Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna. De esta manera, procedo a mencionar el contenido del numeral 11 del Código Penal de 1931, vigente hasta Noviembre del año 2012, en que entró en vigor la nueva codificación penal, esto con la finalidad de apreciar la evolución que ha tenido nuestra ley, en torno al tema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, siendo así tenemos que dicho numeral establece: Cuando algún miembro o representante de una persona jurídica, o de una sociedad, corporación o empresa de cualquier clase, con excepción de las instituciones del Estado, cometa un delito con los medios que para tal objeto las mismas entidades le proporcionen, de modo que resulte cometido a nombre o bajo el amparo de la representación social o en beneficio de ella, el juez podrá, en los casos exclusivamente especificados por la ley, decretar en la sentencia la suspensión de la agrupación o su disolución, cuando lo estime necesario para la seguridad pública. Con lo anterior, se han dado opiniones en torno a que se respetaba la locución Societas delinquere non potest, es decir “las sociedades no pueden delinquir”, pues no existía otro dispositivo que nos permitiera establecer la responsabilidad penal de una persona jurídica, es decir, que nos otorgara los parámetros doctrinarios para afirmar esto, para otros, al existir una sanción, se eliminaba dicho principio, sin embargo, resulta claro que la pena era un medio de control social y que no existían los aspectos dogmáticos para poder establecer la responsabilidad penal en un ente jurídico. Revista Tepantlato 33