y amoroso redentor. El joven discípulo misionero

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y amoroso redentor. El joven discípulo
misionero, fascinado por la persona y el
proyecto de Jesús, está dispuesto a una
conversión personal, pastoral y eclesial.
La Iglesia, comunidad de discípulos
misioneros, camina con los jóvenes,
los acompaña a un encuentro personal
y atrayente con Cristo, los anima
en su compromiso comunitario y
transformador por la construcción
del Reino de Dios con experiencias
de solidaridad, como por ejemplo el
voluntariado juvenil.
CON UN COLORIDO
Los jóvenes comprometidos con su
bautismo son la carta de Cristo inspirada
por el Espíritu Santo. La Espiritualidad
Juvenil Salesiana en la Iglesia es un
modo de vivir como “Buenos cristianos
y honrados ciudadanos” a partir del
legado de santidad de Don Bosco y
Madre Mazzarello.
Quienes participan del MJS integran
en su existencia unas características
espirituales propias: viven la experiencia
del cotidiano con alegría y optimismo,
están conectados con la realidad
sociocultural en la que viven, son
conscientes y responsables de sus actos
como ciudadanos cristianos; viven en
la amistad con el Señor Jesús que libera
y, en comunión con la Iglesia, oran,
celebran y anuncian esa salvación, con
cuya fuerza ofrecen a todos un servicio
entusiasta y amoroso de evangelización.
El acompañamiento pedagógico es
parte del carisma salesiano; con variadas
propuestas formativas se ayuda a los
jóvenes para que en sus propios contextos
vivan procesos de maduración integral.
En otras palabras, a través de diversos
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C S R F P
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I G L E S I A
itinerarios educativos se les inicia en
experiencias de crecimiento humano,
asociativo, eclesial y sociopolítico; se
crece simultáneamente en la vivencia
de la fe, el liderazgo juvenil con
habilidades para el trabajo en equipo y
otros aspectos que permiten contar con
“Jóvenes evangelizadores de jóvenes”.
Todo se orienta a favorecer perfiles
de jóvenes líderes que desde su
encuentro personal y comunitario con
Cristo, animen propuestas fraternas
e incluyentes para la conversión de la
Iglesia y la sociedad a una vida inspirada
en el evangelio.
RESPLANDOR
La mentalidad y el trabajo en red,
al interno y con otras entidades,
potencian la globalización del bien
porque socializan las buenas prácticas
a favor del desarrollo de la juventud.
En ese sentido, los nuevos patios
que se establecen en las redes sociales
constituyen una oportunidad para la
evangelización en el planeta joven,
habitado por tantas culturas juveniles
que claman por agentes discípulos
misioneros de Jesucristo.
Reconocerse cocreadores de la
civilización del amor motiva a la
participación y a la interacción sociopolítica en vista de una nueva sociedad
construida con los valores de la
inclusión, la solidaridad, la justicia y
la paz. Se favorece así la cultura de la
vida en el ejercicio (defensa, promoción
y restitución) de los derechos humanos.
El testigo del encuentro con Jesús
buen samaritano, asume su condición
de prójimo que se compromete a ir
al encuentro de los que sufren, los
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