EL PARTENÓN Ictinos y Calícrates. 447-437 a. C. 30,88 x 69,50 m sobre el estilóbato. 10,43 m altura de una columna. Mármol del Pentélico (madera en las techumbres). Acrópolis de Atenas Localización. Es un templo de orden dórico, edificado entre el 447 al 438 a. C.; la decoración escultórica se terminó hacia el 432 a. C. Está situado en la colina de la Acrópolis de Atenas y sus autores son los arquitectos Ictinos y CalÍcrates, mientas que la decoración escultórica es obra de Fidias. Sustituyó a un templo anterior destruido por los persas. Se mantuvo en relativo buen estado de conservación gracias a que fue iglesia bajo dominio bizantino, luego mezquita persa, pero los venecianos lo volaron en 1.687. Entre 1.801 y 1.803 el embajador inglés en Turquía, Lord Elgin, compró la mayor parte de la escultura que quedaba para llevársela a Londres, donde se conserva actualmente en a] Museo Británico. A pesar de ello, El Partenón es, por su estado de conservación y por su perfección formal y visual, el más perfecto templo griego conservado, modelo de edificio religioso Análisis de la obra. Su forma desciende de los antiguos megarones micénicos, edificados en la Acrópolis mucho antes de la época del Partenón. La planta del Partenón se ajusta con escasas variaciones a la concepción primitiva de los templo griegos anteriores al siglo VI a.C., se mantiene la estructura rectangular dividida en tres espacios (pronaos, naos o cella y opistodomos) a los que se añade, y es uno de los aspectos de su originalidad, un nuevo recinto, el Partenón o Salas de las vestales formada por cuatro columnas jónicas. En esta estructura rectangular, el pronaos daba acceso a la sala más importante, la naos o cella de más de 30 m., ideada para cobijar la famosísima estatua criselefantina (de oro y marfil) de la diosa Atenea, de 12,8 m de altura, realizada por Fidias. Constaba esta sala de una columnata interior dórica a dos niveles y en forma de U que parecía acoger a la diosa. Las ventanas y las características de la puerta oriental (de dimensiones enormes: 9,75 m. de alto por 3,96 m. de ancho) estaban pensadas para que, cuando saliera el sol, la escultura fuera majestuosamente iluminada. Tras ella y sin conexión con la misma, sólo con el exterior manteniendo una especie de simetría en la planta del templo, se encontraba la sala propiamente llamada Partenón sostenida por cuatro esbeltas columnas jónicas. Estaba reservada únicamente al servicio de las sacerdotisas ("parthénos" quiere decir doncella, virgen, y parthenón sala de las doncellas) y era donde se guardaban los objetos del ritual y el tesoro de la liga ateniense y del estado. Más importante que el interior del templo era su aspecto exterior. Los arquitectos griegos clásicos dan más protagonismo al exterior del templo que al interior y por ello, el diseño exterior del Partenón es lo más sobresaliente de la obra. Esta característica puede deberse al hecho de que el ritual religioso y público transcurría al aire libre y visualmente junto al templo. De hecho, el propósito principal del Partenón era proporcionar a Atenea una morada digna. El templo no está concebido como espacio interior, ya que el culto se celebraba en el exterior, en un altar frente a la entrada oriental. La decoración escultórica en el exterior, en frontones y métopas, incide también en este protagonismo del exterior frente al interior. El color de las columnas exteriores, blanco, los triglifos en azul, las metopas en rojo, los arquitrabes estaban decorados con trofeos militares, los múltiples monumentos y ofrendas a los pies del templo... Se trata de un templo períptero (columnas alrededor de la cella) dórico, es amfipróstilo (con dos pórticos hexástilos) y octástilo (con 8 columnas en las fachadas) y 17 columnas laterales. Llama la atención la ruptura con el canon tradicional y el emplazamiento de 8 columnas en los pórticos exteriores y 17 a los lados, frente a las preceptivas 6 x 13. La fachada principal del templo mira a oriente, el punto por el que nace el sol -como era habitual en las construcciones religiosas de la Antigüedad-, y da la espalda a la entrada principal de la Acrópolis. Está así orientado de Este a Oeste. Su eje central está ligeramente ladeado hacia el Sur del levante de modo que, en el día del cumpleaños de Atenea, el sol naciente proyectaba sus rayos directamente por las puertas sobre fa imagen de la diosa. Su situación en la Acrópolis también estaba cuidadosamente calculada para permitir una completa vista de la ciudad de Atenas y su paisaje circundante. Sobre un podio culminado por el estilóbato se levantan, sin base, las columnas dóricas que presiden el Partenón. Sus fustes son robustos, de poca altura y unidos visualmente por estrías de arista viva. Llegan al capitel a través de una moldura cóncava tan sutil que pasa desapercibida, el collarino. El capitel, de formas sencillas, se compone de equino y ábaco. Sigue el entablamento, que consta de tres secciones horizontales: el arquitrabe, liso y sin ningún ornamento; el friso, dividido en triglifos y metopas, de las cuales sólo se conservan 19 de las 92 originales; y la cornisa, sobre la que se alza el frontón. Remataba el Partenón una cubierta inclinada a dos aguas. En su época, el Partenón deslumbraba por el contraste entre la blancura del mármol pentélico y la policromía de sus partes altas -capiteles, triglifos, metopas, esculturas que ostentaban llamativos azules, dorados sobre rojos, etc. Análisis iconográfico. El templo es la materialización de la idea griega del mundo: cognoscible, estático y simétrico. Está concebido como una escultura clásica y se proyectó según el ideal griego de proporción, armonía y estética (euritmia). Daba una impresión inmediata de compatibilidad y plenitud, y su belleza se basaba en la imposibilidad de añadir, restar o alterar ninguna parte sin romperlo todo. La armonía se basa en la repetición de elementos que componen un conjunto en el que las diferentes partes se integran en un todo ordenado y disciplinado en relación unas con otras a semejanza de la “Polis". Cada elemento tiene su propia identidad y su proporción en el conjunto constituye el ideal griego de simetría. La belleza para los griegos está en las proporciones del cuerpo humano y su relación armónica (a pesar de su tamaño nunca llega a desbordar la dimensión humana). En el templo, las columnas y capiteles son como las piernas que sostienen el tronco y las diferentes partes que lo integran utilizan la escala humana a diferencia de las proporciones de la arquitectura oriental. Las proporciones del Partenón se basan en un módulo matemático. La proporción de la altura del templo con su anchura en las fachadas este y oeste es de 4 a 9; la de la anchura con la longitud también es de 4 a 9, y la del decímetro de la columna con el intervalo entre estas es de 4 a 9. Las 16 columnas de los costados longitudinales, son el doble mas una de las columnas que hay en el este y en el oeste, nuevamente la relación 9 a 4. Esto nos demuestra cómo el número y las matemáticas se consideraban valores incorruptibles. Curiosamente, en todo el edificio no existe una línea enteramente recta. El propósito de estas curvaturas pudo ser el de corregir la distorsión óptica de combadura que se experimenta cuando se contempla una línea recta larga (lograr una armonía visual) o también dar una apariencia más escultural al conjunto. Están curvados los escalones, toda la parte superior del templo e incluso los bastidores de la puerta. Las columnas de los ángulos se han colocado más juntas para corregir el efecto, óptico y alinear los triglifos y metopas con las columnas. Los fustes de las columnas tienen un ligero abombamiento (éntasis) y además están ligeramente inclinados hacia atrás para evitar la impresi6n de que el edificio se cae hacia delante. El uso de todos estos recursos ópticos indica un gran conocimiento de las matemáticas y aumentan todavía más, la belleza y perfección del templo si además tenemos en cuenta, que estos trucos no se perciben por el espectador que, sin embargo, capta en su totalidad la perfección del templo. El Partenón está decorado con magnificas esculturas en un complejo programa supervisado por Pericles y el escultor Fidias. Éstas completan el mensaje y el sentido del edificio. Su realización se enmarcó en el ambicioso proyecto de Pericles para reconstruir la Acrópolis, destruida por los persas. Su carácter emblemático, ya desde el principio, se muestra en que no se trataba exactamente, según algunos autores, de un templo de culto, ya que no tenía altar, sino de una monumental ofrenda a Atenea en agradecimiento a sus favores y, con su acumulación de riquezas, de una demostración de la grandeza de la ciudad de Atenas. Polis y Dios unidos en un proceso que se manifestaba en las grandes fiestas en honor a la diosa, reflejadas en el propio templo. Ejemplo evidente de ello son el friso interior, la procesión de las Panateas, las metopas, acróteras y dos grupos de tímpanos. Las metopas narran las guerras de los atenienses contra Lapitas, centauros y Troyanos, seguramnete símbolo de la victoria sobre los persas, de la civilización sobre la barbarie. Los tímpanos están decorados con representaciones escultóricas: en el Este, el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus; y en el Oeste, la victoria de Atenea sobre Poseidón, es decir, los orígenes de la propia Atenas.