28. Laura Alejandra Osorio Casimiro Eiger

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Eje: El lugar de las producciones estéticas
Autor/es (apellido y nombres completos): Laura Alejandra Osorio
Procedencia institucional: Pontificia Universidad Javeriana
País. Ciudad: Colombia, Bogotá
Contacto (correo electrónico): laurao2400@hotmail.com
Título: CASIMIRO EIGER: INTERPRETACIÓN DEL PATRIMONIO CON REFERENCIA A
LA HISTORIA.
RESUMEN
Dentro del proceso de reconstrucción de la memoria de los pueblos, es necesario indagar por aquellos
elementos del pasado que se materializan y que en el presente se conciben como patrimonio. Ante este
aspecto, la idea de lo que se es, de lo que se presenta como tradición y de lo que se conoce como
vestigios de antecesores, han sido de especial importancia para replantearse la idea de Nación, de la
memoria colectiva que la acompaña y que debe ser reafirmada a través de estos elementos que aún
perduran como reveladores de la historia.
Frente a esto, la recuperación y conservación de muchos de estos vestigios conducen a pensar en la
idea de valor y significado que se les ha conferido y que los ha llevado a considerarse como
patrimonio, en la medida que son representantes de una historia común que se manifiesta en el
presente y que da cuenta de la importancia de una conciencia de continuidad temporal que se da entre,
presente, pasado y futuro así como identidad y valor del pasado de los pueblos. De esta manera, es
fundamental revivir también la memoria de aquellos que se han preocupado por estas cuestiones y que
han planteado desde diferentes perspectivas la importancia del patrimonio con referencia a la historia,
viendo como esto también puede plantearse dentro de un campo de construcción de conocimiento con
referencia a la historia que nos antecede, reflejada materialmente en algunas “materialidades” que aún
podemos tener entre nosotros. Para esto, se tomó como referencia al desaparecido crítico de arte y
marchand Casimiro Eiger, cuya importancia se ha empezado a revelar con el trabajo de búsqueda de
información dentro de sus archivos personales los cuales han aportado diversos aspectos que sirven
para replantearse elementos que vinculan su pensamiento, su gusto y sus tendencias sobre el valor del
pasado, no sólo históricamente sino también desde una percepción estética que acredita valor a sus
críticas sobre arte y en este caso sobre patrimonio, respondiendo así a la pregunta del por qué es
necesario indagarnos por el estudio de la memoria y de la historia que se construye en esta experiencia
estudiada.
PALABRAS CLAVE
Patrimonio, cultura, memoria
PATRIMONIO, UNA ACEPCIÓN ESTÉTICA
Casimiro Eiger, nace en Varsovia (Polonia), en 1909 y muere en Bogotá (Colombia) en 1987. Tras un
largo recorrido por el mundo artístico colombiano puede considerarse en la actualidad como uno de
los críticos de arte más importantes, de acuerdo a los diversos aportes que tuvo para este campo
cultural en el país. No obstante, Eiger es quizá uno de los personajes de la vida cultural colombiana
más olvidados; son pocas las referencias dentro de la historiografía del arte colombiano que hacen
mención a su trabajo intelectual. Así, es posible pensar que los momentos más representativos y de
interés de la vida de Eiger son: su estadía en Europa contando con los estudios que realizo allí, su
exilio de Francia y su llegada a África y posteriormente a América del Sur, así como su papel de
galerista y crítico del arte en nuestro país. Esta última etapa, que va desde 1946 con su llegada a
Colombia, hasta sus últimos momentos como critico radial y marchand son a los que haremos énfasis
de acuerdo a documentos que hacen mención a su trabajo en esta etapa.
Dentro del rastreo de información, es posible identificar unas líneas claves que dan cuenta de qué
valora el crítico como patrimonio y la forma como éste es valorado. Dentro de estas, es posible
caracterizar la importancia que Eiger le acredita a las representaciones materiales e inmateriales de los
pueblos así como la idea de orden e institucionalización de estos vestigios a través del Museo. Todo
esto enmarcado dentro de un pensamiento que da cuenta del uso y el valor que le da a la recuperación
y conservación de elementos que se han heredado y que físicamente aún, para la época en la que está
trabajando el crítico, se mantienen en vigencia.
Debe tenerse en cuenta que para la época en la que Casimiro se radica y empieza su crítica de arte en
Colombia (aproximadamente 1946 a 1980) el país se ha visto sumido en diversos cambios
significativos en todas las esferas de la sociedad, tanto en lo económico, político y cultural donde la
ambigüedad impera principalmente en la idea de lo moderno y lo tradicional, haciendo del rescate de
lo propio frente a la predominancia de lo extranjero como tensión trascendental en el debate político y
artístico del momento.
Diversidad de pensamientos que indagan por un pasado común que necesita su reinterpretación y
reivindicación son propios de artistas, literatos y políticos de la época y cuyas influencias más
cercanas reafirman la idea de lo tradicional como el sustento de la nación, así como junto con aquellos
que insisten en la necesidad de repensarse desde lo ajeno o lo extranjero, en lo propio y lo ajeno.
Como lo plantea Ballart, posiblemente hoy como ayer, los objetos del pasado mas estimados sean los
objetos artísticos. Sin embargo, nuestra sociedad actual, más abierta, permisiva e igualitaria que la
sociedad de hace un siglo, está redescubriendo la riqueza enorme, la variedad el poder de los
objetos que la historia nos lega, que no son sólo los objetos artísticos y que agrupamos en un gran
saco que oportunamente denominamos patrimonio, porque somos consientes que nos pertenecen a
todos por herencia. (Ballart, 1996, 10)
De esta manera, todo elemento que se constituya como representación material de la memoria
colectiva así como de los valores propios de la nación, sean esta la música, pintura, escultura,
arquitectura, entre otras, son de especial relevancia para Eiger y por tanto deben ser tenidos en cuenta
para, como él lo ha dicho “la formación del alma nacional” (Ibid: 2). En la siguiente cita podría verse
reflejada esta importancia de mantener vivas las formas de expresión de la nación:
“la música es uno de los lazos más poderosos que unen a los hombres para lo que llamamos
civilización… un pueblo sin canto, es un pueblo mudo y no hay signo más certero de la
infelicidad y del desconsuelo de una nación…podríamos pues afirmar que no existe la
civilización de un pueblo sin un invento armónico, ni su cultura sin el cimiento de la nación”
(Eiger, 1949: 3254)
Por otro lado, su interés por aquellas formas de circulación que propician el aprendizaje del arte y la
cultura, así como el rescate institucional del los vestigios del pasado, sea esto en el Museo, son
fundamentales para Eiger en tanto rescata, conserva y resalta los elementos principales de la sociedad
colombiana. Es por esto que en la medida que se hace una revisión sobre sus documentos personales
es posible ver una tendencia en él, hacia la idea de una institución no sólo artística, sino también
histórica y científica que contenga elementos que sean propicios para que la sociedad se vea reflejada
en ellos y pueda identificarse y sentirlos propios de su pasado.
“Además del evidente interés histórico y sentimental que posee el museo, queremos llamar la
atención al público sobre los méritos estéticos de varios de los objetos incluidos en sus
colecciones, como lo son en primer lugar varios de los retratos de la época de la colonia y de
las luchas por la independencia, así como de los muebles, dibujos, grabados y objetos de uso
variado que además de su valor de sus recuerdos ofrece la oportunidad de admirar un estilo
perfecto y una bella ejecución” (Eiger, 1949:3253)
“El Museo del Oro de Bogotá, de propiedad del Banco de la República, recela en sus bóvedas
una de las colecciones más grandes de lo que el hombre americano, anterior a la conquista
haya realizado en materia de trabajo de orfebrería. Su fama es extensa, su valor científico de
primer orden” (Eiger, 1951: 3325)
“El Callejón” y la Galería de arte moderno, son la experiencia directa que se presenta en Eiger sobre
este interés de hacer material lo que ocurre en el país con respecto al arte moderno y es en estas
galerías donde la diversidad de artistas y movimientos culturales para la época que va de 1950 a 1980,
tienen acogida y representación. Pero lo moderno no es lo único que se presenta en estas, como nos lo
deja ver Eiger con su artículo sobre El Arte Intemporal de Tumaco donde a través de una exposición
de algunas obras sobre la cultura prehispánica en Tumaco se hace clara la idea de un pasado que se
sustenta no sólo en el hecho del rescate de la historia de una cultura, sino también de la importancia
estética que como comenta el crítico tienen estas obras de arte:
“Y tan cierto es eso que nuestra época – apartándose en ello del concepto rigurosamente
científico que prevalecía en el siglo pasado – les otorgó un lugar predominante en los Museos,
adscribiéndoles, desde luego un valor estético y una facultad de conmovernos artísticamente y
no sólo la de revelarnos algo acerca de unas tribus desconocidas, pero que por su perfección
técnica, su facultad estilizadora, su expresión a la vez ausente y penetrante y su belleza formal
se convierten para nosotros en manifestaciones de alto poder creador y – queriéndolo o no los
señores arqueólogos – hacen impacto en nuestra sensibilidad” (Revista Semana Agosto 7
,1961).
Así, es entendible el por qué del interés de Eiger sobre una cultura nacional que rescate sus elementos
tradicionales y empiece a organizar institucionalmente aquellos elementos u objetos del pasado en
Museos, como se ven en sus archivos de prensa sobre el Museo de Bogotá Antigua, el Museo
arqueológico y etnológico entre otros.
“Interés de increíble valor tiene para la educación del pueblo este lugar de estudio, de
conocimiento, de comparación y recreo – Una comparación tangible entre la arcaica Bogotá
del siglo pasado la moderna urbe que palpamos hoy. El mayor medio que debe
enorgullecernos, es el que las gentes que llamamos del pueblo entre con un sentimiento de
cultura y anhelo por admirar y ver en forma gráfica los adelantos que nos han proporcionado
la edad de progreso en que nos ha tocado hacer a muchos”. (Raffan, 1946)
De esta forma, el Museo también se presenta como un espacio propicio que propicia herramientas
metodológicas de enseñanza para el pueblo ya que incentiva el interés de acceder a culturas,
pensamientos y representaciones de un pasado a través de la circulación de las diferentes formas de
expresión cultural, histórica y artística hacia un pueblo que necesita reafirmarse basándose en una
conciencia de pasado. Como se comenta en algunas notas sobre el Museo del oro:
“De ahí que tanta importancia adquieran para nosotros las producciones de las culturas
primitivas las cuales no son meras proyecciones del pasado sino, o por lo menos, esperamos
que lo sean, llaves de nuestro propio ser” (Eiger, 1951:3325)
Hay que dejar en claro que estos elementos también son constituidos por obras de arte de toda índole,
no sólo objetos de culturas prehispánicas sino también obras como pinturas, esculturas, fotografías
entre otras que para el presente de Eiger daban cuenta del pasado desde la historia así como desde la
estética de estas.
Por tanto, la crítica de arte de Eiger se vincula con estas nociones de rescate de elementos que hacen
perdurar el pasado de los pueblos, como ocurre en el caso del pintor ecuatoriano José Enrique
Guerrero para el cual Casimiro comenta que en su obra se evidencia el reflejo de una sociedad
ecuatoriana que redime sus monumentos arquitectónicos a diferencia de lo visto en la pintura
colombiana que escapa de esto y no lo hace evidente
“Pero hasta en las iglesias de pueblecitos chiquitos y aparentemente apartados de la
civilización, se hallan monumentos de gran arte pictórico, testimonio de la creación de los
siglos pasados y del esfuerzo de una raza por ser envuelta y casi encerrada por la
naturaleza... Luz de Bogotá, el trafico de Bogotá, lo inconmensurable de su arquitectura
moderna necesita otros medios para expresarse, los que – entre nosotros – no logró hasta
ahora ningún pintor colombiano.” (Eiger, sin fecha)
Pero para el cual, sugiere uno de los artículos encontrados dentro de su colección personal de
documentos, es también evidente la reinterpretación por parte de artistas, en este caso colombianos,
sobre aquellos elementos tradicionales y de culturas originarias en su obra:
“¿hay una lección para nuestros artistas de hoy en estas obras del museo de oro? En cierta
forma la hay. La capacidad de esquematización del pre-hispano guarda una fecunda
enseñanza para aquellos. Si observamos hacia el arte moderno, vemos que su signo más
persistente es el de una readaptación, una re-modelación de las formas sobre el prototipo del
esquema geométrico; lo que supone de hecho, la reabsorción de la plástica de los pueblos
primitivos” (Eiger, 1951:3324)
En este orden , ante la idea de uso de los elementos o vestigios del pasado como representaciones de
procesos de consolidación de culturas e historias colectivas así como su valor y significado, es posible
plantearse el hecho de que su recuperación y conservación actuarían entonces como mediadores entre
la tensión existente entre tradición y modernidad en la medida que permiten vislumbrar el hecho de
que el presente y planes futuros deben considerar el pasado para realizarse evitando así su eliminación
completa o parcial, ya que sin este no existiría memoria y formación de nación imaginada. Asimismo,
es fundamental dar cuenta del valor histórico que presentan los aportes y comentarios de Eiger sobre
el uso y el valor del patrimonio, los cuales han sido desconocidos hasta el momento y deberían ser
puestos en consideración por parte de la historiografía del arte colombiana. Lo anterior espera
también irse desarrollando en torno a algunas miradas conceptuales con referencia a la cultura y de
esta forma se pretende poner en consideración las diversas críticas y aportes que se tejen en torno al
manejo y función del patrimonio, para finalmente en esta parte del documento, más allá de hacer un
gran análisis teórico o metodológico, propendemos por una reflexión en torno a lo que significa o
puede significar hablar hoy de patrimonio y cómo entenderlo o cotejarlo con la propuesta estética y
por qué no política que hace Casimiro Eiger a principios siglo XX.
REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS
Ballart (1996) El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Editorial Ariel, Barcelona
Eiger C (1950). Archivo personal. Documento MSS775-3300. Caja 14. Fondo Audiciones 25/VII/50
Eiger C (1949). Archivo personal Documento MSS775-3288. Caja 14. Fondo Audiciones 9/VIII/49
Eiger C (1949). Archivo personal. Sin título Documento MSS775-3254. Caja 14. Fondo Audiciones
3/II/49
Eiger C (1949). Archivo personal. “Sobre el Museo Nacional y sus exposiciones” Documento
MSS775-3253. Caja 14. Fondo Audiciones 31/I/49.
Eiger C (1951). Archivo personal. “Museo del Oro (debate). Documento MSS775-3325. Caja 14.
Fondo de audiciones (1951). 23/II/51. Pp1
Raffan “El Museo de Bogotá Antigua, un acontecimiento cultural” La razón. Miércoles 14 de Agosto
de 1946
Eiger C (1951). Archivo personal “Museo del Oro (debate)” Documento MSS775-3325. Caja 14.
Fondo de audiciones 23/II/51. Pp1
Eiger (s.f.) JOSÉ ENRIQUE GUERRERO, Pintor. Diario La razón
Eiger C (1951). Archivo personal “Notas sobre el Museo del oro” Documento MSS775-3324.Fondo
audiciones S.F. –La firma del autor no es clara-.
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