu marido…’. Podemos decir que el diálogo con Jesús/ la Escritura le revela su verdad y despierta el Deseo de Dios: ¿a quién adorar? No se trata de saciarme, sino de liberarme, que el agua fluya… 3. ‘Ni en este monte ni en aquel…’. Jesús se revela como el monte de la adoración en espíritu y en verdad y él es el agua viva que salta hasta la vida eterna. Él es el pozo que da sentido a la Escritura, y a la escritura del corazón humano. Esta mujer recuperará el vínculo con sus semejantes, hablará de lo que Dios ha hecho con ella y podríamos hablar de una re-inserción nueva comunitaria. Ella ahora hará “salir” a sus conciudadanos hacia él… (Jn 4,30). Se reunifica el deseo comunitario saliendo hacia Jesús por la salida de esta mujer de sí misma, gracias a Jesús. CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación Evangelio según San Juan (4, 1-30): “Cuando Jesús se enteró de que los fariseos habían oído decir que él tenía más discípulos y bautizaba más que Juan. (…) Para eso tenía que atravesar Samaría. Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber». Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: ¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva». «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?». Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna». «Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla». Jesús le respondió: «Ve, llama a tu marido y vuelve aquí». La mujer respondió: «No tengo marido». Jesús continuó: «Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad». La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar». Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad». La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo». Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo». En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué hablas con ella?». La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?». Salieron entonces de al ciudad y fueron a su encuentro. 3 “Hemos reflexionado hoy sobre un aspecto fascinante de la experiencia humana y cristiana: el misterioso deseo de Dios que, como dice el Catecismo de la Iglesia, «está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios». Las experiencias humanas fundamentales, como el amor y la amistad, muestran que en todo deseo humano está el eco de un deseo más grande, que nunca se satisface plenamente. Y esta dinámica del deseo testimonia que el hombre es un ser religioso. También en nuestra época, aparentemente cerrada a lo trascendente, se puede abrir un camino hacia el auténtico sentido religioso de la vida, que muestre cómo la fe no es absurda o irracional. Es necesario promover una especie de pedagogía del deseo que, enseñando el gusto por las satisfacciones más auténticas de la vida, y la búsqueda continua de los bienes más altos, vaya dirigida, no a sofocar el deseo, sino a purificarlo y liberarlo, para que pueda alcanzar su verdadera profundidad. Cuando en el deseo se abre la ventana hacia Dios, esto es ya un signo de la presencia de la fe en el alma, que es un don de Dios”, Benedicto XVI, Audiencia general,7/11/2012. CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación 1. PROCLAMAR JUNTOS EL TEXTO (adjuntamos un texto para leerlo dialogado) y compartir resonancias a la luz de lo que el catequista introdujo según la pedagogía del deseo. A continuación sugerimos algunas preguntas que pueden ayudar a la reflexión: 2. ¿De qué manera creo que Jesús me está incitando a salir de mí mismo? 3. ¿Con qué aguas creo estar saciando mis deseos y anhelos de felicidad? 4. ¿Qué significa para mí que Jesús me desee? 5. ¿estoy dispuesto a desear con otros seguir a Jesús? GESTUALIDAD CELEBRATIVA: Colocar alrededor del signo del agua del comienzo pequeños recipientes según la cantidad de participantes. Puede trasladarse el signo a la iglesia o en un lugar de recogimiento. Todos se paran en círculo en torno al agua y se van acercando, toman agua con los recipientes y lo dejan en torno. Volviendo a sus lugares se arrodillan, el que guía la oración dice: “para que no tenga más sed”, e invita a repetir al unísono por tres veces y lentamente. Luego todos se incorporan y se canta: “Dame de beber”. Cfr. MP3 Luego continúan si es posible con la Contemplación de la ficha 5 4 4. DAME DE BEBER Sediento Señor vengo a ti: dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres. Quiero conocer el gran Don divino dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres. Señor, sabemos que eres tú la fuente del agua de la vida. Señor, sabemos que eres tú la salvación de la humanidad. Buscaba un amor que aún no encontré: dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres. En vano he adorado a un dios que no es: dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres. Donas el Espíritu Santo de Dios: dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres. Llamas a vivir en la verdad: dame de beber el agua que tienes, dame de beber aquello que eres CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación Para contemplar: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, al pedir agua a la Samaritana, ya había infundido en ella la gracia de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino. Prefacio IIIer. Domingo Cuaresma Para la contemplación de la imagen ver subsidio en: Arte y Catequesis, “Contemplación Samaritana”. 5 CUARESMA: TIEMPO de iluminación y purificación Homilía de san Jerónimo, presbítero, a los recién bautizados, sobre el salmo cuarenta y uno. (CCL 78, 542-544) PASARÉ AL LUGAR DEL TABERNÁCULO ADMIRABLE Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Como la cierva del salmo busca las corrientes de agua, así también nuestros ciervos, que han salido de Egipto y del mundo, y han aniquilado en las aguas del bautismo al Faraón con todo su ejército, después de haber destruido el poder del diablo, buscan las fuentes de la Iglesia, que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Que el Padre sea fuente, lo hayamos escrito en el libro de Jeremías: Me han abandonado a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua. Acerca del Hijo, leemos en otro lugar: Han abandonado la fuente de la sabiduría. Y del Espíritu Santo: El que beba del agua que yo le dé, se convertirá en él en manantial, cuyas aguas brotan para comunicar vida eterna, palabras cuyo significado nos explica luego el evangelista, cuando nos dice que el Salvador se refería al Espíritu Santo. De todo lo cual se deduce con toda claridad que la triple fuente de la Iglesia es el misterio de la Trinidad. Esta triple fuente es la que busca el alma del creyente, el alma del bautizado, y por eso dice: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. No es un tenue deseo el que tiene de ver a Dios, sino que lo desea con un ardor parecido al de la sed. Antes de recibir el bautismo, se decían entre sí: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Ahora ya han conseguido lo que deseaban: han llegado a la presencia de Dios y se han acercado al altar y tienen acceso al misterio de salvación. Admitidos en el cuerpo de Cristo y renacidos en la fuente de vida, dicen confiadamente: Pasaré al lugar del tabernáculo admirable, hacia la casa de Dios. La casa de Dios es la Iglesia, ella es el tabernáculo admirable, porque en él resuenan los cantos de 6 júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. Digan, pues, los que acaban de revestirse de Cristo y, siguiendo nuestras enseñanzas, han sido extraídos del mar de este mundo, como pececitos con el anzuelo: «En nosotros, ha sido cambiado el orden natural de las cosas. En efecto, los peces, al ser extraídos del mar, mueren; a nosotros, en cambio, los apóstoles nos sacaron del mar de este mundo para que pasáramos de muerte a vida. Mientras vivíamos sumergidos en el mundo, nuestros ojos estaban en el abismo y nuestra vida se arrastraba por el cieno; mas, desde el momento en que fuimos arrancados de las olas, hemos comenzado a ver el sol, hemos comenzado a contemplar la luz verdadera, y por esto, llenos de alegría desbordante, le decimos a nuestra alma: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío."» COMPROMISO/MISIÓN Lectura del Libro del Eclesiástico. 24,30-34 “Yo sabiduría, hice brotar ríos. Yo soy como un canal salido de un río, como un arroyo que se pierde en un jardín del Paraíso. Yo pensé: “voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores.” Pero mi canal se convirtió en río, y el río en mar. Entonces dije: “Haré brillar la doctrina desde la aurora, y llevaré a lo lejos su luz Penetraré las partes más escondidas de la tierra, e iluminaré a los que esperan en Dios. Derramaré las instrucciones como profecía y la dejaré a las generaciones venideras.” Comprueben ahora que no he trabajado para mí solo, sino para todos los que buscan la sabiduría. “