Conviene segar lo mas cerca posible de la tierra, pero sin ofender el cuello de las raizes ni la capa de césped que cubre el terren o , usando á este fin la guadaña con preferencia á la h o z , y p r o curando tener la tierra igual y limpia de piedras. E n cuanto á las vezes que haya de verificarse la siega, solo diré que á proporción de la mayor ó menor fecundidad del suelo, y a sea natural ó a d quirida por el cultivo, asi será la pujanza y lozanía de las yerbas, y por consiguiente según esta misma relación se ha de segar al año u n a , dos ó mas vezes. Las cualidades que dan á conocer el buen heno s o n : un color bastante v e r d e , el buen olor y la desecación proporcionada. Siendo la sequedad escesiva se despoja á las plantas de una parte de su. mucilago, y estando m u y húmedas padecen en el henil una grande fermentación. La esperiencia indicará siempre en cada localidad el, medio justo que haya de guardarse, siendo imposible dar reglas generales: baste decir que después de segada la yerba se esparce estendiéndola en líneas para que el aire y el sol la oreen y sequen, dándole ademas una ó dos vueltas cada dia según lo seco y cálido d é l a estación; que al caer de la tarde debe recojerse en pequeños montones y esparcirla á la mañana cuando esté disipado el rocío á fin de evitar la acción de este, que alteraría su color y demás cualidades ; que por último hallándonos obligados á hacer la cosecha en tiempo llovioso y húmedo, para que el agua no prive al heno de sus jugos é impedir la fermentación es conducente reunido en montones y removerlo y airearlo en los intervalos de b o n a n z a , y aun d u r a n te las lluvias si continuasen sin interrupción por largo tiempo. El perfume ú olor aromático del heno pende principalmente de la s e quedad favorable de la temporada en que se verificó la recolección. Varios agricultores estrangeros tienen observado que la mezcla de la grama de olor ( Anthoxanthum odoratum ) con la paja ó heno les comunica un olor m u y apreciado del g a n a d o : ignoro si entre nosotros se han hecho esperiencias de esta clase. E l modo de conservar el heno difiere con respecto á la costumbre de cada pais, y á las circunstancias que cercan á los cultivadores: ó lo guardan en heniles ó herberos construidos de fábrica, ó en cobertizos y tinglados, ó en hacinas y balagueros espuestos á t o d o viento. E l primer método es defectuoso porque impide 1a exhalación de los gases y vapores húmedos que desprende el h e n o , alterándose en consecuencia su buen olor y perfume. Dejemos á un lado los gastos de construcción de tales heniles, y el daño que en ellos ocasionan las ratas, ratones & c . ; mas si por razón de la mayor seguridad quiere el cultivador colocar su yerba bajo techado, le es mejor y mas económico construir cobertizos ó tinglados, poniendo tablas de una pilastra