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Filosofía del lenguaje.
Una interpretación de la filosofía en los límites del pensar reflexivo.
Bentolila, Héctor R.
Instituto de Filosofía - Facultad de Humanidades - UNNE.
Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina.
Teléfono/Fax: +54 (3722) 446958
E-mail: melhec@uol.com.ar
ANTECEDENTES
La propuesta general del proyecto está motivada por la necesidad de aportar un material de estudio sobre
filosofía del lenguaje debido a la casi inexistente bibliografía sobre la misma, especialmente en nuestro medio.
Pero la meta a la que se apunta va más allá de la mera exposición de los problemas comprendidos bajo la
denominación de filosofía del lenguaje, o de su historia. Por el contrario, el programa de investigación se
construye a partir del intento de repensar y, en lo posible, de redefinir los principales ejes temáticos que
conforman el campo de la disciplina. Con ese fin, el proyecto se divide en dos partes: una primera parte de
análisis y descripción de las principales teorías filosóficas sobre el lenguaje, entre las cuales se incluirán también
las teorías del significado lingüístico y, una segunda parte, donde se confrontarán dichas teorías a la luz de la
perspectiva asumida.
El punto de vista desde el cual se pretende llevar adelante esta tarea consiste en una interpretación de la
filosofía en tanto crítica del lenguaje, que afirma la base experiencial de la razón o (logos). Tal interpretación
integra en la pregunta por las condiciones de posibilidad de la experiencia, el análisis del lenguaje y la crítica
lingüístico-hermenéutica al pensar reflexivo. Desde ahí prosigue la crítica kantiana de la razón a partir de la
crítica del lenguaje como límite y condición del pensar, pero ahondando a la vez en la estructura hermenéutica de
la experiencia. La filosofía del lenguaje abordada en estos términos no sólo tematiza el lenguaje como condición
del conocimiento, sino que, en ese mismo proceso, descubre la prioridad de la experiencia y de su estructura
interpretativa. De acuerdo con esta manera de pensar, antes que en el lenguaje o en el diálogo estamos siempre y
prioritariamente en la experiencia.
Por tanto, contrariamente a lo que se afirma desde el giro lingüístico y pragmático de la filosofía
contemporánea, la prioridad de la experiencia parece anteponerse al descubrimiento del a priori del lenguaje. ¿En
qué consiste este rasgo de la experiencia? ¿Cómo se relaciona con la función mediadora de los signos y del
lenguaje? La prioridad de la experiencia no es una prioridad gnoseológica u ontológica, porque de lo que se trata
siempre es de la experiencia vital; de aquella que surge a cada instante de las vivencias originarias, de las
impresiones, intuiciones y metáforas por las que nos vemos arrastrados en nuestro choque permanente con la
realidad. La experiencia es en todo momento la experiencia en la que se está y cuya unidad sólo puede hacerse
consciente sobre el horizonte de las experiencias posibles. En ella, el lenguaje y las categorías del conocimiento
emergen de una necesidad vital como medios para comunicar o manifestar una determinada orientación hacia las
cosas y hacia los hombres. Si embargo, a diferencia de las categorías que exponen esa orientación de manera
lógica y según conceptos, el lenguaje actúa mucho antes haciendo posible la articulación de las experiencias en
la unidad de la praxis. Este carácter “experiencial o experienciador del lenguaje” está en la base de la dimensión
creativa y descubridora del conocimiento y antecede a la función representativa.
La unidad de experiencia que posibilita el lenguaje es una unidad de sentido o de interpretación y su valor
radica en que se constituye intersubjetivamente. No hay pues experiencias puras o libres de prejuicios. La
experiencia humana es una experiencia con otros, con quienes comparto el horizonte de experiencias dentro del
mundo de la vida. A su vez, la experiencia tiene la forma del comprender precategorial o preontológico, el cual
acontece a cada instante de manera histórica o temporal y es determinado por los efectos de la historia. Bajo este
marco teórico, la crítica de la razón renovada como crítica del lenguaje tiene que mostrar entonces la estrecha
ligazón entre experiencia y lenguaje, tal como se presentan en el comprender humano. Ambos constituyen pues
los límites y condiciones de todo pensar reflexivo intersubjetivo.
Ahora bien, en comparación con otras líneas más tradicionales de la filosofía del lenguaje, este enfoque se
presenta al margen de lo que se suele definir como el objeto de estudio de la misma: el análisis o aclaración del
lenguaje. Desde esta perspectiva, el estudio del lenguaje queda reducido por lo general a dos tipos de análisis que
se realizan, o bien como aclaración lógico-lingüística de las proposiciones de la ciencia, o bien como una
semiótica del signo lingüístico o de la comunicación.
El objeto de esta investigación y su propuesta no es, sin embargo, oponerse a aquellas formas de análisis,
sino más bien presentar una alternativa diferente frente a las ya existentes. Con este fin, se orienta en la dirección
de la hermenéutica filosófica de la facticidad, la cual marca una línea de continuidad del pensar reflexivo de la
filosofía trascendental –sobre todo Kant y Husserl- con la hermenéutica de Heidegger, que se prolonga luego en
la hermenéutica filosófica de Gadamer y de Apel. Dicha hermenéutica hace un aporte decisivo para el objeto de
esta investigación en la medida en que de ella se desprende la idea de una razón experiencial.
La idea de la razón experiencial emerge cuando se reconoce junto con la hermenéutica de la experiencia que
el carácter histórico y temporal de la facticidad tiene una estructura dinámica y procesual que pertenece a la
razón. Pero también, que esta estructura se inscribe en las acciones del hombre como su sentido; un sentido que
necesita, para su manifestación del lenguaje. De esta manera, puede decirse que, mientras el lenguaje es lo que
abre el mundo como sentido, haciendo posible a la vez el mundo objetivo y público de las ideas o conceptos; la
experiencia no es otra cosa que la facticidad originaria y el horizonte vital de la cual surgen, y a la cual vuelven
dichas ideas –lingüísticamente mediadas- como interpretación. La experiencia es siempre experiencia
interpretada, y el movimiento en que consiste dicha interpretación es lenguaje.
METODO
1)Elaboración de la propuesta y delimitación de su alcance. 2) Definición del marco teórico y modos de abordaje. Análisis de
la bibliografía existente sobre el tema. 3) Confrontación de la propuesta con las principale tendencias analizadas. 4)
Discusión de resultados y posibles conclusiones. 5) Primera redacción, sujeta a corrección. 6) Redacción final.
DISCUSION DE RESULTADOS
El proyecto recién se inicia, sin embargo, el mismo forma parte de un proyecto mayor y continúa en cierto
modo la investigación realizada para la beca anterior sobre conocimiento científico e interpretación. En esta
ocasión, intento presentar una filosofía del lenguaje desde una perspectiva crítica que incorpora la pragmática y
la hermenéutica en el análisis del lenguaje. Dicha filosofía del lenguaje apunta a mostrar cómo el mismo se
articula en la experiencia, teniendo en cuenta que es ésta y no solo el lenguaje la base irrebasable del pensar. La
experiencia, por otra parte, tiene una estructura hermenéutica dialéctica que se mueve entre la experiencia
interpretadora y la experiencia interpretada. La primera alude a la experiencia que hacemos de las cosas, en
tanto ella es mediada intersubjetivamente por los signos o por el lenguaje. La segunda, en cambio, se refiere a
nuestra condición de agentes encarnados en el “mundo de la vida”. En cuanto tales, nos encontramos siendo
siempre un nosotros o comunidad de interpretación y al mismo tiempor nuestra experiencia interpretadora está
simpre bajo “los efectos de la historia”. La reflexión sobre el lenguaje tiene entonces que superar la perspectiva
analítica del análisis del lenguaje y asumirlo en todos sus aspectos: no sólo como lenguaje sino también como
palabra y como decir. Esta superación supone para mí integrar en la problemática del lenguaje una adecuada
teoría de la experiencia. Para ello, propongo el siguiente esquema:
FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Tradición Analítica
(filosofía analítica)
Tradición Fenomenológica
(filosofía hermenéutica)
Teoría de la Experiencia
Experiencia interpretada
Experiencia interpretadora
CONCLUSIONES
Una reflexión sobre el lenguaje como la que propongo tiene que llevarse a cabo sobre el horizonte abierto por
la crítica del lenguaje y trantado de tender puentes entre la tradición analítica y la fenomenológica. Ambas
tradiciones han generado dos tendencias distintas en el abordaje del lenguaje: la analítica y la hermenéutica. El
puente entre cada una de ellas es la experiencia, pues, si bien estamos de acuerdo en que el lenguaje es la
condición del pensamiento, antes que en el lenguaje estamos siempre en la experiencia.
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