Jesús de Nazaret, nació en una pequeña aldea, hijo

Anuncio
"Jesús de Nazaret, nació en una pequeña aldea,
hijo de un carpintero y una mujer del campo.
Creció en otra aldea donde trabajó en el taller de su padre
hasta que tuvo 30 años.
Después, y durante tres años, fue predicador ambulante.
Nunca escribió un libro.
Nunca tuvo un cargo público.
Nunca se vistió de algo que no fuera él mismo.
Nunca necesitó "engancharse a nada" para vivir la vida a tope.
Nunca tuvo familia o casa.
Nunca rechazó a nadie.
Nunca hizo uso de la llamada en espera ni estuvo fuera de cobertura.
Nunca pronunció palabras malsonantes.
Nunca fue a la universidad.
Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su lugar de nacimiento.
Nunca hizo nada de lo que se asocia con grandeza.
No tenía más credenciales que él mismo.
Tenía sólo treinta y tres años
cuando la opinión pública se volvió en su contra.
Solía compartir con sus amigos, en torno a una mesa,
la palabra y el vino de la Fiesta,
y le gustaba que lo repitiesen en memoria suya.
Y a pesar de todo... sus amigos le abandonaron.
Fue entregado a sus enemigos, e hicieron mofa de él en un juicio.
Fue crucificado entre dos ladrones.
Al pie del árbol de la cruz, permaneció María, su madre,
Juan, su mejor amigo y algunas mujeres más.
Mientras agonizaba preguntando a Dios por qué le había abandonado,
sus verdugos se jugaron sus vestiduras, la única posesión que tenía.
Cuando murió fue enterrado en una tumba prestada por un amigo.
Desde todo aquello han pasado más de veinte siglos.
Ninguno de los ejércitos que lucharon,
ninguna de las armadas que navegaron,
ninguno de los parlamentos que se reunieron,
ninguno de los Consejos de Seguridad ni de sus resoluciones,
ninguno de los reyes que reinaron, ni todos ellos juntos,
han cambiado tanto la vida de los hombres y mujeres en la tierra
como esta Vida solitaria.
Y el símbolo que nos recuerda tanto ofrecimiento,
tanta desapropiación y tanta gratuidad es simplemente el leño de la cruz".
Descargar