COMUNICADO QUE EMITE LA ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE LA MAGISTRATURA CON OCASIÓN DE LA APERTURA DEL AÑO JUDICIAL El curso pasado concluyó con un suspenso generalizado de las políticas seguidas por el Ministerio de Justicia que ha sido incapaz de llegar a soluciones en asuntos capitales como la implantación de la llamada Oficina Judicial; como la aplicación de modernas tecnologías en el trámite procesal y en las comunicaciones; como la elaboración de un nuevo modelo retributivo; como la satisfacción de guardias y sustituciones; y, en fin, como sucede con todas aquellas cuestiones directamente ligadas a la eficacia de la organización judicial, imprescindible para lograr una tutela judicial efectiva a favor de los ciudadanos en un contexto de eficiencia y motivación para sus servidores - jueces, fiscales, secretarios y funcionarios -. No es esa, más allá de la propaganda, la finalidad primordial de las políticas ministeriales centradas, por el contrario, en medidas tendentes, como se ha anunciado y se viene haciendo sin pudor, a la intervención administrativa de los juzgados y tribunales: consejos autonómicos, instrucción de causas por este Ministerio Fiscal, expulsión del juez de la Oficina Judicial, control de agendas, etc. Parece como si el problema fuera el juez y fuera posible solucionarlo sin su concurso. Esta es la razón por la que el Ministerio de Justicia se niega a negociar: es consciente de que sus políticas intervencionistas no pueden encontrar el apoyo de los sectores más conscientes de la realidad y comprometidos con la independencia judicial, pilar constitucional del Estado de Derecho al servicio de los ciudadanos. La Asociación Profesional de la Magistratura no entiende entonces que las reivindicaciones con ocasión de la apertura del año judicial se enfoquen en su esencia hacia cuestiones relativas a subidas de sueldo y disminución de la carga de trabajo. Estas reivindicaciones son transcendentales y APM así lo viene entendiendo como todos bien conocéis, pero, con revelar además una concepción meramente funcionarial, ni pueden ser las primeras en un contexto de profunda crisis económica, ni pueden ser esgrimidas aprovechando el protocolo solemne de apertura de los tribunales, porque ni el Tribunal Supremo ni la Alta Magistratura que preside el acto tienen nada que ver con los problemas fundamentales que afectan a los jueces y al Poder Judicial. Sólo con una estrategia de largo recorrido, planificada, establecida y ejecutada sin improvisación ni oportunismo por el conjunto de los jueces y sus organizaciones, es posible rectificar lo mal hecho y hacer frente a las medidas que se avecinan, desde la responsabilidad institucional que como Poder del Estado a los jueces se nos exige. Desde esta perspectiva, APM invoca, pues, la unidad de actuación sobre postulados de colaboración con aquellas instituciones llamadas a velar por la independencia, también económica, e integridad del estatuto de jueces y magistrados al servicio de nuestros conciudadanos. Estos van a seguir siendo, podéis estar seguros, nuestros afanes en el curso que comienza, apoyados en el mandato y en la confianza que por mayoría absoluta nos concedisteis en las últimas elecciones a Salas de Gobierno. Comité Ejecutivo.