humana - Mundo Deportivo

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EMft ZATOPEK
«La locómotóra
humana
E
L
mundomuy
le conoce
con «La
un
nombre
elocuente:
locomotora humana». Sería falso
decir que corría con gracia, un
atributo del que generalmente las
máquinas carecen, ya que Emilio
Zatopek fue en las pistas olím
picas una eficiente máquina, tri
turadora de records. Fue, empero,
uno de los atletas con más res
ponsabiidad y capacidad de es
fuerzo que pasaron por las prue
bas de los juegos Olímpicos.
Hijo de un modesto carpintero.
no se sintió atraído en sus pri
meros años por la fama que con
cede el deporte. En general, re
husaba tomar parte en los concur
sos y competiciones que se hacían
en el colegio. Pero a los dieci
nueve años cambió de parecer,
quizá bajo la influencia de sus
compañeros en la fábrica de cal
zado donde trabajaba Empezó en
tonces a saborear el gusto de la
velocidad y comprendió que se
requería un intenso entrenamien
to.
Había ingresado en el Ejército
como soldado, pero ello no le
impedía realizar sus prácticas. Cal
zando las botas reglamentarias y
cargando su equipo, corría por el
campo, atento siempre al tiempo
que empleaba en cada una de las
distancias. El consejo de que los
—esitrenamientos nó tienen que ser
excesivos, porque pueden perju
dicar al atleta, no habría servido
para Zatopek, que corría obstina
damente acicateado por el ideal
a-de convertirse en campeón.
En los juegos de 1948, en
Londres, había llegado el momen
to en que debía correrse la prue
ba de 10.000 metros. No era una
competición en la que podían pro
nosricarse sorpresas, pues todos
consideraban que el finlandés Viljo Heino se llevaría la palma con
mucha facilidad. Y. como se dijo
en el mismo estadio de Vembley,
de nada importaba que fallara
Heino, porque el equipo finlan
dés tenía otros dos corredores co
losales, lo que equivalía a entre
gar la carrera al equipo de aquel
país que aparecía como virtual
propietario: de la medalla de oro.
No bien se dio la orden de par
tida, Heino se colocó en el pri
mer puesto, bien, escoltado por
sus compañeros de equipo. Muy
detrás venía un checo desconoci
do, Emilio Zatopek, del que se
había dicho que podía ofrecer un
buen comportamiento en los 5Á)00
metros, pero que en esta prueba
estaba fuera de su distancia. Mico
tras los corredores cubrían la mi
tad de la distancia, el cielo• se
encapotó y empezaron a caer al
gunas gotas refrescantes, pues has
ta ese momento la jornada había
sido calurosa. La mayoría de los
espectadores ya daba como ven
cedor a Heino, heredero de las•
glorías de Pasvo Nurmi y Koleh
mamen.
En la décima vuelta ocurrió lo
inesperado. El checoslovaco se co
locó en la delantera y puso a
trabajar sus dos fuertes piernas,
que parecían movidas por electri
cidad. El finlandés siguió dando
guerra por una vuelta más, pero
pronto se agotó, mientras el hom
brecillo calvo y poco airoso en
sus movimientos .seguía devoran
do la’ plata, como que el último
kilómetro lo venció en un tiem
po superior al empleado en los
anteriores. Total: rnarcó 29 mi
nutoS, 59 segundos, 6 décimas,
derrumbando el’ récord de la dis.
tancia, señalado por el ‘polaco Ku
socinski en 1932. De esta ‘manera,
Emil Zatopek, soldado del Ejér
cito checoslovaco, se calificaba co
1
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1
a-
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mu el primero de es-a nacionalidad
en ganar una prueba olímpica,
Alguna vez se ha - dicho que la
«locomotora humaná» fue descubierta en Helsinki. Eso no es
cierto. Cuando Emilio se presenni en la capital finlandesa a dispuzar las pruebas de 1952, ya venía
aureolado por la fama obtenida
en Londres cuatro años antes, con
esa su carrera en los 10.000 meirás. Es verdad que en los
metros, que se suponía una dis.
tancia más adecuada a
bilidades, tuvo que contentarse
con un segundo lugar, detrás del
‘belga’ Relfí.
Con esa experiencia y ya- ascendido al grado de comandante en
el Ejército checoslovaco, Emilio
protagonizó una triple victoria en
Helsinki.
Las crónicas describen 1-a dramitica entrada de Zatopek al es-
‘
,
‘
tadio, al final del maratón. Con
la lengua fuera, la cabeza echada
hacia atrás en un gesto de dolor,
parecía un agonizante. Pero sus
piernas seguian moviéndose ntmicamente hasta alcanzar la cinta
de llegada y batir el récord olímpico de la distancia, que la recorrió en dos hóras, 23 minuro, 3
segundos, 2 décimas.
.Su victoria en la maratón era
la tercera que conseguía’ en ocho
días de Juegos y también la tercera oportunidad en que mejoraba las marcas olímpicas. Lo había hecho en la carrera de 10.000
metros y también en la de 5.000,
vengando la derrora sufrida en
Londres. Dijo él, más tarde, que
este triunfo es el que le hizo más
feliz. Prueba de ello es que entregó la medalla ‘de oro a su espesa, Dana Ingrova, otra atleta
checoslovaca que había sido su
compañera- de equipo en Londres.
A la señora Zatopek, o Dana español que había recibido pro
Zatopekova, como ‘figura en los posiciones del Real Madrid para
registros olímpicos después de su contratarle como entrenador y x
boda, la medalla de su marido le plicó que no podía aceptarlas por
sirvió de eficaz amuleto, porque que no podía ,abandonar su país
unas horas .más -tarde venció en a título privado.
el lanzamiento de jabalina, de las
Se sabe que la firma de Emilio
competiciones para mujeres, coló Zatopek figura en el ya famoso
cando el artefacto a 50’29 metros. Manifiesto de las Dos Mil Pala
Extraordinario caso de que una bras un documento en favor de
familia conquiste cinco medallas la libertad de expresión en Che
de oro. El esposo había ganado coslovaquia, que ha sido parte de
una en- Londres y tres en Helsin la batalla ideológica que culminó
ki, y la esposa, saliendo por sus ion ‘la invasión del país por las
fuers deportivos, realizó 1-a con tropas de los rusos y sus aliados.
quisra de la quinta.
‘
‘
.
¿Qué ocurrirá con el teniente
El comportamiento de Emilio coronel Zatopek? ¿La «locomoto
le valió un nuevo ascenso militar. ra humana» se salvará de la po
Ha llegado a teniente coronel y, sible purga? En el mundo del
hasta antes de la última crisis, deporte se desea que este héroe
trabajaba en el Ministerio de De olímpico salga indemne de la nue
va prueba.
fensa de Praga.
No hace mucho, el famoso co
rredor ccnfirrnó a un periodista
Alfonso TELLEZ
‘‘
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