Desde CCOO encontramos varias cuestiones incluidas en el apartado dedicado al Personal de Administración y Servicios del Informe La Universidad que queremos: documento para el debate, que consideramos deben modificarse. En concreto: 1.Existencia de tres áreas funcionales y cuerpos especiales, donde no se permite la movilidad entre ellas y se plantea la conveniencia o no de mantenerlas. La estructura en estas tres áreas corresponde y va ligada a la especialización requerida del personal destinado a las mismas. De hecho, existen titulaciones de grado, postgrado, master y doctorado específicas en esas áreas. En cuanto a la movilidad planteada entre colectivos de las áreas de administración, bibliotecas e informática, comentar que para el desempeño de las competencias, funciones y prestación de servicios propios de cada uno de ellos se requiere una formación y especialización sin la cual sería imposible abordarlos con garantías de calidad. Destacar también, la contradicción en la que incurre el propio informe al afirmar que “durante los últimos treinta años se ha producido una notable evolución en las plantillas (…) y se ha creado una estructura de cuerpos, escalas y categorías profesionales más acorde con las necesidades de una administración moderna…”. Igualmente, resulta contradictoria la frase “sobre la necesidad de llevar a cabo una mayor especialización y profesionalización de la función pública universitaria, en aras a garantizar unos servicios más acordes con las exigencias de la sociedad.” 2. Composición de tribunales y desarrollo de pruebas selectivas. Sobre este tema el informe afirma que“las pruebas de selección de personal resultan inadecuadas, porque los contenidos de los programas y los conocimientos exigidos a los empleados públicos no se adaptan a las nuevas necesidades…”. Al respecto comentar que en todas las pruebas convocadas se ha procurado siempre actualizar los temarios con los aspectos más novedosos, además de contemplar las perspectivas de futuro ampliamente aceptadas en cada área. Igualmente ocurre con los ejercicios prácticos diseñados para dichas pruebas. Aún más grave consideramos el párrafo “los tribunales de pruebas selectivas y los órganos de selección nombrados por la Universidad deben estar integrados por hombres y mujeres, de acuerdo con criterios de paridad y atendiendo a criterios de especialización y profesionalidad. En cualquier caso, se debería contar con representación del Personal Docente e Investigador, garantizándose así la imparcialidad necesaria en una Administración en la que la mayoría del personal se conoce y la posición del evaluador y evaluado puede producirse con cierta habitualidad”. Resulta insultante que se afirme que un tribunal compuesto sólo por PAS no tiene garantías de imparcialidad. 3. En cuanto a la libre designación o incorporación de personal directivo, va en contra de lo indicado anteriormente, ya que toda la profesionalidad, dedicación y formación de los responsables podría sustituirse por otro tipo de criterios. También, hay que tener en cuenta la evolución de la Universidad en los últimos años que ha prescindido de dichos puestos de libre designación en función, de cómo se argumenta en el propio documento “La Universidad que queremos”, de modernizar su estructura y evitar modelos más propios del pasado. Igualmente, el acceso a los puestos de responsabilidad ha sido mediante concurso, cuestión que no se puede obviar ni variar por criterios arbitrarios. Sobre este tema también se indica: “sería conveniente definir, así como existe una estructura clara de órganos de gobierno de carácter unipersonal, una estructura funcional de órganos de gestión, con competencias de alta responsabilidad vinculadas a las principales áreas de gestión de esta Universidad”. Al respecto comentar que la inclusión de órganos de gestión unipersonales de alta responsabilidad pueden resultar innecesarios, al no tener competencias claras, ni cargas de trabajo definidas, ni conocer los procedimientos, normativas, técnicas y tecnologías propias, a la par que caros para los presupuestos de la Universidad, cuestión que como ciudadanos también nos preocupa; dotación que convendría destinarla a reforzar la estructura de mandos intermedios y puestos base, responsables de asumir la prestación de servicios a los usuarios y que estos se puedan suministrar con suficientes garantías de calidad y eficacia. 4. Referente al tema de la funcionarización del personal laboral, y con respecto a la convivencia de personal laboral y funcionarios y el desarrollo de competencias o funciones similares indicar que el caso de la Biblioteca Universitaria se debe exclusivamente a la dejadez de la Universidad por afrontar un proceso contemplando en la R.P.T. de 2010, donde se definían todas las plazas del Grupo III a extinguir y se creaban las correspondientes de funcionarios C1. Agravándose y complicándose la situación con la oferta pública de plazas de C1 (14 plazas) en 2011, sin haber iniciado previamente la funcionarización del personal fijo, ni teniendo, a fecha de hoy, un calendario previsto para ello. Se indica que “sería aconsejable plantearse la posibilidad de funcionarizar a todo el Personal de Administración y Servicios […]” sin hacer mención a que el proceso ya está iniciado en el caso de Biblioteca y sin entrar en más detalles para la funcionarización del resto de personal laboral.