Bush reclama que la CIA tenga las manos libres en los interrogatorios 1. 2. • El presidente de EEUU esgrime la amenaza de otro atentado terrorista • El mandatario ofrece a los republicanos críticos negociar una ley NOELIA SASTRE NUEVA YORK El tiempo se agota", dijo ayer el presidente estadounidense, George Bush, en una rueda de prensa en la Casa Blanca. El mandatario instó al Congreso a negociar una ley que detalle las estrategias de interrogatorio a los presuntos terroristas y que deje manos libres a la CIA, bajo el argumento de la amenaza terrorista: "El enemigo quiere atacarnos otra vez". La reacción de Bush se produjo un día después de que el comité para las Fuerzas Armadas del Senado le asestara un nuevo golpe al aprobar un proyecto de ley que concede más derechos a los prisioneros por terrorismo de los que contempla el Gobierno. El presidente advirtió con vehemencia de que cualquier legislación deberá permitir a la CIA continuar con sus "vitales interrogatorios". REBELIÓN REPUBLICANA Bush se refirió a la rebelión dentro de las filas republicanas, después de que los senadores John McCain, John Warner y Lindsay Graham, además del exsecretario de Estado Colin Powell, apoyasen el proyecto de ley que debe contribuir a limpiar la imagen de EEUU por los abusos a presos. Para Bush, "es inaceptable hacer cualquier tipo de comparación entre el comportamiento de EEUU y la acción de los extremistas islámicos que matan a mujeres inocentes y niños para alcanzar un objetivo". El mandatario insistió en la necesidad de mantener los dos polémicos programas adoptados por su Administración en la lucha contra el terrorismo: las escuchas sin necesidad de autorización judicial y los interrogatorios de la CIA en el extranjero. AGENTES "DECENTES" Bush reclamó a ambas cámaras la aprobación de sus propuestas para proteger a los agentes de los servicios secretos, "ciudadanos decentes que no quieren violar la ley ni ser juzgados como criminales de guerra". Por otro lado, el Senado aprobó el jueves un paquete de seguridad en los puertos para los próximos seis años, que costará más de 5.000 millones de dólares (casi 4.000 millones de euros). Además, la Cámara de Representantes votó a favor de levantar una valla de 1.120 kilómetros en la frontera con México.