Docente / es: Lic. Marcela Argumedo de Erice. Tec. Mariana Lucero de Noguera Año lectivo: 2013 “INTRODUCCION A LA LOGÍSTICA ORGANIZATIVA Y A LA GESTION PROTOCOLAR” I. INTRODUCCION. Sea cual fuere la posición que ocupen dentro del organigrama de una repartición pública o de una empresa o institución, tanto las más altas autoridades, funcionarios y ejecutivos como sus colaboradores mediatos e inmediatos, pueden organizar, supervisar, concurrir o tomar parte de alguna manera en diversas manifestaciones públicas de carácter formal. En efecto, muchos son los actos, recepciones y ceremonias de carácter formal que tienen lugar tanto en el ámbito público como en el institucional y empresario, dentro y fuera de la sede de la institución o de la empresa. Homenajes a Próceres, autoridades y benefactores. Aniversarios y Fiestas Patrias. Entregas de premios, medallas, plaquetas y diplomas. Tomas de posesión de cargo y asunciones de autoridades. Desayunos y almuerzos de trabajo. Firmas de acuerdos y convenios. Conferencias, seminarios y reuniones de trabajo. Presentaciones de proyectos y programas. Comidas y recepciones ofrecidas por la repartición, institución o empresa. Comidas y recepciones ofrecidas por otras instituciones, empresas, federaciones, cámaras empresarias, colegios profesionales, etc. Visitas de (o a) personalidades, funcionarios, empresarios o diplomáticos nacionales y extranjeros. Conferencias de Prensa. Apertura de sedes y obras públicas o privadas. Visitas a dependencias y aniversarios institucionales. Audiencias públicas, privadas, individuales y colectivas. Honras fúnebres y recodatorios. Agasajos a personalidades de otras instituciones o empresas y del mundo empresario, cultural, científico, artístico, etc. Despedidas de antiguos colaboradores. Cortes de cinta y bendición de instalaciones. Y un largo etcétera. En todos y cada uno de los actos, recepciones y ceremonias mencionados, tanto los funcionarios y ejecutivos como sus colaboradores deberán aplicar normas, prácticas y costumbres protocolares de validez internacional, cuyos alcances, tenor y significación no pueden desconocer. Por el contrario, si el funcionario, el ejecutivo o sus colaboradores que asisten habitualmente a cualquiera de los acontecimientos ejemplificados, no conoce –o no respetaaquellas reglas, pueden ocasionar una serie de desagradables incidentes, cuya magnitud y trascendencia serán mayores según la jerarquía que revistan los países, las instituciones, las empresas o los funcionarios afectados. Y mayor aún será la ofensa, cuando los funcionarios, diplomáticos, empresarios o dirigentes institucionales que nos visiten, provengan de aquellos países donde la cortesía social y las normas protocolares son observadas escrupulosamente desde los origenes mismos de su idiosincrasia cultural. En consecuencia, debe tenerse en cuenta que, los incidentes protocolares y las fallas organizativas en el ámbito institucional y empresario involucran inevitablemente a la imagen cultural de la institución, de la empresa, de sus directivos y de los colaboradores, tanto mediatos como inmediatos de estos últimos. Ello es así, porque existen una serie de ingredientes que conforman la imagen pública de una institución o empresa que poco tiene que ver con el carisma o carácter de sus funcionarios y ejecutivos, su dominio del management funcional, la magnitud de los superávits de sus mandatos o la agresividad de las campañas publicitarias. La imagen, la verdadera, aquélla que inspira respeto sincero y admiración en los demás, se funda en la aprehensión, respeto y ejercicio de las reglas, prácticas y costumbres relacionales del buen tono social. Mayor respeto y reconocimiento obtendrán nuestras instituciones y empresas a medida que vayan ajustando las manifestaciones públicas de sus reuniones, actos, recepciones y ceremonias a ciertos parámetros relacionales emanados del Ceremonial, ya que sólo por el concurso de este último pueden optimizarse todos los aspectos organizativos de la preparación, formalización, celebración o difusión de aquéllos. El Ceremonial, aplicado al ámbito institucional y empresario, actúa como elemento propiciador y facilitador de la interrelación constructiva, de la comprensión, el conocimiento y el respeto mútuo, y del encuentro y el debate de ideas e intereses en un clima de absoluta comodidad. De la contextura de la imagen de una institución o empresa dependerá la credibilidad de sus propuestas, la proyección de sus objetivos y mensajes, la superación de sus fracasos, la difusión de sus logros, la captación de intereses y voluntades y la impresión sobre la opinión pública nacional y extranjera. Por ello, las propias instituciones y empresas deben optimizar las expresiones protocolares de todas sus áreas y manifestaciones brindando a sus agentes y empleados la posibilidad de adquirir o profundizar sus conocimientos en materia de Ceremonial; máxime hoy en día cuando en los países iberoamericanos se están produciendo cambios de profunda significación histórica. Nuestros países se abren al mundo como nunca antes lo habían hecho. Funcionarios, dirigentes institucionales, personalidades y empresarios extranjeros y vernáculos se reúnen cada vez con mayor frecuencia. Ello provoca la multiplicación geométrica de más y mejores requerimientos en materia de dispositivos protocolares, tendientes a facilitar el desarrollo de la interrelación constructiva de los negociadores, en un clima de mutua comprensión y absoluta comodidad. Tal clima, sólo puede ser alcanzado si se aplican de manera correcta y uniforme los recursos técnicos y culturales que provee el Ceremonial, reconocido universalmente como disciplina ordenadora insustituible de las manifestaciones públicas de los estados, las empresas, las instituciones y, en definitiva, de toda construcción organizativa humana. II . CEREMONIAL. NOCION. Desde no hace mucho tiempo, viene verificándose a nivel mundial un creciente proceso de retorno hacia las formas tradicionales de la cortesía, sean públicas o privadas; tendiéndose paulatinamente al reconocimiento general de la trascendencia del Ceremonial y de la virtud de la organización jerárquica en la optimización y lucimiento de las sociedades, las empresas y los estados. Sin embargo, a quienes desconocen el verdadero sentido del Ceremonial se les suele representar un complejo, y a la vez exasperante, repertorio de actitudes mecánicas y frías, de cumplidos y ademanes afectados, y de solemnidades lejanas y protocolares. Para el público en general, el Ceremonial es la Disciplina típica de los pésames y los plácemes sin sentido de los diplomáticos y los aristócratas o bien, una Disciplina declinante, de principios análogos a los de los ritos iniciáticos del oscurantismo. Esta creencia es consecuencia del inextricable boato que rodeó a los nobles, monarcas y otras jerarquías políticas desde los albores de la Civilización hasta bien pasada la primera mitad de nuestro siglo. En efecto, desde los remotos tiempos de los chambelanes palatinos de los basileus de la Hélade clásica, hasta los más recientes de los maestros de ceremonia del Imperio Austro-Húngaro, los encargados de organizar y dirigir la complicada etiqueta que regía la vida de los grandes señores desde su nacimiento hasta su muerte, trataron por todos los medios de proteger celosamente su privilegiada posición cortesana a través del ocultamiento y la complicación de las normas protocolares de cada Corte, haciéndolas inaccesible por simple lectura, aún a sus propios monarcas. Por el contrario, y muy a despecho de las pretenciosas teorías elaboradas en el siglo XVIII por Lünig, von Rohr y Küchelbecher acerca de la contextura científica del Ceremonial, nosotros definimos a esta Disciplina como una DISCIPLINA TECNICA ORGANIZATIVA Y COMUNICACIONAL CUYO OBJETO CONSISTE EN LOGRAR LA CONJUGACION ARMONICA Y CORRECTA DE TODAS LAS PERSONAS, LOS ELEMENTOS Y LAS ACCIONES QUE CONFIGURAN CUALQUIER MANIFESTACION ESTATAL, INSTITUCIONAL, EMPRESARIA, O SOCIAL DE CARÁCTER PUBLICO. Es decir que el Ceremonial, en cuanto Disciplina técnica, enuncia un conjunto de reglas y procedimientos operativos y comunicacionales de carácter práctico que, por una parte, establecen el marco ordenador de las relaciones estatales, empresarias, institucionales y sociales; y por otra, desarrollan la destreza organizativa de quien los estudia y aplica en su vida de relación. III. LA EVOLUCION DEL CEREMONIAL: Las etapas históricas. El Ceremonial, tal como nosotros lo entendemos, es una Disciplina de carácter eminentemente dinámico. En efecto, las reglas y procedimientos que ella establece no son inmutables, sino que –por el contrario- han ido variando a medida que lo fueron haciendo las ideas y los pueblos. Ello significa que el Ceremonial fue evolucionando conforme fue madurando el espíritu humano; y como éste, aquél ha experimentado una serie de mutaciones sucesivas, hasta alcanzar su actual conformación. Por nuestra parte, y a fin de ilustrar al lector sobre el particular, destacaremos tres grandes etapas evolutivas en el devenir del Ceremonial humano. a) CEREMONIAL – ACTOS DE CULTO: El Ceremonial se halla íntimamente ligado a lo religioso. Son las épocas del rey - dios , del rey sacerdote y del poder misterioso y sobrenatural del medicine man . Tiene vigencia desde los orígenes de la Humanidad hasta la caída del Imperio de Occidente y el advenimiento de la organización política bárbara. Las figuras centrales son los reyes y los sacerdotes. Por ejemplo, esta concepción del Ceremonial fue la vigente en el Egipto faraónico, en el Imperio Romano y en el Israel veterotestamentario. b) CEREMONIAL – ARTE: Tiene vigencia a partir del advenimiento de los pueblos bárbaros y la porterior conformación del Sacro Imperio Romano Germático. Finaliza entre principios y mediados del siglo XIX, a medida que van desapareciendo los vestigios del Antiguo Regimen. Este tipo de Ceremonial nació al abrigo de las monarquías de derecho divino . Las figuras centrales son: los major domus, los comes palatii, los chambelanes, los heraldos, los maceros, etc.. Predominan el rigorismo y la aparatosidad. Los encargados del Ceremonial en cada Corte, actúan como una suerte de alquimistas esotéricos. La cortesía era considerada un arte exquisito. c) CEREMONIAL – SABER PRACTICO: La característica saliente aquí está dada por la normatividad. Se trata de un tipo de Ceremonial positivo, escrupulosamente codificado. Es un Ceremonial organizado, articulado y sistematizado. Las figuras centrales aquí son los especialistas y los ministros o funcionarios encargados del área en sus respectivas Administraciones Públicas. Esta etapa comienza a medida que va desapareciendo el Antiguo Régimen. El Ceremonial ha perdido complejidad; todos pueden comprender y practicar sus normas, por cuanto estas últimas son sistematizadas, promulgadas y publicadas por los poderes públicos de los estados. IV. CEREMONIAL Y RELACIONES PÚBLICAS. Hoy en día, las gerencias, las jefaturas y los departamentos de Relaciones Públicas de muchas instituciones y empresas suelen abarcar, dentro de un muy nutrido abanico de funciones, las correspondientes al Ceremonial. Nada más errado y pernicioso que ello. El error que ocasiona múltiples contratiempos y perjuicios a empresas e instituciones radica en que sus directivos confunden los objetos de estudio, los objetivos y las áreas de aplicación del Ceremonial y de las Relaciones Públicas. Por el contrario, si bien son complementarias, ambas disciplinas reconocen una serie de claras y profundas diferencias de origen, objeto, objetivos y áreas de aplicación. A modo de ilustración, hemos de destacar algunas de ellas. Mientras el Ceremonial reconoce sus orígenes en la organización político – social de las primeras civilizaciones; las Relaciones Públicas, en cambio, son una creación especulativa relativamente reciente. En efecto, tal como lo explican Jean Chaumel y Denis Huisman en su libro Les Rélations Publiques ( Presses Universitaires de France, Paris, 1962 ) , el primer antecedente que puede citarse acerca del origen de las Relaciones Públicas se remonta apenas a 1906, cuando Ivy Lee abre en Nueva York la primera consultora especializada en mitigar la hostilidad que despertaban por entonces entre sus conciudadanos los magnates del big business norteamericano. Los mismos autores consignan que, la primera campaña organizada por Ivy Lee tuvo como objetivo reconvertir la imagen de John D. Rockefeller, considerado en su época como uno de los hombres más impopulares de los Estados Unidos; entre otras cosas, por haber ordenado hacer fuego contra sus propios obreros durante una huelga. De lo dicho, se desprende otra de las diferencias que existen entre el Ceremonial y las Relaciones Públicas. Mientras el primero busca elevar la imagen de las empresas, de las reparticiones públicas y de las instituciones a través del pulimiento social de sus ejecutivos, funcionarios y agentes y la optimización relacional de sus manifestaciones públicas; las segundas tratan de elevar aquella misma imagen revistiendo a las empresas, directivos, instituciones, productos y servicios de cualidades que a veces no tienen. Es decir: el ceremonialista es un pulidor de imagen, mientras que el relacionista es un vendedor de imagen. Asimismo, las Relaciones Públicas ponen su énfasis en la imagen del producto o del servicio, mientras que el Ceremonial lo pone en la organización y en la imagen del funcionario, del dirigente institucional o político, del empresario, y de los colaboradores mediatos e inmediatos de todos ellos. De allí otra diferencia: las Relaciones Públicas tienen un fundamento netamente económico, mientras que el Ceremonial tiene un fundamento netamente cultural. Por otra parte, advertimos que las Relaciones Públicas estructuran sus acciones en base a encuestas y sondeos de opinión pública; mientras que el Ceremonial se preocupa por estudiar y comprender las individualidades, tratando de captar las voluntades a través de los contactos placenteros y del respeto por las opiniones y necesidades particulares. Otra de las diferencias que se verifican entre ambas disciplinas es que, mientras el objeto del Ceremonial se encuentra precisa e históricamente determinado; el carácter específico de las Relaciones Públicas resulta en extremo difuso. Ello ocurre porque el Ceremonial es una disciplina que se vale de una serie de reglas operativas para la consecusión de sus fines relacionados y organizativos. En cambio, las Relaciones Públicas son inicialmente un conjunto de varias disciplinas que tienen, a su vez, sus propios objetos de estudio. Muchos autores coinciden en que la dificultad en la definición de las Relaciones Públicas proviene, precisamente, de la vastedad de aquellas disciplinas y la inconexidad de sus objetos. Por ejemplo, nuestros ya citados Chaumel y Huisman dicen que la definición de las Relaciones Públicas resulta tanto más difícil de hallar cuanto que a menudo es irrealizable la delimitación de su alcance con respecto a la publicidad, la propaganda, la información o aún la documentación técnica . La vastedad que advertimos, se hace aún más patente en autores como Illescas, para quien las Relaciones Públicas son un conglomerado de diecisiete disciplinas diferentes: Psicología, Sociología, Antropología, Filosofía, Lógica, Derecho, Ciencias Políticas, Economía, Finanzas, Estadística, Opinión Pública, Comunicaciones, Información Pública, Ventas, Comercialización, Publicidad y Propaganda y Periodismo. Esta nómina nos ahorra todo comentario. Tal confusión de los doctrinarios se traslada al ámbito de las relaciones institucionales, y no nos será raro ver que las gerencias, departamentos o jefaturas de Relaciones Públicas de muchas empresas e instituciones suelen denominarse además de Prensa y Publicidad . Otra de las diferencias entre el Ceremonial y las Relaciones Públicas se verifica en el orden interno de empresas e instituciones. En efecto, mientras que el Ceremonial se orienta a ordenar y relacionar individuos con particularidades idiosincrásicas que estudia y atiende; las Relaciones Públicas consideran que el estado normal es la integración de la persona al grupo. No debemos olvidar que las Relaciones Públicas nacen y se desarrollan en los Estados Unidos donde, a diferencia de los países europeos que admiran la rebeldía y el genio individual, la oposición al grupo constituye una especie de neurosis. Esta diferencia de concepción, hace que las Relaciones Públicas se inclinen por el uso de técnicas globalizadoras que faciliten la creación de una especie de Wonderland laboral, construída sobre las bases de una camaradería artificial en la que ni directivos ni empleados creen ni confían. La mentalidad iberoamericana, más cercana a los valores europeos, y por ello, a las estructuras jerarquizadas, no se adapta ni acepta fácilmente relaciones laborales en las que no se encuentren claramente delimitados los roles y el respeto debido a cada uno de los integrantes de la organización. En suma, el Ceremonial trasciende el hecho meramente financiero de las empresas, reparticiones públicas e instituciones, ya que optimiza todos los aspectos funcionales y relacionales de aquéllas, puliendo sus aristas públicas conflictivas y fortificando en lo interior su contextura jerárquica. V. UBICACIÓN DEL AREA DE CEREMONIAL O PROTOCOLO EN LA ESTRUCTURA DE LA INSTITUCION O EMPRESA. La ubicación de la Gerencia, Dirección, Departamento u Oficina de Ceremonial o Protocolo debe hallarse en contacto directo con el organo o el máximo responsable de la conducción de la institución o empresa. Ello debe ser así, porque la función protocolar constituye una actividad de alto nivel de dirección. Tal cercanía halla su justificación en el hecho de que el ejecutivo, funcionario o encargado del Ceremonial debe colaborar estrechamente con los directivos de la institución o empresa en el que preste tareas, a fin de conocer y comprender las aspiraciones y necesidades de aquéllos. El ejecutivo funcionario o encargado del Ceremonial debe consensar con los directivos de su institución o empresa la planificación, disposición o desarrollo de todas las manifestaciones públicas en las que se vea involucrada la imagen de toda la organización; aconsejando según las reglas de su Materia y utilizando canales de comunicación de alto nivel. Asimismo, el trato cotidiano con la conducción de su institución o empresa, y la comunicación directa y permanente con todos los titulares de sus áreas, permiten al ejecutivo, funcionario, o encargado del Ceremonial ganarse la confianza, la buena disposición, el respeto, la comprensión y la cooperación de toda la estructura. Con ello, el ejecutivo, funcionario o encargado del Ceremonial tiene garantizado un alto porcentaje de éxito en la implementación de sus operativos técnicos; y por ende, en el logro de sus objetivos. Por el contrario, aquellos directivos que no incluyen al ejecutivo, funcionario o encargado del Ceremonial en la discusión y configuración de las políticas de proyección pública de su institución o empresa, provocan desarticulaciones sumamente graves entre aquél y sus pares (o superiores) de aquellas áreas que suelen incidir de una manera más directa y tangible en los destinos puramente mercantiles de la organización. La experiencia nos ha demostrado que ello acarrea inevitablemente un sinfín de interferencias y superposiciones entre las funciones y directivas del ejecutivo, encargado o funcionario de Ceremonial de la institución o empresa, las de los funcionarios de Ceremonial de las demás instituciones y empresas involucradas en la ceremonia, y las otras gerencias relacionadas con la imagen y los ejecutivos o directivos participantes. Todo ello no hace más que fracasar cualquier manifestación pública que se organice, con el consecuente deterioro general de la imagen de la institución o empresa responsable de la organización. De allí, que resultará siempre de singular importancia la inclusión y capacitación de un ejecutivo, funcionario o encargado de Ceremonial dentro, o al menos con dependencia inmediata, del staff directivo de todas y cada una de aquellas instituciones o empresas de primer nivel o que aspiren a dicha calificación. Su elevado nivel de ubicación y la permanencia prolongada en funciones, desarrollarán en aquél un profundo espíritu de cuerpo y una identificación absoluta con los intereses y objetivos de su institución o empresa. Del mismo modo, llegará a conocer a fondo y a tratar con mayor fluidez y confianza a los ejecutivos, funcionarios y encargados de Ceremonial de otras empresas e instituciones, de organismos culturales de reparticiones públicas, de las Fuerzas Armadas, de la Iglesia, etc.. Existe otra forma de encarar la organización manifestaciones públicas formales. y ejecución de En efecto, aquellas instituciones o empresas que no poseen, no desean ( o han eliminado ) una gerencia, departamento, dirección u oficina de Ceremonial en su estructura, suelen recurrir a los servicios de ejecutivos, funcionarios o encargados de Ceremonial de otras instituciones o empresas, o a los de asesores especializados o consultoras externas. Sin embargo, previo a decidir la implementación de tales modalidades, los directivos de las instituciones o empresas deben tener en cuenta lo siguiente: En primer lugar, que no tendrán las facilidades de control ni la garantía de dedicación absoluta que asegura la inclusión de un ejecutivo, funcionario o encargado de Ceremonial dependiente de la propia conducción. En efecto, el asesor o los consultores no se sentirán ligados ni personal, ni profesionalmente, con los directivos y con el íntimo sentido que anima sus acciones. En segundo lugar, y contrariamente a lo que sucede cuando la institución o empresa capacita o elige a los instructores en Ceremonial, resultará difícil para los directivos de una institución o empresa evaluar los conocimientos del asesor o los consultores; como así también, la contextura académica de las instituciones en las que estos últimos cursaron sus estudios en la materia. En síntesis, ya sea a través de un ejecutivo funcionario o encargado integrado al staff directivo, o bien contratando los servicios de un asesor o de una consultora externa, las instituciones y empresas deben ubicar la función referente al Ceremonial en los más altos niveles de su organización; es decir, dentro del staff gerencial o al menos en contacto directo con su titular u órgano de conducción. No puede organizarse ni ejecutarse con éxito ninguna manifestación de carácter formal, que involucre la imagen general de una institución o empresa, ni pulirse o proyectarse de manera efectiva y perdurable la imagen de cualquier organización, sin un conocimiento íntimo y directo de los objetivos de esta última, y de los anhelos, defectos y virtudes personales de cada uno de sus directivos. VI. CEREMONIAL. RAMAS. En la última de las etapas evolutivas de nuestra Disciplina, es decir en aquélla que la considera un saber humano de carácter práctico, podemos distinguir tres ámbitos de aplicación específicos del Ceremonial: uno es el ámbito público, el otro es el privado, y el restante es el social. A nuestro entender, ello da origen a la conformación de tres distintos tipos de Ceremonial, cuyo objeto de estudio –al igual que su ámbito de aplicación– se halla también claramente diferenciado. Tales tipos, a los que nosotros hemos dado en llamar Ramas del Ceremonial , son los siguientes : Ceremonial Público , Ceremonial Privado y Ceremonial Social . a) CEREMONIAL PUBLICO. También llamado Estado, Protocolo o Etiqueta Oficial. Ceremonial de Técnicamente definido, diremos que es la rama del Ceremonial que se ocupa del estudio y la organización de los actos y ceremonias de carácter oficial en los que participan autoridades públicas. Es decir, que el Ceremonial Público en cuanto Disciplina técnica, enuncia un conjunto de reglas y procedimientos operativos de carácter práctico que, por una parte, establecen el marco ordenador de las relaciones formales entre los funcionarios estatales; y por otra, desarrollan la destreza organizativa de quienes deben organizar funciones protocolares en el ámbito de la Administración Pública. Ninguna manisfestación pública estará correctamente organizada si no se tienen en cuenta las reglas internacionales que rigen la preparación formal de todo acto oficial, y que no se limitan tan sólo a determinar la ubicación correcta de tal o cual funcionario en un estrado o palco. Por el contrario, el estudio y la aplicación del Ceremonial Público brinda las herramientas técnicas necesarias para lograr la optimización protocolar del Estado en la recepción y atención de nuestro propio país y del exterior, en la disposición de símbolos patrios nacionales y extranjeros de acuerdo a normas internacionales del Ceremonial de símbolos , en la optimización de la gestualidad y el comportamiento social del agente del Servicio Civil que presta tareas en contacto permanente (u ocasional) con visitas propias o ajenas de la Administración Pública, en el tratamiento adecuado para las distintas personalidades del país y del exterior que pueden estar en contacto con los agentes de nuestro Estado, etc. Como puede verse, contrariamente con lo que por lo común suele creerse, las reglas que enuncia el Ceremonial Público no tienen por finalidad establecer boato alguno; sino que –en cambio- no hacen más que reconocer a los distintos funcionarios que conforman la Administración Nacional, el tratamiento y la ubicación que le son debidos en virtud de nuestro propio ordenamiento constitucional y administrativo. Como puede desprenderse de lo dicho, las normas del Ceremonial Público son de naturaleza absolutamente legal; ya que se aplican sobre instituciones y autoridades cuya posición y contextura jerárquica se encuentran taxativamente establecidas en forma de escalonamiento piramidal, tanto por la Constitución Nacional como por los Reglamentos Administrativos. Dentro de esta rama podemos ubicar también a los Ceremoniales Especiales , es decir, aquéllos cuyo objeto de estudio resulta complementario al enunciado para la Etiqueta Oficial. Ceremoniales Especiales serán, entonces, el Castrense, Eclesiástico, el Judicial, el Escrito Administrativo, etc. el b) CEREMONIAL PRIVADO. También llamado Etiqueta Social, y mal llamado Cultura Social. Es la rama del Ceremonial cuyo objeto consiste en estudiar, explicar y formular normas relacionales y organizativas que rigen el buen tono social, pero dentro de las relaciones privadas de los individuos. Este es el Ceremonial que se aplica a las normas de comportamiento social, el vestirse, el comer, el servir, etc. c) CEREMONIAL SOCIAL. Bajo la denominación común de Ceremonial Social disponemos nosotros dos disciplinas que, al interactuar, tienen al mejoramiento de las relaciones públicas y las virtudes cívicas de los individuos que viven en comunidad. Tales disciplinas son: la Urbanidad y la Cultura Cívica. c.1.) Urbanidad. Esta es para nosotros aquella sub-rama del Ceremonial que se ocupa del estudio, y posterior disposición sistemática de principios y normas que tienen por objeto lograr el recto comportamiento social y la convivencia armónica de los individuos dentro de un contexto urbano. Esta es la disciplina que regula los principios que regulan las buenas relaciones urbanas: higiene del cuerpo, decoro en la persona, dominio de la voluntad, amor y respeto al semejante, corrección en el trato urbano, respeto por las damas y los mayores, etc. c.2.) Cultura Cívica. La Cultura Cívica es para nosotros aquella sub-rama del Ceremonial humano que se ocupa del estudio, y posterior disposición sistemática, de principios y normas de respeto y conservación de los símbolos patrios, las prácticas democráticas y las virtudes cívicas. Dichos principios y normas son, por ejemplo, el amor a la Patria; el respeto a los Símbolos Nacionales, las leyes e instituciones; el respeto a las opiniones y creencias políticas y religiosas ajenas; la práctica constante de la ciudadanía; etc. VII. GESTION PROTOCOLAR. NOCION. En virtud de todo lo hasta aquí expuesto, habremos de definir a la Gestión Protocolar -objeto de este Manual- como el conocimiento y puesta en práctica de aquellas reglas comunes al Protocolo y al Ceremonial Ejecutivo con el objeto de conjugar armónica y correctamente todas las personas, elementos y acciones que son necesarios para la organización formal de cualquier acto, reunión, ceremonia o recepción de una institución o empresa tanto pública como privada. Gestión Protocolar es, institucional y empresarial. para nosotros, organización formal