Del rescate de las empresas

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En la opinión de...
Arturo Damm Arnal
Del rescate
de las empresas
El que una empresa enfrente problemas, sobre todo los
que pueden llevarla a la quiebra, encuentra su causa
en la renuencia de los consumidores a pagar el precio
al que la empresa puede ofrecer, lo cual da como
resultado una caída en sus ventas, ingreso y monto
de ganancias, todo lo cual, más allá de cierto límite, la
llevará al punto de quiebra.
II
Lo explico: los factores de la producción (recursos
naturales, trabajo, capital físico y financiero, etcétera),
son escasos y de uso alternativo, de tal manera que
su uso genera un costo de oportunidad: por haberse
usado en la producción de X dejaron de utilizarse en
la producción de Y, costo de oportunidad que debe
minimizarse; minimización que se logra produciendo
aquello que los consumidores valoran más; valoración
que se muestra por el precio que los consumidores
están dispuestos a pagar por la mercancía.
¿Qué supone que una empresa enfrente
problemas, sobre todo aquellos que la
pueden llevar a la quiebra? Al final de cuentas,
y en esencia, que los consumidores no están
dispuestos a pagar el precio que alcanza para cubrir
todos los costos de producción, incluidos en ellos la
ganancia normal del empresario. Esa renuencia de los
consumidores se puede deber a dos causas. Primera:
a que, independientemente del precio o de la relación
precio-calidad, los consumidores ya no quieren el bien
o servicio ofrecido, y ya no lo quieren porque ya no lo
necesitan. Segunda: a que, necesitando y por lo tanto
queriendo la mercancía de que se trate, no están de
acuerdo con el precio, o con la relación precio-calidad.
En el primer caso el problema es el satisfactor mismo, en
el segundo el precio y la calidad del bien o servicio.
En el primer caso, el empresario deberá dedicarse
a la producción de otra mercancía, una que los
consumidores sí valoren, y por la cual estén dispuestos
a pagar un precio que, por lo menos, alcance para
cubrir los costos de producción, incluida la ganancia
normal. En el segundo, el empresario deberá aumentar
su productividad: deberá hacer más con menos; deberá
reducir su costo de producción, lo cual le permitirá
bajar el precio de su mercancía hasta que se alcance
la relación precio-calidad que los consumidores
consideren adecuada.
III
¿Qué supone que el gobierno rescate a
empresas al punto de la quiebra? Partiendo
de lo dicho en el apartado anterior, el rescate
lo que hace es perpetuar el mal uso de los
factores de la producción y, por ello mismo, evitar
la reasignación de los mismos hacia actividades
económicas más productivas, impidiendo la
reducción del costo de oportunidad en el uso de los
mismos. En pocas palabras: que el gobierno rescate
empresas al punto de la quiebra es antieconómico,
¡independientemente de qué empresa se trate, de cuál
sea su ramo, su tamaño o su relación con otras!
La posibilidad de quiebra quiere decir que la empresa
está haciendo un mal uso de los factores de producción
con los que cuenta; factores que, en sus manos, generan
un costo de oportunidad excesivo, siendo esto último
total y absolutamente antieconómico.
Si el precio que están dispuestos a pagar alcanza para
cubrir el costo de producción, incluida la ganancia
normal del empresario, éste está haciendo un buen
uso de lo factores de la producción a su disposición,
minimizando su costo de oportunidad. Por el contrario,
si los consumidores no están dispuestos a pagar ese
precio —es decir, si no están dispuestos a financiar,
al costo de producción al que el empresario está
produciendo— la producción de dicho bien o servicio,
éste está haciendo un mal uso de dichos factores y
generando un costo de oportunidad excesivo. Está
usando recursos naturales, trabajo y capital, para
producir algo que los consumidores ya no quieren,
o que no lo quieren a ese precio. Se trata de la
antieconomía en todo su esplendor.
Que una empresa enfrente problemas, sobre todo
aquellos que la pueden llevar a la quiebra, supone,
al final de cuentas que, por las razones que sean, está
haciendo un mal uso de los factores de la producción
Pero esa consecuencia —evitar la reasignación de los
factores de la producción hacia producciones más
productivas— no es la única que trae consigo el rescate
gubernamental de empresas al punto de la quiebra.
Hay otra consecuencia que, más que económica, es
ética, y tiene que ver con el origen de los recursos con
los cuales el gobierno rescata a las empresas; recursos
que, independientemente del tipo de rescate, son
indispensables, razón por la cual el gobierno debe
agenciárselos de alguna manera.
¿De dónde salen los recursos indispensables para
los rescates gubernamentales de empresas al punto
de la quiebra? De una u otra manera, hoy, mañana o
pasado mañana, del bolsillo de los contribuyentes,
de tal manera que el mentado rescate supone que
el gobierno obliga a hacer, a los contribuyentes,
aquello que, en su calidad de consumidores, no
están dispuestos a hacer: mantener la producción de
una determinada mercancía, lo cual, más allá de las
consecuencias económicas —evitar la reasignación
de los factores de la producción hacia producciones
más productivas—, es reprobable desde el punto de
vista ético, independientemente de la naturaleza de la
empresa que se rescata.
Foto: Ana Lourdes Herrera / Indexopen
I
Siempre que una empresa enfrenta problemas,
surge la pregunta de si el gobierno debe o no
rescatarla, sobre todo si se considera que es muy
grande para “dejarla quebrar”, lo cual depende de
variables que van desde el número de trabajadores con
los que cuenta, hasta el número de otras actividades
económicas que dependen de ella. ¿Debe el gobierno
rescatar empresas en problemas? Para responder
correctamente hay que hacer, previamente, otras dos
preguntas. Primera: ¿qué supone que una empresa
enfrente problemas, sobre todo aquellos que la ponen
al punto de la quiebra? Segunda: ¿qué supone que el
gobierno la rescate?
a su disposición, generando un costo de oportunidad
excesivo, situación ante la cual quedan dos opciones:
o corrige la situación, elevando su productividad,
o deja de producir lo que venía produciendo, para
liberar factores de la producción que se utilizarán en la
producción de algún otro bien o servicio; producción
que la puede llevar a cabo ese mismo empresario,
cambiando de giro, o bien algún otro.
IV
Es antieconómico —al impedir una mejor
asignación de los factores de la producción—
obligar al contribuyente a hacer algo que,
como consumidor, no está dispuesto a
hacer. Resulta antiético —al hacer que paguen justos
por pecadores— obligar al contribuyente a subsidiar la
producción de una mercancía que, como consumidor,
no está dispuesto a financiar. El uso de los impuestos
“¿De dónde salen los recursos
indispensables para los rescates
gubernamentales de empresas
al punto de la quiebra? …Del
bolsillo de los contribuyentes”
para tales fines es un claro ejemplo de la degeneración
de su cobro en un robo con todas las de la ley.
Dicho todo lo anterior, cuál es la respuesta correcta a la
pregunta: ¿debe el gobierno rescatar empresas al punto
de la quiebra? Un rotundo no. ¿Sin excepción de ningún
tipo? Sí, sin excepción alguna, ya que se trata de una
cuestión de principio, no casuística, que no depende de
la naturaleza, tamaño e injerencia, en otras actividades
económicas, de la empresa en cuestión. Dichos rescates
son antieconómicos y antiéticos, dos razones más
que suficientes para no practicarlos, pese a lo cual los
gobiernos los practican, muestra de que la economía
y la ética, por lo menos en estos casos —¡que ojalá y
fueran los únicos!—, los tienen sin cuidado. E
El autor es Licenciado en Economía y Filosofía,
profesor de la Escuela de Economía y la Facultad de
Derecho de la Universidad Panamericana. Articulista
en varios periódicos y revistas, y comentarista de radio
y televisión, es autor de diez libros sobre temas de
economía y filosofía, y coautor de otros cuatro.
Email: arturodamm@prodigy.net.mx.
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