El Valor agregado de la producción Primaria del sector rural de Venezuela Enrique Heredia* La Agroindustria Rural (AIR) está considerada como una actividad económica estrictamente vinculada con el sector agrícola en sus diversas manifestaciones, tales como: manufacturera, comercialización o combinación de ambas. Es al final de la década de los ochenta cuando esta actividad toma importancia como elemento y factor primordial en el desarrollo rural de la región; siendo el criterio central, que la Agroindustria Rural (AIR) debe propiciar y estimular el arraigo del campesinado en su propio medio, así como el mejoramiento de sus condiciones de vida, social, económica y cultural. Las AIR permiten no sólo aumentar, sino retener en las zonas rurales, el valor agregado de la producción de las pequeñas y medianas unidades agropecuarias, forestales y pesqueras mediante la ejecución de actividades de post-producción. Es importante señalar, que es a partir de los años cincuenta, cuando la agricultura venezolana, experimentó un significativo crecimiento que, apoyado en la amplia y diversificada acción del Estado, se orientó a satisfacer las crecientes demandas del mercado interno. Este crecimiento tuvo lugar en el marco de la industrialización sustitutiva y en esa medida la actividad agrícola tendió a someterse al ritmo de desarrollo y funcionamiento del nuevo aparato agroindustrial. ________ * Ing. Agrónomo. Profesor en el Programa de Mercadeo Agrícola (CUFT). En este contexto de desarrollo de actividades puramente industrial y agroindustrial se consolidó una estructura de relaciones de producción integrada por relaciones de producción capitalista y relaciones de producción familiar, que de alguna manera conceptual izaron lo que hoy conocemos como la Agroindustria Rural (AIR); no obstante esta articulación evidenció la necesaria función de apoyo que cumplieron las relaciones de producción familiar en la constitución y desarrollo de las relaciones de producción capitalista. La articulación entre las unidades familiares con potencial de desarrollo y la agroindustria, es sólo una de las formas que deberían de adquirir los vínculos sectoriales en un proceso de revalorización del espacio rural, estrictamente dicho. Otra forma de ésta articulación, sobre todo para aquellos campesinos sin tierra o con poca tierra, serían la creación de opciones de empleos en las industrias rurales "no agrícolas", tales como: aquellas orientadas a la organización de unidades productoras de infraestructuras locales, cabe señalar, caminos, escuelas, centro de salud, viviendas, etc.. El funcionamiento del proceso productivo en general, supone la utilización de la fuerza de trabajo de los miembros del grupo familiar, entre quienes se establece una relación de trabajo que se denomina familiar; así mismo las condiciones de organización del proceso productivo exigen la incorporación temporal de miembros de diferentes grupos familiares pertenecientes a una misma comunidad, organizados cada una en unidades de producción independiente. De esta manera pueden generarse dos tipos de relaciones de trabajo: por una parte las de trabajo recíproco fundamentadas en los lazos de solidaridad por parentesco, amistad y compadrazgo, que conllevan al intercambio de tiempo iguales de trabajo; por la otra parte las relaciones de trabajo tipo "jornal", en las cuales miembros de un grupo familiar, provistos de medios de producción y de subsistencia de manera permanente e independiente, trabaja ocasionalmente con otro grupo familiar del mismo tipo, a cambio de una remuneración que denominados "jornal". En cuanto a la forma de producción capitalista, cabe señalar, que constituye una estructura de funcionamiento, en la cual, se conforman las relaciones de producción capitalista que se establecen entre un trabajador que denominamos obrero, imposibilitado de garantizar la reproducción de su fuerza de trabajo y de su familia, ya sea porque está desprovisto de medios de producción y subsistencia o porque las posee limitadamente y otro agente social propietario de los medios de producción que denominamos empresario quien compra la fuerza de trabajo del primero a cambio de una remuneración en virtud de la cual el obrero asegura gran parte o totalmente su reproducción y la de su familia. Al campo venezolano, a sus propios problemas de eficiencia y productividad, se agregan los de deficiencia valorativa y participativa; ello está manifiesto en diversos fenómenos, tales como: • La manifiesta debilidad de los Ministerios del Sector Agropecuario, para participar en las decisiones económicas que definen el rumbo y las posibilidades del mismo. • El manejo, sin márgenes de negociación o relativamente escaso, del sector agropecuario, a un ajuste macroeconómico rápido y severo. • La equivocada tendencia a ver el campo y sus problemas desde una óptica urbana o citadina. Según ésta óptica, todo nos indica que no debería programarse un desarrollo agrícola "per se”; no obstante, si tiene sentido poner de relieve la prioridad del sector, como elemento de alto valor estratégico, como un factor desencadenante de una nueva etapa de reactivación económica sostenida y sólida en el tiempo, que represente el pilar definitivo para salir de la crisis recesiva y que a la vez se transforme en un estilo de desarrollo más equilibrado y convergente con las nuevas circunstancias e instrumentos para alcanzarlos, según los objetivos históricos de nuestra sociedad venezolana. La idea de incrementar la productividad del sector agrícola, es en teoría sólida, no obstante este modelo, es difícil de aplicar en zonas que: (a) la participación de recursos para el sector sea escasa; (b) la desigualdad, en la participación de la distribución y asignación de la tierra y sus recursos; (c) el explosivo crecimiento poblacional rural y (d) la ubicación, en que las políticas generales del país, colocan la agricultura, en particular al sector reformado. Este panorama conlleva, según mejor criterio, a una doble dirección para su implementación: • Primeramente deberá precederse selectivamente, en función de los segmentos de mayor valor estratégico, para sí lograr los efectos multiplicadores deseados y • Se requerirán de políticas diferenciales y estrategias alternativas de desarrollo, para los grupos, zonas o productos de incorporación más difícil. De acuerdo con esto, las posibilidades de transformar las ventajas comparativas naturales de la región en ventajas competitivas dinámicas, reside en lograr identificar sectores de zonas claves, orientadas a mercados predeterminados, internos y/o internacionales, para que a partir de su realización se genere un efecto motivador; esto plantea un modelo dependiente, entre otros de una compleja interrelación entre diversos elementos y criterios tales como: • Estabilidad jurídica y económica. • Organización de la producción. • Políticas de modernización productiva. • Reforma institucional del Ministerio de Agricultura y Cría. En definitiva, para concreta los hechos deseados, debemos transformar cuantitativa y cualitativamente el sector, entendiendo que los retos y oportunidades, que presenta el Desarrollo Agropecuario, deberá estar fundamentado sobre bases diferentes, en donde la competitividad y la diferenciación, producto de la innovación tecnológica, genere especial importancia y atractivo. Retomando, la idea original de nuestro artículo, creo necesario señalar que la agroindustria y la agricultura familiar, ademes de su capacidad inductora, la producción agroalimentaria, en general, incorpora otros elementos reconocidos, tales como: • Reduce la perecibilidad de los productos, sus pérdidas poscosecha. • Reduce la estacionalidad de la oferta. • Eleva el valor agregado del producto primario. • Satisface los patrones urbanos de demanda efectiva. • Enriquecer el valor nutritivo de los insumos agrícolas. Según los criterios analizados, en cuanto a la capacidad de la agroindustria de promover el progreso técnico, en sus articulaciones con la actividad primaria del campo, podemos señalar los siguientes tipos de agroindustrias: 1. Las agroindustrias básicas tradicionales, las cuales generan poco progreso técnico en la agricultura familiar. 2. Las agroindustrias básicas modernas, donde su capacidad de impulsar el progreso técnico es relativamente alto. 3. Las agroindustrias de producto diferenciales o de marca, generan poco progreso técnico en la base agrícola familiar. 4. Las agroindustrias de agro-exportación tradicional. 5. Las agroindustrias de agro-exportación nuevas o modernas, con gran incidencia en la generación de proceso técnico, en las áreas de pequeña producción. De la tipología anterior, podemos establecer el siguiente ordenamiento de los rubros considerados, atendiendo a las incidencias de su potencial generador de progreso técnico en la agricultura familiar, de la siguiente manera: 1. Rubro de agro-exportación moderna. 2. Rubros básicos modernos. 3. Rubro de agro-exportación tradicional. 4. Rubros básicos tradicionales. 5. Productos diferenciados o de marcas. Para finalizar, podríamos establecer algunas consideraciones, que pueden servir como base para diseñar una estrategia de modernización de la agricultura familiar, que este apoyada en el potencial generador de desarrollo tecnológico de la agroindustria, estos serían los siguientes: • Estimular la organización de los pequeños productores con objetivos puramente técnicos y no políticos. • Crear un marco institucional que garantice la transferencia y simetría entre los productos agrícolas y la agroindustria. • Establecer una correlación de estímulo entre agroindustrias y productor agrícola, en función de capacitación y transferencia de tecnologías, a fin de convertirlo en productores capaces y continuos proveedores estables de dichas agroindustrias. Cabe destacar, que el desarrollo agroindustrial no reemplaza al esfuerzo que es necesario hacer en el ámbito del desarrollo rural; si bien la agroindustria coadyuva al desarrollo rural, para que su articulación con la actividad primaria manifieste sus reales potencialidades, debe alcanzarse, un desarrollo rural efectivo. La desconcentración de la agroindustria y su “ruralización”, como parte de una política más amplia y general de darle mayor valor al espacio rural, serian indudablemente, factores de gran peso, en la tarea de frenar el éxodo rural, así como el de elevar el empleo o ingreso campesinos como lo muestra la experiencia de varios países europeos, Bibliografía CENDES.1978. Equipo de Desarrollo Rural: agricultura, agroindustria. Cuaderno Condes N9 3 7. CEPAL (L C/G/601). Transformación productiva con equidad. Santiago de Chile. CEPAL (LC/G 1534/REV.l-P). Industrialización en América Latina: de la "Caja Negra" al "Casillero Vacío. Cuaderno de la CEPAL N^ 60. Santiago de Chile. De las Casas, L. Oportunidades y desafíos para la Agricultura Andina. Quito, Ecuador. FAO. 1988. Potencialidades del desarrollo Agrícola y Sural en América Latina y el Caribe. Roma. Pomareda, C. 1991. Modernización de la Agricultura como requisito para el desarrollo. IICA. Rivero H. y Bouches, F. 1994. La situación de la Agroindustria Rural en América Latina y el Caribe. Costa Rica. Sehejtman, A. Economía Campesina: lógica interna, articulación y persistencia. Revista de la CEPAL N011. Santiago de Chile. Torrealba, R. 1983. Cambio social y urbanización en Venezuela. Monte Ávila. Van Kesteren, A. y D´Elia, T. 1994. Perfil de la Agroindustria Rural en Venezuela. Importancia y perspectiva. Caracas.