Análisis Crítico Del Capitalismo Transnacional José G. Vargas-Hernández1 1. Surgimiento del capitalismo El término capitalismo conlleva una vieja trayectoria de explotación humana, y durante mucho tiempo, en general, ha sido omitido en los discursos, aunque se aceptara la existencia de un sistema que de hecho esta vigente con importantes variantes. Weber (1978) define el espíritu del capitalismo como el conjunto de elementos éticos que inspiran a los empresarios en sus acciones a favor de la acumulación del capital. Así, el capitalismo establece una nueva relación moral de las personas con su trabajo. La Reforma representó una ruptura confusa de las clases dominantes de su época con el pasado feudal que de acuerdo a Weber sentó las bases ideológicas para el desarrollo del capitalismo entre la burguesía emergente, los grandes terratenientes y la monarquía que mantenían bajo control la amenaza representada por los campesinos pobres, las principales víctimas de las transformaciones sociales. Ni el movimiento del feudalismo absolutista al constitucionalista, Estados-nación burocráticos, ni las maquinaciones que ven la ascendencia del mercantilismo británico, pueden ser considerados como sistemas anárquicos. Los Estados son miembros del sistema internacional, en donde a diferencia de las sociedades nacionales, el poder político, social y moralmente, está en la soberanía de los Estados y no en sus sociedades. En el sistema internacional se involucran varias entidades en interacciones estratégicas que afectan sus conductas. La propuesta Waltziana de que la estructura anárquica del sistema internacional condiciona a los Estados para responder a las acumulaciones de poder con la formación de coaliciones balanceadoras, es criticada por la falta de especificidad de predicción rinde apoyo al neorrealismo estructural y lo conduce a un programa degenerativo (Vásquez, 2003). La multiplicidad y el antagonismo de las naciones son los dos factores de la sociedad internacional (Morgenthau, (1967: 166). Los conflictos de intereses son inherentes a la sociedad internacional, al igual que en cada sociedad, que son más difíciles de controlar que los internos. En el siglo XX, las ciencias sociales hacen suyos los problemas de transformación y contradicciones societales de los sistemas económicos que se 1 Profesor Investigador miembro del Sistema Nacional de Investigadores - Departamento de Mercadotecnia y Negocios Internacionales - Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas U de G. introyectan en la modernidad como formas de organización socioeconómica y culturales. El surgimiento del capitalismo concurrente con el fenómeno de la modernidad separa lo político de lo económico. Desde este punto de vista alternativo, la modernización fue el venero ideológico del capitalismo occidental cuyas incursiones en el resto del mundo lo mantuvo en un permanente retraso. Los fenómenos de globalización económica han tenido un proceso evolutivo que dura varios siglos y han existido inherentes a los procesos de internacionalización económica que a su vez son el resultado de procesos de acumulación de capital. Las dos olas expansivas del capitalismo inherente al imperialismo, tuvieron lugar después de la conquista de América y con la revolución industrial (Amin, 2001). En esta primera fase se desarrolla el sistema mercantilista y se oponen las fuerzas de liberación que desafían la lógica de la producción. El capitalismo que proclama la libertad superó las injustas relaciones económicas del régimen feudal pero se convirtió en la justificación para el saqueo de los recursos de los pueblos menos desarrollados durante la colonia en beneficio de las metrópolis. La herencia colonial ha marcado las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales de los pueblos colonizados. Cohen (2006:22) apunta a las fallas del capitalismo señalando que lo que llama la atención es su pobre capacidad para difundir el progreso técnico más que su propensidad a imponer el progreso en todos lados. El capitalismo ha sido bueno para construir presas, pero no ha sido proficiente en enseñar a otros como construir presas. . De acuerdo con el supuesto común de que la globalización siempre ha estado, desde la difusión temprana de la agricultura. .Estas innovaciones que se difundieron en los períodos tempranos de la globalización, tales como la agricultura y el alfabeto, viene de las gentes que deben ser llamadas los ancestros de los pobres . Por lo tanto, las difusiones de las innovaciones han fallado pagar los dividendos a sus descendientes en la globalización actual. Esta diferencia significativa entre la globalización del presente y la globalización del pasado es una de las anomalías que se explican con el capitalismo. Se enfatiza al Siglo XVII como el período de transición a la era moderna. El surgimiento del capitalismo a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX se debe al uso de nuevas tecnologías como la máquina de vapor y de nuevos medios de transporte como el ferrocarril, los cuales aceleran la producción y los intercambios de la economía y generan el enriquecimiento de quienes se benefician de estos avances técnicos. Reus Smit (1999) usa la noción de propósito moral para probar en detalle las diferencias entre las ciudades-Estado, monarquías absolutistas y Estados-nación y sustenta que las prácticas capitalistas multilaterales del Siglo XIX son diferentes a las de dos siglos antes. El feudalismo monárquico europeo del siglo XVIII es resistido y aniquilado por las formas de producción capitalistas y los movimientos ilustrados del Siglo XIX que se convierten al paso del tiempo hasta llegar a nuestros días en un sistema crecientemente opresivo del capitalismo legitimado por el liberalismo económico que justifica mecanismos que despojan los trabajadores de sus medios de producción y a cuyos nuevos dueños entregan sus energías materiales e intelectuales a cambio de un salario siempre inferior al valor real de la mercancía generada. Sin embargo, el desarrollo del capitalismo como sistema económico ha degradado el desarrollo social. El desarrollo de Inglaterra se sustentó en las tesis de la economía política clásica elaborada por los ingleses Adam Smith, Thomas R. Malthus, David Ricardo y el francés Jean Baptiste Say basada el ahorro, el trabajo y el libre comercio. Pero la aplicación de estas tesis son contradictorias e incompatibles con “el empleo sistemático del poder político, militar y económico del país en una praxis de colonialismo, proteccionismo y explotación de los pueblos bárbaros” (Dietererich, 2002). Friedrich List, formador del capitalismo del Estado Alemán a finales del siglo XVIII y principios del XIX, critica esta doble moral inglesa, la cual se sintetiza en el análisis de Dietererich (2002) porque desde “la constitución del moderno estado inglés en la dictadura desarrollista de Oliver Cromwell tal como se había manifestado en el Acta de Navegación (1651) y el monopolio de la East India Company hasta los días del encantador Tony Blair, la única política real de crecimiento económico ha sido el capitalismo proteccionista de Estado”. 2- Expansión y crisis del imperialismo capitalista La segunda fase de la expansión del imperialismo capitalista se inicia con la revolución industrial, la cual profundiza la polarización que ha aumentado la desigualdad y provoca confrontaciones entre los poderes imperialistas, surgen las revoluciones socialistas en la periferia y las revoluciones de liberación nacional. El marxismo es un acercamiento dialéctico al desarrollo de la humanidad y un enfoque desde el materialismo histórico para señalar la lucha de clases que evoluciona del desarrollo capitalista a una sociedad socialista integrada por un sistema de producción, distribución y consumo formado por individuos iguales en un Estado democrático. El concepto de clase proviene de la tradición europea heredera del pensamiento marxista y tiene su fundamento en la división social del trabajo como consecuencia de la posición que ocupan los individuos respecto a los medios de producción. El concepto de clase social elaborado por Marx en 1867 es un concepto inacabado. Marx utiliza como acepciones del concepto de clase social, para describir en forma abstracta, filosófica, el modelo de producción y en una aproximación sociológica afirma que no hay clases mientras no exista la organización política de la clase (Marx, 1971). El término clase ha sido sustituido por la tradición norteamericana de la estratificación social elaborado desde la corriente funcionalista. La ideología se refleja en los conceptos clave como propósito social, autoridad moral, enajenación, etc. La lógica capitalista es la ideología dominante en occidente desde la Revolución Industrial y se impulsó fuertemente en el siglo XIX, basada en la acumulación del capital mediante la obtención del máximo beneficio. El período comprendido entre 1860 y 1900 es con frecuencia denominada como la Segunda Revolución Industrial debido al gran número de tecnologías inventadas durante ese tiempo. Los no beneficiarios forman una clase social nueva que requieren de una ideología socialista para oponerse al capitalismo la cual tiene su máximo desarrollo en los siglos XIX y XX. El concepto de clase social planteado inacabadamente por Marx en 1867, se basa en la producción y división social del trabajo como una consecuencia de la posición que ocupan los individuos respecto de los medios de producción. La crisis de 1929, la mayor que el sistema capitalista ha enfrentado es atribuida al liberalismo por su confianza en la capacidad de los mecanismos de mercado para superar las crisis económicas y la asistencia pasiva de los gobiernos los gobiernos. Las reacciones a la crisis condenan a la confianza en el "libre juego del mercado". Keynes retó al capitalismo ser la mejor política para los capitalistas cuando dijo que el pleno empleo es necesario para que el capitalismo crezca y puede lograrse solamente si los gobiernos y los bancos centrales intervienen para incrementar el empleo. La política de bienestar socialdemócrata centra la responsabilidad en el Estado para desmercantilizar la provisión de los beneficios sociales sobre la base de principios de universalidad. Igualdad y cobertura global. Este modelo de bienestar es incompatible con el apremiante avance del capitalismo desregulado, ante cuyas presiones de adaptación, la orientación del bienestar social de la socialdemocracia activamente han redireccionado la aplicación de recursos y servicios a las familias jóvenes. El capitalismo competitivo se transforma en capitalismo monopólico durante los procesos de descolonización ocurridas en el siglo XIX para fortalecer la expansión global después de la Segunda Guerra Mundial mediante procesos de acumulación y reproducción de capitales. Durante los procesos de descolonización, la denominación de países del Tercer Mundo fue asumida por los “países no alineados” con los dos grandes bloques hegemónicos, el socialismo y el capitalismo, por lo que América Latina no estaba incluida (Dolors). Los movimientos de liberación nacional después de la Segunda Guerra Mundial terminan con un sistema de colonialismo. Sin embargo, al herencia colonia marcó las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales de los pueblos colonizados. Estos movimientos unieron a comunidades étnicas y religiosas en contra del capitalismo como un enemigo común. Cuando los movimientos populares nacionales son fuertes, estos trascienden en un internacionalismo solidario. 3. Neoliberalismo como ideología de impulso del capitalismo El neoliberalismo se impuso como la mejor alternativa al agotamiento del periodo de mayor crecimiento expansivo de la economía mundial después de la Segunda Guerra Mundial, entre 1940 y 1970, considerado como la "era de oro del capitalismo" con un crecimiento económico global alto caracterizado por la expansión industrial de países de la periferia capitalista y con el fortalecimiento de las economías de los países socialistas. El orden económico de la posguerra se manifiesta en una forma particularmente multilateral de organizaciones formales reflejadas y reforzadas por el predominio de Estados Unidos. Los procesos de globalización se intensificaron después de la Segunda Guerra Mundial con la creación de instituciones globales como expresiones de las transformaciones que sufren los sistemas productivos y de información y comunicación. La OMC es sucesora del GATT que junto con otras instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial emergieron después de la Segunda Guerra Mundial buscando establecer un nuevo orden mundial en tiempos de transición turbulenta mundial mediante la imposición unilateral del capitalismo. Los países más desarrollados promovieron estas organizaciones internacionales para garantizar sus intereses económicos hegemónicos basados en el libre comercio de un devorador mercantilismo que promueven bajo los procesos de globalización con vocación imperialista capaz de concederse subsidios y tarifas que benefician solo a los más poderosos contra los desposeídos y que dan lugar a un nacionalismo del mundo desarrollado. El término “villa global” fue acuñado en 1960. El modelo de globalización neoliberal que intenta construir una aldea global con ciudadanos del mundo, se contradice cuando pregona la apertura de las fronteras y en la realidad se refuerzan fortaleciendo el papel esencial que desempeñan los Estados nacionales. Otras interpretaciones históricas (Reich, 1998) sobre el desarrollo de los procesos de globalización lo fechan al final, más que a la mitad, de la década de los setenta y los inicios de los ochenta, y señalan los eventos concurrentes tales como el impacto acumulado de la segunda crisis petrolera, una declinación sustancial en el producto interno bruto, el aumento en las tasas de inflación, el episodio traumático de los rehenes en la embajada de Estados Unidos en Irán, el ascenso al poder de Thatcher en Inglaterra, de Reagan en Estados Unidos y Kohl en Alemania. Partir de la década de los ochenta, el surgimiento de la derecha conservadora llega al poder con Thatcher en Inglaterra, con Reagan y el Partido Republicano en Estados Unidos, para luego asaltar totalmente el poder con Bush y los Halcones con sus políticas reaccionarias impuestas unilateralmente para desmantelar al Estado benefactor que puede conducir al desastre social y que pone en juego no solamente el orden mundial sino la misma supervivencia del sistema capitalista. El neoliberalismo como modelo hegemónico del capitalismo a escala global fue asumido e impulsado por Thatcher en Inglaterra y Reagan en Estados Unidos con el apoyo de las instituciones financieras internacionales, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, quienes promueven políticas de liberalización económica y financiera, desregulación, privatización, apertura de las economías al mercado mundial, precarización de las relaciones de trabajo y retracción de la presencia del Estado en la economía. Las manifestaciones de este avance del capitalismo emergente se enmarcan en la paradoja consistente en que mientras se centra en función de los mecanismos autorreguladores del mercado, por otro lado desencadena reacciones en contrario para contrarrestar y compensar los efectos de los mecanismos perversos del mercado. Los procesos de destrucción creativa del capitalismo, según Schumpeter, explican con más acierto el desarrollo del capitalismo internacional en su fase superior, la globalización, que la interpretación neoliberal de Hayek de que “el empresario, bajo su responsabilidad, decide qué produce, qué servicios ofrece y cómo lo hace; en la actividad empresarial, es totalmente libre. El consumidor, por su parte, es libre de elegir, de acuerdo con su renta, entre los valores y servicios que le ofrece el empresario” (Estefanía, 2002). El sistema socialista no estaba preparado para competir con los procesos de destrucción creativa del capitalismo financiero global que promete la prosperidad para todos. Las crisis financieras son un signo más de que el sistema capitalista está en constante transformación y destrucción creativa, como por ejemplo el caso de la crisis del petróleo de la década de los setentas y las crisis de la globalización en los noventas, en donde no importa a quienes se perjudique mientras que los grandes capitales se beneficien. La ideología del neoliberalismo fue empujada por todo el globo condenando toda acción pública que provenga del Estado-nación, transfiriendo la propiedad de los bienes públicos a los privados y empleando las intervenciones militares para la defensa de sus intereses. La elite económico-política y sus agentes realizan campañas para legitimar la ideología neoliberal del capitalismo transnacional que promueve el libre mercado. Se puede caracterizar el capitalismo contemporáneo como un amalgamiento de significados sociales basados en el concepto del dinero valuados en las tasas de intercambio más que el oro y la legitimidad del salario laboral más que la servidumbre. 4. La globalización, fase superior del imperialismo capitalista La globalización representa la fase más avanzada del desarrollo capitalista del cual se benefician las elites económicas mediante los procesos de integración global sustentados en el neoliberalismo como una doctrina de ideología económica y política. El concepto de globalización es ambiguo y sólo trata de expresar las evidencias empíricas. El concepto de globalización comenzó a emplearse con fines académicos a mediados de los años ochenta. En todo caso este concepto de globalización debe revisarse desde sus fundamentos, los contenidos y como procesos que caracterizan al desarrollo del capitalismo mundial y sociedades contemporáneas (Aguirre Rojas, 2000) La evolución del capitalismo transnacional, o neocapitalismo, ha resultado en la globalización económica, la cual en los términos de Márquez Ayala (2001), se sustenta en cuatro pilares: el ideológico que exalta el mercado, la marca es el neoliberalismo, la base teórica es el monetarismo y su slogan es “la esperanza del acceso colectivo a la aldea global de la prosperidad y el bienestar”. Para algunos analistas (Pudelko, 2006), la globalización es considerada como un mito o un eufemismo por los procesos de desregulación orientados por la supremacía del capitalismo anglo-americano y por una economización de áreas bajo la presión de la competitividad y el libre mercado. El desarrollo en la globalización ha sido en general capitalocéntrica porque sitúa al capitalismo “en el centro de las narrativas de desarrollo, tendiendo en consecuencia, a devaluar o marginar cualquier posibilidad de desarrollo no capitalista". “... la naturalidad de la identidad capitalista como plantilla de toda identidad económica puede ser puesta en cuestión" (Graham y Gibson 1996:146) por diversas opciones de desarrollo económico propias del mismo posdesarrollo que valoran los modelos locales no necesariamente complementarios, ni opuestos ni subordinados al capitalismo. El capitalismo transnacional construye un sistema de instituciones que se sobreponen a las estructuras del Estado-nación, exceden sus funciones, facilitan las redes de integración supranacional entre los grupos que pertenecen a un mismo estrato, reconfiguran las fuerzas sociales globales en grupos dominantes y grupos dominados profundizando la división global entre los que se benefician de los procesos de globalización y los que no. La teoría de la estratificación social analiza los estilos de vida conforme al consumo de las personas, ya sea influida por una ideología conservadora o radical, que pueden ser explicadas desde una sociología conservadora o radical Sin embargo, la globalización de las actividades económicas es "promovida por los gobiernos, los sectores empresariales y otros grupos. Hace cambiar la vida cotidiana y crea nuevos sistemas y fuerzas trasnacionales, transforma las instituciones de las sociedades en que vivimos y tiene que ver con el surgimiento del individualismo" (Centro Tepoztlán AC, 1999) El surgimiento de este individualismo es debido en parte, a que la competencia se extiende a los mismos individuos y es preocupante porque puede determinar el nivel latente de autoritarismo existente en el capitalismo. El autoritarismo es una de las variables psicológicas del Siglo XX más estudiadas y desarrollado como concepto por Adorno et al. (1950) con la fusión de la teoría psicoanalítica y la teoría crítica de la escuela de Frankfurt con la tecnología de investigación de encuestas, Stenner (2006; 329) clama que el autoritarismo es una entidad fija de la personalidad innata, fundamentalmente y relativamente una predisposición inmutable ala intolerancia o diferencia. Stenner ha reconceptualizado el autoritarismo como un proceso dinámico en la cual una predisposición autoritaria innata, el deseo por uno mismo o por semejanza, usualmente definido como varianza en la opinión pública o pérdida de confidencia en líderes. Los efectos interactivos esperados de la interacción autoritaria y amenaza normativa, intolerancia de diferencia o diversidad, tanto del conservadurismo intolerante del cambio o del capitalismo libertario del laissez faire. Estas distinciones ayudan a entender a los moralistas tradicionales autoritarios contra los dueños de la riqueza laissez faire contra los tradicionalistas. El alineamiento autoritarismo – conservadurismo se daría si cambiaran juntos, lo que sería atractivo para los autoritarios pero no para los conservadores, o si se ofreciera la diversidad con el apoyo de los conservadores pero no de los autoritarios. El análisis de Stener (2006) sobre el autoritarismo es el resultado de una interacción de predisposición autoritaria y amenaza que lleva a una importante conclusión sustantiva: Los libertarios bajo condiciones de amenaza normativa no evitan la intolerancia. La idea de que el autoritarismo es una disposición latente solamente despliega sus efectos característicos cuando son involucrados por la amenaza. Fromm (1941) argumentó que la amenaza y realidad del caos económico llevó a los germanos a escapar de la libertad en al autoritarismo. Este individualismo competitivo forma el cimiento de la crisis del sistema económico globalizador. La competencia como un mecanismos de motivación es impulsada por los Estados imperiales rivales y en general por el mismo sistema imperial. Al decir de Petras (2001c) la competencia “en términos capitalistas está mediatizada, influenciada y dirigida por los Estados”. Así a la consecución de una racionalidad y eficiencia del mercado se asocian los valores de la cultura democrática basada en la competencia, bajo el razonamiento de que la democracia liberal y el capitalismo se explican por razones económicas y por la lucha por el reconocimiento. Latham (1997) critica el papel de las prácticas y los valores liberales en la construcción del orden global, conectando la ideología capitalista, la economía liberal y el militarismo como componentes inseparables del poder de Estados Unidos. La economía liberal del mercado se caracteriza por bajos niveles de coordinación entre las firmas competitivas, sistemas de negociación colectiva descentralizada y Estados de bienestar liberal con relativamente medios probados programas y servicios de transferencia pública junto con la confianza en la seguridad social privada. La relación entre el mercado y la democracia es una relación tortuosa mientras que los principios de la economía política en que se fundamenta el capitalismo transnacional contradicen los principios de la teoría democrática cuando se privilegian ciertos derechos sobre otros. Esta teoría democrática liberal tiene como fundamentos los principios de libertad e igualdad de los individuos, en donde éstos adquieren mayor relevancia que las comunidades y sus identidades políticas. Así, la democracia se ha convertido en la herramienta más perfecta para mantener el poder hegemónico del capitalismo globalizador. En torno a este principio de la democracia liberal se da un debate entre posiciones liberales multiculturalistas, democráticos socialistas y los comunistas. Las democracias liberales más avanzadas se convirtieron en democracias sociales. Las democracias capitalistas contemporáneas bifurcan el mercado social y las economías liberales del mercado. Las economías sociales del mercado son caracterizadas por altos niveles de cooperación entre las firmas privadas a fin de conseguir bienes colectivos, por ejemplo en la formación de destrezas y habilidades, administración y finanzas laborales estables, relaciones productor-financiero, investigación y desarrollo, y transferencia de tecnología. También se caracterizan por los altos niveles de concentración o coordinación de negociación del sueldo colectivo, entre el trabajo densamente organizado y centralizado y las asociaciones de empleados o sindicatos. Las economías del mercado social son notablemente más igualitarias en términos de la distribución de salarios y el ingreso disponible final. La negociación colectiva relativamente centralizada junto con la cobertura extensiva de la fuerza de trabajo por los acuerdos colectivos, comprime los salarios generalmente y mitiga las crecientes presiones del mercado por una dispersión más amplia del salario. Los Estados de Bienestar grandes y generosos ya sean centrados universalmente o por ocupación logran una igualdad significativa en el ingreso final disponible. Por lo tanto, las tendencias casi universales hacia una mayor desigualdad en los ingresos familiares son mutadas en las economías de mercado social por sus Estados de Bienestar. Sobre la base de una extensiva revisión a la teoría y a la investigación sobre las presiones en los sistemas de negociación colectiva centralizada y los grandes Estados de Bienestar redistributivos, de las economías del mercado social (Pontusson, 2006) encuentra pocas evidencias del retiro del Estado de Bienestar o de una declinación significativa en la redistribución del Estado de Bienestar. La industrialización y la globalización presionan en las instituciones de negociación y en las políticas sociales. No Encuentra evidencias que sugieran que la negociación corporativista social y las instituciones complementarias se hayan movido hacia un sistema altamente descentralizado de las economías del mercado liberal, Las economías del mercado social nórdico tienen movimientos sindicales relativamente fuertes y Estados de bienestar universales combinan generosas transferencias con servicios sociales públicamente proveídos para las familias, los ancianos y los desempleados. A pesar de que son altos los productos internos brutos, los Estados de bienestar con economías de mercado social continentales son cooperativistas conservadores o dominados por generosos programas de transferencias de los ingresos basados en las ocupaciones. Soros (2002) argumenta que “Al afirmar que el interés público se beneficia al permitir que las personas persigan sus intereses personales, los fundamentalistas del mercado han borrado la distinción. Los que se adhieren a esta ideología de conveniencia no tienen escrúpulos para torcer las reglas en beneficio propio. El resultado no es la competencia perfecta sino un capitalismo tramposo, en el que los ricos y poderosos se sienten justificados en disfrutar de su posición de privilegio.” En los ochenta y noventa se usa ya el término “economía informal” cuya expansión tiene relación con las condiciones estructurales del capitalismo transnacional que dan por resultado un aumento en la marginalidad y pobreza en el ámbito global. El tamaño del sector informal es un buen indicador de la calidad de las instituciones externas, teniendo en consideración que los costos de estructurar interrelaciones mediante las instituciones externas tienen relación con la proporción de las interacciones que aseguran el diseño de las instituciones internas. Mucho antes de que el término globalización, propuesto en 1983 por Theodore Levitt para designar una convergencia de los mercados del mundo, y para referirnos a un objeto que es evasivo e inmanejable, fuera una palabra de moda para significar las conexiones económicas, el mundo ya estuviera interrelacionado económica y políticamente. El término globalización adquirió a mediados del decenio de 1990 un eco mediático en el magma del nuevo orden internacional aireado en 1991 que permitió arrinconar la imagen negativa que arrastra el capitalismo. La globalización económica es la globalización del capital que confronta la autoridad de los Estados nación mediante la creación de un mercado global, supranacional, sin fronteras. La globalización contemporánea del capital es la transformación del capitalismo centrado en los Estados nacionales en un nuevo capitalismo supranacional, en el cual, los mercados de capital, más que los Estadosnación son el elemento constitutivo de la gobernabilidad tanto en el ámbito nacional como a escala global. El nuevo orden mundial que emerge, el Estado no desaparece sino que se está desagregando en partes distintas, separadas, de acuerdo a su funcionalidad. Un nuevo status de los Estados-nación surge que los estratifica en la unipolaridad política mundial. El Estado queda así en cautiverio, atrapado en la red de los intereses de los grupos nacionales dominantes que buscan la transnacionalización de la acumulación de sus capitales, mediante la penetración de las estructuras del poder del capitalismo global. El surgimiento en los países menos desarrollados de una nueva clase capitalista transnacional conectada a los circuitos financieros internacionales, que bajo un proyecto hegemónico neoliberal, se han convertido en la nueva elite económica que ha logrado el ascenso al poder político y que promueve los intereses del capitalismo imperialista. La elite económico-política y sus agentes realizan campañas para legitimar la ideología neoliberal del capitalismo transnacional que promueve el libre mercado. La retórica en torno a la consolidación de la guerra fría dividió al mundo de acuerdo al grado de desarrollo de sus economías, en aquellas altamente desarrolladas que conformaban el primer mundo, las que se aglutinaban en torno al socialismo real no integradas a la economía mundial que formaban el segundo mundo, y finalmente todas las demás economías no desarrolladas quedaban denominadas como del tercer mundo. En los tiempos de la Guerra Fría el mundo era bipolar dividido en naciones democráticas con Estados Unidos al frente y en naciones comunistas alineadas en torno al poder de Rusia. En la cúspide de la Guerra Fría, las intervenciones de Estados Unidos en los Estados latinoamericanos pudieron haber sido brutales para liquidar a la izquierda con el apoyo de las élites de la derecha y los regímenes militares para mantener la estabilidad y el orden, sin embargo, Kennedy optó por adoptar un acercamiento liberal blando para promover la justicia social y la democratización. La caída del muro de Berlín y las desilusiones que causó las políticas económicas nacionalistas en numerosos Estados-nación, se creyó que esto representaba el triunfo de la democracia liberal en todo el mundo. Igualmente, la caída estrepitosa del socialismo soviético y de los países de Europa del Este, de los que curiosamente, Gorvachov ha sostenido que su esencia era la competencia en el sentido Hegeliano-Marxista. El colapso del comunismo legitimó a la democracia como el sistema político más viable. Al final de los ochentas, el fin del bloque soviético dio el empuje final hacia la consolidación de la teoría neoclásica como la dominante, como el único acercamiento mayor al desarrollo nacional, con las estrategias de crecimiento más centradas en el Estado, tales como las de los estados comunistas, ahora desacreditados, el camino estaba libre para la expansión global del capitalismo y con ello la hegemonía de la escuela teórica más orientada al mercado. Sin embargo, la hegemonía no elimina las tensiones ideológicas ni tampoco evitan confrontaciones a las políticas de las organizaciones multilaterales como es evidente en los debates sobre la globalización. Por lo tanto, el socialismo real entró en un período de decadencia total, en una crisis sin retorno. Frente a los excesos del capitalismo, es necesario encontrar explicaciones y enseñanzas de esta caída a efecto de redefinir las nuevas formas de organización. Si bien hay que aceptar que el socialismo no fracasó del todo porque llevó a cabo importantes contribuciones al desarrollo de los pueblos que lo experimentaron, más, sin embargo, no pudo resistir los ataques ideológicos del capitalismo globalizador. Con la desaparición de las economías en torno al socialismo real y la apertura de China Comunista, el segundo mundo queda conformado por un conjunto de economías que tienen un papel relevante y que constituyen la periferia más rentable para el primer mundo y para el desarrollo del capitalismo globalizador que con una nueva geoeconomía se expande a todos los confines del globo. Estas economías periféricas del segundo mundo tienen intereses contrapuestos en función de las negociaciones de condiciones preferenciales para sus economías. En el orden mundial, aparecen hoy dos caracteres del capitalismo: en primer lugar, la utilización del poder bélico sin mayores límites, y en segunda instancia la preeminencia del poder financiero especulativo. Las características que definen al capitalismo hoy son las siguientes: a) propiedad privada de los medios de producción, los servicios públicos y los recursos naturales estratégicos, con alta concentración de empresas multinacionales. b) mercado oligopolizado y dependiente de los centros hegemónicos externos, y c) extrema mercantilización de la relación capital-trabajo, con el consecuente crecimiento de la plusvalía en favor del capitalista y en la inferiorización del trabajador. Cuando desde los inicios del capitalismo, la propiedad y posesión se funden, el propietario puede tener un control total de los procesos de producción. La escisión entre propiedad y control durante el capitalismo avanzado, separa las funciones empresariales entre los propietarios, dueños del capital y los administradores que como empleados realizan funciones de control. La referencia espacial del desarrollo se ha movido del nivel nacional con el debilitamiento del Estado nación al nivel supranacional y local con el fortalecimiento de los bloques regionales de integración y con la descentralización de funciones en los gobiernos locales. La dinámica de transformación que está trabajando en los Estado – nación tiene enormes consecuencias en la redistribución de responsabilidades para la producción y distribución de los bienes públicos alentando la emergencia de nuevas formas de gobernabilidad privada y la generación de redes de políticas y asociaciones privadas-públicas. Estas consecuencias no necesariamente significan la desaparición del Estado – nación. Sólo que ahora el fenómeno se aparece como un verdadero paradigma montado sobre varias falacias, mitos o slogans que conduce a la democracia, al bienestar y al progreso de la humanidad. El capital transnacional tiene la capacidad de poder para disolver su compromiso por el bienestar de la clase trabajadora, la que independientemente de sus delimitaciones territoriales, constituye una reserva para el capitalismo transnacional. En la dicotomía propiedad – no propiedad de los medios de producción, según el pensamiento marxista, se constituyen como clases sociales aquellos que detentan el capital y aquellos otros que solo tienen su trabajo asalariado. Así, en esta coyuntura histórica, más que como una característica propia, el capital transnacional tiene un amplio poder por sobre las clases populares. Una propuesta democrática global que no se ajusta a las situaciones locales y viceversa y que “se asimila cada vez más a la defensa de los derechos del hombre y de la propiedad y no a la construcción y al desarrollo de un espacio público” (Laïdi, 2000). La expansión financiera del capitalismo que toma como base las crisis periódicas, aceleró los procesos de movilidad, concentración y rentabilidad financiera y cuestionó las políticas monetarias de las instituciones nacionales, derivando en una reestructuración de los sistemas productivos a escala global. La creación de bloques monetarios vinculados a zonas de libre comercio ("un mercado, una moneda") agrava el riesgo de inestabilidad y de competencia internacional, hasta que surja – por necesidad - una moneda de referencia mundial, la del país convertido en "líder" La crisis del capitalismo fordista que encontró sus propias limitaciones y contradicciones como sistema de producción con los procesos de acumulación capitalista, fue la causa que disparó la revolución científico tecnológica que reorganiza el sistema productivo en agencias multinacionales que promueven los procesos de globalización. Se descuida el enorme poder que tienen las agencias multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para manejar el presupuesto de muchos países en desarrollo porque es un punto ciego. El monopolio tecnológico de las corporaciones transnacionales concentra los recursos y excluye de los beneficios a quienes no tienen las capacidades para incorporarse a los procesos de la revolución científico tecnológica, y se condenan a una dependencia y en el mejor de los casos a ser meros repetidores. Las fusiones empresariales y corporativas son una tendencia de la concentración y acumulación del capital monopólico a efecto de enfrentar las recurrentes crisis del capitalismo. La liberación del capital de los procesos rígidos tayloristas, fordistas y keynesianos facilita el surgimiento de un proyecto transnacional de integración de intereses y movimientos globales de las elites económico políticas. Sin embargo, ya no son las corporaciones norteamericanas las únicas ganadoras en el tablero de la globalización como producto de las contradicciones del desarrollo del neocapitalismo, de las tensiones que genera en todas las áreas de la actividad humana, y de los efectos laterales de los mercados globales. Estas grandes corporaciones norteamericanas aumentan su dependencia de las filiales en el extranjero para captar sus ganancias, mediante estrategias de exportación, por lo que son las principales interesadas en impulsar la adopción de los principios del libre mercado y de la economía neoliberal. La premisa de la estrategia neoliberal se sustenta en el supuesto de que la intervención de los gobiernos en los mercados para regular los precios, ha sido la principal causa de las crisis económicas, por lo que la solución implica dejar en manos de un mercado desregulado las decisiones económicas porque a largo plazo proporcionan el equilibrio en los precios y la orientación a un sector privado de la economía que elige las actividades en que hay que especializarse. Las corporaciones globales se motivan con el establecimiento de filiales en todos los rincones del mundo en donde aplican las reglas de origen de “contenido local” para satisfacer los requerimientos del libre comercio y de sus principales clientes. De las 500 corporaciones más importantes del mundo, el 46% son de los Estados Unidos y en menos de una década han incrementado sus ganancias de un 36 a un 43%, y once de las 13 casas financieras mayores del mundo son controladas por inversores de Estados Unidos, según datos de Petras (2001a). Los flujos internacionales de las inversiones de capital toman dos formas, los flujos de portafolio y las inversiones directas. Los proponentes de las inversiones directas extranjeras argumentan que éstas proveen empleos, pagan impuestos así como externalidades positivas derivadas de la tecnología y de capital humano, todo lo cual se orienta a incrementar los niveles de productividad y competitividad de los países receptores. En la economía mundial dominan las empresas euroestadounidenses. El 79% de las 500 mayores multinacionales se ubican en Estados Unidos o Europa. Si se incluye a las corporaciones japonesas el porcentaje aumenta a 91% (Petras, 2001b). Los acuerdos internacionales que se perciben como negativos para la captación de utilidades de las transnacionales y multinacionales estadounidenses son rechazados, buscando siempre una justificación con “fines humanitarios”. El crecimiento de la economía capitalista está unido a la expansión imperialista. En la tercera fase expansiva del imperialismo globalizador, sus objetivos siguen siendo el control de los mercados mundiales y la explotación de los recursos de los países menos avanzados. Estos procesos se vinculan multisecularmente a los despliegues polarizantes del capitalismo mundial. Son compatibles con la lógica del imperialismo para la dominación y apropiación de los excedentes (Saxe-Fernández, 1999). La transferencia de estos excedentes se garantiza mediante el diseño e implementación de políticas en conjunto con las estructuras del poder global. En esta fase, la globalización económica equivale a la expansión del capitalismo imperialista de los mercados mundiales. 5. La emergencia de la Nueva Economía En los dos últimos decenios del siglo pasado (Siglo XX) los procesos de globalización se extendieron y se profundizaron debido a una serie de factores, entre otros: La revolución tecnológica con su impetuoso desarrollo de la telemática y las comunicaciones y la rápida innovación de la base científica y tecnológica. La interacción de la revolución de la tecnología de la información y la comunicación, la crisis del Estado benefactor y del capitalismo y el surgimiento de los nuevos movimientos sociales han provocado la formación de una nueva estructura social hegemónica que Castells (1998) denomina la “sociedad-red”, la nueva economía basada en lo informacional/global y una nueva cultura con fundamento en la virtualidad real. Variaciones en los componentes de la estructura social tales como las normas de la soberanía y las prácticas de la arbitración, son formas de delinear sistemas que derivan de cambios macrohistóricos. Los procesos de globalización desde la sociología histórica, significan evaluar críticamente el grado en el que en la pos segunda guerra mundial se caracteriza a la soberanía y al nacionalismo. Estos fenómenos están siendo reemplazados en una época definida primeramente por una globalización y una desterritorialización, que como procesos están enraizados en trayectorias históricas a largo plazo que se suceden secuencialmente y no necesariamente en forma lineal hasta la época actual. La globalización económica es un fenómeno que ha resultado del avance de las tecnologías de la información y el conocimiento (TICs) al igual que las tecnologías de las telecomunicaciones, mediante la integración de las actividades económicas que se manifiestan principalmente en el aumento acelerado de la movilidad del capital. Este incremento de la movilidad internacional del capital, junto con el incremento de alianzas estratégicas, fusiones y adquisiciones es una de las características de la globalización. La denominada Nueva Economía como estrategia de desarrollo ha fracasado en sus expectativas fundamentalmente a que los criterios de rentabilidad son los mismos que la economía tradicional basada en el capitalismo industrial avanzado que genera la plusvalía en beneficio del capital y en detrimento de la suma del trabajo y la información, pero en donde además, la información tiende a sustituir al capital que en sí mismo es información y por lo tanto también tiende a sustituir al trabajo. La creación virtual del capital en el mundo digital desaparece la noción del tiempo como factor para la acumulación. Hoy, el mundo asiste a la tercera gran revolución capitalista apoyada por una expansión imperialista, la revolución de la globalización económica, la cual es cuestionada por quienes promueven la revolución democrática y la transformación de las formas de apropiación capitalista de la plusvalía por otras más colectivas. Es en los niveles locales, nacionales y regionales donde se gestiona la dinámica de la desregulación transnacional de los mercados, por lo que se puede considerar que el capitalismo como sistema se impulsa a escala nacional. En parte, las políticas económicas nacionales son ajustadas a las presiones de las elites capitalistas nacionales integradas a las redes del capitalismo transnacional, más que a las presiones externas de las instituciones globales. La expansión del capitalismo aprovechó las ventajas que le proporcionaba el despojo de las economías periféricas y sus disfuncionalidades, como por ejemplo, el pago de la deuda externa de las economías latinoamericanas es prioritario en sus presupuestos públicos por sobre el gasto social en educación, salud, etc., y las inversiones en infraestructura. El apoyo para manejar las crisis de la deuda de los países menos desarrollados fue aprovechado por el capitalismo transnacional para imponer el funcionamiento de sus estructuras y exigir el cumplimiento de condiciones. La estrategia funcionó perfectamente para tomar como rehenes a los países que se resistían a aceptar los alcances del nuevo modelo global de desarrollo. A pesar de que el alivio de la deuda es hecho en nombre de los países pobres, éstos empeoran si los recursos no son aplicados correctamente en función de programas que estén dirigidos a lograr el crecimiento económico como un fin en sí mismo. La debilitada cultura de la dependencia del pobre es sustituida por el impresionante proyecto hegemónico de expansión del capitalismo alentada por los grandes intereses económicos de los grupos corporativos. Este programa debe dar credibilidad a la política económica implementada. Como resultado, a pesar de que las clases altas y sus agentes de gobierno, incurren en la carga de grandes deudas en los setenta y en los ochenta, las clases bajas han estado soportando la carga del pago de la deuda durante los noventa. “Desde que a mediados de los años setenta se inicia una nueva etapa en la historia del capitalismo mundial capas importantes de la población cada vez más numerosas contemplan cada vez como sus condiciones de trabajo y de vida se deterioran…” (Bienefeld, 1991). No obstante, en vez de inaugurar la profecía del fin de la historia con el triunfo de la democracia capitalista liberal (Fukuyama, 1992), los primeros años del siglo XXI han traído algunos de los peores elementos del capitalismo anterior. Las dos variantes institucionales del capitalismo democrático, el capitalismo centrado en el mercado social y el capitalismo orientado por una economía de mercado, en realidad difieren poco cuando se trata de establecer las medidas para el desempeño económico. En muchos de los indicadores relacionados con los estándares materiales de vida, crecimiento económico, tasas de desempleo, y en general las economías de mercado social y liberal difieren poco desde la mitad de los setentas. Sin embargo, hay dos fundamentalmente importantes criterios de desempeño entre ls economías de mercado social y las economías de mercado liberal en los que claramente son divergentes: la igualdad del ingreso y la creación del trabajo. El poder capitalista o hegemónico cuenta con los recursos y el poder para imponer como una hegemonía transnacional las reglas del desarrollo del capitalismo global a través de estructuras supranacionales. Los gobiernos de los Estados imperialistas transnacionales y las instituciones financieras internacionales de mayor influencia comparten un concepto del desarrollo global y del alivio de la pobreza centrado en la expansión económica sin límites de los mercados abiertos y de la liberalización del comercio y capital. El capital liberalizado legal y tecnológicamente, se mueve libremente a la jurisdicción que le ofrezca el más alto rendimiento. Si las políticas gubernamentales reducen los retornos al capital a los dueños del capital, los países que lo hagan son castigados en formas como reducción de las inversiones, acceso restringido a los mercados de capitales, y crecimiento económico más bajo. Se culpa a la movilidad del capital y de recursos que tienen las grandes corporaciones transnacionales por la erosión de la protección social y del debilitamiento de la soberanía y autonomía de los gobiernos locales, a tal punto que se considera a las multinacionales estar involucradas en relaciones estrechas de corrupción, depredación y abuso con los regímenes autoritarios. En un extremo de un continuo normativo del tratamiento a las inversiones extranjeras en el contexto del desarrollo económico, la literatura se refiere a las inversiones especulativas volátiles como las únicas responsables de las recientes crisis financieras de Latinoamérica, Rusia y Asia que han profundizado los niveles de pobreza y sobre explotación de sus recursos naturales. Es por lo anterior, considerada como una nueva herramienta de explotación neocolonial (Ahlquist, 2006). El Estado nacional se ha convertido en un instrumento de colaboración del desarrollo del capitalismo transnacional. Si se mira al Estado neoliberal como una continuidad del Estado Benefactor, se legitima la nueva correlación de fuerzas sociales que surge de las transformaciones del capitalismo y se establecen la estructura y la infraestructura para la creación de Estado transnacional. La elite capitalista transnacional requiere de procesos reguladores para estabilizar al sistema capitalista. Las elites económicas que gobiernan en las democracias de mercado realizan campañas intensas para convencer a la ciudadanía mundial en el mito de un poder sin precedentes. La superestructura formada por las instituciones transnacionales diseña las políticas que los estados nacionales deben implementar. En los mercados globales, las interacciones entre las empresas y los consumidores, culturas y capitalismos, transforman las preferencias hasta homogeneizarlas, lo que provoca que la gente reaccione positiva o negativamente en las expresiones de fundamentalismos. Para otros la divergencia y la heterogeneidad es una forma válida de reacción frente a la mercadización de la vida social y la integración comercial y financiera. Drucker y Darhendorf proponen como tesis una sociedad post capitalista que evidencia la forma moderna de la sociedad que ya no conserva la dicotomía entre capital y trabajo asalariado y cuya descomposición ha introducido cambios profundos en el capitalismo (Giddens, 2000: 60-62). Darhendorf rechaza el concepto marxista del conflicto de clase en la sociedad industrial avanzada centrado solamente en los intereses económicos (Kerbo, 1998: 151). 6. El impacto en Latinoamérica La implantación formal de esta perspectiva en los Estados latinoamericanos fue denominada ajuste estructural y consistió básicamente de siete pasos: la apertura unilateral de los mercados foráneos, privatización extensiva de las empresas del Estado, desregulación de bienes, servicios y mercados laborales, liberalización del mercado de capital, con una privatización extensiva de los fondos de pensiones, ajuste fiscal basado en una reducción drástica de del gasto público, reestructuración y adelgazamiento de los programas sociales apoyados por el Estado con un enfoque d esquemas compensatorios para los grupos más necesitados y el fin de la política industrial y cualquier otra forma de capitalismo de Estado y concentración de la administración macroeconómica (Portes, 1997). Hay suficientes evidencias que sugieren que el impacto de las reformas económicas neoliberales globales han generado resultados devastadores para la estabilidad política, la distribución del ingreso y la sustentabilidad. Los reformadores neoliberales argumentan que las oportunidades de libre mercado expanden el acceso a los bienes y servicios globalmente y abren nuevas posibilidades de empleo. Los países que se someten al programa de ajuste estructural aceptan la construcción de instituciones afines a los intereses del capitalismo transnacional. Las reformas estructurales de las políticas social y laboral alientan la desmercantilización, al mismo tiempo que el capitalismo globalizador relega al Estado el papel de atención a los sectores excluidos por la competitividad del mercado laboral y los sistemas de producción flexible a través de la hipótesis de la compensación de niveles de desigualdad. Los países que tienen considerable latitud en resolver los problemas de la desigualdad en la medida en que participan en la economía global. La excusa de que la globalización es la responsable de la desigualdad no siempre se sostiene. Se admite que las sociedades humanas están ordenadas en un continuo que va de la igualdad total al otro extremo de desigualdad completa. Esto legitima la desigualdad económica y social del capitalismo bajo el disimulo del desenvolvimiento y desarrollo (Thomas, 1989). La economía global tiene la tendencia a incrementar los niveles de productividad con base en la innovación científica y tecnológica, el abaratamiento y la flexibilidad de la mano de obra que tiene que adaptarse a las condiciones de la competitividad internacional. La movilidad de la mano de obra no se ha liberalizado, a pesar de los posibles beneficios disciplinarios que traerían al dominio del libre mercado. Ya que las empresas nacionales y locales carecen de los medios para competir en igualdad de términos con el capitalismo transnacional, tienen pocas posibilidades de elección que no sea otra que convertirse en los socios junior locales. Galeano (2002) relata el realismo del capitalismo en Latinoamérica como sistema económico y político de Iaocca cuando argumenta en una conferencia “El desempleo es un problema duro. Hoy podemos hacer el doble de autos con la misma cantidad de gente. Cuando se habla de mejorar el nivel educativo de la población, como solución al problema del desempleo, siempre digo que me preocupa el recuerdo de lo que pasó en Alemania: allí se publicitó la educación como remedio a la desocupación, y el resultado fue la frustración de cientos de miles de profesionales, que fueron empujados al socialismo y la rebelión. Me cuesta decirlo, pero me pregunto si no sería mejor que los desocupados actúen con lucidez y se vayan a buscar trabajo directamente a McDonald ´s.” El empleo es el medio de acceso a los mercados. Los controles de precios parece ser problemas del pasado, pero el terrorismo ha vuelto a resurgir. Por sobre todo, los países más ricos son también aquellos que tienen las mejores marcas de los empresarios. 7. Análisis crítico de los efectos del capitalismo Un análisis crítico de los efectos del capitalismo revela que ha creado extremas desigualdades en la región así como en el mundo entero. La utilidad de utilizar a las instituciones como herramientas analíticas procede de las formas en las que se ligan las prácticas materiales con la construcción simbólica para entender como al capitalismo se concretiza a través de los derechos de propiedad, posesión, y contratos. El estudio normativo demuestra la importancia de los efectos distribucionales como una consecuencia de los cambios en la morbilidad del capital, en tanto que la literatura positiva de la ciencia política y la economía se encuentran divididas en la argumentación: Los economistas se enfocan en las causas y consecuencias de los flujos de capital mientras que los científicos de la política tienen a usar el grado de movilidad del capital como una variable independiente cuando se examinan los resultados de las políticas públicas, con algunas excepciones. La influencia de las variables políticas en los flujos de capital depende de las diferentes estructuras de propiedad que influencia el riesgo y el retorno sobre las inversiones. Los factores exógenos de un país inducen los flujos de inversión hacia fuera mientras que los atributos del país atraen esos flujos. Un factor crítico es la tasa de retorno de los activos domésticos en contraste con los riesgos de la inversión. El déficit es visto como señales de la inflación y los riesgos del régimen de libre cambio e independencia de la autoridad monetaria. El déficit puede ser la causa de que los países no cumplan con sus compromisos del servicio de la deuda externa. Las que ganaron más de los procesos de globalización son aquellas que modificaron sus políticas para insertarse, que aquellas que no lo hicieron, de acuerdo a Lindert y Williamson, (2001). Pritchett (1996) recomienda olvidarse de la convergencia porque las evidencias apuntan a que el elemento recurrente de la economía moderna es una divergencia masiva en los ingresos per cápita entre los países ricos y pobres, una brecha que continúa creciendo todavía. Es decir, la globalización está profundizando las relaciones de dependencia y desarrollo entre los pueblos del mundo mediante procesos que son de saqueo, rapiña y devastación de recursos naturales, humanos y financieros. Al respecto, González Casanova (1997) ha dicho que “la actual globalización mantiene y reformula las estructuras de la dependencia de origen colonial y las no menos sólidas del imperialismo de fines del siglo XX, y del capitalismo central y periférico que se estructuró entre 1930 y 1980”. En otras palabras, la globalización del capitalismo también globaliza la miseria, aunque tenga como pretensión la reducción del nivel y severidad de la pobreza tomando ventaja de este fenómeno. Queda claro que no es tanto la cantidad de recursos la que determina el nivel de pobreza en un país sino que usos se hacen de los recursos. La pobreza presenta varias dimensiones, desde los que siempre tienen hambre, hasta la carencia de oportunidades para el desarrollo y la falta de acceso a obras de infraestructura básica (alumbrado, agua potable, etc.), pasando por aspectos psicológicos como la impotencia, humillación, dependencia, etc. Se estima que 40 millones de personas mueren de hambre cada año. En el sistema capitalista, la democracia tiene serios problemas de legitimación. La democracia liberal legitima encubiertamente al capitalismo en el dominio del hombre por el hombre mediante los procesos de elaboración de las normas jurídicas que implementan las políticas económicas formuladas en beneficio de los intereses de las estructuras del poder económico de grandes corporaciones y del capital financiero especulativo transnacional que dominan el mercado internacional. Se apoyan en las decisiones de los tecnócratas de instituciones financieras internacionales antidemocráticas que imponen sus directrices a los gobiernos con su consecuente pérdida de soberanía. El papel del Estado democrático entra en conflicto con el capitalismo postindustrial globalizador entre los procesos de mercantilización y desmercantilización de la política social. Lo que se está presenciado es un cambio radical del capitalismo industrial a una concepción postindustrial de las relaciones económicas. A pesar de todo, como resultado de la implementación de programas de liberalización económica, la sociedad se polariza reflejando las contradicciones del capitalismo industrial, a tal punto que se convierte en una sociedad dual en la que unos tienen acceso a los beneficios de la era de la información, mientras otros son totalmente excluidos. Los procesos de globalización neoliberal incrementan las desigualdades sociales que debilitan al sistema democrático, agudiza sus contradicciones y lo hace incompatible con el capitalismo. Durante el estado de capitalismo tardío los procesos económicos dominantes del capital internacional y de las organizaciones internacionales, tales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, han presionado para que los Estados – nación adopten las políticas económicas neoliberales de libre mercado y libre comercio como la solución universal para los problemas sociales y económicos. Como resultado, este capitalismo tardío se caracteriza porque los servicios sociales públicos se privatizan, las inversiones foráneas se incrementan, los mercados de capitales y laborales se desregulan, mientras que el Estado se retrae en el desarrollo del capital humano y cultural. Estos cambios han generado una multiplicidad de oportunidades, pero también de desigualdades y subjetividades emergentes En el última parte del siglo XX ese equilibrio se rompió a favor de los mercados y he aquí el resultado: la pérdida de confianza de los ciudadanos...´La falsificación y el fraude destruyen el capitalismo y la libertad de mercado, y a largo plazo los fundamentos de nuestra sociedad'. No lo ha dicho ningún peligroso izquierdista, sino el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. ¿También Greenspan exagera?” La teoría de sistemas mundiales se centra en el estudio del sistema social y sus interrelaciones con el avance del capitalismo mundial como fuerzas determinantes entre los diferentes países, incluyendo a los pequeños. La estrategia imperial estadounidense para revertir la tendencia de la decadencia del capitalismo hegemónico ha provocado más inestabilidad a la economía global y con ello algunos arreglos geopolíticos que auguran la inminente caída de la hegemonía del capitalismo imperial. La estabilidad mundial demanda el mantenimiento de esta estructura de desigualdades, justamente como en la teoría elitista de la democracia. Esta concepción de estabilidad de la teoría elitista con ideología conservadora y teoría realista, implica una estratificación estructural de la política, social y global que resaltan la importancia de una racionalidad, poder y deseo por el poder. Se le puede criticar a Morgenthau que la realidad y las prácticas políticas no son exclusivamente para la persuasión del poder y no son exclusivamente racionales. Desde la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos en el 2002, además del componente militar con un presupuesto que excede el de todos los países en conjunto, se promueve la economía global y la democracia al estilo norteamericano. A pesar de que la hegemonía del sistema capitalista sigue creciendo después de que desde la década de los sesenta se incrementan los flujos de inversiones de capital, en las últimas dos décadas la economía global está en continua deflación que pone en peligro las grandes inversiones imperiales estadounidenses y los intereses hegemónicos capitalistas, ya en tensión y en confrontación por un locus de poder para mantener una posición ventajosa que les permita acelerar la acumulación de capital. En la búsqueda de esa ventaja, la respuesta de los dueños del capital varía en función de la estructura de la propiedad y el perfil del riesgo de las diferentes inversiones. Los inversionistas cambian de lugar sus inversiones cuando las políticas económicas divergen de las que prefieren. Hay pocas razones para esperar congruencia de los inversionistas directos y de portafolio en sus intereses o acciones contra las políticas fiscales del país receptor. Los inversionistas directos se preocupan más por la inestabilidad del aparato político y por las políticas regulatorias que afectan los niveles micro y meso industriales. La crisis del objeto del capitalismo cae más en el dominio del valor de uso más que en el valor de cambio. Los signos de agotamiento del neoliberalismo se presentaron a partir de las crisis financieras regionales iniciadas con la mexicana en 1994 y con el caos provocado por la dinámica de la nueva economía que pretendió ser la locomotora de la economía global entro en crisis en el 2001. Los altos niveles de especulación económica determinan la vulnerabilidad del sistema económico. Basta que una institución nacional tenga ciertas dificultades financieras para arrastrar después de sí a amplios sectores y para rebasar las fronteras, convirtiendo al fenómeno en regional. Pero el final de la crisis económica significa la recuperación de los beneficiarios del capitalismo y una seria disminución del nivel de vida y de beneficios sociales de las clases populares trabajadoras. El futuro de los trabajadores es muy incierto. La crisis del objeto del capitalismo se presenta más en el dominio de su valor de uso que en el dominio del valor de cambio. 8. Custionamientos a los procesos de globalización económica neoliberal Los nuevos movimientos sociales contra la globalización neoliberal, a partir de Seattle, consolidan el agotamiento teórico y práctico del neoliberalismo y cuestionan tanto la efectividad de esas políticas como su pretensión de ser las únicas viables. El movimiento altermundista tiene sus antecedentes en los últimos 20 años en los países menos desarrollados aunque se manifiesta fuertemente desde Seattle en 1999 en los países más desarrollados como un movimiento de democratización que se contrapone a la imposición de políticas neoliberales. Los activistas críticos del modelo de globalización neoliberal han construido nuevos papeles y coaliciones dentro de los movimientos transnacionales y transfronterizos pero al mismo tiempo confrontan fuerzas globales más poderosas y nuevos adversarios. Con la crisis ideológica del neoliberalismo que tiene implicaciones con la crisis económica y social que debilita los sistemas políticos, se cuestionan los principios del libre mercado, se promueven las acciones de la sociedad civil y se reivindican las funciones complementarias del Estado. La lucha contra el neoliberalismo es también contra la mercantilización del mundo. Los defensores del capitalismo globalizado sostienen que si las condiciones de la ley y el orden se mantienen, el bienestar económico de la sociedad se elevará, porque es más consistente con la naturaleza humana, argumentan. No obstante, el capitalismo globalizador es por naturaleza polarizador del desarrollo de los pueblos, mientras que es amenazado por un bajo crecimiento económico. Las variables encontradas a nivel Estado determinan si un Estado amenazado puede balancear contra el poder acumulado, como lo predice la teoría neorrealista. La efectividad de la extracción de recursos, cuestiona la efectividad de la movilidad de recursos, y por lo tanto las operaciones de balanceo son contingentes en las variables relacionadas con el consenso de las élites acerca de la naturaleza y extensión de la amenaza, la cohesión de las élites o el grado de persistencia de las divisiones internas dentro del liderazgo del gobierno central, la cohesión social en el balanceo de la sociedad y la vulnerabilidad del régimen o gobierno a la oposición política (Schweller, 2006) Un análisis crítico de los efectos del capitalismo revela que ha creado extremas desigualdades en la región así como en el mundo entero. Las desigualdades económicas y sociales persistentes entre los países del mundo avanzado y muchos países del Tercer mundo colonial y semicolonial. Los contrapoderes son lazos, experiencias alternativas, solidaridad que se crea entre la gente. Los contrapoderes son las múltiples instancias en las que se desarrolla la política…son los contrapoderes que plantean los interrogantes fundamentales sobre el mundo que está construyendo el capitalismo. Los foros se convierten en lugares simbólicos porque se manifiestan y se expresan los diferentes movimientos en contrapoder, en convergencia o en resistencia, con articulaciones desde las mismas bases. La multiplicidad de los movimientos sociales es su fortaleza y lo que más teme el proyecto de la ideología única hegemónica del capitalismo. Los movimientos sociales tienen un papel fundamental en las aportaciones de una contestación global mediante el establecimiento de redes transnacionales que, luego de mitigar imaginables querencias etnocéntricas, pueden ofrecer un contrapeso a los procesos de globalización del capitalismo neoliberal. Las actividades de estas organizaciones no representan peligro ni riesgo alguno para las estructuras del poder de las elites económico-políticas, ni para el Estado nación, para las instituciones financieras internacionales, para los Estados imperialistas y para las corporaciones transnacionales. “En el seno de los contrapoderes se van elaborando las nuevas resistencias, nuevas exigencias, nuevas prácticas políticas, nuevas formas de lucha y de vida. El impulso vital y la creatividad están en los contrapoderes”, (Proceso, 2001). Desde una perspectiva histórica el capitalismo muestra algunas contradicciones que limitan su desarrollo y que ponen en riesgo la 'mitología política de la contención' para entrar en una incontrolable crisis del imperio colectivo y que para evitarlo requiere de modelos alternativos para un nuevo orden mundial que en mucho dependerá de las fuerzas emergentes en oposición al nuevo colonialismo global que se acomoda en una ideología política cínicamente represiva y excluyente. El término imperio es usado tanto por los neoconservadores y con la alarma de los críticos. A diferencia de los antiguos imperios europeos, se ha aceptado la idea de que Estados Unidos es un imperio, definido no en términos de adquisición formal del territorio sino en términos de control económico y político. El legado imperial de Estados Unidos que históricamente inicia en los primeros años de su formación, se consolida globalmente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando emergió con mucho poder y auto confidente. A pesar de la emergencia de una pluralidad de pensamiento crítico de los procesos de globalización que hablan de modelos alternativos, no se ha concretado organización social diferente a la basada en el mercado que promueve el capitalismo. El pensamiento crítico tiene que plantearse en teoría y en experiencia las debilidades del capitalismo y el diseño de un nuevo orden mundial alternativo en un análisis desde lo local hasta lo global facilitado por una adecuada política, nuevas prácticas y estrategias de los movimientos sociales antisistémicos orientados al diseño de una alternativa democrática y soberana. 9. Conclusión La conclusión de que la primera causa de la extrema desigualdad social y económica en Latinoamérica y en cualquier parte del mundo es el resultado de la expansión del capitalismo en el mundo. Las economías contemporáneas de Latinoamérica se han convertido en partes integral del nuevo sistema económico global que es dominado no por naciones Estados, sino por grandes corporaciones transnacionales que constituyen los principales actores globales en este sistema. La ideología neoliberal se ha usado para justificar la estrategia de las políticas de reestructuración y ajuste económico seguidas en la mayor parte de los países latinoamericanos desde los ochenta. De hecho, los procesos de globalización estimulados por la expansión mundial y el desarrollo del capitalismo han favorecido consistentemente solo una proporción limitada de la población latinoamericana mientras que la mayoría tiene que sufrir los efectos adversos de este proceso. En otros términos, se trata del Estado subsidiario, propio del modelo neo liberal de capitalismo periférico dependiente, la ideología y la práctica dominante en los últimos catorce años. Se necesita de una revolución cultural para no aceptar las formas de dominación, poder y alineación del capitalismo globalizador y para reconstruir la identidad de las comunidades mediante la acción individual y colectiva que afirme la autodeterminación, independencia y autogestión. El capitalismo, por sí mismo, no tiene ningún valor ético. Esto no significa que no exista una moral capitalista; Moral y Ética no son sinónimas. Su moral moldea a la naturaleza humana hacia singularidades individualistas y desnuda las miserias más desgarradoras de los hombres cuando su proyecto de poder no tiene límite ético. Una de las soluciones para que Latinoamérica rompa la relación de dependencia es que desarrolle un capitalismo proteccionista dentro de un bloque comercial que facilite la formación empresas transnacionales bajo diferentes regímenes de propiedad y nuevas formas de governance y bajo una estrategia de desarrollo que Dietererich (2002) denomina como creación de Complejos de Investigación, Producción y Comercialización global (CIPC), los cuales pueden alcanzar mediante la unión de holdings, una parte del surplus mundial en su segmento de mercado. Referencias Adorno, Theodor W., Frenkel-Brunswik, Levinson, Daniel J and Sanford, Nevitt R. (1950). The authoritarian personality. New York: Harper and Row. Ahlquist, John S. (2006). “Economic policy, institutions, and capital flows: Potfolio and direct investment flows in developing countries”, International Studies Quarterly, 50, 671-704. 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