no se casa sentencia que revocó decisión estimatoria

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
Magistrado ponente
SL13278-2014
Radicación N. °39583
Acta 032
Bogotá, D. C., diez (10) de septiembre de dos mil
catorce (2014).
Resuelve la Corte el recurso de casación interpuesto
por DIONISIO DÍAZ PÉREZ, contra la sentencia dictada el
20 de noviembre de 2008 por la Sala de Laboral del
Tribunal Superior de Santa Marta, en el proceso que le
sigue al INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES.
AUTO
En atención a la petición elevada conjuntamente, tanto
por el Vicepresidente Jurídico y Secretario General de la
Administradora Colombiana de Pensiones “Colpensiones”,
como por el Director Jurídico Nacional del Instituto de
Seguros Sociales, téngase como sucesora procesal del
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extinto Instituto a dicha Administradora, en los términos
del artículo 60 del C.P.C., aplicable a los procesos
laborales y de la Seguridad Social, por expresa remisión
del artículo 145 del C.P.L. y la S.S.
Acéptase la renuncia del poder presentada por el
abogado Orlando Becerra Gutiérrez, con T.P. No.60.784 del
C.S. de la J., como apoderado del Instituto de Seguros
Sociales. Por Secretaría, comuníquese al poderdante y a
Colpensiones S.A. de la presente renuncia en los términos
del artículo 69 del C. P. C.
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
El actor demandó para que se le reconociera la
pensión de invalidez desde el 21 de abril de 1998, fecha de
estructuración, con sus reajustes y mesadas adicionales y
subsidiariamente
la
indemnización
por
incapacidad
permanente parcial debidamente indexada.
Como sustento fáctico de sus pretensiones adujo que
prestó sus servicios para una compañía de vigilancia entre
1995 y 1999, que estando en una de las empresas sufrió un
accidente de trabajo que le produjo la pérdida de su ojo
izquierdo y la pérdida de la agudeza visual en el otro ojo, lo
que le hizo disminuir más del 50% de su capacidad laboral.
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Que la Junta Regional de Calificación de Invalidez calificó
su pérdida en un 37.85%, con fecha de estructuración el 21
de abril de 1998, pero que por contener normas más
favorables para el trabajador se le deben aplicar los criterios
de calificación del Decreto 917 de 1999, pues en la
evaluación no se tuvieron en cuenta los criterios de
deficiencia, discapacidad y minusvalía.
La accionada se opuso a las pretensiones de la
demanda; sobre los hechos manifestó que no le constaba la
existencia del accidente de trabajo, y que no era cierto que
hubiera existido una disminución de la capacidad laboral
superior al 50%. En su defensa propuso como excepción la
de improcedencia de la pensión de invalidez.
II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
Fue proferida el 30 de mayo de 2008, con ella se
condenó al ISS a reconocer y pagar la pensión de invalidez a
favor del actor desde el 12 de septiembre de 2001, con los
respectivos reajustes.
III.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Por apelación de la entidad demandada, el Tribunal
Superior de Santa Marta, mediante sentencia del 20 de
noviembre de 2008, revocó la decisión de primer grado, y en
su lugar absolvió a la demandada de todas las pretensiones.
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Radicación n.° 39583
Estimó que el dictamen que emitió la Junta Regional
de Calificación de Invalidez el 16 de marzo de 2001, en el
que estableció una pérdida de la capacidad laboral del
37.85%, quedó en firme por no haber sido objetado. No
obstante, agregó, el Juzgado solicitó un nuevo dictamen a la
misma junta cuyo resultado fue similar al primero (36.82%)
y posteriormente objetado por error grave. Que al tramitar
la objeción se nombró un perito de la lista de auxiliares de
la justicia, quien determinó la pérdida de la capacidad
laboral del demandante en 61.43%.
Consideró que el a quo no debió acudir al auxiliar de
la justicia sino solicitar la intervención de la Junta Nacional
de Calificación de Invalidez, que es la legalmente encargada
de rendir esos dictámenes.
Añadió que «A folios 189 a 193 encontramos reportes
de los aportes cancelados por las empresas en las cuales
laboró el demandante y en las casillas de pensión reporta
cero (0); como bien es sabido, dicho reporte emitido por el
I.S.S.,
es
la
prueba documental
por
excelencia
para
determinar de manera informativa, si el afiliado cumple con
los señalamientos de la ley en cuanto a la contabilización de
las semanas cotizadas. Mal puede declararse una prestación
o derecho si no está determinado con certeza, a través del
medio probatorio establecido por la ley para la concesión de
dicha pretensión».
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Radicación n.° 39583
IV.
EL RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por el demandante, pretende que la Corte
case totalmente la sentencia del Tribunal y que en sede de
instancia confirme la de primera instancia.
Con ese propósito formuló un cargo que fue replicado
y será resuelto a continuación.
V. CARGO ÚNICO
Acusa el fallo por violación indirecta de la ley
sustancial, por aplicación indebida de «...los artículos 38, 39
de la Ley 100 de 1993, y el art. 40 del Decreto 2463 de 2001
y arts. 1, 2, 3, 4, 5, 7, 9, 13, 14 y 15 de la Ley 776 de
2002...»
Endilga al ad quem la comisión de los siguientes
errores de hecho manifiestos:
1) Uno de los yerros más protuberantes y gravísimos en que
incurre la sentencia impugnada consiste en no haber dado por
demostrado, estándolo, que lo pretendido en la demanda es el
reconocimiento de una pensión de invalidez al actor, señor
Dionisio Díaz Pérez.
2. En dar por demostrado, sin estarlo, que el actor Dionisio Díaz
Pérez pretendía una pensión de vejez.
3. En no dar por demostrado, estándolo, que el señor Dionisio
Díaz Pérez, ha perdido como consecuencia del accidente de
trabajo sufrido mientras desempeñaba sus labores como
vigilante, en los muelles de la empresa DRUMMOMD LTD., que
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Radicación n.° 39583
consistió en la introducción de partículas de carbón en su ojo
izquierdo, lo que le causó además del daño inicial, secuela de
proceso infeccioso y la campimetría automatizada de octubre 13
de 2006, realizada por la doctora Rosa Beatriz Plata Solano, que
reporta severa depresión generalizada de las sensibilidad
retiniana y la determinación de la agudeza visual central de 20 a
25 en ojo derecho, realizada por la fundación Oftalmológica del
Caribe de fecha Agosto 29 de 2006. Con estos elementos se
procede a la calificación la cual se anexa a la presente audiencia,
con una deficiencia del 43.43%, una discapacidad de 1.5% y una
minusvalía del 16.5%, para una pérdida total de la capacidad
laboral de 61.43%. De acuerdo al presente dictamen el
trabajador es inválido por presentar una pérdida de capacidad
laboral del 50%. La diferencia entre la presente calificación y la
realizada por la junta de calificación de invalidez mediante
dictamen 39 de 2001, radica en que la junta no evaluó pérdida
de la visión perimétrica del ojo único (derecho), limitándose en la
calificación únicamente al ojo izquierdo, debiendo calificar de
manera integral al trabajador, tomando en cuenta las
alteraciones visuales del ojo derecho, para la fecha del dictamen
de la junta en su procedimiento no se contemplaba la calificación
integral del trabajador o las preexistencias; tal como aparece en
el dictamen del perito laboral que obra a folios 182 de los autos.
4. En dar por demostrado, sin estarlo, que el actor, como
consecuencia del accidente de trabajo mencionado, había perdido
su capacidad laboral en porcentaje inferior al 50%.
5. En no (Sic) dar por demostrado, estándolo, que el accidente de
trabajo anteriormente mencionado le produjo al Actor una
incapacidad laboral con un porcentaje inferior al 50%.
Singularizó como pruebas no apreciadas el texto de la
demanda donde está explícita la petición de pensión de
invalidez; el dictamen pericial de folios 180 a 182, rendido
en audiencia pública; el informe patronal de accidente de
trabajo (folio 14); la certificación expedida por la Fundación
Oftalmológica del Caribe, que contiene la historia clínica del
actor (Folios 16 a 18).
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Radicación n.° 39583
Como pruebas erróneamente apreciadas señaló los
documentos de folios 189 a 193, que reflejan los aportes
para riesgos profesionales por parte de las empresas para
las que trabajó el señor Díaz.
Para la sustentación del cargo expresó, sobre las
observaciones realizadas por el ad quem, que “A éstas
observaciones es menester hacerles una exégesis del siguiente tenor:
ciertamente en el plenario obran diferentes dictámenes médicos en que
se declaran distintos porcentajes de pérdida de capacidad laboral. De
acuerdo con los mismos, en primer lugar, se estableció una incapacidad
de 37.85% (folio 10) que permitió decretar a favor del Actor una
indemnización; sin embargo, contradiciendo el anterior, a folios 116
aparece un nuevo dictamen de la Junta Regional de calificación de
Invalidez que es el que fue solicitado por el Juzgado 2 laboral del
Circuito Judicial de Santa Marta que establece un porcentaje de
incapacidad del 36.82%., con ocasión del segundo dictamen el Juzgado
citó a los profesionales que lo suscribieron para juramentarlos como
peritos y obtener su ratificación, de igual manera hizo el traslado del
mismo a los apoderados de las partes.
En todo su derecho, el Apoderado del Actor solicitó la aclaración
y Complementación del experticio, la que fue trasladada a uno de los
peritos médicos de la Junta de Calificación aludidos. Este optó por no
aclarar ni complementar el dictamen. Frente a tal actitud, el Despacho
del A-quo, designó un nuevo perito, especialmente calificado, a quien se
le asignó el cometido de resolver la objeción que por error grave formuló
la Demandante. Es de aclarar que dicho galeno formaba parte de la
lista de Auxiliares de la Justicia, fue seleccionado ritualmente y
posesionado en la misma forma.
Desde el punto de vista jurídico procesal, ninguna objeción puede
formularse a la anterior actuación, que invalide o anule.
En
cumplimiento de su cometido el perito rindió su dictamen, por escrito y
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simultáneamente lo amplió en audiencia, tal como consta en el Acta de
la Cuarta Audiencia Pública de Trámite, visible a folio 182, que debe
apreciarse con sus correspondientes soportes que se encuentran en los
folios 169 a 181.
En relación con las conclusiones del perito, expresó
que no podía hacérsele critica de ilegalidad alguna, y que
los argumentos del Tribunal cuando analizó el dictamen
primigenio y transcribió los artículos 1 y 3 del Decreto 303
de 1995 y el 3 del 1346 de 1994, para indicar que las
Juntas de Calificación de Invalidez son las entidades
facultadas para calificar la invalidez.
Aseguró que el error del Tribunal de haber basado su
decisión en el artículo 38 de la Ley 100 de 1993, conlleva a
que se hubieran cometido varios desatinos argumentativos
pues al indicar que el primer dictamen quedó en firme, se
contradice con la exposición sobre la naturaleza jurídica de
las juntas de calificación, porque si ellas son entes privados
que no profieren actos administrativos, estos no pueden
quedar en firme.
Afirma que es un desacierto que el Tribunal se hubiera
referido a la pensión de vejez «…No puede predicarse
prosperidad alguna de la pretensión principal de pensión de
vejez», siendo que lo pretendido en el proceso era una
pensión de invalidez.
Terminó
su
argumentación
con
la
siguiente
afirmación:
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De haber apreciado los documentos que se señalan en el ítem de
las pruebas no apreciadas, teniendo en cuenta lo dicho en los
análisis anteriores, se puede concluir que los errores de hecho
denunciados, ostensibles y manifiestos, patentes, evidentes y
notorios en los autos, son de tal magnitud que sin mayor esfuerzo
se pueden deducir del análisis de las pruebas inapreciadas.
Estos errores de hecho por preterición de pruebas, porque el
Sentenciador dejó de apreciarlas o ignoró, de haberlas valorado
habría definido el proceso en sentido diferente, se incurrió
entonces en falsos juicios de identidad.
Insistió en la afectación por los errores cometidos
sobre las normas sustanciales indirectamente violadas, y
expone cuál era su correcta aplicación a este caso, en
especial la Ley 776 de 2002.
Terminó refiriéndose a la afectación de normas medios
indicando que la violación de las normas sustanciales había
llevado a la vulneración de los principios consagrados en el
artículo 60 del C.S.T. (Sic) que exigen un análisis integral de
todas las pruebas con un criterio lógico.
VI.
LA RÉPLICA
Atribuye errores de técnica. Dice que, aunque se acusa
la sentencia por la vía indirecta por aplicación indebida, en
la sustentación del cargo se recurre a aspectos de índole
indirecto.
Dijo que el Tribunal no incurrió en ninguno de los
errores endilgados, pues de la simple lectura del fallo se
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Radicación n.° 39583
concluye
que
el
Tribunal
hizo
un
análisis
de
los
documentos allegados al proceso, para darles a cada uno su
determinada valoración. Además, asegura, que el dictamen
emitido por la Junta Regional de Calificación de Invalidez,
es
el
único
valedero
y
contra
él
no
se
presentó
inconformidad alguna en los términos legales.
VII. CONSIDERACIONES
El escrito con el que la parte recurrente pretende
sustentar el recurso extraordinario de casación, adolece de
defectos técnicos insuperables.
En efecto, para demostrar tal aserto basta recordar
que el Tribunal, para revocar la sentencia del juzgado que
había condenado al reconocimiento y pago de la pensión de
invalidez, y luego de referir que el A quo para resolver la
objeción por error grave planteada por el apoderado de la
parte demandante en contra del dictamen proferido por la
Junta Regional de Calificación de Invalidez, nombró a un
médico perito de la lista de auxiliares de la justicia, ajeno a
la mencionada Junta, dijo:
“En el caso sub examine se nombraron peritos de la lista de
Auxiliares de la Justicia, tal como lo solicitó el apoderado de la
parte accionante (fl 129); sin embrago (Sic), conforme a la ley
debió la a quo, acudir a la Junta Regional de Calificación de
Invalidez, si se trataba de aclaración o complementación del
dictamen o tal como se expuso, solicitar la intervención de la
Junta Nacional de Calificación de Invalidez en apelación u
objeción del dictamen, ya que esta entidad, por ley, se reitera, es
la llamada a rendir dicha clase de dictámenes en caso de
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invalidez, minusvalía e incapacidad para determinar la perdida
(sic) de capacidad laboral.
No se duele el Tribunal de la correcta o equivocada
valoración que hubiera hecho el juez de primer grado
respecto del dictamen que le sirvió de sustento para
fulminar condena, pues lo que realmente se cuestiona es
que el a quo se valió de una prueba no apta para
determinar válidamente el estado de invalidez de las
personas, porque en su sentir, ello solo es posible
establecerlo mediante el dictamen de la junta regional de
calificación de invalidez si se trata de aclaración o
complementación del mismo, o el de la junta nacional si era
para la resolver la objeción o apelación del anterior, ya que,
dijo, son las llamadas a proferir esta clase de dictámenes en
caso de invalidez, minusvalía e incapacidad, con el fin de
establecer la pérdida de capacidad laboral. En otras
palabras, desestimó la prueba pericial del auxiliar de la
justicia por considerar que no era la idónea para establecer
la pérdida de la capacidad laboral.
Sobre este tema, es decir, sobre la validez de las
pruebas, ha sido uniforme y reiterada la jurisprudencia de
esta Sala de la Corte en enseñar que no es asunto que
corresponda a la vía indirecta de violación de la ley sino a la
directa, por referir tal planteamiento a las normas que
gobiernan dichos actos del proceso, es decir, que en los
casos en que el sentenciador funda su convicción en
pruebas que no han sido legal y regularmente aportadas al
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proceso, o que carecen de validez, lo que en realidad comete
es una infracción de la ley procesal que gobierna la prueba.
Y como quiera que la censura orientó el cargo por la
vía indirecta, es razón suficiente para su desestimación, en
tanto se itera, en esta senda la violación de la ley se origina
en la comisión de errores de hecho o de derecho por la
equivocada apreciación probatoria o por su falta de
valoración, pero nunca en la validez de la prueba, puesto
que ello es un problema de estirpe jurídico inatacable en la
ruta escogida por el recurrente.
Por esta razón no es posible determinar que el
Tribunal
hubiese
cometido
los
errores
de
hecho
relacionados con haber dado por demostrado que la pérdida
de la capacidad laboral era inferior al 50%, pues el juzgador
no fundó su decisión en el contenido de los dictámenes
periciales obrantes en el expediente, sino en la carencia de
validez del que tuvo en cuenta el A quo para concluir la
existencia de una merma de la capacidad laboral superior al
50%.
Por lo dicho, el cargo se desestima.
Dado que hubo réplica y el recurso se desestimó, las
costas correrán a cargo del demandante, se fija como
agencias en derecho la suma de $3.150.000.
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VIII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN LABORAL, administrando
justicia en nombre de la Republica de Colombia y por
autoridad de la ley, NO CASA la sentencia proferida el 20 de
noviembre de 2008 por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Marta, en el proceso
que DIONISIO DÍAZ PÉREZ le sigue al INSTITUTO DE
SEGUROS SOCIALES.
Costas como se dijo en la parte motiva.
Cópiese,
notifíquese,
publíquese
y
devuélvase
al
Tribunal de origen.
RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO
Presidente de Sala
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
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Radicación n.° 39583
CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO
GUSTAVO HERNANDO LÓPEZ ALGARRA
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE
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