Sensores permanentes: ¿Inundación de datos o la mejor y más reciente oportunidad? En un año, un medidor de presión permanente, que registra datos a cada segundo, puede registrar más de 31 millones de mediciones de presión. Considerado en forma individual, cada punto de datos medidos carece virtualmente de valor. El valor proviene del análisis de la presión transitoria obtenida como consecuencia de un cambio en la tasa de flujo inducido. Los mejores datos se obtienen mientras el pozo está cerrado, independientemente de que el cierre se lleve a cabo por razones operacionales o para inducir una presión transitoria interpretable. En definitiva, esto puede constituir una verdadera mina de oro de datos para el análisis de presiones transitorias (PTA), siempre que se disponga de datos sobre el régimen de producción. En muchos pozos, los datos de tasas de flujo se recolectan esporádicamente, en forma diaria o mensual, y con mucho menos rigurosidad. Las tasas de flujo de petróleo, gas y agua del pozo suelen calcularse en forma inversa, tomando como base la producción de diversos pozos acoplados a un sistema de separación común. Sin embargo, los pozos inteligentes pueden poseer la capacidad para medir las tasas de flujo y la presión continuamente con sensores instalados en forma permanente. Los pozos con datos de tasas de flujo y presión confiables, obtenidos en forma continua, ofrecen la opción del análisis de datos de producción (PDA). Mientras el análisis PTA provee una ventana de información breve sobre el pozo y la caracterización del yacimiento, el análisis PDA puede proveer información en un marco temporal mucho más largo. Un pozo rara vez permanece cerrado más de un día, pero los datos de producción son recolectados a lo largo de meses o incluso años. Como resultado, un análisis PTA de incremento de presión típico revela solamente el comportamiento del yacimiento detectado por el avance de la perturbación de presión producido durante un período de unos pocos días. Dependiendo de las propiedades del yacimiento, especialmente la permeabilidad, la zona percibida durante un día puede oscilar entre decenas de pies para un yacimiento de baja permeabilidad, hasta miles de pies para un yacimiento de alta permeabilidad. Este marco temporal puede revelar mucha información acerca de la terminación del pozo; si ha sido dañado o estimulado, y de qué forma, o proveer evidencias de los límites del área de drenaje del pozo o del yacimiento en sí (véase “Nuevos alcances en pruebas de pozos,” página 44). Una sucesión de incrementos de presiones transitorias puede revelar información importante sobre los cambios producidos con el tiempo en la terminación del pozo o en el yacimiento, tales como un incremento del factor de daño del empaque de grava, una reducción de la conductividad de la fractura hidráulica o una formación en proceso de compactación. En lugar de un desborde de puntos de datos, los operadores necesitan información procesable. Por ejemplo, los operadores deberían ser alertados cuando la productividad del pozo está declinando. Con esa información, se pueden tomar medidas tendientes a evitar la degradación posterior del desempeño del pozo o, en el peor de los escenarios, su pérdida. Por otro lado, la obtención de datos para el análisis PDA comienza después de un día y puede extenderse varios meses o años. Los datos de producción perciben el comportamiento del yacimiento lejos del pozo y suelen estar dominados por lo que se conoce como comportamiento seudoestacionario, que acompaña al agotamiento del fluido y la presión en el volumen de drenaje del pozo. La perspectiva de unificar estas dos técnicas de análisis es atractiva. Un paso tendiente a la consecución de esa perspectiva se encuentra disponible a través de lo que en la literatura se conoce como deconvolución. No obstante, si bien los datos subyacentes son complementarios en cuanto a cobertura temporal, los programas de interpretación de los análisis PTA y PDA separan los análisis, lo que impide la obtención de resultados consistentes. Se necesitan procesos de automatización adicionales para convertir el desborde de puntos de datos adquiridos en una reflexión coherente y válida de las características preponderantes del pozo y del yacimiento. Claramente, existe un gran potencial en relación al procesamiento de los datos para mostrar el comportamiento PTA de etapa temprana, junto con la respuesta PDA de etapa tardía proveniente de un flujo virtualmente continuo, a una tasa de producción constante. Una respuesta combinada de ese tipo podría revelar la caracterización completa de la región vecina al pozo, incluyendo las respuestas de larga duración, tales como las de una fractura hidráulica masiva o de un pozo horizontal largo, combinada con las heterogeneidades o los límites lejanos de los yacimientos. Christine Ehlig-Economides Catedrática de la Fundación Albert B. Stevens, Universidad A&M de Texas Christine Ehlig-Economides se desempeña como docente del Departamento de Ingeniería Petrolera de la Universidad A&M de Texas, en College Station, EUA, desde el año 2004 y es Catedrática de la Fundación Albert B. Stevens. Previamente, dirigió el Departamento de Ingeniería Petrolera de la Universidad de Alaska, en Fairbanks, EUA. Ingresó en Schlumberger en 1983 como ingeniero de yacimientos, y asumió responsabilidades crecientes hasta su regreso al ámbito académico en el año 2003. Christine posee un diploma BA en matemática y ciencia de la Universidad de Rice, en Houston; una maestría en ingeniería química de la Universidad de Kansas, en Lawrence, EUA; y un doctorado en ingeniería de petróleo de la Universidad de Stanford, en California. Entre sus numerosos premios se destacan el de Ingeniero Petrolero del Año de Alaska (1982), el Premio al Cuerpo Docente Destacado de la SPE (1982), el premio del sector de Evaluación de Formaciones de la SPE (1995), el premio al Miembro Ilustre de la SPE (1996) y el Premio Lester Uren de la SPE (1997). Christine se incorporó a la Academia Nacional de Ingeniería de EUA en el año 2003. 1