De donde vienen las almas Clase #3 Rabí Itzjak y Rabí Iehuda estaban sentados una cierta noche y estaban ocupados del estudio de la Torá. Dijo Rabí Itzjak a Rabí Iehuda: He aquí que fue enseñado: cuando El Santo, Bendito Sea, creó el mundo, hizo al mundo inferior, físico, según el modelo del mundo supremo, espiritual. Y todo lo que creó fue una cosa en correspondencia con la otra, y para que se encuentre Su honor en lo Alto y en lo bajo. Es decir, Rabí Itzjak destaca el paralelismo entre los mundos superiores y los mundos inferiores. Dijo Rabí Iehudá: así es, ciertamente, y también creó al hombre y lo dispuso sobre todo. Tal como está escrito: «Yo hice la Tierra y al hombre sobre ella creé» (Isaías 45:12): «Yo hice la Tierra», ciertamente, y resulta evidente que no es este hecho lo que el versículo quiere enseñarnos ya que es obvio e innegable que El Eterno creó la Tierra, más el mensaje sugerido es el siguiente: ¿por qué razón hice la Tierra»? Porque «al hombre sobre ella creé», pues él, el hombre, es y a él se debe la existencia del mundo cuando realiza la voluntad de El Eterno, para que todo lo que componen los mundos sea y se mantenga con una única perfección. El concepto de un hombre «creado y dispuesto sobre todo» no viene a enseñarnos que el hombre es el máximo dominador o el más poderoso, sino que de sus acciones dependen los mundos superiores y, por consiguiente, también los inferiores. Por ejemplo, el hombre a través de su plegaria rectificada logra que la abundancia espiritual se genere en los mundos superiores y descienda y otorgue cantidad y calidad de existencia a los mundos inferiores. Abrió Rabí Iehudá su enseñanza y dijo citando un versículo: «Así dijo El Dios, El Eterno, creador de los Cielos y quien los establece, extiende la Tierra y sus descendientes, otorga un alma al Pueblo sobre ella, y un espíritu a quien marcha por ella» (Isaías 42:5). Este versículo ya ha sido explicado, pero de todos modos le daremos una nueva interpretación: «Así dijo El Dios, El Eterno, creador de los Cielos y quien los establece», se refiere al Santo, Bendito Sea, en lo Alto, en lo Alto, en referencia a la Sefira Biná, quien es el «creador de los Cielos», en referencia al aspecto masculino inferior, y además de ser su creador lo rectifica permanentemente, en cada momento. Y esto es lo que está escrito que «extiende la Tierra y sus descendientes». Y se enseña que la Tierra es la Tierra Santa, el atado de la vida, porque las almas provienen de este grado, el Maljut de Bina. Y esto que está escrito: «otorga un alma al Pueblo sobre ella» significa que la Tierra, el grado de Maljut, es la que otorga un alma. Dijo Rabí Itzjak: en realidad todo se refiere a lo Alto, a la Sefira Biná, y también lo que está escrito que «otorga un alma al Pueblo sobre ella» se refiere a la Sefira Biná, pues de allí salen las almas de vida hacia esta Tierra, el Maljut, y esta Tierra las recibe a las almas para darlas a todos los entes inferiores, porque es el río que continúa y fluye, y es el que otorga e introduce las almas a esta Tierra, el Maljut de Maljut. Y ella las recibe y las entrega a todo lo que se encuentra en los mundos inferiores. Todas las almas bajan del mundo de Bina, y todas venimos a buscar una rectificación, su corrección, y volver a ser parte del mundo corregido de Bina. La Tierra Santa es una alusión al recipiente aquí abajo, el cuerpo, el cual, para ser santo debe ser circuncidado para recibir la pureza de arriba, el alma que baja, en un recipiente adecuado. La mujer, debe guardar su pureza en forma escrupulosa por medio de las luces de las leyes de Nida. Maljut de Maljut, la dimensión física, esta presenta también en Bina, Maljut de Bina y es quien otorga las lamas al mundo físico de Maljut de Maljut. Toda alma que baja a este mundo viene de la tierra santa de arriba, es decir Maljut de Bina, y todo cuerpo que la recepciona es la tierra santa de abajo, Maljut d Maljut. Cuando el alma baja de Bina desciende por el Árbol y viene adquiriendo los atributos de cada sefirá.