presentación - Colegio de Contadores Públicos de México

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enero de 2012
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BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN FISCAL
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Núm. 251
CONSIDERACIONES EN TORNO AL CÁLCULO DEL COSTO FISCAL
DE LAS ACCIONES (1ª Parte)
PRESENTACIÓN
El régimen de enajenación de acciones ha sufrido modificaciones trascendentes desde el año de 1971 (hace
cuarenta años), y continúa presentando adecuaciones al día de hoy mediante reglas de carácter general
emitidas por la autoridad.
En trabajos anteriores de esta Comisión se han analizado diversas reformas que se han efectuado al
régimen, así como algunos temas controversiales y/o tratamientos para ciertas operaciones con
características particulares.
El objetivo de este trabajo de investigación es hacer énfasis en algunas consideraciones que deben
tomarse en cuenta al momento de llevar a cabo una enajenación de acciones, con el objeto de evaluar las
interpretaciones que surjan al momento de realizar el cálculo, que puedan derivar en discrepancias de
criterios con las autoridades revisoras, y las contingencias resultantes traducidas en contribuciones
omitidas y accesorios.
Por lo extenso del tema, este boletín se dividió en dos partes, a continuación se presenta la primera parte.
Boletín de Investigación Fiscal de enero de 2012
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ÍNDICE
PÁGINA
2010 – 2012
C.P.C. Adolfo F. Alcocer Medinilla
Presidente
C.P.C. Francisco Javier Torres Chacón
Vicepresidente de Desarrollo y Capacitación
Profesional
L.C.P. Roberto Pérez Cerezo
Director Ejecutivo
Comisión Investigación Fiscal 2010 - 2012
Presidente
C.P.C. y M.A Raúl Tagle Cázares
Vicepresidente
C.P.C. Marcial Agapito Cavazos Ortiz
1. Procedimiento actual para determinar
el costo fiscal de acciones
2. Costo comprobado de adquisición
a. Adquisición directa de terceros
b. Suscripción por aumento de capital
c. Transmisiones sin contraprestación
(permutas, donaciones, compensaciones)
d. Acciones por las que ya se calculó
un costo promedio por acción:
i. Por enajenaciones previas
ii. Por escisión y fusión
iii. Capitalización o reinversión de utilidades
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Coordinador de Cursos
C.P.C. Ernest Haiat Khabie
Secretario
C.P.C. Juan Manuel Puebla Domínguez
Vocero
C.P.C. Alejandro Javier Sánchez Calderón
Integrantes
Lic. Elías Adam Bitar
C.P.C. y M.I. José Gerardo Alfaro Osorio
L.C.P. Raúl Alonso de la Torre
C.P.C. Angelina Arellanos Robledo
Lic. Jorge Cabello Alcérreca
C.P. Arturo Camacho Osegueda
C.P. Plácido Aurelio del Ángel Herrera
C.P.C. Ubaldo Díaz Ibarra
C.P.C. Gerardo Domínguez Gómez
C.P.C. y M.I Jorge Marcos García Landa
L.C.P. Gustavo Gómez Carrillo
C.P. Héctor González Legorreta
Lic. y C.P.C. Víctor Hugo González Martínez
C.P. Francisco Javier Hernández Garnica
C.P.C. Pablo Alejandro Limón Mestre
C.P.C. Arturo Martínez Martínez
C.P.C. Omar de Jesús Miranda Escamilla
C.P.C. Víctor Manuel Pérez Ruiz
C.P.C. Germán Antonio Pólito Hernández
Lic. Juan Carlos Reza Priana
C.P.C. Luis Sánchez Galguera
L.C.P. Eliud Alfonso Santiago Barrientos
C.P. Juan Alejandro Solano González
C.P. Miguel Ángel Temblador Torres
C.P.C. Ernesto Torres García
C.P.C. Marcela Torres Martínez
Lic. Ángel José Turanzas Díaz
C.P. Eduardo Vivanco Sodi
C.P.C. y M.I. Elio Fernando Zurita Morales
Irene Trinidad Barbosa Gonzalez
Gerente de Mercadotecnia
Comisión de Investigación Fiscal del Colegio, Año XVI,
Núm. 251, enero de 2012, Boletín Informativo edición e
impresión por el Colegio de Contadores Públicos de
México, A.C., Responsables de la Edición: Lic. Asiria
Olivera Calvo, Lic. Brenda Itzel Soto Tlatelpa, Lic. Ivan
Chavez Victorino Diseño: Lic. D.G. Ismael Trinidad
García. Bosque de Tabachines Núm. 44, Fracc.
Bosques de las Lomas, Deleg. Miguel Hidalgo 11700.
El contenido de los artículos firmados es
responsabilidad del autor; prohibida la reproducción
total o parcial, sin previa autorización.
Boletín de Investigación Fiscal de enero de 2012
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1. Procedimiento actual para determinar el costo fiscal de acciones
La Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) reconoce al resultado en la enajenación de acciones (utilidad o
pérdida) como la partida acumulable o deducible bajo ciertas circunstancias, según sea el caso. Por lo
tanto, el costo únicamente representa uno de los dos elementos necesarios para su determinación (el
otro elemento es necesariamente el precio de venta).
Bajo este contexto, en el artículo 24 del mencionado ordenamiento se establece la mecánica para
determinar la ganancia por enajenación de acciones. Cabe aclarar que en esta disposición no se señala
expresamente que la ganancia es la diferencia entre el precio de venta y el costo cuando aquél es mayor,
situación que el legislador da por entendida. No obstante, en esta disposición es donde se contienen los
procedimientos o métodos para calcular el monto original ajustado de las acciones, comúnmente
conocido como "costo fiscal de las acciones".
Dichos procedimientos básicamente dependen de dos factores: la residencia de la sociedad emisora (en
territorio nacional o en el extranjero), así como del plazo de tenencia de las acciones, ya sea que se trate
de inversiones mantenidas durante un período hasta de 12 meses o superior a dicho plazo. Es
importante mencionar que el mayor grado de complejidad en estos cálculos se presenta para acciones
emitidas por emisoras residentes en México cuya tenencia ha sido superior a 12 meses. A continuación
se describen cada uno de estos procedimientos:
1.1 Acciones emitidas por residentes en el extranjero
Cuando las acciones que se van a enajenar fueron emitidas por sociedades residentes en el extranjero,
se calculará un costo promedio por acción de la siguiente manera:
Costo comprobado de adquisición
Menos:
Reembolsos pagados al accionista durante la tenencia
=
Monto original ajustado de las acciones
Entre:
Total de acciones de la misma emisora en propiedad
=
Costo promedio por acción
Tanto el costo comprobado de adquisición como los rembolsos pagados deberán actualizarse por
inflación desde la fecha de adquisición o la fecha de pago del reembolso, respectivamente, y hasta la
fecha de enajenación de las acciones. Para este tipo de acciones, el periodo de tenencia es irrelevante en
el cálculo, en virtud de que no se reconocen los resultados fiscales o contables de la sociedad emisora.
1.2 Acciones con periodo de tenencia hasta de 12 meses
Con respecto a las acciones emitidas por personas morales residentes en México que se han mantenido
en propiedad por un periodo hasta de 12 meses, se determinará un monto original ajustado de la
siguiente forma:
Costo comprobado de adquisición
Menos:
Reembolsos y dividendos pagados al accionista durante la tenencia
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Los conceptos antes mencionados se actualizarán por la inflación desde la fecha de adquisición de las
acciones y/o la fecha de pago del reembolso o del dividendo, según corresponda, y hasta la fecha de la
enajenación. No obstante, se hace la aclaración que cuando en una enajenación una parte de las
acciones se hubiera mantenido por un período hasta de 12 meses y otra parte por un período mayor,
entonces la ganancia no se determinará conforme a este procedimiento sino conforme a lo dispuesto
por el primer párrafo del artículo 24, es decir, utilizando el procedimiento previsto cuando la tenencia de
las acciones fuese mayor a los 12 meses, tal y como se precisará más adelante.
De lo antes expuesto, válidamente se podría concluir que para este caso, la ganancia (o en su caso la
pérdida, como lo veremos más adelante) no se determina en función a valores unitarios promedio, sino
sobre valores totales identificados tanto de venta como de costo. No obstante, para que tal conclusión
pueda ser aplicada en la práctica, es imprescindible que el legislador o la autoridad aclaren si los valores
del costo se determinan considerando que las primeras acciones que se venden son las primeras que se
adquirieron (método PEPS), o bien, si las primeras acciones a enajenar son las que se adquirieron al
último (método UEPS).
1.3 Acciones con período de tenencia superior a 12 meses
Para acciones emitidas por sociedades emisoras mexicanas que se han mantenido por más de 12 meses,
se establece la determinación de un costo promedio por acción de la siguiente manera:
Costo comprobado de adquisición
Más:
Incremento en el saldo de la CUFIN (A)
Menos:
- Pérdidas por amortizar a la fecha de enajenación
- Reembolsos pagados
- Diferencia art. 88, 4º párr. LISR (diferencia negativa UFIN 1) a fecha de vta.
Más:
Pérdidas fiscales antes de la adq. y amortizadas durante tenencia
=
Monto original ajustado de las acciones
Entre
Total de acciones de la misma emisora en propiedad
=
Costo promedio por acción
(A) Corresponde a la diferencia entre el saldo de dicha cuenta a la fecha de enajenación y su saldo a
la fecha de adquisición, cuando el primero es mayor.
Por lo comentado anteriormente, vale la pena resaltar lo siguiente:
1
a.-
El artículo 21 del Reglamento de LISR (RLISR) permite incrementar el costo con las diferencias
negativas de Utilidad Fiscal Neta (UFIN) (art. 88 4º párr. LISR) que se hubieran generado antes
de adquirir las acciones pero que fueron disminuidas del saldo de la Cuenta de Utilidad Fiscal
Neta (CUFIN) durante el plazo de tenencia.
b.-
El artículo 2-I transitorio para 2003 de la LISR señala que para determinar el costo fiscal de las
acciones se deberán considerar los saldos de la Cuenta de Utilidad Fiscal Neta Reinvertida
(CUFINRE) y las variaciones que dicha cuenta hubiese tenido desde su constitución y hasta el
Utilidad Fiscal Neta.
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31 de diciembre de 2001, conforme a las reglas que emita el Servicio de Administración
Tributaria (SAT).
c.-
Todos los elementos que intervienen en la mecánica (costo comprobado de adquisición, saldos
de CUFIN, pérdidas fiscales, reembolsos pagados y diferencias negativas en la UFIN) deberán
actualizarse por inflación a la fecha de venta.
d.-
Los saldos de CUFIN, las pérdidas fiscales, los reembolsos y las diferencias negativas de UFIN
deberán considerarse en la proporción que represente el total de las acciones, propiedad del
vendedor a la fecha de la enajenación respecto al total de acciones en circulación de la
emisora, aun cuando no se venda el total de los títulos que el enajenante posee de la misma
emisora.
e.-
Cuando el número de títulos en circulación de la emisora varíe durante el período de tenencia
de las acciones, se establece un procedimiento especial para determinar los incrementos de la
CUFIN, las pérdidas fiscales, los reembolsos pagados y las diferencias negativas de UFIN,
tomando en consideración las fechas de inicio y término de los períodos en que existió el
mismo número de acciones en circulación.
f.-
Las sociedades emisoras están obligadas a entregar a los Socios que lo soliciten, una
constancia con la información necesaria para determinar “los ajustes” a que se refiere el
artículo 24 de la LISR (este artículo no hace mención alguna respecto de ajustes).
g.-
El último párrafo del artículo 24 de la LISR señala que en el caso de las personas físicas que
enajenen acciones a través de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y estén obligadas al pago
del Impuesto Sobre la Renta (ISR) por dicha operación, los intermediarios financieros deberán
determinar el costo promedio por acción de las acciones enajenadas conforme al
procedimiento antes descrito y deberán proporcionar una constancia a la persona física
enajenante respecto de dicho costo. Esta disposición resulta cuestionable, toda vez que
solamente obliga a los intermediarios financieros a expedir constancias para el caso de
operaciones sobre las que la persona física enajenante se encuentra obligada al pago del
impuesto, cuando en realidad deberían expedirse constancias por cualquier enajenación que
las personas físicas realicen a través de la BMV, independientemente de que en dichas
constancias no solamente debería señalarse el costo sino otra información que pudiera ser
relevante, como por ejemplo los impuestos retenidos, etc.
h.-
La fracción LI del artículo 2 transitorio para 2002 de la LISR, establece que los contribuyentes
que hasta el 31 de diciembre de 2001 hubiesen adquirido acciones consideradas como
colocadas entre el gran público inversionista conforme a lo dispuesto por la LISR vigente a
dicha fecha y que las enajenen con posterioridad al 1° de enero de 2002, considerarán como
monto original ajustado por acción a la fecha de enajenación, para los efectos del artículo 24
de la LISR, el valor promedio que resulte de las últimas veintidós operaciones efectuadas con
dichas acciones inmediatas anteriores al 1° de enero de 2002, considerando el último hecho de
cada día. En caso de que las últimas veintidós operaciones sean inhabituales en relación con el
comportamiento de las acciones de que se trate en los seis meses anteriores respecto al
número y volumen de operaciones, así como su valor, en lugar de tomar las veintidós últimas
operaciones se considerarán los valores observados en los últimos hechos de los seis meses
anteriores. No obstante lo anterior, un artículo transitorio del reglamento de la LISR (artículo 8
transitorio 2003 RLISR) establece una opción para que los contribuyentes determinen el monto
original ajustado para este tipo de acciones considerando el procedimiento señalado en el
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artículo 24 de la LISR (descrito en párrafos anteriores), siempre que la opción la ejerzan sobre
el total de acciones de este tipo que tengan los contribuyentes al 31 de diciembre de 2001.
i.-
El artículo 25 de la LISR establece reglas adicionales, como la definición del costo comprobado
de adquisición para acciones sobre las que ya se hubiera calculado un costo fiscal en alguna
enajenación previa, así como para aquéllas que provengan de reinversión de utilidades o las
emitidas por sociedades escindidas.
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2. Costo Comprobado de Adquisición
Como puede apreciarse, un elemento común en los tres procedimientos descritos en el apartado
anterior es el costo comprobado de adquisición de las acciones. No obstante, y por absurdo que pueda
parecer, no existe en las disposiciones fiscales una definición del término "costo comprobado de
adquisición", razón por la que ya desde este momento pueden existir discrepancias entre el criterio de
los contribuyentes y del fisco.
En un primer análisis, este concepto nos permitiría concluir de manera razonable que dicho término
corresponde al valor de la contraprestación que el accionista puede demostrar que desembolsó para
adquirir la acción, o en su defecto, el importe que pagó en la suscripción del aumento de capital
correspondiente. Es decir, conforme al Diccionario de la Lengua Española, por costo se entienden las
cantidades que se dan o se pagan por algo. Adicionalmente, no puede soslayarse que por tratarse de un
concepto “comprobado” deben existir elementos objetivos que permitan a terceros verificar o confirmar
que dicho costo efectivamente se pagó.
En la práctica, pueden existir casos en que la comprobación antes mencionada no sea tan sencilla, como
el caso de adquisiciones que se realizan vía herencia, donación, etc. A continuación presentaremos
algunas consideraciones respecto a este elemento fundamental en la determinación del costo fiscal de
las acciones:
a. Adquisición de Propiedad de Terceros
Cuando el accionista adquiere los títulos por transmisión de la propiedad de un tercero mediante el pago
de una contraprestación, es fundamental contar con los elementos suficientes para demostrar el costo
como pueden ser los cheques, las transferencias electrónicas, etc.; así como otros documentos de
soporte, entre los que destacan los recibos, contratos de compraventa, los registros y libros contables,
etc.
Tratándose de acciones adquiridas en moneda extranjera también será necesario acreditar el tipo de
cambio al que se adquirió dicha moneda o en su defecto, que el tipo de cambio utilizado corresponde al
publicado por el Banco de México en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el día anterior al de la
adquisición.
Asimismo, para el caso de títulos que se hubieran adquirido mediante el pago en especie, es
imprescindible contar con los avalúos practicados por persona autorizada que arrojen un valor para
dichos bienes equivalente a la contraprestación pactada por los títulos. Sobre este caso en particular, es
conveniente mencionar que la Ley General de Sociedades Mercantiles (LGSM) señala que las acciones
que se pagaron, aun parcialmente en especie, deberán soportarse con acciones denominadas de
tesorería y quedar depositadas en la sociedad durante dos años, plazo en el cual el accionista tendrá que
cubrir la diferencia a la sociedad cuando el valor de los bienes resulte ser menor en un veinticinco por
ciento del valor por el cual fueron aportados. En este escenario, la sociedad tendrá derecho preferente
sobre el valor de las acciones depositadas respecto de cualquier acreedor.
Por último, para el caso de acciones que se hubieran adquirido a través de la celebración de Operaciones
Financieras Derivadas (OFD’s) que se liquiden en especie con la entrega de títulos (entre otros bienes),
“se considerará que los bienes objeto de la operación se enajenaron o se adquirieron, según sea el caso,
al precio percibido o pagado en la liquidación, adicionado con la cantidad inicial que se haya pagado o
que se haya percibido por la celebración de dicha operación o por haber adquirido posteriormente los
derechos o las obligaciones consignadas en los títulos o contratos en los que conste la misma, según
corresponda”. Por lo tanto, no solamente los contratos, sino los registros contables y los recibos, serán
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los elementos probatorios imprescindibles para demostrar el costo comprobado de adquisición para el
propietario de los títulos.
b. Suscripción por aumento de capital
Otra manera de adquirir acciones se presenta mediante la suscripción y pago del capital inicial o
aumentos posteriores del capital en la sociedad emisora. En condiciones normales, la contraprestación
pagada por la suscripción de dichas acciones podrá válidamente comprobarse mediante las Actas de
Asamblea correspondientes, estados de cuenta bancarios, cheques o comprobantes de transferencias
electrónicas de fondos, recibos y registros contables. Sin embargo, existirán algunos casos, como la
capitalización de utilidades o de pasivos, en las que no existe el pago de una contraprestación como tal.
Tratándose de las capitalizaciones de utilidades, es la propia LISR en su artículo 25 la que expresamente
señala que: “no tienen costo comprobado de adquisición, las acciones obtenidas por el contribuyente por
capitalizaciones de utilidades o de otras partidas integrantes del capital contable o por reinversiones de
dividendos o utilidades efectuadas dentro de los 30 días naturales siguientes a su distribución”.
Es conveniente recordar que las utilidades o dividendos capitalizados no se disminuyen del saldo de la
CUFIN; en caso de que se reconociera un costo comprobado de adquisición para estas acciones producto
de la capitalización, se duplicaría su efecto en la determinación del costo fiscal de las acciones, ya que
formarían parte tanto del costo comprobado de adquisición como del saldo de la CUFIN de la sociedad
emisora. Como muchas disposiciones en la LISR, existe una excepción a lo antes señalado para la
capitalización o reinversión de utilidades generadas antes de 1989 a través de una disposición
transitoria.
Lo anterior no aplica para capitalizaciones de pasivos en donde la sociedad emisora tiene una cuenta por
pagar (ya sea a sus accionistas o a terceros) y extingue su obligación mediante un aumento de capital a
favor de quien tiene el derecho al cobro del pasivo. En este escenario, tanto las Actas de Asamblea como
los contratos y/o pagarés, así como los registros contables de la sociedad emisora y de su acreedor,
serán los documentos idóneos para demostrar el costo comprobado de adquisición.
c. Transmisiones sin contraprestación (adjudicaciones, donaciones, herencias y permutas)
Existen otras operaciones mediante las cuales se puede llevar a cabo una transmisión de títulos sin que,
en principio, exista el pago de una contraprestación, como a continuación se analiza:
i.
La adjudicación, que consiste en declarar que una cosa corresponde a una persona o se le
confiere en satisfacción de algún derecho (Diccionario de la Lengua Española - Real Academia
Española). En términos jurídicos, se entiende por adjudicación el acto mediante el cual una
autoridad competente declara que la propiedad de un bien pasa al patrimonio de una
persona (Diccionario Jurídico Mexicano – Instituto de Investigaciones Jurídicas). Ejemplos de
procedimientos que involucran adjudicaciones son los concursos civiles o mercantiles, los
juicios sucesorios y/o las ventas judiciales. Conforme a lo dispuesto por el Código Fiscal de la
Federación (CFF), en estos casos el costo comprobado de adquisición de los títulos será el
valor señalado en la resolución adjudicatoria que emita la autoridad competente, aun
cuando el valor de mercado de las acciones sea diferente.
ii.
La donación, misma que se define como “un contrato por el que una persona transfiere a
otra, gratuitamente una parte o la totalidad de sus bienes presentes“ (artículo 2332 del
Código Civil Federal). Quien percibe los bienes obtiene un ingreso al que debe asignarse un
valor, ya que se trata de una transmisión gratuita que podría estar gravada para efectos del
ISR. En este sentido, el CFF establece en su artículo 17 que se considerará como ingreso el
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valor que dichos bienes tengan “en moneda nacional en la fecha de la percepción según las
cotizaciones o valores en el mercado, o en defecto de ambos el de avalúo”.
No obstante, existe una regla particular para donatarias personas físicas contenida en el
artículo 152 de la LISR que establece que para los “bienes adquiridos por herencia, legado o
donación, se considerará como costo de adquisición o como costo promedio por acción,
según corresponda, el que haya pagado el autor de la sucesión o el donante, y como fecha de
adquisición, la que hubiere correspondido a estos últimos. Cuando a su vez el autor de la
sucesión o el donante hubieran adquirido dichos bienes a título gratuito, se aplicará la misma
regla. Tratándose de la donación por la que se haya pagado el impuesto sobre la renta, se
considerará como costo de adquisición o como costo promedio por acción, según
corresponda, el valor de avalúo que haya servido para calcular dicho impuesto y como fecha
de adquisición aquélla en que se pagó el impuesto mencionado”.
Interpretando en forma armónica ambos preceptos, tendríamos que el costo comprobado
de adquisición para acciones que se hubieran obtenido a través de una donación sería el que
hubiera servido de base para determinar el impuesto (valor de avalúo tratándose de
donaciones gravadas), o bien, el costo fiscal que le corresponda al donante a la fecha de la
donación para el caso de donativos exentos.
iii.
La herencia se define en el artículo 1281 del Código Civil Federal (CCF) como “la sucesión en
todos los bienes del difunto y en todos sus derechos y obligaciones que no se extinguen por la
muerte”. Con base en la definición anterior, se concluye que estamos en presencia de una
transmisión de propiedad al igual que en el caso de la donación. Sin embargo, por ministerio
de la propia LISR los bienes adquiridos en herencia están exentos para efectos del ISR aun
cuando efectivamente existe un ingreso en bienes para el heredero. Por lo tanto, para el
caso de acciones adquiridas por herencia o sucesión, debemos concluir que aplican las
mismas reglas que para las donaciones exentas para efectos de considerar el costo
comprobado de adquisición (es decir, el costo fiscal que le corresponda al autor de la
sucesión a la fecha del fallecimiento).
iv.
La permuta se define conforme al artículo 2327 del CCF como el contrato por medio del cual
cada contratante se obliga a dar una cosa por otra. El CCF reconoce la importancia de este
contrato como precursor de la compraventa al señalar en su artículo 2331 que con la
excepción del precio, “son aplicables a este contrato las reglas de la compra-venta, en
cuanto no se opongan a los artículos anteriores”. Por lo tanto, puede concluirse que este
contrato mantiene los mismos efectos jurídicos que tiene la compraventa en materia de
transmisión de dominio, y de obligaciones y responsabilidades del vendedor o los
vendedores. Por tratarse de la transmisión de propiedad de los bienes materia del contrato,
desde el punto de vista fiscal la permuta se considera enajenación atendiendo a las
definiciones del artículo 14 del CFF. Por lo tanto, en principio, deberá aplicarse nuevamente
lo dispuesto por el artículo 17 del CFF respecto a considerar como ingreso el valor que dichos
bienes tengan en moneda nacional en la fecha de la percepción según las cotizaciones o
valores en el mercado, o en defecto de ambos, el de avalúo.
Lo anterior se refuerza para el caso de permutas realizadas por personas físicas, ya que el
artículo 146 del capítulo de Ingresos por Enajenación de Bienes de la LISR contempla la
existencia de dos enajenaciones, señalando que el valor de la transmisión es el de avalúo
practicado por persona autorizada. En este punto, es conveniente mencionar que en las
permutas pueden presentarse dos escenarios: el primero cuando el valor de cada cosa es
distinto (conocido como permuta con saldo), por lo que la diferencia la paga el contratante
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que resulte deudor. En este escenario y tratándose del caso particular de acciones, el costo
comprobado de adquisición de las mismas será el valor de avalúo de los bienes entregados a
cambio más el importe que se pagó por concepto de la diferencia mencionada. El segundo
escenario, conocido como permuta ad corpus en donde no existen diferencias, daría como
resultado que el costo comprobado de adquisición sea el valor de mercado o, en su defecto,
el valor de avalúo.
d. Acciones por las que ya se calculó un costo promedio por acción
Un caso especial para la determinación del costo comprobado de adquisición de acciones, corresponde a
aquellos títulos por los que ya se hubiera calculado un costo promedio. Este escenario está contemplado
en el primer párrafo del artículo 25 de la LISR en los siguientes términos: “Las acciones propiedad del
contribuyente por las que ya se hubiera calculado el costo promedio tendrán como costo comprobado de
adquisición en enajenaciones subsecuentes, el costo promedio por acción determinado conforme al
cálculo efectuado en la enajenación inmediata anterior de acciones de la misma persona moral”. Esta
disposición aclara que para considerar los conceptos que se suman y se restan en los términos de las
fracciones II y III del artículo 24 de esta Ley (variaciones de la CUFIN, pérdidas fiscales de la sociedad
emisora, reembolsos pagados y diferencias negativas de UFIN), así como su actualización, se tomará
como fecha de adquisición de las acciones el mes en el que se efectuó la enajenación inmediata anterior
de acciones de la misma persona moral. La diferencia entre los saldos de la CUFIN a que se refiere el
inciso a) de la fracción II del artículo citado se determinará considerando como saldo de la referida
cuenta a la fecha de adquisición, el que hubiera correspondido a la fecha de la enajenación inmediata
anterior de las acciones de la misma persona moral.
En virtud de que la LISR establece la obligación de calcular un costo promedio para el total de acciones
que se posean de una misma sociedad emisora, esta regla sería perfectamente razonable para aquellos
casos en que no se hubieran vendido todos los títulos en una primera operación y no debería
representar mayor problema para los contribuyentes, de no ser por la existencia de la siguiente
disposición transitoria del 2003 (artículo 2-VIII trans. 2003 LISR):
“Lo dispuesto en el artículo 25 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, será aplicable únicamente a las
enajenaciones de acciones que se realicen a partir del ejercicio fiscal de 2003 y siempre que para calcular
el costo fiscal de las acciones se aplique lo dispuesto en el artículo 24 de la Ley del Impuesto sobre la
Renta, vigente a partir del 1o. de enero de 2003.”
La razón del artículo transitorio antes expuesto radica en que hasta el mes de marzo de 2002, la
determinación del monto original ajustado de las acciones solamente consideraba el costo comprobado
de adquisición y las variaciones que durante la tenencia de los títulos hubieran sufrido la CUFIN y la
CUFINRE. Es decir, hasta esa fecha el costo fiscal de las acciones no se veía afectado por las pérdidas
fiscales de la sociedad emisora (tanto las que se restan como las que se suman), los reembolsos pagados
y las llamadas “diferencias negativas” de UFIN. A partir del 1º de abril de 2002, casi todos estos
conceptos disminuyen el monto original ajustado de las acciones, salvo el caso de las pérdidas fiscales de
la sociedad emisora generadas antes de la adquisición de las acciones y amortizadas durante su tenencia,
las cuales se suman para la determinación del costo fiscal de las acciones, así como las diferencias
negativas en la UFIN determinadas con anterioridad a la tenencia, pero que fueron disminuidas de la
CUFIN una vez que se adquieren las acciones.
Por lo anteriormente expuesto, la incorporación del mencionado artículo transitorio resultó lógico y
necesario bajo la óptica de la Hacienda Pública, simplemente porque para títulos que se hubieran
enajenado a partir del mes de abril de 2002 se habría considerado un costo comprobado de adquisición
mayor al que hubiera correspondido con las nuevas reglas, ocasionando un detrimento de la recaudación
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proveniente de estas operaciones. Por otra parte, al lector le extrañará que esta disposición se hubiera
incorporado en la ley hasta 2003 y no en el mismo ejercicio 2002. Al respecto, no debemos perder de
vista que para 2002 lo que el Congreso aprobó fue una nueva LISR con todos sus artículos y no una
simple reforma a las disposiciones que venían vigentes desde 1980. En estas circunstancias fue necesario
incorporar una gran cantidad de disposiciones transitorias (más de noventa) para regular
adecuadamente la transición entre la vieja y la nueva LISR. Así las cosas, tanto el legislador como la
autoridad simplemente pasaron por alto incorporar en dicho año una disposición transitoria para facilitar
la transición entre ambos esquemas. No obstante, una vez identificada esta situación, la disposición
transitoria que estamos analizando se incorporó casi de manera inmediata a la ley (en el mes de enero
de 2003) con objeto de evitar abusos.
Por su parte, para los contribuyentes no resultó justificable que la aprobación y vigencia de una nueva
ley hubiera tratado de eliminar de una pincelada un derecho que habían adquirido con las disposiciones
vigentes hasta el mes de diciembre de 2001, y no solamente tratándose del tema que nos ocupa (costo
fiscal de las acciones), sino también para otros asuntos indudablemente importantes y delicados (por
ejemplo, la determinación de un saldo inicial de CUFIN con la nueva ley). A fin de aliviar y remediar en lo
posible esta y otras situaciones que se presentaron con la entrada en vigor de la nueva LISR, el Ejecutivo
Federal emitió un nuevo Reglamento (RLISR) en el mes de octubre de 2003 que, entre sus disposiciones
transitorias, incluyó el artículo 9 transitorio para 2003 que a la letra señala:
“Para los efectos del Artículo Segundo fracción VIII de las Disposiciones Transitorias de la Ley publicadas
en el Diario Oficial de la Federación el 30 de diciembre del 2002, los contribuyentes podrán optar por
aplicar lo dispuesto en el artículo 25 de la Ley vigente a partir del 1 de enero del 2003, para
enajenaciones de acciones por las cuales ya se hubiera calculado el costo promedio con anterioridad al 1
de abril del 2002, siempre que apliquen lo dispuesto en este artículo y consideren como costo
comprobado de adquisición en la subsecuente enajenación de dichas acciones el costo promedio por
acción que determinen conforme a lo siguiente:…"
Básicamente, el procedimiento establecido en esta disposición transitoria consiste en incorporar al
monto original ajustado de las acciones calculado con las disposiciones vigentes hasta el mes de marzo
de 2002, todos aquellos elementos que se agregaron al cálculo en la ley reformada. En otras palabras, al
costo fiscal determinado exclusivamente con el costo comprobado de adquisición adicionado de las
variaciones de las cuentas de CUFIN y CUFINRE, se disminuyeron:
a) Las pérdidas fiscales actualizadas pendientes de disminuir de la emisora al 1° de enero de 2002, en
proporción al número de acciones que tuvo el contribuyente al 31 de marzo de 2002.
b) Los reembolsos actualizados pagados por la sociedad emisora, igualmente en forma proporcional al
número de acciones propiedad del contribuyente al 31 de marzo de 2002.
c) La diferencia actualizada que se determine en cada uno de los ejercicios de que se trate, cuando la
suma del ISR del ejercicio correspondiente al resultado fiscal y las partidas no deducibles de la persona
moral de que se trate hubiera sido mayor al resultado fiscal del mismo ejercicio, correspondiente al
número de acciones que tuvo el contribuyente al 31 de marzo de 2002.
Por supuesto, todas las partidas antes mencionadas son actualizables desde el mes en el que se efectuó
la última actualización y hasta el 31 de marzo de 2002.
d) A la diferencia obtenida conforme a los incisos anteriores se le adicionará el monto de las pérdidas
fiscales que la sociedad emisora de las acciones hubiera obtenido en ejercicios anteriores a la fecha de
adquisición de las acciones de que se trate y que dicha persona moral disminuyó de su utilidad fiscal
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durante el periodo comprendido durante la tenencia de las acciones hasta el 31 de marzo de 2002. Las
pérdidas fiscales mencionadas se asignarán al contribuyente en forma proporcional al número de
acciones que haya tenido la sociedad emisora al 31 de marzo de 2002.
El resultado obtenido conforme al párrafo anterior se considerará como el monto original ajustado de las
acciones que se tuvieron al 31 de marzo de 2002; su costo promedio por acción se obtendrá dividiendo
dicho monto entre el número de acciones que tuvo el contribuyente al 31 de marzo de 2002 de la misma
sociedad emisora. Finalmente, este costo promedio será el costo comprobado de adquisición en la
subsecuente enajenación de dichas acciones.
El procedimiento antes descrito tiene las siguientes características:
o Deberá considerarse el 31 de marzo de 2002 como fecha de adquisición de las acciones que se
enajenen a partir del 1° de enero de 2003.
o La opción se deberá ejercer por todas las acciones que haya tenido el contribuyente al 31 de
marzo de 2002 por las que ya se hubiere calculado el costo promedio.
o La opción establecida por la disposición transitoria también es aplicable para fusiones o
escisiones efectuadas antes del 1° de abril de 2002.
En la disposición transitoria que se analiza, existe una aclaración para los contribuyentes que enajenaron
acciones entre el 1° de abril de 2002 y la entrada en vigor del citado artículo reglamentario, y que
optaron por aplicar lo dispuesto en el mismo. Dichos contribuyentes tuvieron que efectuar un nuevo
cálculo para determinar el costo promedio por acción de dichas acciones, aplicando para tales efectos el
procedimiento señalado en la disposición transitoria. En caso de que hubiera resultado impuesto a cargo
del contribuyente, el mismo debió enterarse actualizado y con los recargos correspondientes, mediante
declaración complementaria que se debió presentar a más tardar el día 17 del mes siguiente a aquél en
que se hubiera ejercido la opción.
Consideramos que la disposición transitoria del reglamento es ociosa y prescindible porque únicamente
adiciona al costo determinado con las reglas anteriores todos los elementos que se incorporaron al
nuevo procedimiento, razón por la que el efecto que origina al contribuyente es exactamente el mismo
que se tendría, suponiendo que dicha disposición no existiera. Lo anterior es así porque el artículo 3-VIII
transitorio para 2003 de la LISR señala con precisión que podrá considerarse como costo comprobado de
adquisición de los títulos el monto original ajustado que les hubiera correspondido en enajenaciones
anteriores, exclusivamente tratándose de operaciones realizadas a partir del mes de enero de 2003.
Entonces ¿qué hubiera tenido que hacer aquél contribuyente que hubiera realizado una enajenación
parcial de acciones antes de esa fecha? Simplemente habría tenido la obligación de calcular nuevamente
el monto original ajustado de sus acciones como si no hubiera existido una enajenación anterior, y en
dicho cálculo habría considerado un procedimiento que ya contempla nuevos elementos como las
pérdidas fiscales de la sociedad emisora, los reembolsos que dicha persona moral hubiera pagado y las
diferencias negativas de UFIN pendientes de disminuir.
Ciertamente ya transcurrieron casi diez años desde la aparición de la nueva LISR y las disposiciones
transitorias de 2003 (tanto en la ley como en su reglamento). Sin embargo, es factible que hoy en día
existan casos en que se hubiera realizado una enajenación parcial de títulos antes del mes de marzo de
2002 y que el remanente de dichos títulos aún se conserve y sea objeto de una probable enajenación. En
un escenario así, es conveniente cuantificar el impacto que estas modificaciones puedan tener en una
operación a futuro y solicitar la asesoría jurídica necesaria que le permita al contribuyente concluir si
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existe la posibilidad de interponer algún medio de defensa, en caso de que las autoridades fiscales
difieran con la determinación del costo fiscal de acciones.
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