El origen de los homínidos y los grandes simios

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 El origen de los homínidos y los grandes simios:
Pierolapithecus catalanicus
Alicia García Bergua
Ya Darwin en su libro The Descent of Man ( El origen del Hombre),
publicado en 1871, escribía que el hombre había surgido en África. Y
que, como ahora se piensa, tenía un ancestro común con el grupo de los
grandes simios africanos: el orangután, el gorila y el chimpancé.
Dice Darwin en su texto:
?Al formar sobre este punto juicio relativo al hombre, debemos estudiar
con algún detenimiento la clasificación de los simios. Esta familia ha sido
dividida por casi todos los naturalistas en el grupo catarrino, o monos
del antiguo continente (?) Ahora bien, el hombre, sin género alguno de
duda, por su dentadura, estructura de los orificios nasales y varios otros
respectos, pertenece a la división de los catarrinos o del antiguo
continente, y por ningún carácter tiene más parecido con los platirrinos
como no sea en algún que otro de escasa importancia y de naturaleza a
todas luces acomodaticia?
?Admitiendo que los monos antropomorfos formen un subgrupo natural
y siendo el hombre tan parecido a estos animales, no sólo en todos
aquellos caracteres que le son comunes con todo el grupo catarrino, sino
también en otros caracteres peculiares, como ausencia de cola y de
callosidades, y en su aspecto general, podemos inferir que un miembro
antiguo del subgrupo antropomorfo diera origen al hombre; pues no es
probable que, en virtud de la ley de las variaciones análogas, individuos
de cualquier otro subgrupo inferior diesen principio a una criatura de
forma humana, parecida en tantos aspectos a los antropomorfos de
condición superior? (Charles Darwin, El origen del Hombre, Editorial
Panamericana, Colombia, 1994, pp. 190-191).?
Ahora ya se sabe de un ancestro común de los homínidos, del
chimpancé y de los otros grandes simios de ambas ramas, asiática y
africana: el Pierolapithecus catalanicus, descubierto, en 2004 por
Salvador Moyà-Solà y sus colegas del Instituto de Paleontología M.
Crusafont en Barcelona, España, con una antigüedad de entre 12.5 y 13
millones de años. Al parecer, los simios divergieron de los monos al
comienzo del Mioceno, hace 25 millones de años. Hace alrededor de 19
millones de años, los grandes simios se separaron de los más pequeños,
el grupo en el que se incluye a los monos modernos. En el Mioceno
vivieron docenas de especies de grandes simios, pero sólo quedan los
humanos, los chimpancés y los gorilas.
El investigador David Begun, de la Universidad de Toronto, difiere de los
descubridores de Pierolapithecus y considera que quizá éste sólo
pertenece a la rama africana, pues ambas ramas de grandes simios,
asiática y africana, debieron guardar entre sí en aquella época
diferencias muy ligeras.El fósil de Pierolapithecus incluye partes de un
cráneo cuyo rostro es tan vertical como el característico de los grandes
simios. Tiene, además, los huesos de las costillas muy curvados, lo cual
indica que tenía un gran pecho plano y que las paletillas de los hombros
estaban atrás y no a los lados del pecho, igual que en los simios. Se
piensa que estas características, junto con la articulación flexible de la
muñeca, lo ayudaban a balancearse a partir de los hombros. Aunque el
espécimen tiene dedos cortos como los de los simios, su descubridor y
sus colegas proponen que los dedos largos evolucionaron después.
Como la de los grandes simios modernos, la parte baja de la espalda de
Pierolapithecus es corta y rígida, lo cual sugiere que caminó erguido.
Lo que ahora también se sabe con certeza es que el ADN humano difiere
solamente en un 1.6% con el del chimpancé. Aunque ese porcentaje,
como podemos constatar, implica grandes diferencias, también hay
muchas similitudes entre el género humano y los chimpancés, al grado
de que se utilizan, entre otras cosas, en la investigación de
medicamentos. Los chimpancés contraen muchas de las enfermedades
humanas y sus organismos responden de una forma muy similar a los
organismos patógenos. Curiosamente los chimpancés no contraen sida.
También hay comportamientos en los que nos parecemos. En su libro
The Third Chimpancé. The Evolution and Future of Human Animal (El
tercer chimpancé. La evolución y el futuro del animal humano,
HarperCollins Publishers, 1992) el estudioso de la evolución humana y la
geografía, Jared Diamond, señala que nuestro conocimiento creciente de
la animalidad del ser humano nos hará cuestionarnos sobre el trato que
damos a los animales, en general, y a parientes tan cercanos como el
chimpancé.
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