10 Ed. 39 / Diciembre 18 - 31 del 2010 Opinión Migración forzada: atacando el problema desde la raíz Catalina Nieto Hola Tennessee E ste sábado 18 de diciembre es el Día Internacional de los Migrantes. Es una buena oportunidad para reflexionar sobre el tema de la migración y hacer preguntas críticas y necesarias. Cada día, la situación para nosotros los inmigrantes en Estados Unidos se hace más y más difícil. El racismo y las leyes anti-inmigrantes se vuelven cada vez más la norma, al punto que leyes que supuestamente reformarían el sistema de inmigración, y por las cuales luchamos tanto, contienen cláusulas que legalizarían a nivel federal programas como el 287(g), la militarización de la frontera y el e-Verify, entre otros. Estas leyes de reforma migratoria nos ofrecerían la legalización, pero ¿a qué costo? Y más que todo, estas leyes no estarían atacando el problema de raíz. Las políticas de comercio de Estados Unidos hacia Latinoamérica están destruyendo nuestros medios de subsistencia y están forzando a las personas a migrar, mientras la política de inmigración de Estados Unidos nos trata como criminales, separa a nuestras familias y fomenta un clima de odio. En lugar de resolver la raíz de la causas de la migración, el gobierno de Estados Unidos continúa apoyando los tratados de libre comercio y creando un régimen militarizado para el control de la inmigración, el cual viola los derechos humanos y mantiene a comunidades enteras viviendo con temor. Por ejemplo, cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) fue implementado en 1994, se dijo a los mexicanos que el incremento en el comercio, en las inversiones directas del extranjero y en las exportaciones elevaría sus ganancias y estándar de vida. Se anunció que los tratados reducirían la migración, crearían mayores y mejores empleos y reducirían el precio de los productos de consumo. Sin embargo, mientras el comercio y la inversión directa del extranjero han incrementado dramáticamente en México, sólo el 10% de la población ha logrado un estándar de vida más alto. Con millones de empleos que se hicieron obsoletos debido a las importaciones de bajo costo de Estados Unidos, muchos mexicanos no han tenido otra opción más que dejar sus comunidades y emigrar al norte en busca de trabajo. Desde la aprobación del NAFTA, el número de mexicanos que emigra cada año a Estados Unidos ha incrementado a más del doble (de 235,000 de 577,000). La entrada de granos de bajo costo subsidiados por este país bajo los acuerdos del NAFTA resultó en la destrucción de por lo menos dos millones de empleos en el campo. El NAFTA y las políticas económicas que permiten su camino reorientaron la economía mexicana y la llevaron de subsistir de la agricultura a ofrecer mano de obra barata para las fábricas de ensamblaje multinacionales llamadas maquilas o maquiladoras. Para atraer nuevas fábricas, México se vio presionado a ofrecer a las maquilas reducciones especiales de pago de impuestos. Cabe mencionar que las fábricas son conocidas por sus detestables condiciones laborales, de higiene y seguridad para sus trabajadores. Lo más preocupante es que estas políticas económicas también se están volviendo la norma. En el 2006 se aprobó el Tratado de Libre Comercio de Centro América (CAFTA por sus siglas en inglés), un tratado que le sigue los pasos al NAFTA, y el próximo año el gobierno de Estados Unidos continuará empujando nuevos tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Norte. Es claro que los únicos que se están beneficiando de estos tratados son las corporaciones y la oligarquía de nuestros países. Acción Permanente por la Paz está trabajando en educar a la población estadounidense acerca del impacto directo que tienen estas políticas neoliberales en nuestras comunidades por medio de delegaciones enviadas a países latinoamericanos, eventos educativos, videos y abogacía. Es importante que estemos haciendo preguntas críticas y analizando los problemas de raíz. Así podemos ser más proactivos en demandarles a nuestros gobiernos que pasen leyes y programas que beneficien no solamente a unos pocos sino a la mayoría. Catalina Nieto es coordinadora nacional de grupos de base en la organización Acción Permanente por la Paz (National Grassroots Organizer for Witness for Peace).