[ES MARZO...] Es marzo. Es viento. Es lluvia y se deshojan Las

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[ES MARZO...]
Es marzo. Es viento. Es lluvia y se deshojan
Las rosas que […]
Y en mis pálida[s] mano[s] se me aflojan
Las riendas de la vida.—
Azota en el cristal la enredadera
Que el viento en ella preso, alza y revuelve
Como esta sed de fustas, en que fiera
El alma rebelada se me envuelve.—
Y yo, rumbo a la Muerte, de mi villa
Miro cuajarse húmeda la bruma,—
Cual armador que ve desde la orilla
Ido el bajel sobre la turbia espuma.—
Y siento frente una caricia
Extraña—
Un bálsamo mortal, una delicia
Dolorosa, un coloquio con lo Eterno!—
Y en lento son, del intimado techo
Bajan las gotas, que las piedras bañan;
mi solitario pecho
Que un ataúd a golpes secos un ataúd clavan.
Mas
La pluma torpe; de la vida el ruido,
Llegó a mi puerta, y el viajero extraño
Que inspira el canto, huyó despavorido.—
No siento los pies, y no puedo andar.—
Busco las alas, y no tengo alas.—
¡Bien hace Naturaleza en dar a los hombres la seguridad de que serán
trocados en seres alados, porque es tan terrible el momento de tránsito en
que ya no se siente andar, ni se sabe aún volar, que pudiera el alma abatida,
para no sentir este momento, desear volver a ser bruto!—
De los cansados y cobardes
Que cruzan la tierra dolorosa:—
el empleo
De las fuerzas de la vida, porque lo que siente el alma no es necesidad de
morir sino de emplearse; y lo que la aflige es no poder emplearse, o tener
que emplearse indignamente.—
Aguardo en el vacío
La melodiosa, la apacible noche melodiosa
Carros que ruedan; gentes que muerden
La carne cruda, —que han de comer luego.
La mejilla
Para algo más se hiciera
Que para que en vergüenza se tiñera.—
Danés, bravo danés, que el hielo espera
Jamás de amigo tuve
La espalda protegida:
Oh, quien pudiera,
Como el hielo el danés, surcar la esfera!—
Lamentos.—
Flautas,
Pasiones,—
Dulces momentos,—
Nubes—
En caja de cristal
Os tengo que encerrar!
Porque fuisteis hermosos, mas ya estáis muertos, y debéis estar donde el aire
no os corrompa y os conserve bellos, para gala de los ojos, mas no debéis
salir al aire, porque como cosa muerta, envenenaríais la atmósfera —
O la mente, esta ala,
Como percha donde cuelgan los demás sus pensamientos
Y hace trabajo de sastre
Cuando quisiera hacer trabajo de cóndor.—
[Ms. en CEM]
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