Textos de Platón y Vaz Ferreira sobre la docta ignorancia Platón, haciendo referencia a quiénes son los que filosofan, sostiene: “… He aquí, pues, lo que sucede. Ninguno de los dioses se ocupa de filosofar ni desea hacerse sabio, pues ya lo es, ni filosofa nadie que sea sabio, Pero, por otro lado, tampoco los ignorantes se ocupan en filosofar ni desean hacerse sabios, pues el mal de la ignorancia estriba en que el que la padece no es ni noble, ni bello, ni sabio y, sin embargo, cree serlo en grado suficiente. Quien no cree estar falto de nada, no siente deseo de lo que no cree necesitar. -Entonces, ¿quiénes son los que filosofan, Diotima –le dije yo- si no son los sabios ni los ignorantes? -Es algo tan claro que hasta un niño lo vería –respondió ella-. Los que filosofan son los que están a medio camino de unos y otros.” (Platón, Banquete, 203e 6 – 204a 15; citado por Berttolini, Langon, D’Elía, Quintela, 1994) Sintéticamente, podemos decir que el conocimiento es el resultado de las tensiones entre el saber y la ignorancia. Consideramos que este conocimiento básico para filosofar también debe estar presente en aquellos que se proponen conocer y conocerse. En la base debe haber una conciencia de la necesidad, además del propósito de satisfacer dicha necesidad, para asumir una actitud de búsqueda. Sócrates, en palabras de Platón, afirma la necesidad de no creerse sabio como actitud básica para conocer, al tiempo que exige un conocimiento de sí mismo. Al respecto es interesante pensar en la dialéctica que habilitaría la acción de conocer, no hay conocimiento del mundo sin conocimiento de sí y viceversa. Y este aspecto, del conocimiento de sí necesario para un conocimiento del mundo, no es menor; redescubierto por la ciencia actual luego de años de positivismo y neopositivismo “objetivista” que desconoció y redujo al sujeto a mero “portador” de la representación del objeto, obligándose a ser ajeno al mismo. Al respecto, Sócrates afirma: “Me parece ver una especie más grande y peligrosa y bien definida de la ignorancia, que tiene (por sí sola) un peso igual al de todas las otras partes de ella. -¿Cuál? -Aquella que no sabe y cree saber, pues a causa de ésta, corremos el riesgo de que nos sucedan a todos nosotros los despropósitos que cometemos con la inteligencia.” (Platón, Sofista, 229, en R. Mondolfo, 1942) Y en relación a la necesidad del conocimiento de sí mismo, sostiene: Página 1 “No (podría) consentir nunca que un hombre, que no tiene conocimiento de sí mismo, pudiera ser sabio. Pues hasta llegaría a afirmar que precisamente en esto consiste la sabiduría, en el conocerse a sí mismo, y estoy conforme con aquel que en Delfos escribió la famosa frase.” (Platón, Cármides, 164, en R. Mondolfo, 1942) En otro tiempo y espacio, más cercanos al nuestro, Vaz Ferreira asevera en relación a la enseñanza de la filosofía: “El efecto principal de la filosofía es suscitar el espíritu filosófico, la crítica, la sinceridad de la posición mental: la completa sinceridad: saber qué es lo que se ignora, saberlo y sentirlo, y hasta aprender a ignorar que es más difícil que aprender a saber.” (Vaz Ferreira, en Jornadas de Pensamiento Complejo, Marisa Berttolini) Página 2