Francisco Aguirre Jiménez Francisco Aguirre Jiménez sembró una semilla no sólo promisoria sino definitiva fecunda en el importante capítulo de la modernidad financiera que es el universo de las comunicaciones electrónicas. Aguirre Jiménez nació en Arandas, Jalisco, el 14 de junio de 1913; su mamá falleció cuando él tenía seis años de edad y su papá, cuando cumplía los trece, por eso, a muy temprana edad debió dedicarse a fabricar y vender nieve de limón; con sus primeras ganancias compró patines y los alquilaba a otros niños del pueblo. Luego viajo a la capital del país, donde fue empleado bancario. Más adelante fundó una de las más poderosas corporaciones de la industria radiofónica en América Latina. Ingresó al mundo de la radio por invitación del presidente Miguel Alemán en el año de 1946 y en 1952 fundó la organización Radio Centro como único propietario de dos estaciones: Radio Centro y Radio Exitos. En 1965 Francisco Aguirre funda Organización Impulsora de Radio, representante de ventas a nivel nacional de estaciones afiliadas en el interior del país y en 1968 el Canal 13 de Televisión, cuyos derechos cedería al Estado en 1972. El Grupo Radio Centro, integrado por Organización Radio Centro, Radiodifusión RED y OIR, es la única empresa de su tipo en el subcontinente que cotiza simultáneamente en la Bolsa Mexicana de Valores y en el New York Stock Exchange. Fallecido el 4 de enero de 1979, Francisco Aguirre ocupa un lugar de honor en el registro empresarial mexicano. Oigo Radio Centro... En la actualidad, el Grupo Radio Centro es una de las importantes empresas radiodifusoras del país y la que mayor número de estaciones tiene en la Ciudad de México, donde es propietario de nueve en Amplitud Modulada y cinco en FM; además, desde julio de 1993 opera la estación XHFO de FM, conocida actualmente como La Z. Bajo la cadena OIR, el grupo actúa como representante nacional de ventas para proporcionar programación a una cadena de 107 estaciones de radio afiliadas en México, lo que permite captar el 34 por ciento de la audiencia en el mercado. Sus instalaciones, ubicadas en el llamado Trébol Radio Centro, cuentan con lo más avanzado en redes de telefonía y computación, así como en equipamiento radiofónico digital, lo que convierte a ese espacio en un edificio inteligente. Juventino Máyen Máyen Hombre nacido en pleno fragor de la lucha revolucionaria, allá por el año de 1915, Juventino Máyen Máyen guarda entre sus recuerdos los primeros carritos que despertaron su admiración: los automóviles marca Ford llegados a México a principios de siglo. Esa admiración suya por los automotores lo llevó a aprender a conducirlos recién terminados sus estudios primarios, en un carrito de pedales habilitado como camión materialista, propiedad de sus familiares, donde además descubrió que manejar le otorgaba una grata sensación de libertad, por lo que de ahí en adelante, nunca se despegó del volante. En 1932 cumplidos los 17 años, engañó a las autoridades incrementándose la edad para así obtener su licencia de chofer y recurrir a sus tías para obtener un préstamo que utilizó para comprar su primer camión: un chevrolito de redilas. Solucionado el enganche, Juventino Máyen se enfrentó a la difícil tarea de cubrir el adeudo restante. Con los primeros pagos no hubo problemas, sin embargo ante el incremento en el precio del oro, también se incrementó su deuda, por lo que se vio obligado a redoblar sus esfuerzos y a viajar a Acapulco en busca de mejores ingresos, lo cual le permitió pagar las letras restantes. En Acapulco, aprovechando que el transporte era muy escaso, comenzó no sólo trasladando carga, sino también pasajeros. Con su chevrolito recorría los caminos de Guerrero cubriendo por igual la zona de Chilpancingo y Tierra Colorada, aunque también llevaba turistas al puerto de Acapulco. Pese a todo, el negocio nunca resultó rentable, por lo que el señor Máyen decidió cambiar su residencia a la ciudad de Puebla, donde acepta la invitación de un primo para ingresar a trabajar a la línea de pasajeros Flecha Roja, para cubrir la ruta México-Puebla como chofer posturero, a los dos años se regresa al Distrito Federal y se emplea en la línea San Juanico-San Lázaro. El sueldo que en esta última recibía, le permitió ahorrar y retornar dos años más tarde a Puebla, ahora para entrar como permisionario a la línea de Autobuses Puebla-Tlaxcala con un camión comprado en sociedad con su primo Lorenzo Rojas Máyen. Ya en calidad de empresario, Juventino siguió trabajando como chofer y las utilidades recibidas como permisionario las reinvirtió para, primero, hacerse dueño del camión en copropiedad con el primo y, luego, para adquirir varios más entre ellos un Sultana, primero como motor trasero. Para 1954, ya con una flotilla de automotores de primera clase en su haber, Juventino Máyen fue invitado como permisionario al ADO, una empresa de transporte de pasajeros empeñada en ofrecer a sus clientes calidad, seguridad y buen servicio, en la cual nuestro personaje se convirtió en uno de sus grandes pilares. Autotransportes de Occidente (ADO) La historia de esta empresa nace el 23 de diciembre de 1939 a las 22:00 horas, cuando sale del Distrito Federal el autobús marca Beck, con 16 pasajeros a bordo. Su rumbo: Veracruz, pasando por Puebla, Perote y Jalapa. ADO fue la primera línea de autotransporte en vender asientos numerados, en utilizar autobuses equipados con lavado, baño y aire acondicionado, en introducir el sistema de tacografía para regular la velocidad de manejo, en construir sus propias terminales de pasajeros y en implantar el sistema de dos conductores por unidad con el fin de incrementar los índices de seguridad en la carretera. Desde la Terminal Central del Norte, ADO comunica al Distrito Federal con los estados de Hidalgo, Puebla, Veracruz, Tamaulipas y, además, a la frontera con Estados Unidos, pues llega a las ciudades de Reynosa y Matamoros. De la TAPO, ubicada en la zona de San Lázaro de la Ciudad de México, salen autobuses rumbo a Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Antonio Díaz Lombardo Desde su primer vuelo en 1934, Aeronaves de México, hoy Aeroméxico ha logrado conquistar los cielos del mundo, convirtiéndose en una de las líneas aéreas más puntuales del planeta. El empresario y político Antonio Díaz Lombardo nació en la Ciudad de México en el año de 1903. En su actividad empresarial destaca la fundación del Banco Central de Transportes, así como su desempeño en la vicepresidencia de la Asociación Nacional de Banqueros. Además, dirigió la Agencia Central Ford y ocupó la secretaria general de la Alianza de Camioneros durante 30 años. En el campo de la transportación pudo cristalizar uno de sus mayores sueños al fundar, en 1934, la línea aérea de Aeronaves de México. Durante la presidencia de Miguel Alemán se desempeñó como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del 1º de diciembre de 1946 al 30 de noviembre de 1952. A tres años de la fundación del instituto, a don Antonio le correspondió inugurar el primer Hospital de Zona “La Raza”, así como el edificio central del IMSS. Para corregir los problemas financieros de la institución, propuso reformar la Ley del Seguro Social en el ramo de Enfermedades Generales y Maternidad, y en lo relativo al aumento en las pensiones de invalidez, vejez, viudez y orfandad. Para promover la vivienda popular, inició la construcción de la Unidad Habitacional Santa Fe, en primer conjunto en renta construida por el instituto, con más de mil 200 departamentos, y logró que México obtuviera la sede y la presidencia de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social. Don Antonio falleció en 1992. Aeronaves de México La mañana del 14 de septiembre de 1934 voló por primera vez un aparato de la empresa Aeronaves de México, en un viaje realizado de la capital al puerto de Acapulco con una duración de una hora y 40 minutos. Este vuelo inaugural, que tuvo un costo de 30 pesos, aterrizó en el campo aéreo frente a la playa de Hornos en Acapulco, cuando la belleza de este puerto mexicano comenzaba a cobrar fama. Durante la Segunda Guerra Mundial la empresa se enfrentó con la dificultad para conseguir aviones y tuvo que buscar un socio. Por ello vendió en 1941 el 25 por ciento de sus acciones a Pan American y recibió su primer Boeing 247. En 1946 pudo cristalizar uno de sus mayores objetivos: traspasar las fronteras del país. Con un DC-3 voló de México a Roma a través de América del Sur y Africa. Para 1955 se unieron dos oficinas en Estados Unidos a las 21 que ya tenía en México, y dos años después obtuvo los permisos para operar a rutas de México a Nueva York de Acapulco a Los Angeles. La parte de las acciones propiedad de Pan American fueron recuperadas en 1957, y dos años más tarde el gobierno mexicano adquirió el total de la aerolínea. Ya privatizada nuevamente, la crisis financiera de 1982 elevó considerablemente sus deudas, hasta que en 1988, debido a una huelga, se declaró en quiebra. El gobierno se hizo cargo de liquidar a más de 10 mil empleados y pagar sus deudas a través de Banobras. Pocos meses después, el 1 de octubre del mismo año, nace Aerovías de México bajo la dirección de Pedro Cerisola y con tres mil 500 trabajadores. Su nuevo emblema fue la figura del Caballero Aguila, plasmado en los 25 aviones que componían la flota. Aeroméxico despegó sobre una gran falta de credibilidad, para alcanzar en pocos años el liderazgo mundial en puntualidad. Su reestructuración se convirtió incluso en materia de estudio para varias escuelas de negocios como el ITAM. Entre sus viajes memorables está el vuelo en que llegó a México el Papa Juan Pablo II en 1990 para su segunda visita al país. Su empuje de internacionalización se hizo presente de nueva cuenta en 1993 con la compra de una parte de Aeroperú para reabrir sus vuelos a Sudamérica. Para 1996, tras una encarnizada guerra de tarifas con Mexicana, sumada a la crisis iniciada en 1994, se forma la compañía controladora Caintra, donde convergen Aeroméxico y Mexicana, con el fin de mantener la rentabilidad de ambas líneas aéreas.