Naves central y laterales. Salimos al portico costanero Situados

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Naves central y laterales.
“Vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con
Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos ...” Mt 8, 11
La Iglesia es universal. Estas naves están abiertas a todo el mundo que
quiera ocuparlas, son amplias para acoger a un pueblo tan grande que
ocupa el orbe entero. Todo el mundo tiene cabida en la casa del Señor.
En la antigua liturgia visigoda las naves laterales estaban cerradas en
su frente y destinaban a los catecúmenos (los no bautizados) para que
pudieran participar de oído a las celebraciones litúrgicas, pero no con
todos sus sentidos, como anticipo de la vida plena que iban a alcanzar
cuando por el bautismo pasaran a formar parte del pueblo universal que
es la Iglesia.
¿Dónde me sitúo yo en este pueblo: en la zona de los que participan de
oído o de los que se comprometen plenamente con la vida que Dios me
propone?
Salimos al portico costanero
La Iglesia está inserta en el mundo porque ha de evangelizar a los
hombres, ha de preocuparse por ellos, ofrecerles cobijo, como el pórtico,
e incluso amparar y servir de apoyo para sus decisiones. En la Edad
Media las ciudades se dividían administrativamente en parroquias, y el
concejo de la parroquia se reunía en el pórtico costanero de la iglesia
parroquial, de tal forma que todo el mundo pudiera asistir a su reunión,
siempre a los ojos de Dios y de la fe como guía de las decisiones que se
tomaran. Hoy en día en Valencia, aunque por tradición más que por otra
cosa, se sigue reuniendo el tribunal de aguas en la puerta de los
Apóstoles de la catedral, porque antiguamente pedían de esta forma que
Dios les iluminara para dictar sentencias justas. La Iglesia no es ajena al
devenir de los tiempos y se ha de adaptar para satisfacer las necesidades
de los hombres, sin perder su identidad, por eso las reuniones se
desarrollan en el pórtico, no en el interior del templo, estamos cubiertos
por la sombra de Dios, pero en la presencia física de Jesucristo, porque al
fin y al cabo tratamos temas mundanos.
¿Formo parte de esta Iglesia que se compromete con el anuncio de
Dios en el mundo en el que vivimos? ¿Con que acciones concretas lo
avalo? ¿Tengo presente al Señor en todas las decisiones de mi vida?
Situados fuera del templo
El acto de creer implica no poseer la seguridad que aportan los sentidos, por ello no creemos en la iglesia refiriéndonos al templo, lo tenemos
delante, lo vemos, lo tocamos, incluso lo oímos… si podemos estar seguros de su existencia empíricamente (lo experimentamos a través de los
sentidos) no podemos creer, sino afirmar o corroborar mediante pruebas objetivas… Pero esta afirmación tiene pleno sentido si nos fijamos en
la Iglesia fundada por Cristo, un conjunto de hombre y mujeres de todos
los tiempos… podemos creer en el hombre, porque tiene libertad para
elegir su propio camino, sin poder afirmar a ciencia cierta cuál será su
decisión… Pero la fe no puede estar carente de obras, por eso podemos
contemplar este templo, fruto de la fe de la Iglesia que era antes y que
seguirá siendo después de nosotros, una iglesia que atesora la fe y nos la
transmite, como va ir observando a medida que descubrimos el templo.
Situados frente a la puerta occidental.
“Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en
nosotros...” Jn 17, 21
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La Iglesia es una, porque uno sólo es el que nos convoca, Cristo. Fíjate
en esta portada, está ahí, situado en el centro, rodeado de sus apóstoles,
de las doce tribus de Israel, que hablan, que se cuentan unos a otros la
buena noticia y que nos invitan a fijarnos en Él, a entrar en su presencia,
pero no sólo a nosotros, mira hacia arriba, observa la multitud de personas que forman su pueblo y todos son uno por Cristo y en Cristo.
¿A mí quién me convoca? ¿Qué me cuentan y qué cuento yo a los que
tengo a mi alrededor? ¿Quién está en el centro de mi vida? ¿Me siento
unido al resto de personas de mi entorno? ¿Cómo es esa unión, de
interés, de compromiso… o realmente me siento parte de un todo mucho
más amplio?
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Comenzamos por el presbiterio.
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Leyenda
1. que es una…
(pórtico occidental)
2. santa…
(presbiterio y cenotafio de
los santos mártires Vicente,
Sabina y Cristeta)
3. católica…
(naves central y laterales)
4. y apostólica…
(pórtico costanero)
Todo el templo se dirige hacia el presbiterio, es el culmen del espacio
interior, su final, presente desde que se cruza la puerta… y en medio de
este espacio se encuentra el altar, la mesa del sacrificio que contendrá
físicamente al propio Jesucristo durante la celebración de la Eucaristía.
Durante esta celebración los diferentes ministros (lectores, acólitos,
diáconos y sacerdotes) realizan un saludo de respeto siempre que pasan
por delante el altar. La Iglesia es Santa no por los pecadores que la
formamos, sino por su cabeza, Cristo, al que reconocemos junto al Padre
y al Espíritu como el Santo.
Continuamos por el cenotafio de los hermanos santos.
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Pero además la Iglesia es reafirma su condición de santidad por las
personas que han sabido vivir su vida a imagen de Cristo. Estos fieles
cristianos, los Santos, son referentes para los cristianos de todos los
tiempos, al igual que el baldaquino que cubre sus sepulcros nos indica su
lugar en el interior del templo, sus vidas nos indican el camino hacia
Dios.
¿Cuáles son los ejemplos que sigo en mi vida? ¿Qué los hace tan
atractivos a mis ojos? ¿Qué dicen o hacen para ser recordados dentro de
100, 500 o 1000 años? ¿En que camino me sitúan esos referentes?
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