PRÁCTICAS Y EXPERIENCIAS EN LA FORMACIÓN DOCENTE Pegourié, María Elisa – Vallone, Valeria Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires mpegourie@gmail.com – valeriavallone@yahoo.com.ar Resumen En esta comunicación se presentan posibles desarrollos didácticos en el campo de la enseñanza de la Psicología en el espacio de Formación Docente de la Carrera del Profesorado de Enseñanza Media y Superior de la Psicología (UBA). La cátedra Didáctica Especial de la Psicología se propone indagar las posibilidades y alcances de un dispositivo que hemos dado en llamar Espacio de Ensayo sobre la Práctica (EEP), que se organiza a partir de distintas propuestas de trabajo, con el objetivo de reconocer, reflexionar y profundizar los saberes profesionales involucrados en la práctica de la enseñanza de la Psicología. El dispositivo propuesto es un modo particular de organizar la experiencia formativa. En este proceso educativo, se analiza la práctica docente a la vez que se vivencia, ya que le permite al profesor en formación reflexionar sobre sus experiencias, abordar y responder a situaciones propias del quehacer pedagógico, y ensayar la función educativa en un espacio de prácticas protegido. La riqueza de la propuesta redunda tanto en la reflexión de cada estudiante como en la potencia que permite la intervención grupal, ya que desde las distintas miradas de quienes participan del espacio se construye conocimiento que permite comprender la complejidad del rol docente. Palabras clave: dispositivo – formación – experiencias – ensayos – rol docente Prácticas y experiencias en la formación docente La cátedra Didáctica Especial de la Psicología se propone indagar las posibilidades y alcances de un dispositivo que hemos dado en llamar Espacio de Ensayo sobre la Práctica (EEP). Este dispositivo tiene como propósito reorganizar la experiencia formativa de modo tal que la vivencia, la reflexión y el análisis se incluyan en una trama que involucre al grupo. La riqueza de la propuesta redunda tanto en la reflexión de cada estudiante como en la potencia que permite la intervención grupal, ya que desde las distintas miradas de quienes participan del espacio se construye conocimiento que permite comprender la complejidad del rol docente. Durante la cursada, se realizan experiencias de aprendizaje que incluyen: a) Un trabajo narrativo que aborde las experiencias escolares (autobiografía escolar) desarrollada como parte de una tarea artesanal, que se construye con los alumnos, que se comparte en el grupo clase y que posibilita la construcción y/o revisión de la función docente por parte de los profesionales cursantes; b) lectura y análisis de programas de asignaturas que resultan de incumbencia profesional para los profesores de psicología en formación; c) programación, diseño, planificación e implementación de actividades para el dictado de clases de asignaturas afines; d) presentación e implementación de prácticas de enseñanza en el ámbito de las comisiones de Trabajos Prácticos, a partir de ejes temáticos seleccionados en las planificaciones confeccionadas previamente e) una evaluación del proceso, a partir de un trabajo de escritura y resignificación de la experiencia docente implementada en un espacio de formación protegido, el cual permite develar marcas que operaron en la práctica de la enseñanza, así como también permite evaluar la construcción del rol docente como parte de un grupo clase y f) un registro de observación del grupo clase durante la cursada, que permite ir analizando las prácticas de enseñanza y los procesos de aprendizajei. Experiencias narrativas en la formación docente El trabajo de escritura de la biografía escolar, recuperando saberes sobre el quehacer docente, es un trabajo que combina la vuelta sobre las propias experiencias como la nueva experiencia de compartir grupalmente aquellos fragmentos de los relatos que a juicio de sus autores sean de interés para su formación como docentes. Este aspecto biográfico que se resignifica en el dispositivo de ensayo sobre la práctica (EEP)ii permite visibilizar y poner a consideración y debate las experiencias educativas de profesores en formación, revisando tanto las prácticas de enseñanza como su propia posición subjetiva como alumno frente: al contenido, la evaluación, lo grupo y la institución. Hacer presentes esas experiencias escolares permite iniciar un camino progresivo tendiente a desnaturalizar prácticas y posiciones subjetivas, a la vez que ubica los efectos de esas marcas sobre las prácticas actuales: tanto al momento de anticipar la tarea de enseñanza (planificación) como en la de llevar adelante una clase en el espacio de la cursada. Parte de la tarea del estudiante, del grupo y del docente coordinador es reconocer los posibles nexos entre las experiencias pasadas y las acciones desarrolladas en el presente. Es en este sentido que el dispositivo opera como un revelador en tanto permite que se hagan presentes significados de orden diverso: los aspectos manifiestos y los ocultos, lo vincular y las experiencias grupales e institucionales, el malestar y los conflictos, se ponen en juego de modo de poder ser analizados (Souto, 1999). Esta propuesta resulta enriquecedora porque visibiliza el hilo conductor entre aquello vivido como estudiante y las acciones del presente, como docente en formación, al momento de diseñar actividades de enseñanza, ya que las enseñanzas implícitas se hacen presentes tanto en la planificación de una clase como en la acción misma. Allí radica la importancia de reflexionar de manera permanente sobre la propia práctica para mejorar la tarea de enseñar, permitiéndoles a los profesores en formación recuperar aquellos aspectos que valoraron de sus docentes que han marcado su trayectoria educativa y el modo en que intentaron reactualizar esas experiencias a partir de su propia práctica. Por otra parte, el trabajo narrativo que los estudiantes realizan sobre su trayectoria educativa y la significación que le otorgan a partir de la ponderación de experiencias significativas de aprendizaje, o por el contrario, relatando situaciones fallidas de procesos de enseñanza y de aprendizaje, se utilizan a posteriori como situaciones educativas, que funcionan como insumos que permiten diferentes abordar y analizar multidimensionalmente el rol docente en una situación de enseñanza, a partir de los contenidos de la asignatura que propone la cátedra. De esta manera, una situación relatada en la que, por ejemplo, se recupera en el relato un docente significativo y valorado positivamente, permite poner a la luz cuáles fueron las estrategias utilizadas en los procesos de enseñanza, la trama vincular establecida con el grupo clase, la dimensión institucional que atraviesa la clase escolar, la concepción de sujeto que aprende, la conceptualización de la evaluación, etc. Así, a partir del relato de las experiencias de los estudiantes en sus trayectorias educativas, resulta posible construir situaciones educativas para analizar y construir el rol del docente. El aprendizaje, la enseñanza y la evaluación en el dispositivo (EEP) En relación al desarrollo particular del dispositivo propuesto Espacio de Ensayo sobre la Práctica (EEP), cada grupo debe abordar la programación de un espacio curricular de incumbencia de los futuros docentes de psicología. Esta actividad requiere indagar y producir conocimiento acerca de la enseñanza específica de la psicología. Es en esta etapa que el estudiante debe conocer los requerimientos de la carrera y la asignatura seleccionada para, entonces, reflexionar acerca del recorte disciplinar, la transposición didáctica, los posibles obstáculos epistemológicos y las propias experiencias como estudiantes de psicología. Al término de la programación y planificación se abre un espacio de presentación de lo realizado por cada uno de los subgrupos de la comisión. Se comienza entonces por la presentación del programa diseñado por cada grupo. La exposición abre a la argumentación en cuanto a las elecciones, los obstáculos, las decisiones alcanzadas, los acuerdos, etc. En esta actividad el grupo argumenta acerca de las decisiones alcanzadas desde los aspectos específicos de la enseñanza, en las que se evalúan: aspectos disciplinares y curriculares, al tiempo que se renueva la mirada acerca de las tradiciones en relación a la enseñanza de la psicologíaiii. Luego, de manera individual, cada uno de los integrantes dispone de un tiempo para ensayar un fragmento de su plan de clase, en una situación en la que el grupo clase juega a ser alumnoiv, y el estudiante se convierte en profesor a cargo de la clase. Esta “microclase” consiste en una puesta en práctica de alguna de las estrategias v planificadas para dar cuenta del contenido seleccionado. Al finalizar esa puesta en acción del fragmento de la clase planificada, el grupo vuelve a su posición de cursantes del profesorado y reflexiona con el “estudiante - docente” que ensayóvi. Estas actividades se desarrollan en un clima de respeto y de co-construcción de conocimiento sobre las prácticas de enseñanza. Participar de esta experiencia en un espacio protegido les permite a los profesores en formación: evaluar el recorte y selección del contenido y su transposición didáctica, corroborar la comprensión del tema presentado y por consiguiente la pertinencia de la estrategia seleccionada, reconocer distintos recursos y estrategias, ensayar distintas respuestas frente a situaciones imprevistas y acercarse a la diversidad de estilos docentes. En los momentos previos al desarrollo de las microclases, se percibe cierto clima de resistencia en el aula. Esta circunstancia es producto de las expectativas y fantasías proyectadas sobre la situación que implica tomar posesión de la clase, tanto del estudiante/profesor a cargo, como del grupo. En la medida en que cada estudiante va atravesando esta experiencia de ensayo y co-evaluación, va modificándose el ambiente áulico, generándose una mayor participación y colaboración del grupo a la vez que se disuelven las fantasías persecutorias y hasta aparecen algunas situaciones de humor que van reconfigurando el dispositivo grupal, fortaleciéndolo. La dimensión grupal en el momento de ensayar la práctica de la enseñanza. La puesta en práctica de un fragmento de la planificación en un ensayo de la práctica docente permite escenificar la función del docente en acción (reflexión, acción, reflexión)vii. Sin embargo, a pesar de que la práctica que realiza el docente en formación es individual, parte de la originalidad del momento del ensayo propiamente dicho es la participación del grupo, en un primer momento como actores en su papel de alumnos de los niveles medio o superior según se proponga en la clase, luego, al terminar la práctica, el grupo realiza un cambio de posición, analizando el rol docente que se puso en marcha. Una vez que el grupo asume su posición de co-evaluador, la experiencia suele comenzar con los aspectos positivos, aquello que se puso en juego en la clase y que es de destacar. Esta función grupal permite realizar aportes a la función docente para modificar, para acentuar, los aciertos y los eventuales errores. El grupo construye un saber sobre esa experiencia de clase. Lo grupal permite evidenciar aquello que estuvo bien en la clase, y a la vez, vincularlo con los conceptos aprendidos durante la cursada. Esta instancia es muy enriquecedora, ya que ninguna clase es igual a otra, aún cuando se hayan trabajado contenidos y/o estrategias similares, la impronta subjetiva de cada profesor en formación evidencia la riqueza de esta instancia, analizando diferentes estilos docentes. Aquellos aspectos a mejorar, se explicitan más tímidamente en primera instancia y suelen aparecer si se convoca desde el docente, ya que se trata de un intercambio entre colegas y esto genera cierta incomodidad (a veces por solidaridad de no querer perjudicar al compañero en la instancia de evaluación). Sin embargo, en el transcurso de los ensayos, se van haciendo devoluciones sobre los desaciertos cada vez más frecuentemente. Esta co-evaluación de la función docente se desarrolla en un clima de respeto mutuo fomentado por el docente coordinador de la comisión y sostenido por el grupo. Sin embargo, avanzando en el intercambio el objeto de análisis se desplaza a aquello que se está haciendo presente en esa reflexión (devolución – evaluación), y algunos profesores en formación pertenecientes al grupo clase expresan: ¿Por qué me siento más cómodo con esa propuesta, con ese contenido o con esa estrategia? ¿Qué pasaría si intentará replicar esa experiencia? ¿Sería capaz de sostener esa práctica? ¿Cómo poder reconocer mi propio estilo docente? ¿Qué elementos se combinan al momento de elegir una determinada estrategia? ¿Cómo me sentí en esta clase? ¿Cómo podrían sentirse los alumnos destinatarios de esa clase? Este segundo momento suele ser la parte más rica de la experiencia, en tanto permite interrogarse y/o resolver individual y grupalmente las tensiones propias de la tarea docente. Los intercambios e intervenciones van incrementándose, construyendo un conocimiento en acto. Así, el campo grupal permite realizar este proceso metacognitivo y generar nuevos aprendizajes. El valor de esta propuesta radica en que la misma tiene como objeto de análisis reconocer y reflexionar acerca de la importancia de lo grupal y lo institucional en la revisión, construcción y evaluación de las propuestas y prácticas de enseñanza. El sentido del ejercicio propuesto es revisar aquello que se presenta como natural y que, reforzada por múltiples experiencias institucionales, considera la tarea docente como una práctica individual, restringida al espacio del aula (Alliaud, 2004). Al finalizar la cursada, se constata una evaluación muy positiva del espacio de ensayo como un capital que se integra a la propia formación. Sin embargo, surge el interrogante sobre si los docentes en formación logran percibir los cambios que se están desarrollando en el propio grupo, ya que al indagar cuál fue el aporte de los espacios de ensayo sobre la práctica a su rol docente y de la co-evaluación, los estudiantes indican que les resultó enriquecedor para “practicar” una clase, para tomar en cuenta las diferentes estrategias utilizadas, las diferentes modalidades de abordaje de un contenido, los distintos estilos docentes, etc. Entonces, y a partir de la ausencia de respuestas que hagan hincapié en la dinámica grupal, las modificaciones del grupo y de sus integrantes (configuración, crecimiento, fortalecimiento, conflictos, etc.), resulta posible preguntarse si esta dificultad para pensar lo grupal pueda tener relación con las propias experiencias en el tránsito por el dispositivo escolar. Aquí resulta necesario recuperar la noción de instituciónviii ya que la incorporación de representaciones y significados que se establecen en las instituciones operan sobre los individuos, ordenando su percepción y dirigiendo las atribuciones de sentido según se lo considera normal y deseable (Fernández). De esta manera, es posible hipotetizar que la acción del docente como práctica individual puede deberse al malestar institucionalix que se recolectan de los relatos narrativos, situaciones de malestar entre los profesores en formación y las instituciones transitadas en el trayecto educativo. Esta consideración de la docencia como práctica individual (en lugar de ser concebida como una práctica colectiva, comunitaria y de equipo) aparecería invisibilizada, no reconocida en las respuestas de los estudiantes. Esta omisión (lo grupal) permitiría preguntarnos si acaso la docencia estaría formada, formateada, en una trama que ubica al individuo como el centro de la experiencia educativa. Esta práctica de enseñanza que se percibe como práctica en soledad, y se interioriza como marca, en la cual los docentes noveles se sienten como únicos responsables de la tarea educativa, y que nunca estarán a la altura de enseñar todo lo que los alumnos necesitan (Alliaud; 2004), se reeditaría en estos espacios de ensayo. Un equipo supone la periódica institución del mismo como grupo, creando un espacio para pensarse a sí mismo en sus logros y dificultades, en sus conflictos, en sus atravesamientos, etc. Estos aspectos aparecen invisibilizados en los registros narrativos que realizan como evaluación de la cursada. Ya sea, omitiendo las intervenciones realizadas por el docente-observador, sobre aquellos aspectos del grupo clase a partir del registro de observación. Así como también en la riqueza de la co-construcción de conocimiento de la tarea específica a partir de la situación grupal de los espacios de ensayo. A partir de lo indagado a los profesores en formación, es posible plantear como hipótesis que las enseñanzas implícitas (Jackson; 1999), en su dimensión de marcas en la formación del rol docente, podría tener relación con la dificultad para visibilizar el plus que se desarrolla en lo grupal, ya que no se evidencia que el grupo clase pesquise aquellos aprendizajes que ocurren durante la cursada. Por lo anteriormente explicitado, se considera indispensable explicitar y trabajar la experiencia grupal en el tránsito de la formación docente. Referencias bibliográficas Alliaud, A. (2004). La escuela y los docentes: ¿Eterno retorno o permanencia constante? Apuntes para abordar una particular relación desde una perspectiva biográfica. Cuaderno de Pedagogía. Rosario, año 7, N° 12. El Zorzal. Rosario. Alliaud, A. y Antelo, E. (Comps.) (2009). Los gajes del oficio. Enseñanza, pedagogía y formación. Buenos Aires: Aique Grupo Editor. Alliaud, A. (1998). El maestro que aprende. 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Asimismo, el docente a cargo de la comisión, también realiza un registro diferido de lo ocurrido en cada clase, con el objeto de mejorar la práctica docente, y a la vez, enseñar a trabajar con registros de observación de clase, para poder detectar lo emergente y lo azaroso que se presentan en la clase escolar (Souto). ii En el trabajo de lectura y análisis de esas narraciones se toma nota tanto de aquellos aspectos que insisten como de aquellos que se omiten. Entre los puntos trabajados por el equipo de cátedra entre los años 2008 al 2012 se hace hincapié en la frecuente omisión de las situaciones vinculados a la evaluación o su presentación como traumática. También se trabaja sobre la articulación entre el pasado y el presente (EEP) y se toma nota de la representación del buen docente a partir de ciertas recurrencias que se presentan en los relatos de los profesores en formación, tales como: las estrategias didácticas, los recursos, el recorte y presentación del contenido (2013). iii Consideramos que este dispositivo es parte de la indagación de la cátedra en el campo de la didáctica específica de la psicología. iv Estas breves presentaciones consisten en clases de asignaturas de incumbencia para profesores de psicología en el nivel medio, superior no universitario o superior universitario. v Puede tratarse de estrategias directas o indirectas incluyendo recursos diversos a decisión de quién ensaya. vi Se trata de un proceso reflexivo que combina la autoevaluación a partir de la implicación del “docente” que ensaya y la co-evaluación que el grupo elabora. Ambas formas: autoevaluación y co-evaluación en las prácticas docentes resultan herramientas formativas para la mejora de la enseñanza. vii Anijovich, R. y Mora, S. (2009). Estrategias de enseñanza. Otra mirada al quehacer del aula. Buenos Aires: Aique Grupo Editor. Colección Nueva Carrera Docente. viii Se toman en cuenta los aportes de Lidia Fernández, quien manifiesta que la institución alude y refiere a normas-valor de alta significación para la vida de un determinado grupo social. Se señala la existencia de las instituciones en el nivel simbólico de la vida social a través de representaciones. Por su parte, Lucía Garay alude a la noción de instituciones de existencia y plantea que las identidades que se forjan en el interior de las instituciones educativas, son el resultado de procesos de interrelaciones, transformaciones de fuerzas y oposiciones; y no de una identidad vacía. ix Garay manifiesta que el malestar institucional se visualiza en los sujetos, en las relaciones y vínculos de éstos con la institución y el escenario institucional. (Garay, 1996).