Leyenda 1

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WWF quiere reforzar el compromiso de la sociedad para poner freno a los incendios forestales.
Para ello ha identificado una serie de falsas creencias sobre el fuego que quiere combatir, algo así
como leyendas urbanas, pero aplicadas a incendios forestales: son las leyendas sobre los
incendios forestales.
A continuación se recogen diez leyendas sobre incendios forestales muy extendidas, así como los
argumentos que las desmontan.
Leyenda 1: LA REGENERACIÓN ESPONTÁNEA
“Los bosques españoles están adaptados a los incendios y son capaces de
regenerarse por sí mismos tras el paso del fuego.”
WWF AFIRMA:
Algunas especies mediterráneas han desarrollado estrategias para resistir las elevadas
temperaturas, como el alcornoque, que presenta una corteza muy gruesa. Otras como la encina, el
roble o el brezo tienen una elevada capacidad para brotar tras el fuego. Por su parte, los pinos o las
jaras dejan abundantes bancos de semilla en el suelo tras el paso de las llamas, favoreciendo así la
germinación.
Sin embargo, cuando el intervalo de tiempo entre incendios disminuye, se reduce también la
capacidad de regeneración natural de las especies. Los ejemplares que no han alcanzado la
madurez desde el incendio anterior no perduran, y son reemplazados por especies más frugales y
de menor calidad ecológica, generalmente mejor adaptadas a la presencia recurrente del fuego. Así,
aunque la vegetación mediterránea ha sido considerada como altamente resistente a las
perturbaciones, en la actualidad la regeneración después de los incendios no está ni mucho menos
garantizada. La respuesta del ecosistema depende de multitud de factores, entre los que destacan
las características del suelo y de la vegetación, la frecuencia de los incendios, el uso del suelo previo
al fuego y la climatología en los años posteriores al siniestro. Con carácter general, las formaciones
de matorral y pastos suelen recuperar su estado en un tiempo relativamente corto, mientras que la
recuperación de la masa arbolada es mucho más lenta.
Ver vídeo relacionado: No me regenero
Leyenda 2: ARDOR MEDITERRÁNEO
“Los incendios forestales no deben preocuparnos. Son un fenómeno habitual,
propio del clima mediterráneo.”
WWF AFIRMA:
A lo largo de la historia el fuego ha constituido un elemento natural de los ecosistemas
mediterráneos y ha sido uno de los principales modeladores del paisaje, pero en la actualidad el
fuego se ha convertido en un problema porque los incendios han dejado de ser un factor natural
debido a la actividad humana. Esta alteración adquiere síntomas especialmente graves en el caso
de España, donde de media se producen al año 16.500 siniestros, de los que únicamente el 4%
Leyendas sobre los incendios forestales - WWF España - 2013
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tiene un origen natural. La mano del hombre está detrás del 96% de los incendios forestales, lo que
ha incrementado su frecuencia, intensidad y extensión. Hoy tenemos más incendios, más grandes y
más devastadores de los que se producirían de forma natural. Los incendios provocan la pérdida de
vidas humanas e importantes daños ecológicos, y además suponen un elevadísimo coste
económico.
Ver vídeo relacionado: No me regenero
Leyenda 3: El tío Cerillas
“La mayor parte de los incendios se producen por pirómanos, para urbanizar o
por intereses de la economía del fuego.”
WWF AFIRMA:
En España existe la creencia generalizada de que hay una “industria del fuego” compuesta por
empresas dedicadas a labores de extinción o restauración de zonas incendiadas y que suele estar
detrás de los incendios forestales intencionados. Además, no son pocos los medios de
comunicación que insisten en el mensaje de que los incendios se provocan para cambiar el uso del
suelo y poder urbanizar tras el paso del fuego. Si bien estas son motivaciones que se han dado, y
deben ser perseguidas y condenadas, el análisis de las estadísticas de incendios pone de manifiesto
que existen otros motivos que causan un mayor número de siniestros.
Los siniestros provocados para obtener una modificación en el uso del suelo, para hacer bajar el
precio de la madera o para beneficiarse de la contratación de labores de extinción o de restauración
suponen, respectivamente, el 0,37, el 0,05 y el 0,02 por ciento del total de incendios intencionados.
Por su parte, destacan los provocados por quemas agrícolas y ganaderas para la regeneración de
pastos, que suman un 42% del total de siniestros intencionados, seguidos de pirómanos (6%),
motivaciones relacionadas con la caza (2%) y vandalismo (2%).
En cualquier caso, WWF considera que las administraciones públicas deben incrementar sus
esfuerzos para conocer mejor los motivos que están detrás de los incendios intencionados, de los
que únicamente se conoce el 60%, y establecer condenas ejemplares a quienes se demuestre que
han provocado estos incendios.
Ver vídeo relacionado: El gran negocio
Leyenda 4: El matojo que prende la chispa
“Los incendios se producen porque los bosques están sucios.”
WWF AFIRMA:
En el medio rural se tiende a considerar que un monte está sucio cuando hay presencia de monte
bajo y matorral. El sotobosque no es basura ni suciedad, sino una parte inherente del bosque, con
una función ecológica tan importante como las que tienen especies más grandes y que aseguran la
sostenibilidad del medio. Afirmar por ello que el monte arde porque está sucio no es riguroso. Con
carácter general, salvo un 4% del total de los siniestros que se producen al año por causas
naturales, el bosque no arde solo, arde porque lo queman.
Hace unas décadas se impulsó la alteración del bosque como respuesta a un modelo de desarrollo
que después se abandonó. El resultado es que hoy tenemos unos bosques muy alterados, en los que
el fuego se propaga con relativa facilidad y con serias dificultades de hacer frente a los incendios
por sí mismos.
Leyendas sobre los incendios forestales - WWF España - 2013
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En este sentido, WWF considera que no debe insistirse en el mensaje de “limpiar los montes”. Los
tratamientos preventivos no deben ir encaminados a eliminar de forma drástica la totalidad del
sotobosque, ya que, además de no ser realista, infravalora las funciones y valores naturales de los
matorrales. WWF apuesta por una prevención de incendios que se esfuerce en evitar que alguien
pueda prender fuego al monte y en reducir la vulnerabilidad de los bosques. Para ello la prevención
debe ir en dos direcciones: fomentar la gestión forestal sostenible e identificar, cuantificar y
cartografiar los puntos críticos y masas más vulnerables a sufrir Grandes Incendios Forestales, tal y
como exige la Ley de Montes, y una vez identificados deben diseñarse planes específicos de
prevención y extinción.
Ver vídeo relacionado: Limpio que te limpio
Leyenda 5: La maldición de los pinos
“Los bosques se queman porque hay muchos pinos y eucaliptos.”
WWF AFIRMA:
Teniendo en cuenta la tendencia de las últimas dos décadas, el 58% del área afectada por incendios
corresponde a coníferas, a pesar de que tan solo ocupan el 32% de la superficie forestal. Las masas
de eucaliptos, apenas un 3% del total, concentran el 19% de las zonas quemadas. Entre 2001 y 2010
las especies más afectadas por los incendios forestales fueron el pino resinero y el pino carrasco
entre las coníferas, y el eucalipto y la encina entre las frondosas.
El 27% de la superficie que se quema está ocupada por pino resinero, y sin embargo esta especie
ocupa solo el 6% de la superficie nacional. Destacan especialmente los casos del eucalipto y del
pino canario, que, a pesar de ser poco abundantes, son muy vulnerables debido a las condiciones
meteorológicas y socioeconómicas de las zonas donde se encuentran. El pino canario, por ejemplo,
apenas ocupa el 0,44% de la superficie forestal, pero supone el 7% de la superficie quemada.
WWF pone de relieve que no son las especies en sí las responsables de los incendios y que no hay
unas especies mejores que otras. Son los modelos de gestión los que han contribuido a que estas
sean más vulnerables a los incendios, sobre todo si se ha impulsado la creación de bosques con
poca variedad de especies. Esto se hizo durante años para obtener un aprovechamiento económico,
actividades que han sido abandonadas por su actual falta de rentabilidad. En el caso de
repoblaciones con una sola especie para evitar procesos erosivos, hubiera resultado mucho más
efectivo haber sustituido poco a poco estas especies por otro tipo de árboles para potenciar así un
bosque mixto menos vulnerable al fuego.
En este sentido, Soria es un gran ejemplo: es la provincia con más superficie arbolada, con extensas
zonas de pinares, en las que la gestión y el aprovechamiento que se hace de ellos motiva que tenga
muy pocos incendios. ¿Por qué? Porque los pinares tienen un buen aprovechamiento y un alto
porcentaje de la población vive de ellos.
Ver vídeo relacionado: Limpio que te limpio
Leyenda 6: El justo castigo
“Todos los causantes de incendios forestales intencionados en España son
detenidos y cumplen condena.”
WWF AFIRMA:
La identificación de los responsables de los incendios forestales y su detención sigue siendo
insuficiente. Entre 2001 y 2010 únicamente se descubrió al 9% de los causantes de incendios
debidos al factor humano. Esta cifra se vuelve dramática para el caso de los fuegos intencionados,
para los que únicamente se identificó al 1,5% de los responsables, a pesar de que suponen el 55%
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del total. Y el número de condenados es muy inferior aún, ya que únicamente el 0,5% de los autores
de incendios forestales cumple condena.
La aplicación del Código Penal contribuiría a disuadir a quienes tienen estas ideas. De hecho, en su
artículo 352 establece que los causantes de incendios forestales serán castigados con penas de
prisión de uno a cinco años y multa de doce a dieciocho meses. Si ha existido peligro para la vida o
integridad física de las personas se castigará con la pena de prisión de diez a veinte años,
imponiéndose, en todo caso, multa de doce a veinticuatro meses.
Ver vídeo relacionado: Quemando espero
Leyenda 7: El hada que todo lo apaga
“Cuanto más inviertan las administraciones públicas en dispositivos de
extinción, menos incendios se producirán en el futuro.”
WWF AFIRMA:
En la lucha contra los incendios forestales, un dispositivo de vigilancia y extinción eficaz para
detectar de forma temprana los incendios y apagarlos en el menor tiempo posible es fundamental.
En los últimos años los dispositivos de extinción han evolucionado considerablemente hasta
constituirse en el punto fuerte en la lucha contra los incendios forestales. En la actualidad, el 70%
de los siniestros se apagan antes de que el fuego recorra una hectárea y, hasta en el 99,8% de los
casos, antes de que recorra 500 hectáreas.
Sin embargo, de nada sirve para reducir el número de incendios ser muy buenos en su extinción.
En España el elevado número de incendios forestales se debe, en gran parte, al arraigado y
generalizado uso del fuego en el medio rural como herramienta para regenerar pastos o para
quemar restos agrícolas. Hasta la fecha, las administraciones no han incidido lo suficiente en
abordar el problema de los incendios desde la raíz. Puesto que el problema del gran número de
incendios forestales en España es humano, la solución pasa por trabajar con y para las personas.
Para ello es preciso impulsar programas de intervención social en aquellas regiones de gran
incidencia de incendios, que por un lado hagan hincapié en la modificación de conductas para
reducir el uso del fuego y, por otro, incidan en aumentar la respuesta social para identificar a los
causantes e incrementar el número de denuncias.
Ver vídeo relacionado: Equipado hasta los dientes
Leyenda 8: Tanto monta, monta tanto
“Las administraciones invierten los mismos recursos en prevenir los incendios
que en apagarlos.”
WWF AFIRMA:
Entre 2001 y 2012 el Gobierno central invirtió de media unos 50 millones de euros al año en
dispositivos de extinción, frente a los 18 millones de euros destinados a prevención. Esta diferencia
alcanzó su máximo histórico entre 2011 y 2012, cuando la inversión en prevención cayó en un 76%
respecto a 2008 y 2009. En este periodo de tiempo el presupuesto destinado a medios de extinción
fue, de media, de unos 60 millones de euros mientras que apenas se invirtieron 8,6 millones en
prevención.
WWF considera que si realmente queremos ser eficaces en la lucha contra el fuego, además de
lograr su detección y temprana extinción, debemos evitar que se produzcan. Para evitar que cada
verano ardan los bosques, es fundamental generar un cambio social y político que impida las
Leyendas sobre los incendios forestales - WWF España - 2013
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causas que motivan los incendios. Porque, una vez más, prevenir impactos es mucho más rentable
que reparar daños.
Ver vídeo relacionado: Equipado hasta los dientes
Leyenda 9: POBRE DE MÍ
“Los ciudadanos no podemos hacer nada para prevenir los incendios
forestales.”
WWF AFIRMA:
La sociedad juega un papel fundamental en la prevención de incendios forestales. En primer lugar,
debemos mostrar la máxima precaución cuando realicemos cualquier tipo de actividad en el medio
forestal, en especial durante el 15 de junio y el 30 de septiembre, el periodo de mayor riesgo de
incendios. Además, debemos cumplir la normativa ambiental al respecto y no arrojar colillas ni
basura y no hacer fuego en el monte durante este periodo.
Además, los ciudadanos debemos condenar socialmente a aquellas personas que provocan
incendios, ya sea por negligencia o intencionalidad, y mostrar la máxima colaboración con las
autoridades para identificar a los causantes e incrementar el número de denuncias.
En caso de que seamos testigo de un incendio forestal debemos avisar rápidamente a
los servicios de extinción llamando al 112.
Ver vídeo relacionado: La barbacoa
Leyenda 10: Mamá puede con todo
“El Gobierno central tiene las competencias forestales y es el principal
responsable de evitar los incendios en el conjunto del territorio.”
WWF AFIRMA:
Las competencias en materia forestal estás transferidas a las comunidades autónomas, que son por
tanto las responsables de la lucha contra los incendios en sus territorios, tanto en extinción como
en prevención. Sin embargo, el Gobierno central debe asumir el liderazgo a la hora de establecer e
imponer criterios homogéneos y directrices de convergencia para lograr un objetivo común en la
política forestal.
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