ARTICULO DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE: EL DESAFIO PARA LOS PAISES EN DESARROLLO1,2 Michael Storper* 1. ECONOMIAS TERRITORIALES EN UNA ECONOMIA GLOBAL: ¿QUE POSIBILIDADES PARA LOS PAISES DE INGRESO MEDIO Y SUS REGIONES? uera de los cuatro "dragones" del sudeste asiático hay una frustración ampliamente difundida, si no desesperación, respecto de las posibilidades para el desarrollo económico en los países de ingreso medio (3). La década de los años ochenta fue, en general, más bien mala para muchas economías territoriales —países y regiones—caracterizadas por el estancamiento o la declinación de la producción y del ingreso real, y por oportunidades de empleo severamente inadecuadas. Enfrentados a esta realidad, los analistas académicos se aunaron en tres grupos principales. La mayoría de los economistas ortodoxos atribuyó el problema a los mismos países y regiones, argumentando que los excesos del pasado (endeudamiento, ineficiencia del Estado, inflación) fueron los responsables. Gran parte de la izquierda académica afirmó que los problemas se debieron a una estructura de tipo más alto, una de "capitalismo global" que cambió las reglas para dichos lugares (especialmente reglas financieras, vía crisis de la deuda, y reglas de producción, vía integración creciente de las cadenas de producción global), forzandolos a abandonar estrategias de planificación económica nacional y de polos de crecimiento adoptadas en los * años cincuenta-setenta. Un tercer grupo, menos coherente, empezó a buscar en el “nivel medio” de la organización económica y social de distintos países factores tales como tecnología, instituciones y políticas, como explicaciones de por qué había tales márgenes amplios de variación en el desarrollo económico entre estos lugares en los años ochenta, sobre todo con su capacidad para maniobrar en la economía global. Este trabajo se ubica principalmente en el último grupo. Esta perspectiva de ninguna manera niega el papel que desempeñan las reglas globales en la definición de posibilidades, como fue descrito por el segundo grupo, pero intenta averiguar por qué estas posibilidades condujeron a realidades de desarrollo distintas de aquellas de Brasil y Taiwán, de Corea y Argentina. Trataré de describir el cambio en las reglas globales del juego para el desarrollo de las economías de ingreso medio a comienzos de los años ochenta, para luego reflexionar acerca de lo que ocurre en las economías territoriales que pueda afectar su comportamiento dentro de estas reglas globales en los años noventa. El razonamiento respecto del sistema global de restricciones y oportunidades es ampliamente conocido. Alrededor de comienzos de los años setenta las condiciones que permitieron a muchos Estados-nación de países en vía de desarrollo abocarse a la planificación económica nacional, con su variante regional de polos de crecimiento, esencialmente se disolvieron. Estos Michael Storper, Profesor el Regional and International Development UCLA. Los Angeles, California, USA. Revista EURE (Vol. XXI, Nº 60), pp. 7-24, Santiago de Chile, agosto 1994 7 MICHAEL STORPER cambios tuvieron que ver con muchos factores, pero nuestro análisis se concentrará en tecnologías y mercados. Las formas en que las economías en desarrollo deben integrarse en la economía global, si es que desean recibir de ésta beneficios de desarrollo sustanciales, son ahora muy diferentes de aquellas de los años setenta. res, o una escasez de insumos claves o el conocimiento requerido para producirlos, de preferencia ambos. Tales actividades permiten la acumulación de capital por aquellos que las producen: aumentos de productividad mediante reducciones progresivas de costo-precio con crecimiento del ingreso y escasez mediante cuasirentas sobre los insumos o los conocimientos. El excedente de las utilidades ganadas de este modo puede ser retornado a la economía para generar una expansión a través de la inversión y el consumo. Es una ayuda si hay también un rápido crecimiento secular del mercado (lo que agrega el empuje adicional de productividad de las economías de escala a las otras fuerzas económicas). Pero el crecimiento del mercado por sí solo no dará impulso a una economía, puesto que no permite excedentes de utilidades si otros productores pueden imitar de inmediato el conocimiento o la tecnología requeridos para producir, con igual productividad, para un mercado ampliado, dado que en un sistema competitivo de mercado esto simplemente empuja a los precios hacia abajo. Esta integración potencial está basada en una paradoja: los países y regiones más exitosos tienen las formas más "endógenas” de producción, esto es, formas de producción basadas en recursos tecnológicos, organizacionales e institucionales específicos para la nación o región, y no copias de alguna supuesta “mejor práctica" única y global. Hay dos componentes principales de estas especificidades. El primero corresponde a externalidades “duras" en la tecnología de producción y en las relaciones de insumo-producto, que son materias bien conocidas en la literatura sobre desarrollo. El segundo, y probablemente el más importante, es bastante menos reconocido en el debate y consiste en lo que puede llamarse externalidades “blandas" en el desarrollo: interdependencias no transadas en la economía local, reglas de acción o 'convenciones', e instituciones locales de coordinación económica que están situadas en prácticas económicas locales y no impuestas desde arriba por los actores. Para hacer las cosas más complicadas, ambos componentes son dinámicos: no son existencias ("stocks"), sino trayectorias. Sólo conociendo a fondo estas dos trayectorias -la dura y la blanda-, es posible lograr un desarrollo regional exitoso en una economía global. Una cuestión relevante para el análisis del desarrollo es cuáles de estas actividades son impulsoras en un momento dado, además de cómo están organizadas, qué tipo de distribución geográfica pueden tener y qué se necesita hacer para traerlas -junto con sus beneficiosa un determinado territorio. Para clarificarlo, estas actividades impulsoras pueden no ser del todo suficientes para un proceso de desarrollo satisfactorio, pues hay muchos otros tipos de actividad en una economía y también efectos colaterales de la construcción de actividades impulsoras que pueden ser contradictorios. Pero ellas son esenciales para lograr aumentos tanto en el ingreso total como en el ingreso por habitante en una economía industrial orientada hacia el mercado. 2. DE LA ECONOMIA DE POSGUERRA A LA ECONOMIA DE APRENDIZAJE, Y LAS CONDICIONES CAMBIANTES PARA EL DESARROLLO NACIONAL Y REGIONAL Celso Furtado -el gran teórico brasileño del desarrolloha insistido en un punto similar desde principios de los años cincuenta en adelante, esto es, que el desarrollo está necesariamente (aunque no lo suficiente), basado en el dominio de una 'tecnología' avanzada y no en la mera copia o importación de sistemas de producción (4). El arguye que los países y regiones en desarrollo deberían convertirse en amos de la dinámica económica -la tecnología es sólo un camino más corto para eso- para poder salir de la trampa de la competencia costo-precio en una división mundial del trabajo, con sus limitados Siempre hay diversos medios de llevar a cabo la actividad económica, pero sólo algunos caen, en cierto momento, dentro de la categoría de productos y métodos de producción que puedan actuar como "motores del resto de la economía. Las actividades son impulsoras cuando tienen un crecimiento de alta productividad, sin que sean rápidamente alcanzadas por los competido- REVISTA EURE 8 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE beneficios del desarrollo. El problema consiste en que gran parte del período de posguerra creó algo así como un efecto de ilusión óptica (efecto “trompe l’oleil”) que engañó hasta a los más brillantes analistas del desarrollo, incluidas las escuelas de la dependencia en América Latina (y, más allá de ellos, a los proponentes de la planificación económica en muchos países europeos). Ellos pensaron que sólo copiando los sistemas de producción de los países más desarrollados o aquellos de las empresas dominantes, y que forzando la clausura de sus sistemas nacionales de insumo-producto podrían transformarse en amos de sus propios destinos (5). quier parte, así como así, mediante la mera transferencia de equipos o de habilidades formales. Aun así, una enorme parte del sistema de producción en gran escala era transferible de país a país, aquel que tenía que ver con la producción de bienes de consumo; las plantas de montaje final eran esencialmente operaciones de llave en mano que podían ser instaladas por equipos de ingenieros. Dicha transferibilidad de tecnología fue aplicada a gran parte de la cadena insumoproducto para bienes de montaje complejo, sobre todo si los mercados de los países eran suficientemente grandes. El paso relativamente lento de la modificación del producto en si aumentó esta transferibilidad, de manera que los rezagos tecnológicos entre productos elaborados en los países desarrollados y en vías de desarrollo se redujo constantemente, He aquí cómo actuaba el efecto “trompe l’oleil”. Desde los años treinta hasta los cincuenta, las principales economías industriales perfeccionaron una serie de tecnologías de producción, de habilidades organizacionales y de gestión y de instituciones, conocidas colectivamente como "producción en gran escala". Este sistema es capaz de producir enormes cantidades de bienes similares a un costo relativamente bajo, debido a que los bienes son estandarizados, lo que permite tecnologías de producción altamente eficientes y sistemas de comercialización que pueden desarrollarse en torno a ellas. En sus primeros años, es decir, en las décadas de 1910 y 1920, el sistema se confinó sólo a unas cuantas regiones y países porque el conocimiento para generar el producto era bastante escaso. Pero en la medida en que se desarrollaba, el sistema se dividió en dos partes: la producción directa de bienes de consumo y la producción de bienes de capital y de algunos de los componentes más refinados de los bienes de consumo. Lo primero involucraba tecnologías que tenían un ritmo lento de mejoramiento tecnológico, mientras que la producción de lo segundo constituyó el núcleo de la dinámica tecnológica del sistema de producción en gran escala desde los años cincuenta en adelante. Lo primero involucraba un conocimiento altamente codificable e imitable, esto es, un conocimiento que podía ser fácilmente transferido de un territorio a otro, envasado como estaba en máquinas y con procedimientos simples en lo formal y en sus requerimientos de especialización. Lo segundo, por otra parte, implicaba una continua dinámica de descubrimiento, de formas más radicales de innovación que en el sector de bienes de consumo. Por lo tanto, no podían instalarse en cual- Muchos aspectos del ambiente macroeconómico mundial hicieron posible la difusión geográfica de la producción en gran escala. Una vez lograda la recuperación de posguerra, se generó una economía dolarizada, con tipos de cambio estables y bajas tasas de interés, lo que, junto con un elevado índice de acumulación de capital en las principales economías industriales del mundo, causó un clima favorable para la inversión mundial. Las monedas fuertes de los países exportadores de capital hicieron más barata la inversión de éstos en las economías en desarrollo. Muchos países implementaron estrategias de desarrollo económico diseñadas para valerse de estas circunstancias tecnológicas e institucionales. Usaron la protección del mercado y la sustitución de importaciones para acelerar el proceso de transferencia de industrias a sus territorios, además de políticas de polos de crecimiento para tratar de expandir la actividad entre las diferentes regiones. Tales estrategias, aunque no deseadas y ni siquiera aprobadas por las grandes empresas transnacionales en los países desarrollados, sin embargo no fueron seriamente en contra de los propósitos del ambiente tecnológico o económico de la época. Por todas estas razones, esas estrategias a menudo tuvieron resultados dramáticos de crecimiento positivo en los años cincuenta, sesenta e incluso setenta, con un producto industrial y una diversidad de ese producto creciendo notablemente en países como Brasil. Algunos autores denominaron estas economías industriales "Fordismo REVISTA EURE 9 MICHAEL STORPER periférico" (6), una imitación de los sistemas de producción en gran escala de los países del centro, sin la concomitante estructura macroeconómica. mos adicionales del Estado para financiar servicios con el fin de contrarrestar la crisis social generada por la creciente desigualdad, así como para financiar los mismos subsidios industriales. El ciclo macroeconómico de la deuda, la inflación, la depresión y, finalmente, el retiro del capital internacional, es ya bien conocido. La economía nacional fue concebida, en todo caso, como un espacio territorial en el cual podía ubicarse el pleno complemento de los insumos y de los productos, recirculando de esa manera los beneficios de la producción en inversión y la demanda de los salarios en consumo. La independencia tecnológica nacional y la dinámica keynesiana probarían ser complementarias y virtuosas. Las estadísticas del comercio mundial, en relación con la producción mundial para los años cincuenta y sesenta, reflejan exactamente esta realidad: el crecimiento del comercio anduvo a la par con el del producto hasta la segunda mitad de la década de los sesenta, exactamente como lo hizo desde el fin de la Primera Guerra Mundial (7). Las economías nacionales fueron espacios importantes en los que operaban los sistemas de producción. Todo el sistema tuvo otra importante contradicción. Tendió a producir una gigantesca ciudad-región industrial -o un pequeño número de ellas— donde se concentraría una enorme proporción del producto industrial y de la fuerza de trabajo del país, con exclusión de otras regiones cuya población rural emigró a los principales centros industriales en busca de trabajo de baja remuneración (8). San Pablo, Seúl y México son ejemplos notables, Las políticas de polos de crecimiento diseñadas para contrarrestar este efecto tuvieron resultados frustrantes, porque no pudieron compensar la razón principal de la concentración: el deseo de los proveedores de insumos de contrarrestar la incertidumbre, derivada de la inestabilidad de todo el sistema, mediante la maximización del acceso territorial a la mayor parte posible del sistema industrial. La descentralización territorial fue perjudicial, en gran medida, para este comportamiento de prevención de riesgo de su parte. A su vez, estas enormes ciudades industriales principales tendieron a agravar la crisis social de la inequidad, generada por el programa de desarrollo económico en sí, al concentrar enormes masas de gente subremunerada o no asalariada en un número pequeño de ciudades-regiones. Hubo importantes contradicciones y fracasos en el proceso de desarrollo, asociadas con el aumento de la producción en gran escala en las economías en desarrollo, todo ello bien documentado en la literatura sobre el tema. Entre estas contradicciones podemos citar varias. La creciente desigualdad del ingreso afloró frecuentemente debido a la polarización del mercado de trabajo a la luz de técnicas que ahorran empleo, en alto grado, utilizadas en el sector industrial moderno, así como en relación con la inicial distribución desigual de la propiedad. Esta desigualdad, de la que Brasil es probablemente el caso más extremo, creó bloqueos "keynesianos" dentro de la economía nacional, es decir, un fracaso para ampliar los mercados internos más allá de cierto punto. Las industrias altamente protegidas, al estar confrontadas con la tendencia de la demanda hacia el estancamiento, se volvieron más que nunca hacia sus respectivos Estados nacionales en busca de protección adicional y, en muchos casos, de subsidio. Estos subsidios eran proporcionados, a menudo, sin insistir en que dichas industrias dedicasen suficiente atención a mejorar su eficiencia y sin someterlos a la competencia del mercado. A su vez, las estructuras industriales oligopólicas fueron reforzadas. El comportamiento oligopólico de los precios creó presiones inflacionarias en muchas economías, especialmente en América Latina, y éstas se agravaron debido a présta- Estos efectos sociales y colaterales del modelo de desarrollo basado en la producción en gran escala de bienes de consumo fueron suficientemente malos, pero no constituyeron los únicos problemas, ya que hubo un defecto central en el enfoque mismo de desarrollo. El propósito declarado de inducir sistemas de insumoproducto de producción en gran escala en el territorio nacional no fue simplemente para permitir a cada país obtener los puestos de trabajo y los beneficios asociados con sus propios mercados internos, sino para impulsar a la economía nacional hacia el dominio del conocimiento, de la tecnología, de modo que algún día ella pueda dirigir su propio proceso de desarrollo, crear su propia trayectoria de desarrollo. Celso Furtado es muy claro al identificar la sustitución de importaciones, la protección de los mercados y la reintegración del espacio REVISTA EURE 10 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE económico nacional, no como un objetivo último, sino como un medio hacia el objetivo de igualdad del conocimiento tecnológico con las economías desarrolladas (9). Lo que menciono más arriba como "trompe l'oleil” o ilusión óptica, se refería a la idea de que, al implantar grandes segmentos del sistema de producción en gran escala, se generaría necesariamente dicha capacidad tecnológica. Hubo una ilusión "modernista" a gran escala en el sentido de que, instalando equipos de producción de tipo Taylorista-Fordista tecnológicamente estables y partes de la cadena de insumo-producto orientadas al consumidor, se podía sustituir a la trabajosa dimensión social e intelectual del proceso de desarrollo. ducciones, como la obsolescencia planificada del producto), sino asegurar una mucho mayor diferenciación de productos en un momento dado mientras se adapta constantemente la composición de productos y procesos, de modo de anticipar la competencia. La transición no es aquella que va desde la llamada estabilidad total de entonces hasta la “flexibilidad' ahora, sino, más bien, que la naturaleza de las fluctuaciones económicas ha cambiado, desde los riesgos predecibles hasta formas más profundas de incertidumbre verdadera (10). Hoy la incertidumbre varia desde altos índices de volatilidad del mercado en industrias de baja tecnología (cambios en los hábitos de consumo, más cambios de los productos, más imitación) hasta lo impredecible de la innovación científico-tecnológica en aquellas industrias basadas en nuevas tecnologías. Ya en los años sesenta y setenta había preocupaciones sobre esto, en vista de que las economías nacionales en cuestión no se estaban moviendo con facilidad desde la producción de bienes de consumo hacia la producción de bienes de capital, sino simplemente desde bienes de consumo tradicionales hacia bienes de consumo más complejos. Pero no fue hasta que el sistema de producción en gran escala comenzó a desplomarse en los años setenta, como paradigma para la actividad impulsora en los mismos países desarrollados, que la ilusión óptica se manifestaría del todo. Hay muchas razones para el desentrañamiento del paradigma de la producción en gran escala, las que han sido materia de una voluminosa literatura reciente: agotamiento de los aumentos de productividad dentro del mismo sistema tecnológico; saturación de los mercados; aumento de la presión salarial; cambios en los mercados de consumo hacia una mayor diferenciación del producto; abandono del sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos, alrededor de un dólar sobrevaluado, que había estabilizado la configuración territorial de precios de los productores desde la Segunda Guerra Mundial. El orden keynesiano global de la posguerra, con su base productiva clave de la producción en gran escala de actividades impulsoras, se erosionó durante los años setenta. Esas empresas, sectores, regiones y naciones que aprenden más rápido o mejor que su competencia, se convierten en impulsoras porque su conocimiento es normalmente escaso y por lo tanto no puede ser imitado de forma inmediata por otras nuevas, o transferido vía canales codificados y formales a las firmas competidoras, regiones o naciones (11). El margen precio-costo de tal actividad puede aumentar o las participaciones en el mercado pueden ampliarse, con los consiguientes beneficios para el desarrollo. Tal aprendizaje puede también adoptar la forma convencional de aumentos importantes de productividad, de nuevo con beneficios para el desarrollo, sobre todo si estos aumentos no son fácil o inmediatamente imitables. En otras palabras, en contraste con la porción de bienes de consumo del sistema de producción en gran escala, la transferibilidad interterritorial de los elementos centrales de la economía de aprendizaje es muy limitada. Este cambio en la propulsión se manifiesta en la reorientación del sistema del comercio mundial desde alrededor de 1965. El comercio mundial ha crecido mucho más rápido que el producto mundial, en parte porque las economías territoriales exportan ahora los productos adonde su aprendizaje es más efectivo. La creciente especialización de las naciones en el comercio de productos básicos es un rasgo principal de la geografía económica mundial contemporánea (12). Hoy día, la lógica y la organización de la actividad económica impulsora es muy diferente de aquella de los años sesenta. El objetivo principal del proceso de gestión ya no es simplemente comprimir costos alrededor de un conjunto fijo de producciones y mercados (o alrededor de una evolución predecible de esas pro- La especialización, debida a un aprendizaje avanzado, está basada en lo que los economistas llaman 'ventajas absolutas', en el sentido de que virtualmente no hay, REVISTA EURE 11 MICHAEL STORPER para muchos productos, un conjunto de precios de factores alternativos que puedan bastar para atraer la actividad en cualquier parte; el mecanismo de la ventaja comparativa es secundario en estos casos (13). De modo que ya no hay cabida para la ilusión óptica de posguerra: el dominio del conocimiento tecnológico es básico para el destino económico de naciones y regiones, y no hay forma de tomar atajos a través de la mera implantación de componentes físicos o inclusive de partes importantes de los sistemas de insumo-producto, no del modo como parecía posible en los años cincuenta. Y las economías en desarrollo no parecen estar enfrentando efectivamente estas nuevas condiciones de participación en la economía global: en 1980, los 102 países menos ricos del planeta participaban del 8% de las exportaciones mundiales y del 9% de las importaciones; en 1990, estas cifras eran del 1,4% y 5%, respectivamente (14). A comienzos de los ochenta, los países en desarrollo recibían el 25% de la inversión extranjera directa, pero esta cifra bajó a 17% hacia finales de la década y los flujos se concentraron en un número menor de países. Junto con esto, en el mundo en desarrollo sólo las economías orientadas hacia la exportación que adoptaron estrategias muy distintas a las del aislamiento económico tuvieron un buen comportamiento en el período mencionado. Los países en desarrollo de ingreso medio, en su mayoría, son lugares de producción de rutina respecto de la economía global. En industrias con elevados costos de capital fijo hay una amplia variedad de consecuencias del desarrollo. En algunos casos, la vieja historia de la simple explotación laboral es la regla. Pero en otros, las sucursales de fábricas involucran una cierta cuantía de mejoramiento tanto tecnológico como de habilidades, y el Estado desempeña una función significativa para determinar hasta qué punto éste es el caso. Los ejemplos positivos son Singapur y Hong Kong y los negativos Indonesia y Turquía, con Brasil y México como casos intermedios. Estas nuevas funciones territoriales no son las mismas que las varias configuraciones "centro-periferia" de la posguerra. En esos sistemas, centros y periferias eran territorios en una relación normal centro-interior ("hinterland"), sea en el plano nacional o internacional: tenían funciones estructuradas de manera clara y jerárquica dentro de los sistemas de producción y como economías globales (15). Estas funciones claras ya no existen, en el sentido de que las áreas de producción de rutina son, en la mayoría de los casos, simples lugares de producción sin ninguna relación necesaria con las economías "centrales" de inversión. La manifestación extrema de esto es que en algunas industrias, especialmente aquellas con bajos requerimientos de capital fijo, hay una división "itinerante" del trabajo, con empresas que aterrizan en un país o región sólo por algunos años y después se mudan apenas los salarios se elevan por sobre el mínimo global. Esto ha estado sucediendo en ciertas áreas del sudeste asiático y de América Central en años recientes. En general, las limitaciones a las posibilidades de desarrollo de las sucursales de fábricas son más grandes que nunca. Este desarrollo se mantiene fundamentalmente vulnerable a los cambios en los mercados y en la tecnología si está orientado hacia la exportación, y fundamentalmente sujeto a las restricciones del ingreso interno si está orientado hacia los mercados internos, y en ninguno de los dos casos es creador de mercados y tecnologías. 3. NUEVAS CONFIGURACIONES TERRITORIALES EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE En la división internacional del trabajo hay tanto continuidad como cambio. Continuidad en el sentido de que el proceso de división territorial —identificado en el periodo de posguerra— de sistemas multinacionales de producción en áreas centrales (aquellas donde el dominio del conocimiento tecnológico, esto es el aprendizaje avanzado, tiene lugar), en regiones de producción de rutina (sucursales de fábricas en regiones para ciertos componentes y montaje, además de montaje para el servicio del mercado) y en regiones excluidas (las que no participan, de manera importante, en los circuitos internacionales de producción, tales como vastas zonas de Africa subsaheliana), continúan desarrollándose a escala mundial. La fuerza motriz de largo plazo en el desarrollo regional y nacional en los casos relativamente exitosos del mundo en desarrollo en los años ochenta (éxito definido como crecimiento con ingresos reales per cápita proporcionalmente en aumento), es entonces el mejora- REVISTA EURE 12 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE miento progresivo de sus capacidades tecnológicas, combinado, a la vez, con ventajas de productividad. Para prolongar el proceso de desarrollo es necesario llevar a cabo ambas cosas hasta alcanzar un nivel de ventajas tecnológicas absolutas que estén a la par con las naciones desarrolladas. En general, tales actividades, basadas en el aprendizaje, están altamente "contenidas" dentro de empresas o redes de empresas, actores e instituciones; esta contención es una respuesta a la escasez de conocimientos y prácticas de las cuales ellos dependen en el entorno económico general. Por la misma razón, en un determinado conjunto de actividades, estas empresas, actores o instituciones están frecuentemente territorializadas según un conjunto dado de actividades. Una actividad puede definirse como territorializada cuando su desempeño económico depende de la localización (lugar-dependencia) y donde tal localización es además específica en su ubicación, esto es, afianzada en recursos que no están disponibles en otros lugares, o que no pueden crearse o imitarse fácil o rápidamente en lugares carentes de los mismos. No toda producción basada en el aprendizaje está territorializada, por supuesto. En los países desarrollados, donde la infraestructura intelectual y social general es más profunda y amplia, las redes de actividad de aprendizaje espacialmente extendidas han sido posibles en muchos sectores (16). Pero esto no sólo no es un fenómeno decisivo en muchos países desarrollados, sino menos aún en países en desarrollo, donde la base del aprendizaje tecnológico aparece, de manera abrumadora, en forma de islas contenidas en el espacio económico nacional. espacios territoriales mediante la territorialización de sus vínculos componentes de insumo-producto. Muchas de estas políticas (especialmente para las regiones periféricas) fracasaron porque tales vínculos normalmente no necesitaban estar estrechamente territorializados. A lo largo de la década pasada se perdió mucho esfuerzo en teorizar y medir la relación entre el espacio económico y el espacio territorial (17) porque las aglomeraciones parecen haber "reaparecido" en el panorama del capitalismo avanzado, asociadas con la nueva economía de aprendizaje. El crecimiento de densos "distritos industriales" en muchos países, tanto en ciudades pequeñas como en las de tamaño medio o dentro de grandes centros metropolitanos, parecieron participar de este fenómeno. Hay una relación general entre vínculos que están sujetos a niveles altos de incertidumbre, a los altos costos que resultan al recorrer una distancia y a la aglomeración. En algunos de estos casos las aglomeraciones son de aprendizaje, donde las empresas vinculadas son especialistas en redes relativamente estables de insumo-producto, donde la especialización e interconexión son claves para el aprendizaje. Pero en muchos otros casos, mientras la aglomeración basada en vínculos está muy presente, la evidencia de tal aprendizaje no lo está. Los ejemplos incluyen la aglomeración como una manera simple de contrarrestar la incertidumbre, sea que se deba a la naturaleza de la industria (por ejemplo, ropa de moda) o al clima macroeconómico (por ejemplo, la industria metalúrgica en San Pablo). Las diferencias cualitativas entre las dos formas de incertidumbre son del todo importantes para la diferencia entre la razón económica para la aglomeración y el desempeño de la misma. Desafortunadamente, en las principales aglomeraciones de los países en desarrollo la aglomeración es, con mucha frecuencia, sólo una forma de contrarrestar la incertidumbre, de ocultar el riesgo, y no para ocuparse del aprendizaje tecnológico. Para ver por qué este es el caso, podemos examinar las causas de la territorialización del aprendizaje en tres posibles tipos de fuerzas. La primera es el concepto tradicional de economías de "aglomeración", las que podemos llamar "externalidades locacionales directas y transadas". El punto de partida para buena parte de este razonamiento es la teoría del "espacio económico" de Francois Perroux (no espacio geográfico). Los espacios económicos se definen como vínculos densos entre actividades dentro de una división del trabajo, en forma de transacciones insumoproducto o de requisitos de insumos superpuestos. Las políticas de polos de crecimiento dieron por sentado que los espacios económicos podían convertirse en Más aún, mientras esta investigación nos ha mostrado que los centros territoriales industriales en crecimiento, basados en el aprendizaje, a menudo involucran densos vínculos locales de insumo-producto, ello no ha resuelto el problema de la territorialización en la economía global de aprendizaje, puesto que muchas de estas áreas centrales no tienen una concentración abrumadora de vínculos locales (depende del país y de la REVISTA EURE 13 MICHAEL STORPER industria: los vínculos locales son elevados en las industrias neoartesanales de Italia y relativamente bajos en la alta tecnología californiana). El motivo es que no todo aprendizaje que depende de la aglomeración depende del tipo de vínculos que aquí se ha teorizado. tidumbre. Hay distintos tipos de incertidumbre (en diferentes tipos de mercados, con respecto al tipo particular de tecnología y conocimiento que está a mano, etc.) que dan lugar a distintas soluciones posibles. Propongo que, para ocuparse exitosamente del aprendizaje, los actores elaboren conjuntos de convenciones que sirvan de marco común para la coordinación de sus vínculos transados, directos e indirectos. Sólo en una minoría de casos tal coordinación es llevada a cabo por reglas formales o contratos; incluso donde estas instituciones están presentes de manera evidente y formal, el grado en que ellas tengan éxito depende de las convenciones largamente implícitas que impulsan a los actores a suscribirse a ellas. ¿Cuál es la fuerza detrás de esta proximidad territorial si no los vínculos directos del insumo-producto transados? Pareciera que, de forma creciente, el conocimiento especializado y los talentos organizacionales, al ir desarrollándose a través del aprendizaje, evolucionan en contextos específicos de lugar debido a excedentes de conocimientos tecnológicos y a aspectos complementarios; éstas son externalidades locacionales duras, pero indirectas. En el caso de que, por ejemplo, dos industrias dependan de tipos similares de conocimiento tecnológico, pero que no comercian entre si, ellas tenderán a comerciar con abastecedores de insumos similares y a contratar gente del mismo mercado de trabajo y de las mismas instituciones de capacitación. Por lo tanto, los vínculos son transados, pero no entre las empresas aglomeradas. Sin embargo, el excedente tecnológico y las economías externas asociadas a ello son del todo importantes, tanto para las compañías atrapadas en este nexo tecnológico como, por supuesto, para la región. El problema consiste en que los análisis tradicionales se concentran exclusivamente en vínculos que son a la vez duros y directos. En una economía de aprendizaje muchos vínculos del insumoproducto son indirectos. Al igual que los vínculos directos, sin embargo, hay muchos casos donde los vínculos indirectos no tienen por qué ser territorializados, y necesitamos saber mucho más acerca de la dinámica de territorialización-desterritorialización para tales vínculos indirectos transados. Estos marcos para la acción, basados en convenciones, son muy diferentes de los vínculos transados, directos e indirectos: ellos son interdependencias no transadas entre actores (18). Estas interdependencias no transadas son a menudo, propongo, las claves acerca de si los vínculos transados operan de modo apropiado para producir formas competitivas de actividad económica y, sobre todo, de aprendizaje tecnológico y organizacional. Este es el “pegamento" que trabaja a espaldas de los vínculos transados. Las convenciones existen en asociación con casi todas las formas de actividad económica, pero probablemente tienen efectos territorializadores más fuertes cuando hay elevados niveles de complejidad sustantiva en materia de información y en sus interpretaciones. Muchos tipos de información, por ejemplo, no se sostienen por sí mismos, pues requieren una comunicación fuera de la estructura formal de información con el fin de que la gente llegue a común acuerdo sobre lo que se está diciendo. Esto es así no sólo para la información tecnológica, sino también para la información política en la economía, como lo es en las reglas del trabajo, en las reglas gubernamentales, en las formas de las relaciones interempresas, etc. Más aún, para que ocurra esta coordinación basada en la comunicación necesitamos tener un cierto nivel de confianza en lo que los otros dicen o hacen, o al menos alguna confianza en cómo los interpretamos. En el primer caso, algún grado de confianza está a la mano; en el segundo, se requiere un entendimiento sólido y múltiple de lo que se está transando, es decir, maneras de leer entre líneas, de verificar de múltiples maneras los posibles significados de lo que es un inherente contenido formal incierto. Debiera ser ob- Pero incluso esta expansión conceptual de la idea del vínculo transado -de directo a indirecto- es insuficiente para captar lo que sabemos acerca del aprendizaje tecnológico y organizacional. Toda actividad de aprendizaje, de desarrollo en el verdadero sentido de la palabra, involucra incertidumbre, por lo que no hay configuración posible de mercados y empresas que permita niveles cero de interdependencia con otros actores. La forma principal en que se resuelve esta incertidumbre es mediante convenciones que dan por sentadas prácticas empíricas, rutinas para la acción entre socios para los diferentes tipos de relaciones definidos por la incer- REVISTA EURE 14 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE vio que estos tipos de interacciones convencionales tendrán una tendencia a ser territorializadas; por lo tanto, donde las interdependencias no transadas son importantes para la actividad económica, la territorialización se verá fuertemente estimulada. Esto nos brinda una percepción adicional de la paradoja central de la territorialización dentro de la economía global de hoy en día: las convenciones, como interdependencias no transadas, son, por definición, formas altamente "endógenas" de coordinación económica. Ellas están generadas a través de rondas de acción e interacción entre actores económicos, conducentes a regularidades asumidas en cuanto a lo que uno espera del otro y a lo que ellos hacen. Gran parte de la ciencia social tiende a mirar este fenómeno como un mero "residuo" del pasado, destinado a desaparecer frente a las lógicas modernas y universales del desarrollo, a la convergencia hacia las mejores prácticas óptimas, específicas, etc. Esta manera estrecha de visualizar las fuentes del desarrollo económico (que tiene variantes tanto marxistas como neoclásicas) ha originado una dura crítica empírica y teórica en los últimos años, y por buenas razones. Las áreas más avanzadas del desarrollo económico contemporáneo son, de muchas formas, altamente dependientes de estas convenciones, costumbres e instituciones históricamente creadas y geográficamente diferenciadas. De hecho, las áreas centrales de la economía mundial son tales porque incluyen formas de eficiencia económica que están localizadas, son usuales, están territorialmente arraigadas y son territorialmente específicas. Estas dimensiones de la producción no son sólo una consecuencia secundaria de los atributos de la información acerca de la tecnología de una industria o de la división del trabajo: una vez que existen, las convenciones pueden tener efectos importantes de retroalimentación a largo plazo en la evolución de dichas tecnologías, de la división del trabajo y de los productos, de manera que el grado de endogeneidad asociado con este aprendizaje no disminuye necesariamente, sino que se reproduce en la medida en que existan bases no formales de aprendizaje (19), Y en términos puramente territoriales, puede ser que las interdependencias no transadas y limitadas geográficamente a menudo sobreviven a los vínculos insumo-producto geográficamente restringidos. Nótese que no hay, entonces, una correspondencia automática entre internacionalización de mercados y desterritorialización de la actividad productiva. En verdad, el sistema creciente de comercio mundial está basado, al menos para algunos productos, precisamente en su creciente territorialización (especialización del comercio): las actividades con los más altos contenidos de competencia, conocimiento y tecnología están crecientemente asentadas en áreas territoriales centrales, aun cuando están también insertas de forma creciente en redes de relaciones con otros centros territorializados y con las actividades (de producción rutinaria) desterritorializadas de sus sistemas de producción y comercialización. Tanto la territorialización como la desterritorialización se ponen en evidencia, dando lugar a sistemas de producción globalizadoslocalizados (algunas veces llamados ahora "glocalizados", en contraste con la imagen incorrecta de ausencia de lugarización asociada con el término “globalización"). Una dimensión principal de esta territorialización es el comportamiento de las principales empresas multinacionales basadas en la tecnología. Estas empresas mantienen sus actividades tecnológicas más relevantes en sus países de origen y, aun allá, dentro de una o dos regiones donde se concentran importantes empresas asociadas, instituciones de investigación y recursos laborales (20). Algunos estudios han mostrado, además, que las inversiones extranjeras directas de estas empresas son atraídas hacia las áreas centrales de tecnología de otros países; ellas tienden a ser seguidoras y no líderes territoriales, El resultado general de estas dinámicas es que una alta proporción del valor transado en la economía mundial contemporánea emana de los centros territoriales de producción, en industrias que forman las especializaciones de exportación de sus respectivos países. 4. LAS DOS TRAYECTORIAS DEL DESARROLLO ECONOMICO: TECNOLOGIA Y CONVENCIONES Un problema importante para rrollo se presenta ahora sobre cedente: donde no pueden apropiadas es poco probable REVISTA EURE 15 las estrategias de desala base del análisis preconstruirse convenciones que cualquier programa MICHAEL STORPER de desarrollo tenga éxito, no importa cuán brillante haya sido su ejecución en torno a las dimensiones transadas de la economía. Busquemos ahora las implicaciones de esto para las políticas regionales y nacionales de desarrollo en la economía global de aprendizaje contemporánea. requeridas para manejarlos, sino ubicar a una nación o a una región en una trayectoria tecnológica basada en el aprendizaje y en espacios tecnológico-económicos particulares (conjuntos de actividades caracterizadas por vínculos directos e indirectos). La tarea es compleja, diseñada para mantener a la región en movimiento de un punto a otro en una trayectoria, de modo que, a medida que otras regiones en la economía mundial se recuperen y se vuelvan capaces de imitarla, esto se genere sobre la base de actividades que representen el fruto de un aprendizaje reciente y, por ende, sean capaces de controlar los beneficios económicos de la escasez, que son los que definen las actividades impulsoras. En otras palabras, la región recorre una trayectoria tecnológica, de manera que es un blanco móvil y no estático; si fracasa en el intento, no tiene actividades impulsoras o sus beneficios económicos. Dos trayectorias, no una. Se solía pensar que el desarrollo económico podía forzarse mediante la política tecnológica. En países desarrollados, sobre todo en los de la Europa continental de posguerra, la mayor parte de esas políticas estaban orientadas hacia una determinada meta. Estos países emprendieron programas de desarrollo tecnológico a gran escala, encaminados a un tipo específico de producto final, tal como petroquímicos, aeroplanos o computadores. Los Estados Unidos adoptaron una versión militar de estas políticas para financiar la Guerra Fría, pero ellas son muy costosas, permanecen latentes por largos periodos y tienen un margen bastante elevado de fracaso, siendo este fracaso, en gran medida, tecnológico en lo que concierne a proyectos militares, y tecnológico y económico en cuanto a proyectos civiles (21). También se obtuvieron aciertos brillantes, como el Airbus o los trenes franceses de alta velocidad (asumiendo que éstos son verdaderamente viables, comercialmente hablando, lo que parece ser en este caso). Brasil fue exitoso con la rama civil de su industria aérea, Embraer, a través de esta política, pero todavía no lo ha sido en la industria de computadores. Nótese que los éxitos alcanzan a las industrias donde el conocimiento básico ya está bastante maduro y el producto es un conjunto técnico a gran escala, con altas barreras arancelarias. Las políticas tecnológicas orientadas hacia objetivos determinados no parecen funcionar para los componentes tecnológicos básicos (por ejemplo, la microelectrónica), para productos finales con rápidas curvas de aprendizaje (los computadores) o para bienes de capital complejos (herramientas para maquinaria). Incluso no parecen funcionar para productos de baja tecnología, pero altamente diferenciados (el plan textil francés fracasó totalmente). La economía de aprendizaje es altamente inadaptada a las políticas orientadas hacia objetivos determinados, salvo estas pocas excepciones. Pero así como el aprendizaje es el resultado de vínculos transados y no transados, la política debe enfocarse no sólo en las trayectorias tecnológicas per se, sino también en las convenciones que parecieran hacerlas posibles para un grupo dado de actores. El equipo físico no es el único problema; una economía nacional o regional debe también construir y seguir reconstruyendo las convenciones —marcos de acción que posibilitan la coordinación y comunicación económicas— que la habiliten para transformar capacidades intensivas y las existencias dadas de componentes físicos en trayectorias tecnológicas efectivas. El desafío de la economía global de aprendizaje para las economías territoriales, por tanto, consiste en establecer y mantener no una dinámica económica, sino dos: la trayectoria tecnológica, esto es, el dominio de espacios específicos en la economía, caracterizados por excedentes tecnológicos y complementariedades (22), y la trayectoria de las convenciones o de las interdependencias no transadas, que generan la coordinación entre los actores, necesaria para recorrer la trayectoria tecnológica. La tarea, entonces, consiste tanto en reorientar el desarrollo económico hacia espacios tecnológicos particulares como en cimentar las capacidades para la acción colectiva en curso en las regiones y naciones, lo que permite que las existencias dadas de componentes físicos se transformen en trayectorias tecnológicas. El objetivo de la política en la economía de aprendizaje no debe consistir simplemente en la instalación de componentes físicos en un lugar y las capacidades Las convenciones: más allá de la escisión micro-macro. El problema del ajuste o acción colectiva en marcha se REVISTA EURE 16 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE refiere muy frecuentemente al de las instituciones, aunque, como veremos en seguida, las instituciones son sólo la punta del iceberg de las interdependencias no transadas o de las convenciones que hemos estado analizando aquí. Las discusiones acerca de las instituciones que se necesitan para el desarrollo económico endógeno, generalmente, caen dentro del campo “macro" o del "micro”. Por el lado macro, Taiwán y el resto de los dragones de Asia son los ejemplos positivos predilectos, mientras que varias economías latinoamericanas son los negativos. En el ampliamente estudiado caso Taiwanés, por ejemplo, se ha mostrado que el proceso de desarrollo ha estado fuertemente guiado por el Estado y no dejado en manos del mercado. El Estado intervino juiciosamente, en todo el período de posguerra, de cuatro maneras principales. Generó una distribución inicial del ingreso que no fue excesivamente desigual, usando la reforma agraria como medio importante para regular la migración campo-ciudad, elevando de ese modo los ingresos rurales y evitando la presión excesiva hacia la baja de los salarios en las ciudades; dirigió los créditos hacia los sectores claves, mientras se usó la devaluación de forma muy selectiva y no como pieza central de la política económica, y se previno la especulación monetaria (a través de un sistema financiero orientado hacia la banca); se utilizó la protección, pero con orientación hacia las exportaciones y hacia el crecimiento, y una participación multinacional y una apertura sostenida a las presiones del mercado, y tuvo un aparato efectivo de política económica en el Estado, afianzado por altos niveles de competencia técnica y estabilizado a través de un corporatismo político (23). Como es bien sabido, estas condiciones no fueron creadas en la mayoría de los países en desarrollo, fuera del contexto asiático. Altos niveles de inequidad en el ingreso, inestabilidad de los precios, crédito monetario sin control e inestabilidad política han reinado, por ejemplo, en muchos países de América Latina. Estas condiciones de la política macroeconómica, por otra parte, no parecen ser suficientes en sí y por sí mismas para generar milagros de desarrollo. Wade, por ejemplo, hace notar que todo el aparato técnico que generó el contexto macroeconómico y la trayectoria de Taiwán dependió del “corporatismo autoritario” del Estado taiwanés, manteniendo bajo control a los elemen- tos disidentes de la sociedad civil, fueran éstos de oposición popular o elementos de la elite capitalista, sin tener que recurrir a una abierta dictadura (24). No se trata de que nos guste o no el autoritarismo o el corporatismo, sino que las condiciones existieron en Taiwán para mantener grandes segmentos de actores económicos en condiciones de coordinación entre sí, de manera que pudieran recorrer a lo largo de las trayectorias tecnológicas. La estrategia macroeconómica depende de la existencia de estas otras condiciones. Y es importante comprender que el autoritarismo por sí solo no logra este objetivo; muchos otros países en desarrollo intentaron el autoritarismo, pero sin éxito. Tan riguroso como pudo haber sido en Taiwán, el autoritarismo, puntualiza Wade, no necesitó ser más duro del que fue porque hubo condiciones más profundas de 'acuerdo' -de convención, nos atrevemos a decir- en la misma sociedad civil, que lo mantuvieron amarrado. Los microinstitucionalistas reclaman que "obtener los precios justos" es el medio para el desarrollo y que, para hacerlo, el Estado debería, como su primer objetiva, asegurar la ausencia de impedimentos a la acción del mercado. Esto es completamente opuesto al análisis de Taiwán examinado más arriba. El problema es no sólo fáctico -es decir, que hay una pequeña evidencia concreta para ello en casos como Taiwán, Singapur o Corea- sino también teórico. Abogar por el uso de un Estado para obligar al mercado supone estabilidades institucionales fundamentales que no existen en muchos países. También presume que, básicamente, los actores relevantes en la economía están preparados para jugar con las reglas del mercado, esto es, que hay un amplio y profundo acuerdo social acerca de los mercados. Mercados, en otras palabras, son convenciones entre personas que permiten una forma específica de acción colectiva, aquella de las “relaciones de mercado". Esto puede existir en los Estados Unidos, pero no es la esencia del contrato social en la mayoría de los otros países, aun en la Europa continental Par lo tanto, es engañoso invocar la necesidad, por parte del Estado, de prevenir a las instituciones de obstaculizar al mercado como una precondición para el desarrollo, como lo hacen algunos nuevos institucionalistas como Douglass North (25). Las convenciones o interdependencias no transadas requeridas para trayectorias tecnológicas exitosas, en consecuencia, no pueden ser reducidas a los niveles REVISTA EURE 17 MICHAEL STORPER macro o micro de la mayoría de los análisis, aun cuando —como se ha sugerido en el caso taiwanés— las macroinstituciones puedan facilitar la formación de esas convenciones y que tales convenciones puedan realmente apuntalar el funcionamiento del mercado. orden colectivo y de coordinación hace a este equipo propenso al fracaso. En los años setenta, Italia estableció gobiernos regionales mucho más autónomos que fueron dotados con un amplio rango de poderes para promover el desarrollo económico, aunque no con mucho poder directo en materia de política industrial. En el mismo período, la Cassa per II Mezzogiomo estuvo bien activa para instalar todo tipo de bienes públicos e inversiones privadas en las regiones del sur. Y entonces vino Europa, con su inyección masiva de recursos provenientes de los fondos estructurales de la Comunidad Económica Europea. Nunca hubo un campo de prueba más ideal para tratar de promover el desarrollo regional en una región subdesarrollada: financiación nacional e internacional y descentralización institucional dentro de un país rico y constitucionalmente estable, donde otras regiones en el mismo país experimentaron un impresionante crecimiento económico internacionalmente competitivo durante esas décadas. El destino de los gobiernos regionales y de las economías de las regiones del sur es indicativo del problema. Putnam y otros (27) estudiaron los gobiernos regionales entre 1970 y 1990, mostrando que en el sur todos ellos desempeñaron pobremente su labor, mientras que los del norte lo hicieron correctamente. ¿Por qué? Porque la ausencia de lo que él llama "cultura cívica", y lo que nosotros estamos denominando como un conjunto de convenciones virtuosas de coordinación económica (interdependencias no transadas), hace que cualquier esfuerzo por crear instituciones formales o por aplicar inversiones esté condenado a fracasar. Desconfianza, miedo y agrupaciones sociales muy particulares, como la familia natural o la familia de la mafia, impiden la formación de esas convenciones, no importa cuán alto sea el nivel de inversión o cuán amplios los poderes institucionales. Sin necesidad de invocar el problema de la mafia, que es específico al caso italiano, fácilmente podemos ver fenómenos análogos en otras regiones de los países en desarrollo. Esta idea de que el desarrollo debe consistir de las trayectorias duales de tecnología y convenciones y que ellas deben ser consistentes entre si, y de que las convenciones no son estrictamente micro ni macro, está sugerida por dos ejemplos. El primero es "el desarrollo sin componentes físicos”. Alemania y Japón de posguerra se encontraron con poca planta física o infraestructura. En términos de su capacidad productiva bruta per cápita, ellos eran algo parecido a los países en desarrollo de bajos ingresos, de hoy. Fueron ayudados por el Plan Marshall, por algunas fortunas privadas que sobrevivieron a la guerra y, en última instancia, por algunas inversiones extranjeras, la mayor parte proveniente de los Estados Unidos. Pero se produjo un desarrollo económico fabuloso a partir de un miserable punto de partida en términos de componentes físicos. Quiero sugerir que este desarrollo no puede reducirse a la presencia de existencias fijas de "capacidades" o de "capital humano”, aunque ciertamente existían en buena cantidad. Más bien, tanto el pueblo alemán como el japonés establecieron sistemas de relaciones que les permitió, en primer lugar, reconstruir su infraestructura física y después convertirse en vigorosos innovadores en varios sectores y, de ese modo, participar de forma creciente en los mercados mundiales. Estos sistemas de relaciones no fueron, pienso yo, meros reflejos de las estructuras constitucionales formales impuestas a ellos luego de la guerra (26). Algunos países que comenzaron con equipos físicos relativamente intactos, con regímenes constitucionales estables y posiciones geopolíticas favorables, como Gran Bretaña, estaban en peor situación en el mismo período. ¿Será que los actores económicos en estos países están encerrados en formas de coordinación de "nivel medio" poco efectivas entre si? Las claves del éxito fueron las miles de formas en que los actores interactuaron en las empresas, en los mercados de trabajo, en las instituciones de investigación y en los sistemas de insumo-producto que importan para una efectiva coordinación económica. El ejemplo francés también es revelador. La aplicación de una "política de crecimiento endógeno", con orientación hacia los componentes físicos por parte del gobierno socialista a lo largo de los años ochenta, subrayó el mejoramiento de la calidad de los factores de producción en las regiones subdesarrolladas del territorio nacional (educación, caminos, telecomunicaciones). El poderoso El segundo tipo de ejemplos es aquel de los "componentes físicos sin desarrollo", donde la ausencia de un REVISTA EURE 18 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE gobierno central también descentralizó numerosos mecanismos de producción (fabricación rutinaria), así como centros avanzados de investigación hacia regiones menos desarrolladas. Más aún, y a diferencia del caso italiano, esta política fue ejecutada por un Estado central fuerte y provisto de gente extremadamente capaz. Y todo esto fue combinado con una gran reforma institucional en 1982, una descentralización del poder administrativo conocida corno Leyes Auroux. Pero, en su mayor parte, se repitió el antiguo modelo de "París y el desierto francés". El problema no es tan dramático como en el Mezzogiorno, económica o sociológicamente. Es análogo, sin embargo, en el sentido de que las regiones y localidades de Francia que están excluidas del proceso de desarrollo han sufrido durante tanto tiempo la pérdida de sus propias capacidades autónomas de acción, que una mera ley de descentralización, combinada con componentes físicos, no bastan para construir algo parecido a las capacidades colectivas para el desarrollo basado en el aprendizaje. El aumento de las capacidades, del capital físico, del conocimiento del mercado, etc., es una ardua tarea, pero es más importante "amalgamar" todo eso en un conjunto de convenciones que establezcan el marco para la acción colectiva, conocida como aprendizaje tecnológico en un espacio tecnológico-económico dado. aprendizaje. Los rasgos específicos de tales políticas son muchos y variados. Las palabras clave son: redes, flexibilidad, descentralización, vínculos interempresadales, investigación y desarrollo, tecnópolos, capacitación, etc. Estos son los bienes públicos que dichas políticas dicen necesitar hoy en día. Debería admitirse, sin embargo, que tenemos poca evidencia sistemática respecto de su eficacia, menos aún respecto de cómo encajan juntas en un todo coherente, y virtualmente ninguna respecto de la forma en que ellas operan en el tiempo. Y, francamente, muchas de estas palabras se han convertido en meras listas vacías que son usadas para justificar casi cualquier tipo de acción localista. Aun así, el objetivo de la política puede al menos ser definido de una forma que hace sólo una década era imposible: generar una trayectoria tecnológica (productos y procesos) en un espacio económico determinado, recorriéndole y expandiéndola. Y los medios que la política debería adoptar para cumplir esta tarea deben calibrarse, a tono con esta visión de la tecnología, como un proceso dinámico que es continuo y discontinuo a la vez, donde mucho de ello consiste del conocimiento tácito desarrollado por los actores y entre los actores (especialmente a través de las interacciones usuarioproductor), y donde la competitividad estructural es tan importante como la competitividad del mercado. Nótese que los bienes públicos proporcionados por tales políticas difieren de aquellos prescritos por la corriente principal de la teoría económica, lo mismo que su justificación política (28). En esto último, a veces ocurren "fracasos del mercado", y los bienes públicos pueden ser proporcionados para rectificarlos. Tales bienes públicos deben tener aplicaciones en toda la economía, es decir, deben ser lo más genéricos posibles (habilidades generales de la mano de obra, infraestructura, etc.). Entonces pueden ser implementados por determinados actores del sector privado, en combinación con fondos específicos de empresas e industrias. El gobierno no "elige ganadores" en este análisis. La nueva teoría también requiere de una política para producir bienes públicos donde los mercados tienen la probabilidad de fracasar, pero permite que ellos puedan ser específicos a los espacios tecnológicos; son sus propiedades de desarrollo (evolución a lo largo de trayectorias a través del aprendizaje) las que finalmente generalizan sus beneficios para toda la economía y 5. ALGUNAS SUGERENCIAS ACERCA DE POLITICAS CON TRAYECTORIAS GEMELAS Este tipo de análisis sobre lo que los países y regiones deben hacer para dominar actividades impulsoras en una economía global de aprendizaje, es decepcionante. Lo es por su monstruosa complejidad, mucho más que cualquiera de los marcos de política ortodoxa existentes ("mercados", "obtener los precios justos”) o incluso más que las bien conocidas políticas heterodoxas (Instituciones", "capacidades", "redes"). Déjenme tratar de ofrecer algunas sugerencias generales de los principios de política que derivan del análisis presentado. Política para las trayectorias tecnológicas. Los estudiosos del desarrollo basado en la tecnología han comenzado a elaborar un marco de política en la economía de REVISTA EURE 19 MICHAEL STORPER sociedad. Estos bienes públicos comienzan con características específicas que posteriormente tienen efectos generales a través del aprendizaje, de los excedentes tecnológicos y de las complementariedades, y estos efectos generales pueden entonces ampliarse en el tiempo y en el espacio. Los fracasos del mercado, en otras palabras, pueden ser específicos a los espacios tecnológicos y, por lo tanto, los medios para rectificarlos deben orientarse hacia los actores en esos espacios. En la literatura contemporánea, tales medios incluyen instituciones para una cantidad de propósitos: a) facilitar las redes industriales entre establecimientos donde los mercados conducen a fracasos en el intercambio de información; b) ayudar a las empresas a beneficiarse de existencias comunes de conocimiento tecnológico, donde ellas no pueden hacerlo individualmente ni celebrar contratos para hacerlo colectivamente, y c) coordinar las inversiones colectivas en mercados locales de trabajo, donde las empresas individuales pudieran tender a retener tales inversiones por temor a los efectos independentistas de otras empresas o de los trabajadores (29). Estas instituciones, sin embargo, deben estar afianzadas en las situaciones de acción definidas por los propios participantes; no hay posibilidad de que funcione una fórmula ex ante. En otras palabras, las instituciones deben estar afianzadas en un soporte llamado convenciones; al final, las instituciones son convenciones en si mismas. suministro de investigación y desarrollo precompetitivo y habilitante. Muchos de estos objetivos estuvieron detrás de la ley brasileña que protegió el mercado de las computadoras en los años ochenta (la lei de informatica). La idea consistió en estimular el desarrollo de capacidades específicas a un espacio tecnológico particular en la economía y, de ese modo, promover la competitividad estructural de la economía brasileña en algunas partes del mercado mundial de computadores. No se discute que esta política permitió que ciertas capacidades se desarrollaran en Brasil, sobre todo en algunos subsectores del espacio tecnológico, como la banca electrónica (30). Sin embargo, no es evidente que los programas emprendidos sean capaces de llevar al aprendizaje en el sentido que lo hemos definido aquí (como desarrollo endógeno original del espacio tecnológico), no corno la mera copia de habilidades o componentes físicos ya desarrollados anteriormente, y la prueba de esto es que Brasil virtualmente no tiene presencia en el mercado mundial en materia de computación, de programas de computación o de semiconductores (mientras que si la tiene Corea del Sur, otro país en desarrollo). Schmitz y otros atribuyen este fracaso a la falta de una política industrial global (31). En otras palabras, aparentemente la política fue enfocada hacia el uso del gran mercado nacional como forma de adquirir el nivel de habilidades y de componentes físicos existentes en otras partes (pero la política no fue exitosa del todo, incluso en esta dimensión limitada del proceso de aprendizaje), en vez de caminos de transición viables, a partir de esta “existencia" inicial de recursos humanos y físicos, hacia otros puntos a lo largo de una trayectoria tecnológica. Un elemento clave de cualquiera de estas políticas es precisamente un sentido de caminos de transición viables, en gran medida a la manera en que fue concebida explícitamente por los tecnócratas de la política industrial taiwanesa a lo largo del período de posguerra (32). Un requisito específico para implementar dicha estrategia tecnológica, que desafortunadamente es omitido con frecuencia por los que la practican, es el análisis de posibles puntos de ramificación tecnológico-organizacionales en espacios tecnológicos específicos. Estos son los puntos en que los espacios tecnológicos son susceptibles de redefinirse (las “ventanas de oportunidad"), cuando es posible introducir o conocer a fondo productos que servirán de apoyo para el aprendizaje y que no están inmovilizados por los productores existentes. En estos puntos de la trayectoria de un espacio tecnológico, los países y las regiones tienen la posibilidad de iniciarse, porque los nexos de las economías externas y de las interdependencias no transadas de los fuertes productores existentes pierden algo de su fuerza. En este caso, los bienes públicos específicos están orientados hacia la ayuda de industrias incipientes o que "están en sus momentos iniciales", e incluyen el En general, entonces, los tipos de políticas industriales basadas en la tecnología, a los que nos referimos aquí, no sólo deben corregir los fracasos del mercado dentro del espacio económico-tecnológico y proporcionar una temprana partida, sino también sustentar la trayectoria REVISTA EURE 20 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE del aprendizaje. Los medios clave para realizar esto, que han sido explorados anteriormente (33), incluyen: a) centros tecnológicos regionales para promover las innovaciones incrementales en curso; b) capacitación laboral para la adaptación industrial; c) centros de servicio industrial para la adaptación coordinada de las empresas, y d) fondos de desarrollo regional e industrial capaces de mirar hacia adelante, indicar el camino e impulsar tempranamente desde la base los esfuerzos de desarrollo para la transición de un punto a otro en una trayectoria dada, o bien saltar de una trayectoria, a través de una “ventana de oportunidad" tecnológica, a otra diferente, pero paralela. no transada. Tales convenciones tienen la posibilidad de ser diferentes para los distintos espacios tecnológico-económicos. El punto en cuestión es que estos espacios tienen que existir para que la dinámica de aprendizaje sea ubicada en su lugar. La metáfora de las convenciones, los marcos de acción común, las interdependencias no transadas como un tipo de pegamento, es particularmente reveladora para el caso brasileño contemporáneo. En un detallado estudio reciente acerca de la modernización tecnológica de la industria brasileña, Ferraz, Rush y Miles (34) señalan que hay un enorme aprendizaje a nivel de la empresa que se manifiesta en diferentes sectores industriales de la economía brasilera. Pero un elemento que falta en las estrategias de las empresas, dentro de sus detallados estudios de datos, es la posibilidad de la cooperación interempresarial, es decir, de cimentar relaciones externas que involucren interdependencia (35). Ante la ausencia de la posibilidad de cimentar tales interdependencias, las empresas deben confiar en la modernización, la que está confinada, en la mayor medida posible, dentro de los límites de las unidades de producción de la empresa. Esto puede funcionar para algunos productos, pero no para todos, en especial para aquellos sistemas de producción donde el aprendizaje tecnológico depende en sumo grado de la especialización y el intercambio interempresarial, o de los mercados de trabajo que están altamente externalizados, condiciones que hoy en día se piensa son centrales para el aprendizaje tecnológico en muchos sectores industriales (36). La inestabilidad generalizada al nivel macro de la reciente experiencia brasileña, combinada con una desconfianza generalizada al nivel de las relaciones interempresariales y en los mercados de trabajo, son claros impedimentos para el aprendizaje; cimentar tales convenciones desde el principio es hoy una tarea crítica en la economía brasileña, como en muchas otras, lo que determinará si los componentes físicos que las empresas están preparadas para instalar serán una imitación competente y por una sola vez de las mejores prácticas importadas de otras partes, o bien el cimiento técnico de un complejo proceso social de desarrollo basado en el aprendizaje. Trayectorias de las convenciones. Colocar a las convenciones en su lugar es una tarea mucho más azarosa que poner a las trayectorias tecnológicas en movimiento, por más difícil que esto último pueda ser. No obstante, algunos responsables de la formulación de políticas y muchos estudiosos institucionalistas ya hacen referencia implícita a esta tarea cuando analizan, sector por sector, los requisitos de coordinación entre los diferentes actores que han de participar en el sistema de producción. ¿Por qué los productores textiles necesitan subcontratistas que son, a uno y al mismo tiempo, altamente sensibles a los costos y altamente adaptables a los mercados cambiantes y a la dimensión temporal de la producción? ¿Por qué esos mismos subcontratistas, para sobrevivir, necesitan de los suministradores de pedidos, quienes compensarán sus elevadas órdenes de compra con condiciones razonables de pago y de crédito, lealtad a largo plazo y tecnología y conocimiento compartido? Nótese que ambas partes de una relación que requiere de coordinación necesitan aminorar su incertidumbre de algún modo con el fin de desempeñarse de forma óptima, en ausencia de lo cual su cometido no será tan bueno (los productores tendrán que internalizar una mayor producción, perdiendo flexibilidad y especialización, y los subcontratistas invertirán menos en sus capacidades, se inclinarán a prestar una menor atención a las estipulaciones específicas del productor, e incluso estarán propensos a ser exprimidos por el productor a causa de la compresión y volatilidad de sus costos). Esta incertidumbre puede ser reducida, siempre que todas las partes acuerden reglas de juego que sean mutuamente coherentes. Esto es lo que hemos llamado convenciones o interdependencia Aquí hay una función para las instituciones, en especial para las que promueven la confianza y la cooperación en la forma en que son específicas a espacios tecnoló- REVISTA EURE 21 MICHAEL STORPER gicos y económicos particulares, sin las cuales la interacción es sólo para la sobrevivencia y no para el aprendizaje. Con todo, las instituciones sólo pueden ayudar en la medida en que los actores, que supuestamente se hallan coordinados por las instituciones, están favorablemente dispuestos a ser coordinados. Las reglas formales son fácilmente ignoradas o evadidas. El fortalecimiento institucional debe, por lo tanto, estar situado dentro del contexto de los mismos actores, cimentado sobre lo que ya existe hacia algo mejor; las reglas no pueden ser impuestas como conjuntos formales sobre actores poco dispuestos a aceptarlas. y convenciones pueden ser dirigidas, sin ser presa de la falta de foco, de costos de transacción o de un duro comportamiento "buscador de utilidades" que con frecuencia acompaña a las políticas altamente centralizadas (al nivel nacional), sobre todo en los países grandes. 6. CONCLUSION Las trayectorias duales de la tecnología y las convenciones que han sido expuestas aquí como elementos de la política de desarrollo económico, se admite que son hoy en día componentes de política mucho más complejos que lo normal. Y el objetivo de la política sugerido —el que los países de ingreso medio en vías de desarrollo deben necesariamente desarrollar algunas actividades impulsoras, definidas como actividades que tienen suficientes ventajas absolutas endógenas para su participación en el mercado mundial— es más alto y más difícil que el de sustitución de importaciones y que el de keynesianismo nacional. La agenda propuesta puede sonar utópica, si no imposible. No se propone como el único objetivo o los únicos medios de la política económica o regional hoy día, sino como un componente necesario de dichas políticas, sin el cual no hay un "motor" intensivo de valor agregado para el resto de la economía nacional en virtud de las restricciones generales vigentes. Muchas otras tareas para la política, y de los medios para implementar otras políticas, deben ser pensadas de principio a fin para las economías en desarrollo, sobre todo para aquellas que tienen que ver con las restricciones externas, insistiendo en un mejor conjunto de reglas para la producción internacional, el comercio y los flujos de capital, y en una estrategia interna que incluya una redistribución del ingreso, una política social y una racionalización total de las instituciones económicas. Pero ya no es posible considerar estas últimas políticas, ampliamente orientadas hacia la “redistribución y la justicia", sin considerar también las difíciles (y menos correctas, en términos políticos) tareas de la construcción laboriosa de prácticas económicas —nos atreveríamos a decir ¿una nueva "sociedad civil" económica?— que podrían permitir a las economías de ingreso medio insertarse de nuevo en el mundo de la actividad económica avanzada, del cual muchas están El papel regional. En cualquier conjunto de políticas se presenta la cuestión del diseño y alcance institucional, y este es precisamente el caso para algo tan complejo como el desarrollo económico de vanguardia. Este es un asunto relacionado no sólo con el tipo de acción a ser tomada, sino con la forma cómo lograr que los actores apropiados la tomen. Este es el problema de “ejercicio del poder" en las políticas industriales basadas en la tecnología (37). En términos de bienes públicos específicos en la tecnología, hay tres candidatos para tal ejercicio del poder. El más tradicional y obvio es el de los grupos sectoriales de empresas. Pero también hay otros dos igualmente promisorios. Uno se refiere a los grupos de empresas en espacios tecnológicos, jurisdicciones intersectoriales donde probablemente existan excedentes tecnológicos o donde haya trayectorias tecnológicas convergentes o complementarias e interdependientes. El problema consiste en traer a las empresas a estos espacios, especialmente cuando éstos son espacios potenciales y no efectivos, para interactuar con suficiencia y en la dirección correcta. El tercer candidato, a menudo pasado por alto, es la región. Dado que los centros tecnológicos de muchas industrias —y, lo que es más importante, de muchos espacios tecnológicos— están altamente localizados, se deriva de ello que los bienes públicos específicos, que la política ha de proporcionar, estarían orientados en gran medida hacia regiones determinadas. Todos estos niveles describen comunidades de grupos focalizados de actores económicos, subdivisiones coherentes de la economía a través de las cuales las políticas basadas en trayectorias duales de tecnologías REVISTA EURE 22 DESARROLLO TERRITORIAL EN LA ECONOMIA GLOBAL DE APRENDIZAJE (15) Veltz, op. cit., Vernon, R. Sovereignty at Bay: ¡ha Multinational Spread of US Enterprises, Basic Books, Nueva York, 1971. Lipietz, A. Le Capital et Son Espace, F. Masacro, Paris, 1977. Frobel, Heinrichs y Kreye, The NOW Intenational Division of Labor, Cambridge University Press, Cambridge, 1980. siendo crecientemente excluidas. Ese ha sido mi objetivo en este trabajo. N O T A S (16) Veltz, ibid. (17) Especialmente el trabajo de la escuela californiana. Ver Scott, A.J., Metropolis, University of California Press, Berkeley y California, 1988. (1) Este documento fue preparado mientras el autor era Director Investigador visitante en el Institut de Recherches sur les Sociétés Contemporaines (IRESCO), Paris, en dos de sus unidades de investigación: el Centro de Sociología Urbana y la Agrupación de Investigaciones “Instituciones, Empleo y Política Económica". El apoyo financiero fue brindado por el programa PIR-Villes del CNRS 7, lo que se reconoce con gratitud. El autor quisiera agradecer particularmente a Francis Godard, Edmond Preteceille, Christian Topalov y Robert Salais por su apoyo a este trabajo. (18) Lundvatl ha argumentado esto con mayor amplitud. Véase: From Technology as a Productive Factor to Innovation as an Interactive Process, Coloquio sobre redes de innovadores, Montreal, 1-3 de mayo de 1990;y User-Producer Interactions and Technological Change, Conferencia de la OCDE, TEP, Paris, La Villette, junio de 1990. (19) Storper, M. “The Geography of Conventions", en Industrial Economics, Spatial Economics (en prensa), Rallet A. y A. Torre, editores, París, 1994. (2) Versiones anteriores de este documento fueron presentadas en la conferencia “Globalización, fragmentación y reforma urbana: el futuro de las ciudades brasileras en la crisis", 26-29 de octubre de 1993, Itamontes, Minas Gerais, Brasil (IPPUR, Universidad de Río de Janeiro y Federación de Organizaciones para la Asistencia Social y Educacional), y en el seminario internacional “Estrategias de desarrollo regional y nacional: el caso de Marruecos”, 21-22 de octubre de 1993, Marrakesh (Ministerio Marroquí de Economía y Asuntos Sociales y Universidad de Aix-Marsella, Francia). (20) Un completo examen del grado de "nacionalidad" de las multinacionales puede verse en Carnay, M., "Multinationals in a Changing World Economy: Whither the Nation-States" en Camoy, M., Castells, M., Cohen, S., Cardoso, F.H. editores, The New Global Economy in the Information Age: Reflections on our Changing World, Macmillan, Londres, 1993, pp. 45-97. Véase además: Dunning, J.H., Multinationals, Technology and Competitiveness, Unwin Hyman, Londres, 1988; Patel, P. y Pavitt, K., Largo Firms in ¡he Productbnof ¡he World's Technology: An Important Case of Non-globalization, Journal of International Buisness Studies. (3) Se ha definido a los países de ingreso medio de acuerdo con la definición estándar adoptada por el Banco Mundial. (4) Véase, entre otros: C. Furtado, Formao economica do Brasil, Universidad de Brasilia Editor, Brasilia, 1963, y D. Robertson, Accumulation and Development: the Logic of Industrial Civilization, Oxford, 1983. (21) En relación con los errores de las políticas tecnológicas orientadas hacia determinadas metas, véase: Ergas, H., Conferencia sobre sistemas de innovación, Bolonia, octubre de 1992. (5) Véase, por ejemplo, la literatura de la escuela de la CEPAL: Prebisch, R., La obra de Prebish en CEPAL, Fondo de Cultura Económica, México, 1982; Hirschman, A., the Strategy of Economic Development, Yale University Press, New Haven, 1958. (22) Ver, entre otros: G. Dosi, K. Pavitt y L. Soete, 1991, op. cit.; y L. Tyson, 1992, Who's Bashing Whom? Washington D.C.: Instituto para la Economía Internacional. (6) Lipietz, A. Mirages et Miracles: Problemes de l'industrialisation dans le Tiers Monde, Ediciones La Decouverte, París, 1985. (23) Wade, R. Governing the Market: Economic Theory and the Role of Government in East Asian Industrialization, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1990. (7) OCDE, Trade and Output, OCDE, París, 1992. (24) Ibid. (8) Storper, M. Industrialization, Economic Development and the Regional Question in the Third World, Pion, Londres, 1991. (25) North, D. Structure and Change in Economic History, Norton, Nueva York, 1981. (9) Celso Furtado, op. cit. (10) Knight, F. Risk, Uncertainty and Profit, AH Kelly, Nueva York, 1921. (26) Scully, Gerald W., Constitutional Regimes and Economic Growth, Princeton University Press, Princeton, 1992. (11) Lundvall B.A. The Leaming Economy. Trabajo presentado a la Sociedad Europea de Economía Política Evolutiva, 1992. (27) Putnam, D., y otros, Making Democracy Work, Princeton University Press, Princeton, 1992. (12) Storper, M. The limits to Globalization: Technology Districts and International Trade, Eco nomic Geography, 68, 1, 1992, 273-305. (28) Bottanski, L y Thevenol, L De la justification, Gallimard, Paris, 1991, (13) Dosi, G., Pavitt, K. y Soete, L. The Economics of Technical Chango and International Trade, New York University Press, Nueva York, 1990. (29) Storper, M. y A. J. Soott. The Wealth of Regions: Market Forces and Policy Imperativos in Local and Global Context, en Economic Development Quarterly (de próxima publicación), 1993. (14) Veltz, P. L'economie des villes, entre la monte du global et le retour du local, LATTS-CERTES, Ecole Nationale des Ponis el Chausses, París, 1993. (30) Schmitt, H. y Cassiolato, J. editores. Hligh Tech for Industrial Development: Lessem frorn the Brazilian Experience in Electronics and Automation, Routledge, Londres, 1992. REVISTA EURE 23 MICHAEL STORPER (31) Ibid. (32) Wade, op. (33) Storper y Scott, op. cit. (34) Ferraz, J.C.; H. Rush y I. Miles. Development, Technology and flexibility: Brasil Faces the industrial Divide, Routledge, Londres, 1992. (35) Ibid. (36) Externalización: véase Foray, The Secrets of Industry are in the Air: Elements pour un cadre d'analyse du phonne durseau d'innovateurs, Coloquio sobre redes de innovadores, Montreal, 1-3 de mayo de 1990. (37) Esto será desarrollado con más detalle en Storper, M., Technology or Labor?, National Econorny or Global Economy? Competing Visions of Competitiveness Policy for the Clinton Administration (a ser publicado en MV. Campos y B. Driscoll, editores), 1993. REVISTA EURE 24