TÍTULO: FALSAS CREENCIAS EN EL EJERCICIO FÍSICO AUTORES: - MIGUEL VIDAL BARBIER1. - MIGUEL VIDAL ALMIÑANA2. CORREO: miguel@vsutemi.com CENTRO DE TRABAJO: - 1IES HONORI GARCIA (LA VALL D’UIXÓ) - 2IES BAIX PENEDES RESUMEN: Son muchas y variadas las creencias erróneas que existen en torno al ejercicio físico, entre las más llamativas están: el lactato es el responsable de las agujetas. Para adelgazar un buen sistema es sudar. Hay que realizar muchos abdominales para marcar “tableta” y reducir el perímetro de la cintura. Hay ejercicios para trabajar los abdominales superiores e inferiores. La natación soluciona casi cualquier dolencia física, desde la escoliosis hasta incluso la osteoporosis. La grasa corporal ha pasado de ser una sustancia que sólo servia como almacén de energético ha ser una sustancia venenosa. Los rebotes realizados para incrementar la flexibilidad no se deben realizar porque pueden lesionar al sujeto. La ingestión de L-carnitina incrementará el consumo de grasas en nuestro organismo. Las pesas realizadas por niños frenaran su crecimiento por lo tanto no se debe trabajar con cargas en jóvenes. El que los jóvenes trabajen con pesas para mejorar la fuerza resulta absurdo ya que antes de la pubertad apenas se tienen testosterona. No se deben realizar toma de máximos en jóvenes, ya que se pueden lesionar. Para quemar más grasa se debe de realizar el trabajo aeróbico en ayunas. La mejor forma de controlar el trabajo aeróbico es a través de la frecuencia cardiaca. Muchas de estas afirmaciones se escuchan con asiduidad, a veces por intereses económicos, en ocasiones por ignorancia o quizás por falta de estudios que nos rebelen la verdad sobre el tema. 1 FALSAS CREENCIAS EN EL EJERCICIO FÍSICO Son muchas y variadas las afirmaciones que se hacen en relación al ejercicio físico sin base científica alguna y que al transmitirse por el boca a boca terminan por convertirse en “verdades”. En la mayoría de los casos, las creencias ni siquiera aparecen por escrito ni mucho menos justificadas científicamente. Cabe destacar que el conocimiento científico no deja de ser parcial y revisable hecho que en ocasiones puede llevar a refutar creencias científicas válidas hasta el momento. En esta comunicación, trataremos algunas falsas creencias algunas de las cuales persisten incluso en el mundo profesional. - El primer aspecto a tratar será “las agujetas son producidas por el ácido láctico” y “el azúcar eliminan las agujetas”. Si bien estas cuestiones están ya superadas, queremos justificar el porque esta cuestión es falsa. En primer lugar, el ácido láctico que se forma a través de la vía anaeróbica láctica cuando la exigencia energética es muy elevada, se disocia en H+ y lactato y éste no forma cristales como se creía sino que puede ser reutilizado a través del ciclo de Cori al pasar a sangre y llegar al hígado donde se convierte en glucosa, o bien puede reconvertirse en piruvato entrando en el ciclo de Krebs de fibras vecinas, o por último puede ser utilizado como combustible en el corazón gracias a la isoenzima lactatodeshidrogenasa-H (Alonso y cols., 2012). Cabe destacar como sujetos que padecen la enfermedad denominada McArdle cuya dolencia evita la producción de ácido láctico (por carecer de fosforilasa) sí padecen agujetas. Así pues, si no es el ácido láctico el responsable de las agujetas ¿quien es es el responsable de las agujetas?, el candidato más probable de las mismas parecen ser las microrroturas que se producen a nivel miofibrilar al realizar ejercicio de alta intensidad, o bien al cambiar de actividad (la falta de coordinación sería la responsable), y sobre todo el ejercicio excéntrico. Estas microrroturas conducirán a un proceso inflamatorio, y ello activa los receptores del dolor causando la sensación dolorosa característica de este fenómeno (Eduardo 2007). En cuanto a tomar azúcar para mitigar el dolor que aparece a las 24 horas del ejercicio, tampoco tiene ninguna base científica, el azúcar es utilizado por el organismo principalmente como combustible y para reducir el dolor muscular se debería tomar antiinflamatorios. Por otra parte, hay algunos científicos que achacan este dolor al exceso de radicales libres producidos durante el ejercicio, estas moléculas con número impar de electrones reaccionan con otras sustancias para equilibrar sus electrones, pero forman con ello otras sustancias inestables. Los ácidos grasos de las membranas celulares son muy susceptibles de ser atacados por estos radicales libres, y su alteración modifica su función, aumentando su permeabilidad, alterándose también el transporte de Ca al retículo sarcoplamático e incluso la función mitocondrial. - Otro aspecto que por suerte casi está superado, es el tema de sudar para adelgazar, por lo que no nos extenderemos demasiado. La función del sudor en el organismo es regular la temperatura corporal. Al hacer ejercicio más del 30% de la energía producida se pierde en forma de calor, el organismo utiliza la evaporación del sudor como el principal mecanismo para poder mantener el cuerpo sobre 39-40 grados, ahora bien, el agua perdida será recuperada en cuanto se pueda para que el cuerpo funcione correctamente. 2 - Son muchas las personas que creen que “para marcar los abdominales hay que realizar muchos abdominales” con la finalidad de quemar la grasa que recubre a esta musculatura. Una hora de actividad física de media intensidad puede suponer el consumo de unas 400-700 Kcal. (dependiendo del peso y tipo de actividad). Pongamos por ejemplo, una hora de bicicleta en la que se pueden consumir unas 500 Kcal. (Ibáñez, 2004), Fox en 1986, indicaba que tan sólo un 11% de la energía es aportada por los ácidos grasos que transporta la sangre. En estudios más recientes, el aporte energético por parte de los triglicéridos de la sangre (para un ejercicio realizado al 60% del VO2 máx.) parece ser más importante, así Ibáñez y cols. (2004) señalan que de la energía utilizada para producir dicho trabajo, el 50% se obtiene de los HC y el otro 50% de las grasas. De la grasa que se requiere para un ejercicio de este tipo, que requiere unos 28 gr. de grasa (si unas 250 Kcal. provienen de las grasas y como cada gramo de grasa produce unas 9 Kcal., se requerirán unos 28 gramos de grasa para sostener esa hora de ejercicio) la mitad se obtiene de las grasas circulantes es decir se utilizan unos 14 gramos y la otra mitad de la grasa intramuscular. En definitiva se consumirían unos 14 gramos de grasa proveniente de la sangre (que se nutre del tejido adiposo y de las lipoproteínas formadas por el hígado) pero además esos ácidos grasos (provenientes del tejido subcutáneo) utilizados, no tendrían porque provenir de la zona que está trabajando, sino de aquellas zonas más sensibles a ciertas hormonas lipolíticas (GH, catecolaminas). Es decir, que si una hora de bicicleta consume menos de 14 gramos de grasa subcutánea, al realizar 4-5 series de 50 abdominales será realmente insignificante la grasa abdominal subcutánea utilizada. Realizar trabajo abdominal (recto abdominal, oblicuos y transverso) es siempre conveniente para fortalecer una zona vital para el sostenimiento de la columna, pero hacerlo con la pretensión de perder grasa es totalmente inadecuado. - Otro aspecto relacionado con el punto anterior, es la pretensión de disminuir el perímetro de la cintura haciendo abdominales. Si bien, como ya hemos dicho, el potenciar la musculatura abdominal es muy adecuado, el hacerlo con la pretensión de disminuir el perímetro de la cintura no tienen mucho sentido ya que el recto abdominal es un músculo que se origina en la cresta del pubis y se inserta en los cartílagos de la quinta, sexta y séptima costillas (Daniela y Worthingham 1973), y por tanto el aumento de tensión de este músculo (junto con los oblicuos) difícilmente ejercerán una función importante de disminución del perímetro de la cintura. El músculo diseñado para ejercer la acción de reducir el perímetro de la cintura es el transverso, ya que actúa como la faja natural del ser humano con sus inserciones en las 7 últimas costillas y en las 5 vértebras lumbares (en sus apófisis transversas) en la cresta iliaca y en el arco femoral (Galais 1994). Así pues, para disminuir el perímetro de nuestra cintura tendremos que trabajar el músculo transverso. - Finalmente otra cuestión relacionada con los abdominales, es el tema de entrenar los abdominales superiores o inferiores. Con respecto a esta cuestión creemos que la ciencia aún no ha dicho la última palabra, pero hasta el momento las evidencias científicas indican que sea cual sea el trabajo abdominal que se realice, siempre se activan toda la fibra, tanto la parte superior como las inferior, activándose más la superior (Boeckh y Buskies, 2005; Sarti y cols 1996 en García, 2002). En una reciente publicación Sell y cols., 2012 encontraron una 3 activación similar tanto en la parte superior como en la inferior al ejecutar abdominales y lo justifican porque están inervados por un grupo de nervios torácicos que están unidos por una corriente nerviosa común de nervios provenientes de la rama ventral. Respecto a esta cuestión, es cierto que todo aquel que realiza abdominales con retroversión de la pelvis, obtiene una percepción de dolor más acusada en la parte inferior del recto abdominal. La pregunta que nos hacemos (y que hasta el momento no hemos encontrado respuesta) es: las fibras (células) del recto abdominal abarcan desde el origen en la cresta del pubis hasta su inserción en las costillas y sínfisis xifoides, o bien las fibras van hasta las bandas aponeuróticas transversas (que forman la deseada tableta abdominal). Si realmente las fibras van desde el hueso a la inserción tendinosa y de inserción tendinosa a inserción tendinosa (y tienen su propia inervación) sería posible el activar más una parte que otra, pues seríamos capaces de activar un sector y no otro. Esta reflexión nace de la observación de sujetos, como son los que practican la danza del vientre que son capaces de movilizar las distintas partes del recto abdominal, y eso indicaría que cada parte tiene un inervación propia. - Una creencia muy generalizada propiciada desde el sector médico es por una parte que la natación es el ejercicio más completo, y por otra que la natación es buena para casi todas las dolencias. Es bastante común cuando detectamos un problemas de escoliosis en nuestros alumnos y los remitimos al médico, que en la mayoría de los casos, la rehabilitación que les proponen sea la natación, sin más, es decir, para muchos médicos el nadar (no importa en que estilo) solucionará el problema de espalda. Modestamente creemos que esto es una gran equivocación, y si bien la natación (estilo espalda) no perjudicará al sujeto, tampoco ayudará a frenar esa escoliosis ya que el nadar es un ejercicio aeróbico y no se incrementa la fuerza muscular que es lo que realmente requiere este tipo de dolencias, además de flexibilizar la zona y variar su esquema corporal. Otro error, y esta vez si que puede ser perjudicial el hacerlo, es aconsejar realizar natación para solucionar un problema de osteoporosis, y esto ocurre por el afán de algunos directores de piscinas de tener más socios en sus intalaciones y/o por la poca preparación de aquellos que las dirigen. La ingravidez es el enemigo número uno de la osteoporosis, ya que por un lado, los osteoblastos requieren presión para activarse y construir hueso, y por otro, ante la falta de ingravidez son los osteoclastos los que se activan más y por tanto descomponen el hueso. Así pues ante problemas de falta de fuerza muscular o de desmineralización ósea, el trabajo más adecuado es el trabajo de fuerza sin o con cargas. - Una pregunta que se nos suele hacer a los profesionales del ejercicio físico es “cuando uno deja de hacer pesas el músculo se convierte en grasa” , la respuesta es muy simple NO, ya que igual que para formar el músculo se requiere la síntesis de aminoácidos, cuando cesa el estímulo y se deja de hacer pesas esos aminoácidos se descompones y normalmente se pierden por orina aunque algunos de ellos pueden ser reconvertidos en glucosa a través del ciclo de Cori (López 2001). - Durante mucho tiempo se ha creído que la grasa era un tejido cuya única función era almacenan energía, en los últimos años esta visión ha cambiado pues se han descubierto más de 50 sustancias secretadas por los adipocitos, que inciden en 4 muchos aspectos de nuestra fisiología. También existe la creencia de que la grasa es siempre mala. Si bien la mayoría de sustancias que producen los adipositos sí lo son, como el factor de necrosis tumoral que estimula la producción de cortisol, la resistina vinculada con la resistencia a la insulina y la inflamación, la interleucina 6 con su papel proinflamatorio, la vifastina relacionada con la resistencia a la insulina, y otras muchas que podríamos enumerar. Pero los adipocitos también producen sustancias que nos son beneficiosas, como la leptina, molécula secretada por la grasa subcutánea que al elevar su concentración estimula al hipotálamo para suprimir el hambre. Por otra parte también secreta adiponectina, sustancia que suprime la migración de monolitos al endotelio vascular y de esta forma evitan que se conviertan en células espumosas y propicien la arterosclerosis, por otra parte facilita la acción de la insulina, por tanto la producción de esta sustancia es beneficiosa para el organismo. En obesos, la producción de esta sustancia se encuentra reducida, por lo que teniendo una cantidad de grasa adecuada se producirá la adiponectina protectora, pero con exceso de tejido adiposo se reduce. Otra sustancia que produce el tejido adiposo y que es beneficiosa para las mujeres es la aromatasa. Esta hormona convierte los andrógenos en estrógenos, por lo tanto si la mujer tiene muy poca grasa producirá poca aromatasa y su nivel de andrógenos será más elevado con lo que el nivel elevado de andrógenos puede impedir que la mujer se quede embarazada. (Moreno, M.J. y otros 2008; Gómez, J. y otros 2008; Blanco, A. 2007). - Otra cuestión que incluso en algún INEF se explicaba es que el trabajo de rebotes para desarrollar la flexibilidad es inadecuado pues puede provocar lesiones. Esta afirmación venia respaldada por un mal conocimiento del funcionamiento de los husos musculares dentro del reflejo miotático. Es cierto que el reflejo miotático (reflejo que provoca una contracción del músculo que es súbitamente estirado) se activa ante un estiramiento “súbito” de los husos musculares, concretamente de los husos de bolsa que son inervados por la fibras primarias. Pero para que se produzca este reflejo, es condición imprescindible que se produzca en el músculo un estiramiento “brusco” como puede ser un salto cayendo desde altura, siendo imposible disparar el reflejo miotático realizando un estiramiento de forma voluntaria (Vidal, 2009). Por otra parte, en un trabajo que realizamos en el año 1995 sobre que método resultaba más rentable utilizar para mejorar la flexibilidad, del análisis de los siete métodos empleados en el desarrollo de la flexibilidad sólo hubo dos métodos que provocaron mejora en el nivel de flexibilidad de nuestros alumnos, y precisamente uno de ellos fue el método de rebotes (Vidal, M. 1995) no sólo durante el estudio no se lesiono ningún alumno, sino que en los más de treinta años de trabajo con sujetos de todas las edades y niveles, jamás se nos ha lesionado ningún alumno trabajando la flexibilidad con el método de rebotes. - Los productos quemadores de grasa como la L-carnitina pueden incrementar el uso de las grasas, aunque realmente sólo provocan disminución del dinero de quien compra el producto. El uso de ácidos grasos (AG) por parte del músculo viene determinado por factores como: 1) DE LA INTENSIDAD del ejercicio. A más intensidad menos grasa se consume. 2) LA DURACIÓN. A más duración más se consumen las grasas. 3) DEL NIVEL DE ENTRENAMIENTO. A mayor nivel de entrenamiento aeróbico mayor consumo 5 de grasas. 4) DEL SEXO. Las mujeres consumen más grasa durante el ejercicio aeróbico debido a las hormonas, sobre todo debida al estradiol (según parece). 5) DE LAS CONDICIONES ATMOSFÉRICAS. Ante una temperatura más baja se consumen más grasas (Ibáñez, 2004). Pero ahora se tiene claro que no por tener más L-carnitina se consumirá más grasa. La L-carnitina hace posible la entrada de los ácidos grasos de cadena larga dentro de la mitocondria, pues hace de transportador del acil-CoA (ácido graso de cadena larga activado) permitiendo atravesar la doble membrana de la mitocondria. Pero con la L-carnitina que disponemos en el músculo tenemos suficiente para que pueda entrar toda la grasa que se requiera, así pues no por tener más entrara más grasa para ser convertida en energía. - Otra afirmación muy escuchada hasta hace poco procedente del ámbito médico e incluso desde algunos INEFs es que “el realizar trabajo físico con pesas en niños-jóvenes frena el crecimiento” Sobre este punto se podrían exponer muchos aspectos pero las limitaciones de espacio y tiempo nos limitan y por tanto nos centraremos en los aspectos más importantes. Antes de debatir el tema, queremos decir lo que respecto a la predisposición genética sobre el crecimiento nos indican varios autores. Schede ya en 1971 al respecto nos decía “el crecimiento longitudinal está muy condicionado por la herencia, y es muy resistente a las influencias del mundo circundante”. Izquierdo e Ibáñez (2000) afirman que “La estatura está regulada principalmente por la herencia genética” La creencia que presentamos en este apartado deriva no de trabajos científicos, sino de falsas evidencias, basadas en que por un lado, hace un tiempo la mayoría de los halterófilos eran sujetos de estatura reducida y por otro a los hallazgos de Hueter y Volkmann (en Schede, 1971) quienes comprobaron que un aumento de la presión merma el crecimiento, mientras que una descarga lo fomenta. Estos dos argumentos dieron como resultado la falsa creencia de que el trabajar con pesas frena el crecimiento de los jóvenes. Pero si analizamos un poco ambos hechos veremos que la fundamentación no tiene base científica. Los halterófilos eran bajitos porque antaño existían tres modalidades de levantamiento de pesas, la arrancada, los dos tiempos y la modalidad de fuerza, pero en 1972 en Munich, fue suprimida la modalidad de fuerza, dejándola reducida a las otras dos. Cuando existían las tres modalidades de levantamiento, la modalidad de fuerza beneficiaba a los sujetos de baja estatura y este hecho era conocido por los entrenadores y en consecuencia buscaban sujetos con una previsión de estatura baja. Pero con la supresión de la modalidad de fuerza, la ventaja biomecánica de una baja estatura desapareció y con ello los halterófilos de baja estatura, pero la creencia de que el trabajo con cargas mermaba el crecimiento ya se había extendido. Por otra parte, Hueter y Volkmann (en Schede, 1971) comprobaron en sus experimentos, que un aumento de presión merma el crecimiento, mientras que una descarga lo fomenta. Pero al mismo tiempo Julios Wolf (en Schede, 1971) descubrió que la presión estimulaba la renovación de hueso, simultáneamente Jores (en Schede, 1971) nos indicaba que el cambio frecuente entre presión moderada y descarga estimula el crecimiento longitudinal. Una presión demasiado grande y, sobre todo una presión constante, lo frena. Si a lo anterior añadimos la constatación de que en una sesión de fuerza que dura 1 hora y 16 minutos el sujeto mantiene la carga por un tiempo de 5 minutos 48 segundos, y por tanto cada grupo muscular sostiene la carga menos de un minuto. Si además tenemos en cuenta que según L.S. Dvorkin (en González, 6 1991) para jóvenes de 13-14 años las cargas que más mejora producen son las cargas del 70% y para los de 15-16 años son las el 80%. Así pues, si por una parte el trabajo de una sesión de pesas sobrecarga cada grupo muscular menos de un minuto y la carga adecuada para jóvenes debe ser de una cuantía bajamedia, con este tipo de cargas difícilmente se afectará negativamente el crecimiento de un sujeto, más bien al contrario resultará un estímulo para el mismo. - Continuando con el trabajo con cargas para jóvenes, también se afirma que “el trabajo con pesas en jóvenes es absurdo pues los niños no tienen apenas testosterona y por tanto no pueden incrementar la fuerza”. Si bien es cierto que en varones, el nivel de testosterona hasta la pubertad es escasa, no es menos cierto que el nivel de fuerza en un individuo va incrementado desde el nacimiento produciéndose en los varones un fuerte incremento en la pubertad con la secreción de testosterona. Izquierdo e Ibáñez (2000) nos indican que “siempre que la intensidad y el volumen de la carga de entrenamiento sean lo suficientemente intensos, y la duración del entrenamiento lo suficientemente amplia en el tiempo, el efecto del entrenamiento será siempre positivo y se conseguirán mejoras en la producción de fuerza.” La mejora que se produce en la producción de fuerza en estos casos, en que el nivel de testosterona es muy bajo viene dada por la mejora que se da en el sistema nervioso, siendo los responsables de esa mejora el aumento del reclutamiento de unidades motrices y la sincronización de las mismas, así como la coordinación intermuscular. Esta mejora de fuerza a través del entrenamiento con cargas fue evidenciado en el meta-análisis realizado por Falk y Tenebaum (1996) sobre los estudios que describían un programa de entrenamiento de la fuerza para niños y niñas de menos de 12-13 años respectivamente, mostraron que la mayoría de ellos concluían con que se producía una mejoría de la fuerza entre un 13% y un 30%. Estudios posteriores como el realizado por Feigenbaum y cols (2002) (en García y cols., 2010) han confirmado estas conclusiones, indicando que la fuerza muscular puede ser mejorada durante los años de niñez hasta un 67% de incremento de fuerza sobre 1RM en 8 semanas de entrenamiento. 7 - Por último, con respecto al trabajo con cargas en jóvenes otra falsa creencias es aquella que afirma “el trabajo con pesas produce lesiones sobre todo si se realizan tomas de máximos”. Con respecto a la primera parte de esta afirmación, no sólo no es cierta, sino que como nos indica la Nacional Strengh and Conditioning Association (1985) (en García y cols 2010) en las conclusiones del informe que elaboró, los chicos en edad prepuberal mostraban ganancias de fuerza, que si se debe a un entreno adecuado, eliminaban el riesgo de lesión derivadas de la práctica deportiva. Al respecto Fleck y Kraemer, (en Frölich, 2010) nos indican que por medio de un programa apropiado se pueden obtener incrementos de fuerza, se puede estimular el desarrollo de los huesos y se pueden prevenir lesiones en otras actividades físicas. Además el trabajo con cargas va a propiciar una mayor osificación y como el contenido mineral del hueso alcanzado durante la niñez y juventud puede ser determinante para el contenido mineral del hueso del adulto/anciano (sobre todo en mujeres) (Bailey y McCulloch, 1990 en Izquierdo, 2000), creemos que es sumamente beneficioso este tipo de trabajo para prevenir la osteoporosis. Con respecto a la segunda parte de la afirmación, Feigenbaum (en Frölich, 2010) realizó sobre 96 niños de 9,3 años de edad media, la determinación de 1RM o máximo en pierna y pectoral y no se produjo ninguna lesión en ninguno de los casos, concluyendo que “la evaluación de la fuerza con el test de 1RM es una prueba segura y válida para niños y jóvenes”. Nosotros venimos trabajando la fuerza en todo tipo de sujetos y edades desde hace más de treinta años y durante los mismos hemos hecho más de 15 mil tomas de máximos y nunca se ha producido ninguna lesión en ninguno de nuestros alumnos. Además los jóvenes realizan actividades que suponen cargas más elevadas sobre los ligamentos meniscos y cartílagos que la determinación del 1RM como son, la propia carrera donde la repercusión es de 3 a 5 veces el peso corporal, o en el salto de longitud que se multiplica por 4 a 10 veces el peso corporal (en Frölich, 2010). - Otra afirmación que tiene parte de verdad pero que encierra un peligro es: “para adelgazar (quemar más grasas) hay que hacer el entrenamiento aeróbico en ayunas”. Y ciertamente si realizamos ejercicio aeróbico por la mañana en ayunas, el nivel de hidratos de carbono en sangre (y músculo) es bajo y en consecuencia el nivel de insulina también es bajo y esto propicia la lipólisis que incrementará la cantidad de ácidos grasos en circulación e incrementará el uso de estos ácidos grasos por parte del músculo. Por lo tanto, es correcto pensar que si mi intención es perder grasa y para ello decido hacer ejercicio aeróbico, será más rentable realizar este ejercicio en ayunas. En ayunas y a una intensidad entre el 50-60% (que es a la incendiad que más lípidos se oxidan (Ibáñez, J. y cols. (2004)) la oxidación de lípidos está sobre 0,5 g/min. reduciéndose este consumo a algo más de 0,3 g/min. cuando se realiza ese mismo ejercicio habiendo ingerido hidratos de carbono. El problema surge porque el cerebro sólo puede consumir (en situación normal) hidratos de carbono, y cuando detecta que éste se está reduciendo en sangre, realiza acciones para producir ese hidrato de carbono que necesita. Cuando el hipotálamo por la mañana detecta que el nivel de azúcar en sangre está muy reducido produce una hormona, la CRH (hormona liberadora de corticotropina) que tras pocos segundos estimula a la hipófisis para que secrete ACTH (corticotropina), hormona que actuará sobre la glándula suprarrenal y tras 15-20 min. producirá entre otras hormonas, el cortisol 8 (Guyton, 2006). El cortisol además de favorecer la lipólisis, tendrá una función primordial para proveer de ese hidrato de carbona tan necesario para el cerebro, que es, estimular la gluconeogénesis y propiciar la ruptura de los aminoácidos del músculo (sobre todo los ramificados) para que al llegar al hígado, este pueda realizar la transformación de esos aminoácidos ramificados en glucosa (Sapolsky, 2008). En definitiva, al realizar ejercicio aeróbico en ayunas, ciertamente se producirá un mayor consumo de ácidos grasos pero por contrapartida se consumirá el propio músculo, y siendo éste el órgano que más energía consume, estaremos perdiendo potencial para consumir grasa, así que lo que ganamos por un lado lo perdemos por otro, además de perder parte de un órgano que se ha demostrado que su déficit es perjudicial para la salud. Otro problema que puede aparecer al ayunar, tanto si se realiza ejercicio aeróbico, como si se va a clase, es la falta de atención y el cansancio: al ser utilizados los aminoácidos ramificados por el hígado para formar glucosa, la concentración de estos en sangre disminuirá y por tanto la proporción de triptófano (aminoácido esencial) con respecto a estos aumentará. Por otra parte, ante el ayuno, se incrementa la descomposición de los ácidos grasos que son transportados en sangre a través de la albúmina, al igual que el triptófano, así pues habrá menos albúmina libre para ser utilizada por el triptófano y en consecuencia habrá más triptofano libre. Por estas dos razones queda aumentada la proporción de triptófano frente a los aminoácidos ramificados y el resultado es una mayor cantidad de triptófano disponible para atravesar la barrera encefálica (Newsholme y cols. 1991, en Ibáñez y cols. 2004) al ser éste el precursor de la serotonina, se sintetizará más serotonina, neurotransmisor responsable de la falta de atención y cansancio del sujeto. - La última falsa creencia que vamos a tratar, somos conscientes de que puede causar rechazo, pero intentaremos justificarla de forma minuciosa. Nos queremos referir a la afirmación que dice: “una de las mejores (cuando no la mejor) forma de controlar el entrenamiento aeróbico es a través de la frecuencia cardiaca (FC)”. En este apartado abordaremos distintos aspectos. o Creemos que no es demasiado adecuado realizar el entrenamiento aeróbico basándose para ello en las recomendaciones que nos hacen agencias de prestigio mundial, y personalidades del entrenamiento. Así el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) sugiere una forma práctica de valorar el nivel de intensidad del ejercicio es usar un porcentaje de la frecuencia cardiaca máxima, y da como valores de correspondencia entre el VO2 máx. y la FC: % VO2 máx. % FC máx. 60 70 80 85 85 90 Al respecto, Swain y cols. (2008) hacen una critica, indicando que los valores de FC que da el ACSM son bajos, así estos autores dan como valores más adecuados para la FC. % VO2 máx. % FC máx. 60 76 80 89 85 92 Nosotros en 1996 publicamos un estudio (Vidal, 1996) donde se 9 plasmaba la FC a la que corrían nuestros alumnos de 15-16 años que cursaban 2º-3º de BUP y cuyos valores eran mucho más elevados a los que reflejan tanto el ACSM como los valores que nos da Swain. Así para un VO2 del 60% el ACSM indica que la FC de entrenamiento debería ser del 70% de la FC máx., mientras que Swain dice que a ese porcentaje de VO2 la FC debería ser del 76%, y en el estudio que nosotros realizamos los alumnos corrían a una FC del 85% de su FC máx. % VO2 máx. ACSM SWAIN VIDAL % FC máx. % FC máx. % FC máx. 60 70 76 85 80 85 89 92 Por lo tanto creemos que no resulta muy adecuado el entrenar en base a una FC que nos indiquen, ya que esta está muy relacionada con la edad y con la respuesta personal e individual. o Otra forma de controlar el nivel de esfuerzo aeróbico, es estableciendo la FC de entrenamiento basándose en formulas. Las formulas que establecen la FC a la que hay que entrenar se basan en la fórmula predictiva de la FC máx. Esta formula original de Fox que se viene utilizando desde 1971, fue evaluada por Robergs. y cols en 2003 y encontraron un error en la estimación de la FC máx. de11 pulsaciones/min. Consecuentemente cualquier formula de predicción que quiera establecer la FC de entrenamiento que tenga como elemento integrante de la misma la fórmula de la FC máx. estará partiendo de una fórmula errónea y por tanto ella misma será errónea. Una de las fórmulas más populares y más utilizadas, es la de Carvonen, en donde la FC de entrenamiento = (FC máx. – FC de reposo) * % de intensidad de entrenamiento que se desea entrenar + FC reposo. Así por ejemplo para un sujeto de 16 años cuya FC de reposo sea de 70 pulsaciones/min. y desea entrenar al 60% su FC de entrenamiento sería: (204 - 70) X 0,60 + 70 = 150 pulsaciones/min. En el trabajo que publicamos en 1996 encontramos que la media de pulsaciones a la que corrían nuestros alumnos de 15-16 años cuando entrenaban al 60% era de 173 pulsaciones con valores extremos de 160 y 182 pulsaciones/min. Por tanto, para nosotros, en contra de la creencia generalizada, queda claro que utilizar esta fórmula para sujetos jóvenes es totalmente inadecuada. o Finalmente, tenemos serias dudas en si resulta adecuado utilizar la FC que se obtienen en las pruebas de esfuerzo en laboratorio para entrenar. Por una parte, el trabajo de Semin y cols. (2009) encuentran una diferencia importante entre la FC máx. obtenida en una prueba de laboratorio (194 pulsaciones) y una prueba de campo (207 pulsaciones), concluyendo que ponen en duda la posibilidad de intercambiar los tatos obtenidos con tests de laboratorio y con test de campo. Por otra parte nosotros vamos más allá, pues creemos que si bien la FC es un parámetro a tener en cuenta a la hora de entrenar, no creemos que sea un valor inalterable y que se debe seguir (a pies juntillas) para controlar la intensidad de entrenamiento. Esta última afirmación la hacemos en base a algunos estudios (no publicados) que he hemos realizado. El primero de ellos fue tomar la media de pulsaciones en el sexto minuto, en el onceavo, en el dieciseisavo y en el veintiunavo. Tiempo Promedio FC 1 6 138 11 152 16 158 21 160 Como queda patente en la tabla de arriba, la FC va incrementándose aunque corramos a una misma intensidad, por tanto ¿a que FC hay que correr?. Al respecto hay que decir que los atletas altamente especializados son capaces de estabilizar sus pulsaciones a una intensidad determinada, así un maratoniano de calidad corre todo el maratón prácticamente a las mismas pulsaciones (180). Otro pequeño trabajo que hicimos fue correr en dos días diferentes, a la misma intensidad, en la misma hora y con la misma temperatura y habiendo comido de forma muy similar y obtuvimos diferencias de hasta 5 pulsaciones en la media de las FC del mismo minuto de un día al otro. Si la FC es un parámetro no demasiado fiable para basar la intensidad de entrenamiento aeróbico de nuestros alumnos ¿cuál es el sistema que se puede utilizar?. Nosotros optamos por utilizar la velocidad máxima aeróbica, claro está, este sistema se puede utilizar cuando la superficie de entrenamiento es más o menos llana (Vidal, M., 1998) 1 BIBLIOGRAFÍA: 1. Alonso, D., Camo, J., Balsalobre, C., Tejero, C. y Ramirez, C. (2012). 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