Discurso de la presidenta del Parlamento de Andalucía con motivo del homenaje a la memoria de Blas Infante. Parlamento de Andalucía 10 de Agosto de 2007 1 Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Andalucía Querida M. Ángeles, querida Presidenta de la Fundación Blas Infante Señorías, autoridades, familiares, amigos y amigas. El Parlamento de Andalucía se suma a los actos de homenaje que en el día de hoy se celebran para conmemorar la muerte de Blas Infante. Así lo ha querido la Fundación que desde 1.983 defiende y preserva la memoria de este andaluz predilecto, y así lo ha querido este Parlamento. Este acto de marcado carácter institucional viene a recalcar el sentido aprecio que la democracia andaluza siente hacia la figura de Blas Infante, y la iniciativa de la Fundación, cuando sugería a esta presidencia la celebración del mismo, no ha podido ser mejor acogida, pues ese aprecio plural de los representantes políticos andaluces en pocos lugares puede expresarse con más rotundidad que en el Parlamento de Andalucía, y hacerlo en el mismo año en el que los andaluces y andaluzas se han pronunciado sobre la reforma del Estatuto de Autonomía añade sentido de la oportunidad a esta iniciativa. 2 Por eso, ante este busto que el Ayuntamiento de Casares, pueblo natal de Blas Infante, regaló a este Parlamento el 28 de febrero de 1987 -quiero comenzar mis palabras reproduciendo aquí las contenidas en el Preámbulo del nuevo Estatuto cuando afirma que “el ingente esfuerzo y sacrificio de innumerables generaciones de andaluces y andaluzas a lo largo de los tiempos se ha visto recompensado en la reciente etapa democrática, que es cuando Andalucia expresa con más firmeza su identidad como pueblo a través de la lucha por la autonomía plena. En los últimos 25 años, Andalucia ha vivido el proceso de cambio más intenso de nuestra historia y se ha acercado al ideal de Andalucia libre y solidaria por la que luchara incansablemente Blas Infante, a quien el Parlamento de Andalucía en un acto de justicia histórica reconoce como Padre de la Patria Andaluza en abril de 1.983. Sigue dicho Preámbulo diciendo que “Ese ideal autonomista hunde sus raíces en nuestra historia contemporánea” y vuelve a recordar que “durante la II Republica el movimiento autonomista cobra un nuevo impulso. En 1.933 las Juntas Liberalistas de Andalucía aprueban el himno andaluz, se forma en Sevilla la ProJunta Regional andaluza y se proyecta un Estatuto. Tres años más tarde la Guerra Civil rompe el camino de la autonomía al imposibilitar la tramitación parlamentaria de un Estatuto ya en ciernes. Y el Preámbulo continua: “Esta vocación de las Juntas Liberalistas lideradas por Blas Infante por la consecución del autogobierno, por alcanzar una Andalucía libre y solidaria en el marco de la unidad de los pueblos de España, por reivindicar el 3 derecho a la autonomía y la posibilidad de decidir su futuro, emergió años más tarde con más fuerza y respaldo popular.” He querido leer estas palabras porque me parece que son el mayor reconocimiento a Blas Infante, no son palabras de esta Presidenta, sino palabras mucho más importantes, son palabras que figuran escritas en el Boletín Oficial del Estado, son palabras que han recibido el respaldo prácticamente unánime de las Cortes Generales de España, son palabras que suscitaron un gran consenso en el Parlamento de Andalucía, y que estoy segura de que suscriben todas las fuerzas políticas andaluzas con independencia de su posición política ante el Estatuto, son palabras que han sido ratificadas por los andaluces y andaluzas en referéndum. La democracia, las fuerzas políticas de este Parlamento no han podido expresar de manera más clara su reconocimiento a la figura de Blas Infante, el único nombre propio que figura en todo el texto del Estatuto. Y es que la Andalucía contemporánea y el corazón de su pulso colectivo, es decir, este Parlamento es efectivamente el resultado del esfuerzo y sacrificio de generaciones de andaluces y andaluzas que a lo largo de los siglos han amado a esta tierra y han sostenido esa manera de ser nuestra, esa querencia a la igualdad tan andaluza, ese sustrato universal al que nos ha conducido nuestra historia de presencias foráneas, de exilios, de emigración y de inmigración. Un pueblo que ha sido descubierto y que ha sido descubridor. 4 Esfuerzo y sacrificio. Dos palabras que expresan bien la vida de Blas Infante, este andaluz que recorrió Andalucía, Málaga, Huelva, Servilla, que tanto la conoció y la quiso. El 10 de Agosto de 1.936 la muerte visitó a Blas Infante en esta Sevilla suya, y no lo hizo de oficio, sino a instancia de parte, de esa parte oscura de España que quiso poner fin al ideal andaluz y a tantos ideales de justicia, democracia y libertad que crecían en las almas de principio del siglo XX. Esa parte oscura de España que impidió a Blas Infante conocer un Parlamento como éste, pero que no ha impedido a este Parlamento –años más tardereconocer su pensamiento y su vida. En su muerte se reflejan todas las muertes injustas de la historia, en su persecución política se reflejan todas las persecuciones políticas, en la represión de sus ideas se reflejan todas las represiones políticas, por eso este homenaje no le pertenece en exclusiva, pues, el Parlamento con este acto condena todas las barbaries cometidas contra los hijos de esta tierra, rechaza todas las victorias políticas que no nacen de la voluntad soberana de los pueblos y reclama la paz, la dulzura de los tiempos de luz en la que los hombres y las mujeres como dice nuestro himno pueden ser plenamente seres humanos sin miedos ni rencores. Tiempos de luz como los presentes. Es tarea de todos, pero especialmente de los dirigentes políticos, cuidar de que esta luz siga brillando, proteger los valores estatutarios y constitucionales, impulsar el progreso de la gente sencilla, de esa inmensa mayoría de gente corriente cuyas vidas dependen de nuestras decisiones. 5 Ningún día mejor que hoy, cuando recordamos a alguien a quien ejercer la actividad política le costó la misma vida, para renovar nuestro compromiso con esta imprescindible tarea más sencilla en tiempos de luz, pero que sigue exigiendo de todos nosotros dedicación, valentía, inteligencia y corazón para la mejor administración del presente y la mejor anticipación del futuro. Termino ya. Durante cuarenta años, tras la muerte de Blas Infante, el escudo de Andalucía que él mismo ideó permaneció intacto bajo el sol de nuestra tierra en la fachada de su casa de Coria, como un guiño al futuro, como un emblema de esperanza, casi como un desafío. Hoy ese escudo se encuentra en cada casa, preside cada institución oficial, forma parte de nuestra cotidianeidad autonómica, seguramente porque hay algo más fuerte que Hércules o los leones, escogidos por Infante, y es la fuerza del pensamiento y las ideas, que como las suyas, como la de tantos hombres y mujeres comprometidos con su tiempo, perviven en nuestra memoria y son las columnas, los soportes de nuestra humanidad. Muchas gracias 6