Bobbio Político o el éxito de un fracaso

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Bobbio político o el éxito de un fracaso1
Ernesto Ottone
Agradezco a Agustín Squella su invitación a este Encuentro, que rinde
homenaje al maestro a quien tanto admiramos. Agustín se ocupará
nada menos que de la relación de Bobbio con Dios, yo, me ocuparé
de algo mucho más pedestre, de su relación con la con la política.
Bobbio y la política: Cercanía y distancia
La relación de Bobbio con la política está marcada a la vez por un
impulso ético y ciudadano a participar en ella y una cierta distancia
con los
avatares más prosaicos
que siempre conlleva la acción
política.
Cuando hablamos de política, en definitiva hablamos de un ámbito,
nacional o regional o local que es donde ella se ejerce.
Por ello
resulta obligatorio situar el pensamiento de Bobbio más allá de su
universalidad en un contexto nacional.
El pensamiento político de Bobbio tiene un fuerte componente italiano
e incluso Turinés.
Turín fue un punto de referencia muy central en la cultura y la política
italiana del siglo XIX y del siglo XX, cuna del pensamiento liberal de
Gobetti, del marxismo culto de Gramscí, y del liberal socialismo de
1
Ponencia presentada en el Encuentro “El Pensamiento Político y Jurídico de Norberto Bobbio”, Valpo. 2004
1
Roselli, Einaudi, Carlo Levi, Vittorio Foa, Cesare Pavese y otros que
dieron luz a un antifascismo libertario que se encarnó primero en el
movimiento “Justicia y Libertad” y posteriormente en el Partido de
Acción.
El Bobbio político, tiene su origen y desarrollo en esa Italia, civil, laica,
Gobettiana inspirada en ideales rigurosos de justicia y libertad, que
surge del componente minoritario y democrático de la unificación
italiana en un país más bien atraído por lideres providenciales, o por
grandes partidos-iglesias.
Su pensamiento y acción política se
inscribe en el antifascismo.
Comienza desde su cátedra en Padova en 1935, para continuar en la
clandestinidad en 1944, ocupando responsabilidades importantes en la
lucha de liberación que concluye con una Italia democrática y libre que
cristaliza lo que hoy llamamos la Primera República.
La Italia de posguerra, no le deja espacio político al Partido de Acción
que encarnaba esta tendencia, el resultado electoral de su candidatura
a diputado resulta desilusionante, y el Partido de Acción termina por
desaparecer cuando
se conforma lo que se llamó el “bipartidismo
imperfecto” entre un gran Partido Comunista que no podría llegar al
poder producto de la guerra fría y una Democracia Cristiana que no
podía dejarlo producto de lo mismo.
Su fracaso electoral le hace volver con alegría a la vida académica de
donde ya nunca saldría transformándose en un “outsider magnífico” de
2
la política. “Me siento un filósofo y no un político”
2
–diría-. Y lo
repetiría en muchas ocasiones, marcando su distancia de la política.
Sin embargo nadie dejó en Italia durante cincuenta años de
considerarlo hasta el final como generador de una opinión política
tremendamente influyente hasta prácticamente el final de su vida.
En los 90’ sus adversarios políticos en particular una derecha
populista, superficial y adinerada que encarna Berlusconi lo atacó con
saña.
Frente a lo cual él decía con una cierta candidez. “No me explico
porqué en estos años he recibido más ataque que en toda mi vida.
Sin embargo mi historia está llena de fracasos políticos y desilusiones:
Creí en el partido de acción, en la unificación socialista, en una
izquierda finalmente moderna europea occidental”3 y verdaderamente
tenía la sensación quizás llevado por su humor pesimista de que nada
de eso había resultado mucho.
En su “Autobiografía” entrega razones de su alejamiento de la política
por “su preferencia por la contemplación a la acción, por la duda a la
certeza…” y se define como un desilusionado crónico, “por
temperamento, por vocación……”.
2
3
Bobbio Norberto “Autobiografia”:Editori Laterza, Bari 1997.
En Mauro Ezio “La coscienza ctitica in un paese straneo” La Repubbica 10 Enero 2004.
3
Su libro4 “Elogio de la Mitezza”, ha sido traducido como “Elogio de la
Templanza”, tal traducción no termina de convencerme pues creo que
la palabra italiana “mite”, se vincula más a la mesura, y a la
ponderación sin llegar a ser idéntica a
la humildad, aunque si lo
contrario de la prepotencia y la arrogancia.
En ese libro Bobbio define esa virtud que tanto aprecia como una
virtud no política.
Y señala al respecto: “En la lucha política, incluso en la democrática,
en aquella que no recurre a la violencia en la lucha por el poder, los
hombres ponderados no tienen rol alguno”.
Si tuviéramos que encarnar esta virtud en un animal, estaremos lejos
de los leones Y los zorros, la mezcla de los cuales marcan según
Maquiavelo las virtudes del “Príncipe” (Capítulo XVIII del Príncipe).
Recordemos que Maquiavelo le atribuye a Cosimo de Medicis una
frase clave de la política “los Estados no se gobiernan con Pater
Nosters”.
En consecuencia, si de animales se trata el ponderado,
estaría más cerca del cordero, que en definitiva no es un animal
político.
El “mite” nos dice Bobbio rechaza la destructiva competencia de la
vida con una sensación de fastidio por la vanidad de los fines hacia
los cuales tiende esta competencia.
El “mite” se siente distante
respecto a los bienes que encienden la codicia de la mayoría.
4
Bobbio Norberto “Elogio della Mitezza ed altri scritti morali” linea D’OMBRA. Milano 1994.
4
El “mite” valora, lo amable, lo civil, lo tolerante, la gentileza de las
costumbres, la ausencia de la rudeza.
Sin embargo, más allá de estas inclinaciones profundas que nos
explican porque Bobbio no adoptó la política como profesión. Bobbio
no sólo fue un pensador político, sino que tomó posiciones, influyó en
el debate político, polemizó sin cesar, e hizo gestos participativos en
la política cada vez que lo sintió necesario.
Cuando fue nombrado “senador a vida” ¡permítame no usar el término
“senador vitalicio”!, por el Presidente Pertini en 1984 no lo tomó sólo
como un honor republicano, actuó mientras su edad se lo permitió.
Su influencia surge de un pensamiento que trabajó por más de
cincuenta años con la pasión por la democracia, en la construcción de
una moderna teoría del Estado, en la búsqueda de una izquierda
autónoma de la esclavitud ideológica del siglo XIX.
Mostró que era posible influir políticamente, desde otro lugar.
Fue en definitiva un cordero, activo, apasionado, dialogante y muchas
veces combativo.
5
Bobbio y el Progresismo
Su campo de pertenencia político – cultural, la izquierda, el
progresismo o como queramos llamarlo lo consultará cada vez que la
historia desmentirá sus creencias, después de cada error y fracaso,
cuando tenía que tomar nota de una verdad amarga, de una lección
que había demorado mucho en aprender, de alguna realidad
incomoda que no podía seguir eludiéndose.
Pero no era consultado solo desde su espacio político – cultural.
También una cierta Italia se volvía hacia Bobbio en momentos de
crisis de la democracia, una Italia difícil de definir quizás liberal, laica y
democrática, sin representación pero que no renunciaba a sus ideales.
Quizás una Italia que recién ahora comienza a adquirir las expresiones
políticas que él intuía.
Según Ezio Mauro, el filósofo respondía a estas interrogaciones con
un “pesimismo combativo”.
No tenía recetas sino el empeño para
salvar las razones de la democracia y de la izquierda.
Sin
absoluciones y sin ilusiones.
Su visión de futuro no era ideológica, sino más bien de exigencias a la
democracia en la conjugación de libertad e igualdad en un mañana
incierto difícil de determinar.
6
Su respuesta política tendrá siempre esa marca turinesa muy fuerte
de aquello que sus adversarios llamarán el “Gramsciazionismo”.
Su
ubicación política lo hizo doblemente culpable; Acusado de severidad
hacia la derecha y debilidad hacia el Partido Comunista Italiano, del
cual siempre captó su temprana particularidad.
Mantuvo debates fuertes con Togliatti, con Della Volpe, Umberto
Cerroni y otros. En un amplio espacio de tiempo, baste mencionar
“Política y Cultura” en 1955 y “socialismo liberale” 1989.
También
polemizó con Berlinguer a quien mucho respetaba pero a quien le
señalaba que una tercera posición entre comunismo soviético y la
socialdemocracia no existía, la calificaba como “fuga irresponsable” y
le decía “la izquierda es comunista o socialdemócrata”.
Haciendo el balance de su largo debate con el PCI terminara
señalando con un dejo irónico: “Me parece que en nuestras
discusiones, cambiaron más los comunistas que yo” y así fue: El PCI
se transformó en una socialdemocracia moderna.
También discutió con los socialistas italianos
cuyo rigor moral veía
relajarse y cuyo pragmatismo sin horizontes no aceptaba (ver sus
debates con Craxi en “Autobiografia”).
También en este caso tenia razón, pues la falta de rigor moral fue una
de las causantes de la caída de la primera República
7
Su pensamiento político esta lleno de otras intuiciones extraordinarias.
Cuando se produce la caída del muro de Berlín y surge un angelismo
optimista (Fukuyama) él prevé el peligro de los fundamentalismos y
reclamó un esfuerzo “para dar voz a la parte condenada del mundo”.
De la misma manera frente a los momentos de superficialidad teórica y
el auge de las teorías del “pensamiento único” recalca la vigencia de la
“adversabilidad”
entre izquierda y derecha o entre progresismo y
conservatismo en base a una magnifica reflexión sobre la centralidad
del tema de la igualdad para la izquierda. Ello no la hizo sin embargo
como
apóstol de la confrontación sino argumentando sobre la
necesidad de establecer las diferencias entre unos y otros para un
buen funcionamiento democrático.
Su
concepción,
de una
“democracia exigente” constituye un
elemento esencial de su pensamiento político y está presente en el
debate de hoy acerca del significado de una visión progresista a
comienzo del siglo XXI.
Bobbio cree posible exigir a la democracia un compromiso con la
libertad y con mayor igualdad en las condiciones de vida. Es decir le
parece adecuado pedirle la preservación del régimen de libertades que
la hacen posible y también una cierta voluntad igualitaria que utilice el
poder del Estado para contribuir a morigerar las desigualdades
materiales más manifiestas e injustas pues su presencia en una
sociedad cualquiera puede tornar ilusorio y vacío el disfrute de las
propias libertades (Autobiografía).
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Anthony Giddens5 al hablar de la renovación de la social democracia
señala la validez de los argumentos de Bobbio
en “izquierda y
derecha”. “Aunque lo que está en la izquierda y en la derecha pueda
cambiar, nadie puede estar en la derecha y en la izquierda al mismo
tiempo”.
Bobbio alcanzó a intuir la necesidad de respuestas nuevas y
complejas frente al cambio profundo del mundo contemporáneo.
Señala “Es innegable que la actual falta de dirección de la izquierda es
que en el mundo moderno han surgido problemas que los movimientos
tradicionales de izquierda nunca se habían planteado”. (respuesta a
los críticos de “Izquierda y Derecha”).
Cuatro elementos centrales de su pensamiento político
Toda su elaboración sobre la conjunción entre libertad e igualdad
constituye un primer elemento central de su pensamiento político.
En efecto en “izquierda y derecha”, señala la vigencia de la distinción
entre una cultura política y la otra, la progresista y la conservadora que
no es una distinción absoluta sino relativa, en la cual predominan
valores diferentes donde el valor de lo igualitario y de la justicia social
constituye para la izquierda un elemento identitario fundamental.
5
Giddens Anthony “La Tercera Vía”: Larenovación de la Socialdemocracia. Taurus, Madrid 1999.
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En consecuencia cuando se atribuye a la izquierda una mayor
sensibilidad para disminuir las desigualdades no se quiere decir que
esta pretenda eliminar todas las desigualdades o que la derecha
quiera conservarlas en su totalidad.
En “izquierda y derecha”6 él sugiere una categorización esquematica
de las doctrinas y movimientos políticos en relación a los conceptos de
igualdad y libertad:
a)
“En la extrema izquierda están los movimientos a la vez
igualitarios y autoritarios, de los cuales el ejemplo histórico más
importante, que llegó a convertirse en una categroría abstracta
aplicable y efectivamente aplicada a periodos y situaciones
históricas diversas es el jacobinismo”.
A ello podríamos agregar sin dudas la expresión históricamente
aplicada del comunismo.
b)
En el centro izquierda doctrina y movimientos a la vez igualitarios
y libertarios, para los cuales podríamos hoy usar la expresión
“socialismo liberal”, para incluir todos los partidos social
demócratas, en sus más diversas praxis políticas.
c)
En el centro-derecha, doctrinas y movimientos a la vez libertarios
e inegalitarios, entre los cuales se cuentan los partidos
conservadores, que se diferencias de las derechas reaccionarias
6
“Destra e Siniestra” Donzelli editori, Roma 1994.
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por su fidelidad al método democrático, pero que respecto a la
igualdad se atienen y se detienen ante la igualdad frente a la ley,
que implica únicamente el deber por parte del juez de aplicar
imparcialmente la ley.
d)
En la extrema derecha, doctrinas y movimientos antiliberales y
anti-igualitarios, de los cuales creo superfluo indicar ejemplos
históricos notorios como el fascismo y el nazismo”.
Un segundo aspecto fundamental de su pensamiento político es la
exigencia ética, que lo convirtió en un fuerte critico de Berlusconi a
partir de la definición de Michael Walzer del liberalismo como arte de
la separación del poder político, del poder económico,
del poder
religioso, del cultural, de los medios de comunicación. Separaciones
que como bien sabemos están fuertemente venidas a menos en la
Italia actual, y que en algunos aspectos nos deben hacer pensar
también en la situación de nuestro país (concentración de los medios
de comunicación).
La elaboración en torno a la relación entre ética y política, en Bobbio
se basa en un análisis muy profundo sobre Maquiavelo, Kant, Bodin,
Hegel, Weber7 entre otros pero su conclusión no puede ser más de
sentido común al decir “basta una breve reflexión para darse cuenta
que lo que hace moralmente ilícito toda forma de corrupción política es
la fundadísima
presunción que el hombre político que se deja
corromper haya antepuesto el interés individual al colectivo, el bien
7
Ver Ética y Política en “Elogiodella Mitezza”, op.cit.
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propio al bien común, la situación de su propia persona y la de su
familia a la de la patria y haciéndolo así faltó al deber de quien se
dedica a la política y cumplió una acción políticamente incorrecta”.
Un tercer aspecto es el respeto a la democracia procedimental.
El atribuye un valor central a los procedimiento democráticos, a la
defensa sin renuncias
de la democracia liberal en primer lugar.
Su liberalismo fue consistente y permanente él decía que en Stuart
Mill está el ABC de la democracia después vienen las otras letras.
Siempre su pensamiento sobre la igualdad y los derechos colectivos
tenían como base los derechos individuales y el respeto a la
democracia. No desperdiciemos la democracia –decía-, tratemos de
mejorarla pero estemos atentos a no atropellarla.
Defensa de las reglas y de los procedimientos irrenunciables de la
libertad acompañada de una fortísima tensión por las promesas de
justicia social que la democracia contiene.
Quisiera concluir con un cuarto
aspecto esencial del pensamiento
político de Bobbio el valor que él atribuye a la tolerancia, el dialogo y
la moderación.
Ello surge de su profunda convicción respecto a que no hay una
solución definitiva a los problemas de las sociedades, de allí su
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invitación a dar un paso cada vez y nunca tener la pretensión de
empezar todo de nuevo.
Su natural escepticismo y lúcido pesimismo lo lleva a representar la
historia como una inmenso laberinto en la cual no hay ningún camino
trazado, y no sabemos siquiera si hay anticipadamente un camino de
salida.
Por ello su apego a la
moderación; que no significó nunca
equidistancia ni indiferencia, por ello también su prudencia a la vez
desencantada pero persistente, su rechazo a la tentación del “todo o
nada”.
Su opción por la democracia y el reformismo se basa en su
escepticismo, en su pesimismo “de humor y no de concepto” que lo
lleva a evitar los extremismos y las certidumbres de fierro, prefiriéndo
a ellas los procedimientos democráticos que consienten corregir los
errores. El extremista no puede permitirse errar pues no tiene vuelta
atrás.
En el prólogo de “Italia Civil” señala finalmente: “De las observaciones
de la irreductibilidad de las creencias definitivas saqué la más grande
lección de mi vida.
Aprendí a respetar las ideas de los otros y
detenerme ante el secreto de cada conciencia, a entender antes que
discutir a discutir antes que condenar, y como estoy en ánimo de
confesiones voy hacer una más quizás superflua: ¡detesto a los
fanáticos con toda mi alma!”.
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En definitiva su contribución a la reflexión política podríamos
sumariamente sintetizarla en la necesidad de una democracia
intransigente en la vigencia de reglas y procedimientos legítimos,
exigente no solo en las libertades sino en caminar hacia mayores
niveles de igualdad y justicia social con una fuerte demanda ética en la
acción pública y de un talante de dialogo “de escuchar las razones del
otro” como base, como cemento de la convivencia social en un mundo
cada vez más incierto y carente de verdades absolutas.
No sabemos como evolucionará la democracia del siglo XXI, cuyas
instituciones están siendo fuertemente afectadas por las turbulencias
de un cambio vertiginoso.
Mi profundo convencimiento es que los elementos básicos del
pensamiento de Bobbio seguirán vigente y constitutivos de la
democracia del futuro.
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