Fecha: 02/06/09 Integrar y compensar rentas, una fórmula de planificación fiscal Ejemplo ahorrar impuestos/ Expansión le ofrece, hasta el viernes, los mecanismos para reducir su pago de impuestos y sacar el máximo partido a las deducciones en la Declaración de la Renta. Cómo pagar menos a Hacienda (II) Un año más llega el momento de presentar nuestra declaración de IRPF, este hecho supone para más de uno un quebradero de cabeza. Conocer el mecanismo de liquidación del Impuesto puede ayudarnos no sólo a perder ese miedo escénico, sino también a realizar una buena planificación fiscal. Conocer la mecánica del IRPF, especialmente en un año en el que las pérdidas pueden ser significativas debido a las caídas generalizadas de los mercados financieros, puede ayudarnos a obtener un ahorro fiscal en este ejercicio o en los próximos si basamos nuestra planificación, precisamente, en cómo se integran y compensan las distintas rentas. De acuerdo con la normativa actual, las rentas del contribuyente de IRPF se clasifican, a efectos del cálculo del Impuesto, en renta general y renta del ahorro, estando formada cada una de ellas por distintos tipos de rendimientos y tributando a distintos tipos de gravamen. Es por ello que la identificación del rendimiento y el conocimiento de cómo se produce su integración y compensación en cada una de las rentas se convierten en una herramienta clave de planificación para cualquier contribuyente. Así, la renta general está compuesta por: • Rendimientos del trabajo (como por ejemplo el salario o las pensiones). • Rendimientos del capital inmobiliario (como las rentas obtenidas por los arrendamientos de inmuebles) e Imputaciones de renta (rentas presuntas por inmuebles vacíos o destinados a uso particular excluyéndose la vivienda habitual). • Rendimientos de actividades económicas. • Algunos rendimientos netos del capital mobiliario (como por ejemplo los procedentes de la propiedad intelectual cuando el contribuyente no sea el autor y los procedentes de la propiedad industrial que no se encuentre afecta a actividades económicas, los procedentes de la cesión del derecho a la explotación de la imagen o los intereses obtenidos de préstamos realizados a entidades vinculadas). • Ganancias y pérdidas patrimoniales que no deriven de transmisiones de bienes y derechos (como los premios no exentos). Por su parte, la renta del ahorro está compuesta por: • Rendimientos del capital mobiliario (como los dividendos obtenidos de acciones cotizadas o no cotizadas, los intereses procedentes de cuentas corrientes o depósitos bancarios y las rentas procedentes de seguros de vida o invalidez). • Ganancias y pérdidas patrimoniales puestas de manifiesto en las transmisiones de elementos patrimoniales (como por ejemplo la venta de un inmueble o unas acciones). Como ya hemos adelantado, el tipo de gravamen varía en función de la calificación que tengan las rentas, tributando la del ahorro a un tipo fijo del 18% (con una exención de 1.500 euros para los dividendos) y a un tipo progresivo, que puede llegar hasta un 43%, la general. Así pues, debido a la distinta tributación de una y otra renta, conviene conocer exactamente cómo se integran y compensan los distintos tipos de rendimientos en cada una de ellas, teniendo siempre presente la absoluta separación entre ambos grupos de rentas. Integración y compensación en la base imponible general Los rendimientos incluidos en la renta general se integran y compensan en dos tramos independientes. En primer lugar, los rendimientos e imputaciones se integran y compensan entre sí sin ningún tipo de limitación adicional, por lo que si el resultado de este proceso arroja un resultado negativo, éste se integra directamente en la base imponible general. Si por el contrario, el resultado es positivo, éste se podrá compensar con el saldo negativo que arroje la integración y compensación de las ganancias y pérdidas patrimoniales que se incluyen dentro de la renta general con el límite del 25% de dicho saldo positivo. Por tanto, el segundo tramo de integración y compensación lo componen precisamente las ganancias y pérdidas patrimoniales que no procedan de la transmisión de bienes o derechos. Dichas ganancias y pérdidas patrimoniales se integran y compensan entre sí sin ningún tipo de limitación, incluyéndose el resultado positivo directamente en la base imponible general, y compensando el saldo negativo con el saldo positivo de rendimientos e imputaciones con el límite máximo señalado con anterioridad (25%), quedando el exceso pendiente de compensación en los cuatro años siguientes y aplicando el mismo mecanismo, es decir, compensándose en primer lugar con el saldo positivo de este tipo de ganancias y pérdidas patrimoniales y, en segundo lugar, con el saldo positivo de los rendimientos e imputaciones con el límite, una vez más del 25% de dicho resultado. En base a estas reglas de integración y compensación, vemos que si se han obtenido rendimientos negativos por alquileres de inmuebles (porque haya habido gastos de reparación muy elevados), esta renta negativa nunca podrá ser compensada con ganancias como subvenciones o premios no exentos. Por el contrario, si un incendio produce una pérdida patrimonial en el contribuye, la misma podrá compensarse con los rendimientos positivos que integren la renta general, siempre que se respeten los límites y reglas especificados anteriormente. Integración y compensación en la base imponible del ahorro En relación con la renta del ahorro, el sistema de integración y compensación de los rendimientos es muy similar al de la renta general, con la salvedad de que los saldos positivos y negativos sólo se pueden compensar entre sí si provienen de los mismos tipos de rentas. Así, los rendimientos del capital mobiliario se integran y compensan entre sí, e igual tratamiento reciben las ganancias y pérdidas patrimoniales derivadas de la transmisión de bienes o derechos por el contribuyente. Si el resultado de la integración es positivo, éste se incluye directamente en la base imponible del ahorro, mientras que si es negativo, sólo podrá ser compensado con saldos positivos generados por el mismo tipo de rendimiento en los cuatro ejercicios siguientes. De este modo, si un contribuyente percibe dividendos de una sociedad, pero a la vez, obtiene una pérdida en la venta de un inmueble derivada de la situación actual del mercado inmobiliario, no podrá compensar en ningún caso ambas rentas, integrándose los dividendos en la base imponible general, y manteniendo la pérdida, para su posible compensación con rendimientos positivos de la misma naturaleza, durante los cuatro ejercicios siguientes. Laura de Miguel Medina Experta fiscal de Landwell-PricewaterhouseCoopers