Palabras del presidente Ezra Taft Benson: “Al procurar llegar a ser más y más como Dios, debemos tener cuidado de no desanimarnos y perder las esperanzas. El llegar a ser como Cristo es una actividad de toda la vida y, con frecuencia, requiere un crecimiento y un cambio lentos, casi imperceptibles. En las Escrituras encontramos ejemplos notables de hombres en cuyas vidas se produjeron cambios drásticos, en forma instantánea, por así decirlo: Alma, hijo; Pablo, en el camino hacia Damasco; Enós, que oró aun hasta después de bien entrada la noche; el rey Lamoni. Estos ejemplos asombrosos acerca del poder de cambiar aun a grandes pecadores nos dan la seguridad de que los efectos del sacrificio expiatorio pueden alcanzar incluso a los que están sumidos en la más profunda desesperanza. “Pero debemos tener cuidado cuando hablamos acerca de esos ejemplos maravillosos de conversiones, porque, si bien son reales y extraordinarias, no son comunes. Por cada Pablo, por cada Enós y por cada rey Lamoni, hay cientos y miles de hombres y mujeres cuyo proceso de arrepentimiento es mucho más sutil e imperceptible. Día a día se van acercando más al Señor, sin siquiera darse cuenta de que están forjándose una vida cuyas cualidades se asemejan a las divinas. Esas personas llevan una vida sencilla de bondad, servicio y determinación” (véase “Un poderoso cambio en el corazón”, Liahona, marzo de 1990, pág. 7). 1. ¿En qué aspectos han cambiado mediante la Expiación al haberse arrepentido y hacer todo lo posible por seguir al Salvador? 2. Nombren algo que puedan hacer para acercarse más cabalmente al Señor y ser cambiados mediante la Expiación.