Sistema Acusatorio: ¿Verdad histórica o solución del conflicto? Dentro de un proceso penal inquisitivo, se maneja la teoría de la búsqueda de la “verdad histórica”, que consiste en recabar pruebas por cualquier medio, para reconstruir lo sucedido tal y como ocurrió. Es decir, se parte de la premisa que los procesos de recopilación de información ayudan a conocer hechos sociales exactamente igual a como ocurrieron, sin errores o dudas. En cambio, el nuevo sistema acusatorio adversarial busca resolver un conflicto de intereses (los intereses de la víctima, frente a los derechos del acusado), no reconstruir el hecho para llegar a la “verdad histórica”, pues en estricto sentido, ningún mecanismo procesal ayuda a demostrar el hecho “tal y como ocurrió”, sino que el proceso es una herramienta para tratar de emitir una declaración, lo más aproximada y objetivamente posible, de lo que pudo haber ocurrido. Los modelos procesales penales son modelos de producción de la verdad. Esto significa que ningún proceso busca la verdad, sino que construye una realidad. En principio, la verdad del hecho sólo la conocen el imputado y la víctima, pero realmente no es una verdad, sino dos tipos de verdades; y si a ello agregamos la versión de los testigos, tendríamos múltiples verdades. Esto ocurre porque el ser humano es subjetivo, y los hechos se perciben de distintas formas, gracias a los filtros de percepción construidos a lo largo de la vida de las personas, quienes van construyendo sus verdades. Simplemente la comisión de un hecho delictivo, genera un trauma en el camino y plan de vida de una persona (víctima y autor), es decir, un choque emocional y mental en su ser, que provoca una percepción de un hecho, no como ocurrió, sino como su mente trata de entenderlo, defenderlo y adaptarlo. El afectado y el acusado, darán una versión distinta, pues sus filtros de percepción buscarán su bienestar y protección, independientemente de lo realmente ocurrido (y si a eso incluimos que nuestros entendimientos de lo objetivo son estímulos y traducciones de nuestro cerebro, la cuestión se complica aún más). Por lo anterior, los modelos procesales penales tratan de construir una realidad lo más acorde a cómo ocurrieron los hechos, y puede decirse que un sistema penal acusatorio adversarial, es uno de los modelos más objetivos y humanos, hasta ahora, para construir esa realidad y tratar de llegar a una verdad. En un modelo acusatorio adversarial, el modelo de investigación procesal que predomina es la de la “solución del conflicto de intereses”, el cual parte de que todo delito genera entre los involucrados pretensiones enfrentadas; es decir, son adversarios, y la legitimidad de los medios es lo que vale para llegar al objetivo de resolver su conflicto. Así, las partes serán las encargadas de exponer, sustentar y convencer de su versión e intereses en el procedimiento penal, a través de su teoría del caso. El sistema penal acusatorio, pretender equilibrar el interés en esa supuesta búsqueda de la verdad y el interés de los involucrados en la protección de sus derechos individuales, por lo que la aproximación a una verdad se justifica sólo a través de mecanismos legítimos de investigación y juzgamiento. Así, la forma como el sistema penal se enfrenta a los involucrados, para investigar el hecho, procesarlo y sancionarlo, es lo que distingue a los modelos inquisitivos de los acusatorios. El objeto del proceso penal es, entonces, la resolución del conflicto, y la obtención de una aproximación de verdad, sólo y en la medida en que se empleen para ello los medios que no violenten injustificadamente los derechos humanos y fundamentales de las personas. Parafraseando a Muñoz Conde, este es el precio que hay que pagar por un proceso penal respetuoso, con todas las garantías y derechos humanos, característicos del Estado Social y Democrático de Derecho. José Luis Eloy Morales Brand Profesor Investigador Certificado en Sistema Penal Acusatorio por SETEC, CONATRIB y CEJA