© El Periódico de Catalunya. Todos los derechos reservados. Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping. 6 5 DE ABRIL DEL 2016 Jordi MONÉS Oftalmólogo, director del Instituto de la Mácula y la Retina «Todos deberíamos llevar gafas, porque el ojo es cerebro expuesto al aire» Investiga las enfermedades de la retina en busca de solución para uno de los problemas más angustiantes entre los que afectan al ojo humano: la degeneración de la mácula retiniana, el proceso responsable de la imposibilidad de leer o reconocer los rostros que afecta a miles de personas mayores de 50 años, y a algunos niños. Jordi Monés (Barcelona, 1961), minucioso y perseverante, ha experimentado y ha dejado pasar, por insuficientes, varios fármacos que intentaron frenar la degeneración macular. Ahora busca financiación, junto con varias instituciones biomédicas catalanas, para estudiar si un tipo de células madre podría ser la solución. Àngels GALLARDO –¿Qué enfermedades de la retina son más preocupantes ahora? –Mis tres obsesiones son la degeneración macular (DMA) atrófica que sufre la gente mayor, la enfermedad de Stargard, que es como la DMA, pero la sufren niños de 9 y 10 años, y la retinosis pigmentaria. La de Stargard es una enfermedad genética y congénita que deja a niños de 15 años con la visión de una persona de 80. La sufren uno de cada 2.000 niños. –¿Qué síntomas provoca la DMA? –Quien la sufre observa líneas abombadas donde solo hay rectas. A nuestros pacientes les damos una cuadrícula, que han de mirar tapándose un ojo. Yo intento detectar la DMA antes de que ellos se den cuenta. –¿Diría que la DMA es el problema más grave de los que ha citado? –Es la primera causa de ceguera legal. La degeneración macular es el principal reto al que nos enfrentamos. En las personas de más de 50 años, es peor que el glaucoma. El glaucoma te puede dejar ciego y no da señales previas, pero si la persona se hace revisiones oftalmológicas anuales, se puede detectar y tiene tratamiento. La DMA atrófica no lo tiene. –¿Qué función ejerce la retina en el ojo humano? –El ojo es un órgano muy sensible que está recubierto internamente por la retina. Allí están todas las terminaciones y los fotorreceptores, que son las primeras neuronas que detectan la luz. Desde ahí la transmiten a la célula bipolar, de la que surge un axón muy largo que llega al cerebro. El ojo viene a ser cerebro expuesto al aire, proyectado fuera del cráneo. Por esa razón, creo que todos deberíamos llevar gafas. –¿Cerebro expuesto al exterior? –Eso es. Si yo tuviera un agujero en el cráneo querría llevarlo tapado: pues con los ojos ocurre lo mismo, son cerebro que deja el cráneo al descubierto, expuesto a la intemperie, porque de otra forma no podríamos ver. La retina es como un radar que forra el ojo por dentro. En la par- te más posterior tiene una mancha amarilla que los griegos denominaron mácula. –¿Su función? –La mácula es la que facilita la visión fina para poder leer o identificar una cara. Si nos tapamos el centro del ojo con un dedo perdemos la visión fina y nos queda la colateral, con la que es posible localizar un objeto pero no distinguir letras. Quien pierde la mácula puede situarse en el espacio y captar que en él hay objetos, pero no leer. –¿Dice que la DMA es la principal causa de ceguera legal? –Sí. Se considera ceguera legal a conservar menos del 10% de la visión. En ese estado no puedes hacer la mayoría de trabajos. Eres discapacitado laboral, y absolutamente dependiente. Después, está la ceguera total, que es quedarse a oscuras. –Dice que quien sufre DMA conserva la visión periférica. –Sí, y es muy importante, pero la menospreciamos. Como todo el mundo sobrevalora muchísimo la visión fina, cuando se pierde la mácula dicen que han dejado de ver. Yo le digo al paciente: «Si no ve, ¿cómo ha entrado aquí?» Y me reconocen que eso sí, que hasta ahí sí ven. Es lo contrario de lo que ocurre con la retinosis pigmentaria. –¿Qué ocurre? –Pierden toda la visión periférica y solo les queda la mácula: ven con nitidez y precisión como a través de un túnel, pero no captan si junto a lo que perciben de forma correcta hay un precipicio. Si solo tuviéramos la mácula perderíamos la perspectiva, aunque está claro que si no puedes leer y no reconoces a la gente por la calle, ni conducir, se vive como una catástrofe. –¿La DMA está asociada a la edad? –Hay una forma que sí, y se la denomina así: DMAE. Es un efecto genético. La retina no está preparada para envejecer como el resto del cuerpo y va muriendo, va sucumbiendo dejando placas de células muertas, placas de atrofia. Esta se puede percibir a partir de los 50 años. A esa edad, la principal causa de ceguera legal es «La degeneración de la mácula es la principal causa de ceguera legal» © El Periódico de Catalunya. Todos los derechos reservados. Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping. 7 5 DE ABRIL DEL 2016 FRANCESC CASALS INVESTIGADOR. El doctor Jordi Monés es pionero en la investigación en busca de solución para la degeneración macular. la DMAE. Muy jóvenes. –¿Y la otra forma? –Es una degeneración macular que propicia el propio cuerpo para evitar la degeneración atrófica. El cuerpo detecta que el ojo está sufriendo y envía unas señales de ayuda: entonces, el mismo órgano crea unas venitas con intención reparadora. Pero es una reparación aberrante. Esas venitas, en lugar de ayudar, dejan ir líquido y sangre, crean una cicatriz y causan un auténtico desastre. Una especie de inflamación. –¿Existe tratamiento para alguna de esas dos formas de DMA? –Para esta última, la DMA húmeda, sí. Los tratamientos creados en los últimos 10 años inhiben esas venitas. No las destruyen, pero sí que desaparecen durante uno o dos meses, con unos fármacos que se inyectan en el ojo. A algunos pacientes, a medida que les controlamos la DMA húmeda les aparece la atrófica: el gran problema es combatir la atrófica. –Investigan en ello. –Sí. Intentamos combatirla con cé- lulas madre. Lo hacemos a través de la Barcelona Mácula Fundation y estamos en tres consorcios de investigación europeos, entre ellos el del Vall d’Hebron y el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. Buscamos tratamientos. –¿Con células madre adultas? –Con células madre adultas resultaría infinitamente caro, hablaríamos de unos 300.000 euros por paciente. Las de origen embrionario nos darían problemas éticos. ¿Entonces? Investigamos con las células madre de pluripotencia inducida, las IPS, lo que aún resulta extremadamente complicado porque se trata de hacer retroceder a una célula adulta a su estado inicial. Son objeto de numerosas investigaciones. –Muy delicado. –Sí. Las IPS son las más atractivas, pero también las más peligrosas, porque se te pueden descontrolar y crear huesos en el ojo, o dientes dentro del ojo... Pero hay que investigar en esa dirección. La idea es crear bancos de IPS para que los pacientes pudieran acceder a ellos en función de «Tenemos el talento, pero nos faltan fondos para investigar en células madre» su histocompatibilidad, como sucede con los de médula ósea, por ejemplo. Se trataría de hacer diferentes células, de forma masiva. Pero... ción macular. De ellos, el 15% desarrolla la forma húmeda. Una de cada cuatro personas de 85 años tiene la degeneración atrófica. –¿Pero? –Nos falta mucho dinero. Mucha financiación. Estamos parados, aunque tenemos el talento para conseguirlo. Existen mecenas, pero cuesta que nos ayuden a nosotros porque somos una fundación privada. Es un prejuicio. La investigación es investigación, e iría bien para todo el mundo, para generar las células de la mácula y regenerarlas, o para modificar los genes que causa la dolencia. –Muchos. –Muchos, sí. Es terrible, porque a esa edad la gente lo que quiere es hacer vida contemplativa: leer, mirar cosas, ver a amigos y reconocerlos. –¿Modificar genes? –Sí, sí. Esta vertiente me parece más esperanzadora aun que la de las células madre. Modificar el gen enfermo o crear un gen nuevo que fabrique una sustancia que te proteja. Esto va a ir muy rápido. En cinco años, estaremos hablando de ello. –¿A qué porcentaje de población afectan las DMA? –El 30% de las personas de 70 años sufren alguna forma de degenera- –¿Cuántos de ellos acaban en ceguera completa? –En ceguera total, muy pocos. Pero, aunque no queden ciegos, no pueden manejarse solos, ni salir a la calle porque chocarían con todo, ni ver lo que comen, ni servirse un vaso de agua. Es muy discapacitante. Se vive muy mal. –¿El uso continuo de pantallas y teléfonos implica riesgo de DMA? –No. El uso de pantallas aumenta la miopía, pero eso es otra cosa. Trabajar con la vista fijada en algo muy cercano, en lugares de luz artificial, y leer mucho de cerca, aumenta la miopía en los niños. Está demostrado en estudios con niños de 5 años, sobre todo en Oriente. H