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HACIA UNA SUPERVISION FINANCIERA CONSOLIDADA
El constante crecimiento y desarrollo de los sistemas financieros realza la importancia de
la función que cumplen los intermediarios financieros en el desarrollo económico de un
país. Así mismo, la supervisión de las organizaciones financieras es vital para el
desarrollo del sistema, de manera que se asegure que con el paso del tiempo se mantenga
la estabilidad del mismo. Por este motivo, la continua mejora en el sistema de supervisión
es imprescindible, por lo que la SUGEF recientemente propuso un proyecto de ley que
busca mejorar el control sobre los distintos grupos financieros.
La supervisión puede ser represiva (que prohíbe a las instituciones hacer ciertas cosas), o
prudencial (que intenta evitar situaciones que comprometan la estabilidad del sistema).
La experiencia ha demostrado que es mejor prevenir que lamentar.
Una exitosa supervisión prudencial, debe resguardar el interés de depositantes e
inversionistas, velar por la estabilidad del sistema financiero en general, y coadyuvar al
crecimiento y a la eficiencia del sistema. Para esto, se deben abarcar los distintos
componentes que integran los grupos financieros, incluyendo no solo los que intermedian
(bancos o financieras), sino también otros, como puestos de bolsa y aseguradoras.
Se deben incluir, además, las off-shore, que son el brazo del grupo financiero que opera
en el exterior, y que puede tener una influencia muy importante en el desempeño de todo
el grupo.
Para ejercer una buena supervisión consolidada, por lo tanto, se requiere que los
superintendentes de cada país (plaza) operen bien en todos los campos. Si se desconfía
de la función controladora de alguna plaza, la supervisión del otro país debe compensar
esa carencia, o incluso hasta prohibir a grupos locales operar con miembros domiciliados
en esa plaza. Ese es el caso de algunas off-shore domiciliadas en países catalogados
como paraísos fiscales, donde la supervisión es prácticamente nula.
Bajo la premisa de mejorar su capacidad de acceder información sobre las actividades de
las instituciones financieras (que ahora pueden estar eludiéndola), es que la SUGEF
pretende fortalecer sus poderes a través del proyecto de ley.
Por supuesto, los fiscalizados, ven un peligro en este tipo de leyes, en el tanto sus
actividades serían vistas bajo una lupa mucho más grande. El temor de ellos es que se
pase la fina línea que separa la regulación prudencial de la represiva. Alegan que el
actuar de la SUGEF no debe dejarse a la discreción de los funcionarios de la
superintendencia, sino que estar plenamente reglamentado y pre-determinado en la ley.
En la carrera de la constante renovación tecnológica y de avances financieros, es difícil
para el supervisor tratar de alcanzar al supervisado. En esa carrera del gato y el ratón, la
SUGEF debe tratar de ir un paso adelante. Cada paso debe ir bien medido, de manera
que se avance en la supervisión prudencial, y se asegure el sostenimiento del sistema
financiero en el largo plazo.
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