“DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2012” DIRECCIÓN DE REVISIÓN Y DOCTRINA 1.- DEPENDENCIA: 2.- TIPO DE DOCTRINA: 3.- TEMA: DERECHO PENAL ADJETIVO ESCRITOS FISCALES Y CORRECTO USO DE LAS NORMAS ESENCIALES DE GRAMÁTICA Y ORTOGRAFÍA 4.- MÁXIMA CREEMOS QUE QUIENES REPRESENTAN AL MINISTERIO PÚBLICO DEBEN ATENDER A LAS FORMAS DISPUESTAS PARA EL CORRECTO USO DEL LENGUAJE, EN TODAS SUS MANIFESTACIONES. EN CONSECUENCIA, SE ENCUENTRAN OBLIGADOS NO SÓLO A ACTUAR CONFORME A LAS DISCIPLINAS JURÍDICAS, Y AHONDAR EN SUS CONOCIMIENTOS TÉCNICOS (PARA LO CUAL ESTA INSTITUCIÓN, DE MANERA PERMANENTE, DEDICA UN VALIOSO ESFUERZO EN DISEÑAR E IMPARTIR CURSOS, TALLERES Y -EN GENERAL- DIVERSAS ESPECIES DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS, EN EL ÁMBITO JURÍDICO); SINO QUE TAMBIÉN TIENEN EL DEBER DE ATENDER -ENTRE OTROS ASPECTOS- A LAS NORMAS ESENCIALES DE LA GRAMÁTICA Y ORTOGRAFÍA, DE MODO QUE AL MOMENTO DE ELABORAR LOS ESCRITOS MEDIANTE LOS CUALES EXPRESAN SUS PLANTEAMIENTOS, EN REPRESENTACIÓN DE LA INSTITUCIÓN, HAN DE HACERLO EN TÉRMINOS ADECUADOS E INTELIGIBLES. 5.- CONTENIDO 5.1.- NÚMERO DE ESCRITO 5.2.- FECHA: DRD-10009068 27/02/2012 5.3.- RESUMEN (…) Las observaciones a que se hará referencia, evidentes en el escrito de Acción de Amparo por ustedes presentado, resaltan la existencia de fallas formales, relacionadas al incumplimiento de las reglas de acentuación como la observada en el capítulo II, referido a “Antecedentes de los Hechos”, segundo párrafo, donde utilizó las palabras: “Víctima, Público y solicitó” y ninguna de ellas se encuentra acentuada; también se apreció el desuso de signos de puntuación, ejemplo de ello se encuentra en el primer párrafo del Capítulo III, referido a “De la Decisión Recurrida”, allí se colocó: “La decisión No. 006-10 de fecha 09 de marzo de 2010 proferida por la Sala Nro 3…” sin tomar en consideración la coma como signo de puntuación que debe ir luego de cada fecha, según las reglas de ortografía; por otra parte, se observó en su escrito la sustitución e incorporación de letras en la conformación de palabras, errores ortográficos, como por ejemplo: “No octante” en lugar de “no obstante”, “Error Graso”, siendo correcta la expresión: “Craso Error”, uso indebido del singular y plural, como lo visto en el primer párrafo de la página 16 del escrito:“… del mismo día que ocurrieron los hecho…” así como también problemas de sintaxis que dificultan la lectura y comprensión de su contenido. A nuestro juicio, lo expuesto atenta contra la excelencia que ha pretendido alcanzar esta Institución, mediante la implementación de sus políticas, orientadas al fortalecimiento académico de todos sus representantes. Creemos que quienes representan al Ministerio Público deben atender a las formas dispuestas para el correcto uso del lenguaje, en todas sus manifestaciones61. En consecuencia, se encuentran obligados no sólo a actuar conforme a las disciplinas jurídicas, y ahondar en sus conocimientos técnicos (para lo cual esta institución, de manera permanente, dedica un valioso esfuerzo en diseñar e impartir cursos, talleres y -en general- diversas especies de actividades académicas, en el ámbito jurídico); sino que también tienen el deber de atender -entre otros aspectos- a las normas esenciales de la gramática y ortografía, de modo que al momento de elaborar los escritos mediante los cuales expresan sus planteamientos, en representación de la Institución, han de hacerlo en términos adecuados e inteligibles. Es preciso señalar que el Tribunal Supremo de Justicia -en varias oportunidades- ha apercibido a profesionales del Derecho62, a no incurrir en fallas de esa índole, por cuanto ello supone la inobservancia de las reglas elementales en la gramática, que en algunos casos ha conllevado a la inadmisibilidad de lo propuesto, como ejemplo citamos la decisión Nº 2007, de fecha 23 de octubre de 2001, en la cual se hizo un severo llamado a la abogada Dora Osorio de Martínez debido a que, en opinión del máximo tribunal:“…resulta inverosímil la manera confusa como fue planteado el amparo, cuya decisión se somete a consulta (…) por la comisión de errores ortográficos injustificables ”, igualmente, en la decisión Nº 2121 del 29 de agosto de 2002, el Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero estimó necesario apercibir al abogado (…), y en ese sentido, remitió copia certificada del escrito libelar, así como del fallo en cuestión, a la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela para que una vez que se determinase el colegio en el cual estaba inscrito el litigante, procediera a la apertura de un procedimiento disciplinario en contra del referido abogado por cuanto el libelo presentado por éste, contenía numerosos errores ortográficos y sintácticos. En este caso en especial, mediante la sentencia N° 340, dictada el 24 de marzo de 2011,63 la Sala Constitucional resaltó el deber que tienen los presuntos agraviados de plantear sus argumentos de una forma clara, precisa y suficiente, señalando al efecto: “(…) llama poderosamente la atención de esta Sala, la cantidad de errores ortográficos contenidos en el escrito contentivo de la demanda de amparo, y a tal efecto, se exhorta a los abogados (…) quienes se desempeñan como Fiscal (…) del Ministerio Público (…), a no presentar nuevamente escritos saturados de errores ortográficos y gramaticales en general, como el que ha sido interpuesto en el caso de autos, pues tal actuación, además de que podría afectar los intereses jurídicos del Estado venezolano (ya que son representantes del Ministerio Público), es contraria a los deberes cardinales impuestos por la Ley Orgánica del Ministerio Público, la Ley de Abogados y el Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano”. 61 Especialmente, oral y escrito. 62 A título ilustrativo, ver: Sentencia N° 2007, del 23 de octubre de 2001 (Exp. 00-0203); y Sentencia N° 2121, del 29 de agosto de 2002 (Exp. 01-1513), ambas dictadas por la Sala Constitucional, con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero. 63 Vinculada al expediente N° 10-1001. Sin lugar a dudas, se trata de circunstancias que deben evitarse, mediante la revisión –previa a su suscripción- de lo escrito, y el estricto apego a los estándares establecidos para el uso de la lengua española.