LATERCERA Sábado 13 de julio de 2013 “ Carlos Larraín no me informó nada. Lamentablemente, no se informó nada al gobierno”. Andrés Chadwick, jefe de gabinete Un par de semanas antes de las primarias, el acuerdo era total respecto a la propuesta, que en la Cámara Baja busca aumentar de 120 a 150 diputados, mediante un redistritaje geográfico que reduce los sitios de elección de 60 a 28, y en el Senado pretende abrir espacio para la elección de ocho senadores nacionales. Una fórmula que, aseguran en RN, favorece las posibilidad de los partidos minoritarios dentro de sus respectivas coaliciones. En Renovación Nacional dicen que se evaluó lanzar la propuesta en ese momento, pero que en la falange manifestaron aprensiones de que se gatillaran efectos inesperados en los comicios del 30 de junio. El lunes 1 de julio se dio el impulso final a la iniciativa. Ese día, Chahuán se contactó con Patricio Walker para saber si los resultados de las primarias habían cambiado las condiciones del acuerdo. “Sigamos”, dijo el senador DC. Al día siguiente, el vicepresidente de RN conversó con Ignacio Walker, timonel DC, para sellar el compromiso. El PS y el PPD sólo se subirían al acuerdo en el almuerzo de los senadores opositores de este martes, cuando Patricio Walker anunció que minutos después se daría a conocer el acuerdo. En la Alianza, en tanto, Larraín y Chahuán mantuvieron un sigilo similar. “Que nadie diga que no tengo juego de piernas”, comentaría más tarde, en privado, el timonel de RN. lles del proyecto de la Segpres y tratar de blindarlo con algún consenso en el sector. La idea de La Moneda fue echar a andar una estrategia para recuperar la iniciativa en este tema, aislando a Larraín y Chahuán de la Alianza. El miércoles en la mañana, Piñera encomendó a los ministros políticos organizar una cita con parlamentarios oficialistas para esa tarde. A la cita llegaron integrantes de la directiva de la UDI, además de miembros de las comisiones de Constitución de ambas ramas del Congreso. A la cita no llegó la directiva de RN, aunque sí acudieron parlamentarios como Alberto Espina y Lily Pérez, quienes el día anterior habían liderado las críticas contra Larraín. Tras la reunión, en La Moneda se vislumbró un escenario más optimista. El proyecto de la Segpres -que plantea agrupar distritos bajo un prisma electoral, sin aumentar la cantidad de diputados, y descarta la existencia de senadores nacionales- fue bien evaluado. Si bien el debate parlamentario estaba abierto, en Palacio valoraban que, al menos, se había logrado alcanzar un consenso mayoritario al interior del oficialismo. Una sensación que el propio Piñera buscó transmitir al día siguiente en cadena nacional, donde asumió que había llegado la hora de cambiar el sistema binominal. Heridas abiertas con RN Control de daños y contragolpe Esa tarde, la primera reacción de La Moneda apuntó a despejar que Allamand estuviera detrás de la jugada de la mesa RN. Chadwick y Pérez lo llamaron por teléfono. A ambos, el ex ministro de Defensa les contestó que no estaba informado de que se anunciaría un gran pacto político entre RN y la oposición en torno al binominal. Después lo ratificaría públicamente, señalando que estaba en desacuerdo con la forma en que actuó Larraín. En la UDI rápidamente se pusieron en contacto con Longueira. El candidato presidencial y Melero acordaron bajar el tono de la controversia y no aparecer confrontando a la directiva de RN en público. Además, definieron actuar en coordinación permanente con La Moneda, subrayando que el debate sobre el binominal sería encauzado mediante una iniciativa que ya venía trabajando el gobierno. Las vocerías quedaron a cargo de Melero, mientras que Longueira volvió a sus vacaciones, de las que sólo regresará el martes. Tras retornar de La Serena, Piñera sostuvo varias conversaciones con los ministros del comité político. Quienes lo vieron esa tarde aseguran que el Mandatario estaba muy molesto con Larraín, ratificando la distancia que ha mantenido el Presidente con RN. A poco andar, sin embargo, La Moneda reparó en dos factores. Uno es que el acuerdo transversal era rechazado por no pocos parlamentarios RN. Y, dos, que el episodio abría una oportunidad para remover el veto que le había puesto la UDI a cualquier iniciativa que modificase el sistema electoral. Ahora, con el acuerdo entre RN y senadores de la Concertación ya consumado, el escenario había cambiado, y eso lo reconocían hasta en la tienda política de calle Suecia. La orden del día del gobierno, en consecuencia, fue reflotar la iniciativa reformista que venía trabajando la Segpres desde que RN y la DC esbozaron los primeros acercamientos, en enero del 2012. Esa tarde, Piñera dio dos instrucciones a sus ministros: 1) Revisar el proyecto presentado en el Congreso y hacer un análisis crítico de sus falencias, para unificar un discurso oficialista frente a la normativa; y 2) afinar los deta- En La Moneda asumen que el aislamiento en el que pretenden dejar a Chahuán y Larraín puede tener costos en la recta final del gobierno. Particularmente, en momentos en que la candidatura presidencial de Longueira busca ampliar su plataforma, para acortar la ventaja que le lleva Michelle Bachelet. Hoy, revelan en Palacio, los puentes con el timonel de RN se encuentran absolutamente cortados. Incluso, la vocera Cecilia Pérez -quien hace unos años integró una directiva comandada por Larraín- tensionó la relación entre ambos al tildar de “treta” el acuerdo suscrito por el abogado con los partidos opositores. “Si a la ministra le preocupa la unidad, parece prudente que use menos adjetivos”, le contestó el senador por Los Ríos, quien tras firmar el pacto se trasladó a Valdivia, desde donde se encargó de subrayar la independencia de su partido respecto del gobierno. “Que La Moneda estuviera enterada me importa poco”, dijo el jueves. Aunque varios parlamentarios de RN se abrieron a apoyar la propuesta del Ejecutivo sobre el binominal, en la tienda de calle Antonio Varas la mayoría cree que, en esta ocasión, Larraín le dobló la mano al gobierno, obligándolo a abrir debate sobre un tema que La Moneda ya había metido al congelador. En el oficialismo no son pocos los que creen que lo que buscaba Larraín era protagonismo suyo y de su partido ante un gobierno que sienten lejano. Los detractores del timonel, en cambio, creen que tras sus constantes críticas a Piñera y al gobierno se esconde otra incomodidad: el temor a que vuelva a la carga la facción disidente que, liderada por Daniel Platovsky, arremetió contra Larraín a fines del 2011. El timonel de RN, sin embargo, desestima que ese grupo -identificado con el gobierno- hoy tenga poder suficiente para controlar el partido. “El piñerismo en RN está muy menguado, porque siendo un muy buen gobierno, ha sido muy malo para RN”, dijo el miércoles Larraín, quien ya conversó con Allamand una fórmula para que el ex presidenciable tome el control del partido en 2015. En esa fórmula, él sería su vicepresidente.R PAIS b R7 El revés de la trama La hora de las contradicciones internas Por Héctor Soto El gobierno siempre subestimó el margen de maniobra que Carlos Larraín podía tener a la cabeza de RN. Pero gracias a eso parece haber comenzado la cuenta regresiva del binominal. Ya era hora. Marx debe estar sonriendo. C OMENZO LA CUENTA regresiva para el binominal. Al parecer la elección de noviembre próximo será la última que tendrá lugar bajo las inflexibilidades y reflejos condicionados de la actual ortopedia electoral. El sistema, que prestó no pocos servicios a la patria, es percibido por la ciudadanía como la principal fuente de esclerosis y asfixia de nuestro régimen político. Está claro que se necesita ir a un sistema que, sin estimular la fragmentación o la ingobernabilidad, ofrezca más aire y alternativas. Así las cosas, si todo sale bien, muy pronto deberíamos tener novedades. Lo que va a seguir igual que hasta ahora es la tensa relación entre La Moneda y la cúpula de RN. El reciente acuerdo del partido con senadores de la DC, el PPD y el PS, echó más leña al fuego de los rencores y cuentas pendientes que el gobierno tiene con Carlos Larraín. Esta es una larga historia de desafectos que son difíciles de entender. Después de todo, RN es el partido del Presidente. Sin embargo nadie podría decir que Larrain urdió una estrategia diabólica para quedarse con el liderazgo de la colectividad. Él llegó a cubrir un vacío de poder en RN que Piñera no pudo, no quiso o no tuvo el menor interés en llenar. Pensó quizás que la batalla era demasiado chica y que el partido igual lo iba a manejar por arriba. Si así lo creyó, no cabe duda que se equivocó. ¿Era inevitable el desencuentro? En función de la diferencia de caracteres, probablemente, sí. Son como el aceite y el vinagre. Lo único que los une es que ambos son llevados de sus ideas. Pero donde Larraín es aristocrático y patronal, Piñera es mesocrático y tecnócrata. Donde uno es conservador, el otro es liberal. Donde uno se planta con la legitimidad del pasado, el otro reivindica la autoridad del futuro. A Larraín le interesa salvar lo que queda del Chile que se fue, a Piñera lo que podría llegar del país que viene. No hay caso. A Larraín le importan los refranes campesinos y las formas. A Piñera, las formas le dan lo mismo y si es por ingenio, se queda con los dichos de los millonarios, con dos o tres citas de san Pablo y pare de contar. Hasta ahí estas diferencias no tendrían ninguna importancia. Lo complicado es cuando comienzan a generar cortocircuitos políticos, que es lo que viene ocurriendo desde hace tiempo. El espectáculo es inexcusable. Constituye un contrasentido que Piñera haya podido entenderse mejor con la UDI -colectividad de la cual tantas cosas lo separan- que con la dirigencia de su partido. Constituye una incoherencia que la cúpula de RN no se sienta dentro del gobierno. Y es un error que las partes no se hayan dado una tarde para establecer un manera civilizada de relacionarse. No se trata de que uno se clone en el otro, sino sólo de aprender a respetarse. En suma, se trata de hacer política, cosa que Palacio suele considerar paja molida y una pérdida de tiempo. Mal negocio, desde luego. Por creerlo así, es impresionante el tiempo que el gobierno ha tenido que perder. Un café oportuno, un guiño táctico, un oído bien dispuesto habría permitido mantener la relación bajo control. Ahora ya es tarde. Como nadie sabe para quién trabaja, en todo caso, al final es muy posible que los cambios al binominal terminen debiéndole a la salida de madre de Carlos Larraín mucho más de lo que el gobierno estaría dispuesto a concederle. Fue él quien rompió el inmovilismo. El viejo Marx debe estar sonriendo: a veces la historia avanza más rápido por las contradicciones internas que por los desarrollos lineales. Bastó una foto en el Congreso para que el gobierno desempolvara un proyecto que estaba durmiendo el sueño de los justos y la UDI se abriera finalmente a conversar. Terminó por lo visto el veto. Eso significa que si las cosas se hubieran hecho con más artesanía política, el gobierno podría haber dirimido mejor la divergencia interna de la Alianza sobre el binominal y podría también haber reconocido que al menos en este plano tenía sintonía con el senador díscolo. Pero prefirió desentenderse y fue un error. No es bueno andar arrancando siempre de la jeringa. Después de todo, la misma fuerza que la UDI tenía para dejar las cosas como están la tiene en principio RN para cambiarlas. Okey, el proyecto acordado básicamente entre RN y la DC puede ser discutible y a lo mejor, como se ha dicho, es improvisado y chapucero. Pero sin esa jugada el del gobierno habría seguido en la gaveta del eterno cateo de la laucha. Eso es lo que ocurre cuando las administraciones se ponen timoratas: ningún momento es bueno para tratar asuntos controvertidos y romper la comodidad de los empates. En esta vuelta, Carlos Larraín se merece una medalla. A lo mejor no por su fórmula. Tampoco por su prudencia. Pero sí por su arrojo.R