El papel de los enunciados normativos en economía y en derecho Pablo Sebastián García (UBA/CONICET) Diana Aguiar (UNS) 1. Introducción: En un trabajo anterior (“Sobre el estatus epistemológico de los enunciados normativos en economía”) nos hemos ocupado del problema que plantean los enunciados normativos que aparecen en el discurso económico, con frecuencia conectados con aspectos descriptivos de las teorías. Así, en el trabajo mencionado, hemos señalado que la epistemología de la economía se ha enfrentado constantemente a la escisión entre lo positivo y lo normativo en el discurso mismo de la teoría económica. Mark Blaug ha observado que existen proposiciones económicas que con diferencias sutiles aparecen tanto en la esfera positiva como en la normativa, como es el caso de los enunciados que expresan “mejoras paretianas potenciales” En esta oportunidad nos proponemos examinar el problema a la luz del análisis del discurso normativo por excelencia, esto es, el discurso jurídico. Para ello hemos elegido, a modo de hilo conductor, el análisis de la línea de pensamiento que ha recibido el nombre de “hermenéutica jurídica”. La palabra “hermenéutica” designa etimológicamente una técnica de interpretar. Como señala Antonio Fernández-Largo (El debate filosófico sobre hermenéutica jurídica), la ciencia no solo describe y ordena fenómenos particulares, sino que además los comprende e interpreta, de manera que no hay conocimiento sin interpretación de la realidad. De este modo, la hermenéutica alcanza el rango de una teoría del conocimiento humano y de una forma de entender la ciencia, esto es, va más allá del procedimiento de exégesis, sea en el campo filológico o en el jurídico. Desde el inicio, la hermenéutica moderna pretende romper el modelo de ciencia del siglo XIX propugnando que todo conocimiento debe ser reconducido a esquemas hermenéuticos que expliquen la unidad del fenómeno cognoscitivo: toda actividad cognoscitiva se traduciría, entonces, en una nueva interpretación de lo real, y hasta la cultura misma no sería más que un conjunto de interpretaciones que se generan bajo una cierta unidad de sentido. 2. Enunciados normativos: El derecho se compone, en sus puntos esenciales, de enunciados normativos cuya finalidad es la de regular conductas. Pero esta finalidad reguladora solo se cumple en el momento final de la aplicación del derecho. La aplicación del derecho consiste en el uso de las normas para decidir sobre conductas o configurar instituciones “conforme a derecho”, y no se refiere únicamente a la aplicación judicial o al acto administrativo. De manera que la aplicación es el punto fundamental de la normatividad jurídica, y su comprensión es esencial para el conocimiento jurídico, aunque generalmente la ciencia jurídica tiende a pasar por alto este momento, o bien a separarlo de la interpretación. La teoría clásica de la aplicación ofrece un sesgo marcadamente intelectualista y “objetivista”. En efecto, la aplicación se extaía de la “mens legis” a través de un discurso ilativo, como si se tratara de una causa que producía sus efectos naturales con solo mediar una voluntad aplicativa. Este discurso usa preferentemente argumentos de probabilidad y suele servirse del recurso a pruebas de autoridad. Su única limitación consiste en mantenerse dentro de los límites de los significados compatibles con la norma. Al contrario, las nuevas teorías han resaltado la función creadora de la aplicación, introduciendo una nueva manera de entenderla. Para estas teorías, lo decisivo reside en ofrecer una nueva significación de la norma sin limitarse a su coincidencia con el significado normativo. Además de esta propuesta novedosa, las nuevas teorías proponen una continuidad entre la actividad interpretativa y la aplicación del derecho: la aplicación requiere siempre una interpretación y aplicar una norma sería siempre una forma nueva de interpretarla. De este modo se expresa la convicción de que el carácter creador de la interpretación defendido por la hermenéutica se traslada a la función aplicativa del derecho. Así, interpretar y aplicar se piensan como dos momentos de un único proceso de comprensión del derecho. 3. La “teoría pura” del derecho: Es en este marco que debemos situar la conocida doctrina de Kelsen en el sentido de borrar las diferencias entre creación y aplicación del derecho, de manera que cualquier norma es entendida como aplicación de una norma superior en razón de que toda creación de derecho se explica como complementación del sistema piramidad de leyes según el cual unas normas se apoyan en otras y todas se sustentan en una norma fundamental. Así, para que una norma sea tal debe ajustarse al conjunto del sistema, lo cual efectivamente ocurre por su acoplamiento respecto de otra norma superior que le confiere validez. En consecuencia, toda norma de rango inferior se entiende como una aplicación o concreción de otra norma de rango superior por la cual cobra validez. Si se exceptúan las aplicaciones sanciondadoras del derecho, , todas las demás aplicaciones son a la vez producción y aplicación del derecho, puesto que toda producción procede en conformidad con un derecho superior, de manera que es el ordenamiento jurídico en su totalidad el que justifica la aplicación normativa y no la voluntad subjetiva del intérprete o el decisionismo de quien aplica la norma. Kelsen rechazó el punto de vista del intérprete o del aplicador porque solamente veía en ellos una introducción subrepticia de lo político y lo moral en el mundo del derecho, de un modo similar al de Blaug cuando se refiere a los enunciados normativos en economía. La hermenéutica también explica la aplicación y la interpretación como un proceso unitario, pero parte de un punto diferente al de Kelsen, porque piensa la aplicación como una creación actualizadora del texto legal que precisa tener en cuenta la situación novedosa e inédita en que se halla el aplicador de la norma y que se traduce en un enriquecimiento de la misma. La teoría hermenéutica contribuye a solucionar este problema proponiendo un punto de vista que sostiene que la aplicación es un momento de la comprensión y que comprender es siempre aplicar. Así se ubica el acto aplicativo dentro de una gnoseología de creación de conocimiento: la aplicación es un esfuerzo por captar todos los sentidos posibles de la norma y su punto de vista procede “ex nunc” de la situación inédita. 4. La continuidad entre historia y derecho: En la comprensión histórica se produce una situación que pone de relieve el contexto pasado para nuestras ideas de hoy y para un acrecentamiento actual de un saber anterior. La comprensión histórica del derecho es un acrecentamiento de nuestra herencia cultural jurídica. A su vez, la dogmática jurídica no puede reducirse a asegurar la aplicación rígida y legalista de la norma sino que debe atender a su proyección y significado para el presente histórico. Estos condicionamientos en la historia y en la dogmática jurídicas no son postulados extrajurídicos sino que provienen de la naturaleza misma de la comprensióndel derecho donde, como dice Gadamer, se cumple siempre una suerte de mediación entre historia y presente: el razonamiento jurídico puede pensarse como el intento de que un texto distante en el tiempo nos diga algo ahora y que una norma escrita y fija desde antes se torne en derecho viviente en el ahora. 5. Conclusión: en las líneas precedentes hemos analizado una forma de pensar el derecho, esto es, de pensar una disciplina esencialmente normativa. Hemos advertido que, bajo la óptica que propone la hermeneeutica jurídica, la aplicación de la norma se halla en continuidad con el acto de interpretación. Pero esta interpretación no se formula ya en enunciados normativos, sino que se expresa a través de enunciados descriptivos que forman parte de una teoría o de una hipótesis acerca del significado de una norma. Sin embargo, la aplicación de la norma no se presenta como un hecho radicalmente diferente, sino como un momento de un proceso de interpretación-comprensión-aplicación, un proceso en el que cada uno de los momentos señalados tiene un valor cognoscitivo. Esta línea de interpretación parece ofrecer una perspectiva prometedora para entender el papel de los enunciados normativos en economía, sobre todo en defensa de quienes sostienen que las recomendaciones de política económica no son simples agregados exteriores a la ciencia económica. BIBLIOGRAFIA: Fernández-Largo, Antonio (1995) El debate filosófico sobre hermenéutica jurídica, Valladolid (España): Universidad de Valladolid. García, Pablo S. (2001) “Sobre el estatus epistemológico de los enunciados normativos en economía”, Epistemología e Historia de la Ciencia, Córdoba (Argentina), volumen 7, número 7: 203-205. García, Pablo S. (1998) “Acerca de la justificación de enunciados normativos en economía”, Epistemología e Historia de la Ciencia, Córdoba (Argentina), volumen 4, número 4: 121-125.