PRESENTACIÓN Producto del trabajo de pasantías en la Alcaldía Municipal de Chía (2009-I), en el proyecto de ajustes al Plan de Ordenamiento Territorial (2000). Reflexión de las condiciones de segregación socio-espacial y de fragmentación urbana que se consideran en el municipio como consecuencia de la consolidación de los conjuntos cerrados y que desde un análisis sociológico, pretende ser una propuesta de abordaje para la planeación municipal. ANTES DE EMPEZAR… El poco análisis y debate sobre la segregación en la tradición académica colombiana y en especial, en su conexión con los conjuntos cerrados y la planeación territorial, repercute en la debilidad o ausencia de intervenciones públicas claras y exitosas. Es necesario que cobre cierta relevancia, en un momento en que la concentración del ingreso, la pobreza y la fragilidad de los gobiernos y de la gobernabilidad están absolutamente vigentes, y se manifiestan en el agravamiento de la separación socioespacial. APORTE DE LA SOCIOLOGÍA AL ESTUDIO DE LA SEGREGACIÓN Y LA FRAGMENTACIÓN URBANA Por el término Segregación, dada su polisemia y ambigüedad, se designan una “serie de fenómenos complejos, variables y compuestos, pero que implican siempre formas de desigual distribución de grupos de población en el espacio, formas consideradas como reveladoras pero también –y es allí donde reside la principal ambigüedad de la noción- como factores de patologías tanto sociales como espaciales” (Dureau, 2000). La Fragmentación Urbana, se abordó como la separación de la continuidad del espacio y de la gestión administrativa por la privatización defensiva del espacio expresado en distintas formas. LA SEGREGACIÓN: Fenómeno típicamente urbano que toma matices intensos a partir de la década de los 90. Es dependiente de la historia del desarrollo de cada ciudad. Cambia: las clases económicamente dominantes prefieren auto-segregarse, valorando los suelos rurales periféricos para proyectos de gran envergadura y de alta calidad urbanística. Paso de la “sobre-densidad” a la “subdensidad”. Se acentúa: con la densificación de las ciudades incidiendo principalmente en el componente residencial, de acuerdo a posibilidades (principalmente económicas) y gustos (expectativas) determinadas en el mercado de vivienda. El mercado del suelo: constituye el inicio del fenómeno además del campo de su reproducción y profundización. Analizar el municipio de Chía y sus dinámicas de segregación socio‐espacial y fragmentación urbana desde la lógica de la planeación municipal, intentó abarcar los distintos condicionantes que dieron paso a un desarrollo urbano desigual y a nuevas dinámicas demográficas, determinadas en forma importante por su cercanía con Bogotá RELACIONES METROPOLITANAS: CHÍA - BOGOTÁ En el caso de Chía, se habla de un proceso de metropolización como contextualización global de su propio desarrollo y del fenómeno segregativo. Históricamente la región Sabana mostró un crecimiento demográfico sostenido desde el censo de 1938, con tasas más altas que el promedio nacional. Después del censo de 1973, los municipios sabaneros, registraron un incremento en las tasas de crecimiento superior al de la ciudad. Las movilidades y las migraciones han determinado el crecimiento demográfico de Chía: su tasa en el período intercensal 1993‐2005 fue de 1.58%. Apetecido por personas que buscan disfrutar de los servicios urbanos de la capital sin tener que vivir en ella. Este crecimiento poblacional en áreas de vivienda consolida el modelo de "ciudad dormitorio” en Chía. La consolidación del modelo de segregación en Bogotá Norte/Sur, se refleja en el municipio, pues se convierte en polo de atracción para la población de estratos altos, lo que determina unos modos de producción de vivienda segmentados: casas campestres, conjuntos cerrados, clubes de entretenimiento y actividades comerciales dirigidas. Hipótesis: El desarrollo de la capital genera nuevas demandas de vivienda para las clases altas, que ven en el municipio su satisfacción con la construcción de condominios, casas campestres y conjuntos cerrados, con los que se configuran unas dinámicas de segregación, fragmentación y polarización de Chía, en dos dimensiones: por un lado, el casco urbano tradicional y su zona de influencia (municipio abierto), y por el otro, parches urbanizados con construcciones exclusivas en la periferia, principalmente en el anillo del corredor vial norte (Autopista Norte), parcialmente integrado a la estructura del municipio por medio de la vialidad (municipio cerrado). Chía se debe considerar por el surgimiento de pedazos de “ciudad”, por el empobrecimiento en la continuidad espacial anterior, y sobre todo, por la repetición de las desigualdades sociales en las diferentes escalas, con zonas de pobreza contiguas a islas de riqueza dentro de un conjunto construido en forma caleidoscópica, que como un mosaico de rurbanización, alberga una población profundamente dual. Por un lado, los habitantes “tradicionales” del municipio, nativos o de larga data, que viven en el municipio y en la mayoría de los casos trabajan ahí. Y por el otro, los commuter, que residen habitualmente en los conjuntos cerrados (Dureau, 2000). Según éste panorama, Chía presenta lo que Azócar, Sanhueza & Henríquez (2003) definen como los nuevos procesos de urbanización: 1) La ciudad crece en tamaño por agregación de nuevos suelos urbanos, anteriormente rurales, en torno al espacio urbano precedente, y también a lo largo de ejes de transporte que separan cada vez más el núcleo urbano de las nuevas zonas industriales y residenciales. CENTROS POBLADOS - 2009 2) Patrón de crecimiento concéntrico o radial en el que se observa una ampliación de la ciudad a mayores distancias, relacionadas con ejes de transporte: Y, 3) el denominado “salto de rana”, en el que quedan espacios de ruralidad en las inmediaciones urbanas mientras se extendía. De modo que se van configurando pequeñas áreas urbanas alejadas del perímetro urbano en las inmediaciones rurales, además de islas de ruralidad en las cercanías del casco urbano consolidado. Crecimiento de las necesidades en infraestructura de servicios públicos, vías, saneamiento básico, espacio público y nuevos equipamientos de atención primaria, que actualmente no se están generando y que se evidencia en su concentración en el casco urbano. Situación de ocupación del territorio en la que prima: Nuevas áreas urbanas destinadas para condominios y parcelaciones residenciales, caracterizadas por un desarrollo urbano espontáneo, que plantean serios problemas de integración y comunicación entre sectores y barrios además del consecuente aumento de la población Disminución la capacidad agrícola del área rural y paso de galpones a la floricultura La ocupación dispersa e indiscriminada La pérdida de áreas de filtración y bosques junto a la alteración del paisaje natural El sistema vial discontinuo (con la profusión de vías vecinales y de ladera) El continuo suburbano (pérdida de límites de asentamientos históricos), caracterizado por la urbanización dispersa expansiva en la conurbación norte que determina la revalorización en los precios del suelo. Se combinan fácilmente tipos de usos del suelo incompatibles, permitidos por la misma entidad de control. Con base en el historial de licencias aprobadas, se pudo comprobar cómo la ocupación del territorio se caracterizó por ser expansiva, de tipo suburbano poco consolidado, en el que se incluían sectores tradicionalmente rurales para erigir nuevas unidades residenciales cerradas. LOS CONJUNTOS CERRADOS Y SU IMPACTO EN EL MUNICIPIO La consolidación de los conjuntos cerrados, conduce a nuevas formas y prácticas habitacionales, además de engendrar modelos de desarrollo que traen consigo desigualdades sociales y una tendencia a la discontinuidad de la red vial, de equipamientos y de servicios urbanos consolidados. La trama urbanística de dichas unidades en general, no obedecen a parámetros uniformes de planificación y ordenamiento territorial, ni en escala “macro” ni en una “micro”. La figura de ciudad dormitorio que se consolida en Chía, no hace necesariamente que éste se convierta en polo de desarrollo endógeno. CAPACIDAD DE GESTIÓN Y PLANEACIÓN La ausencia de un marco jurídico lo suficientemente elaborado dificulta la aplicación de las políticas. Se presenta un perímetro urbano y rural en términos de extensión y grado de desarrollo, sin hacerse la actualización de dicha información. Se concibe a Chía como inminentemente rural sin tomar las medidas correspondientes para la supervisión de las actividades desarrollables. El POT solo contiene acciones administrativas que definen la “segregación” de manera muy similar a “clasificación” La consolidación y ubicación espacial de este tipo de vivienda es producto del aprovechamiento de vacíos legales.Si bien es clara la importancia del problema del crecimiento desordenado, igualmente se deben tener en cuenta los sobrecostos en la dotación de infraestructuras, el acelerado proceso de densificación en ciertos sectores, y precariedad en los espacios colectivos y equipamientos públicos. Se podría identificar por: la flexibilización de la normativa urbanística, especialmente en las zonas rurales; la privatización de servicios urbanos y del espacio público por distintos actores y manera (como los conjuntos cerrados); sustitución de políticas públicas universales por la focalización territorial de las políticas sociales (como combatir la pobreza); debilidad en la gestión y retiro en la ejecución del poder público de proyectos de vivienda de interés social y en la entrega de subsidios a la demanda de la misma; la falta de evaluación democrática de los proyectos y las políticas, y finalmente, el control urbano débil frente a los intereses políticos e inmobiliarios, usualmente asociados a las empresas constructoras. REFLEXIÓN FINAL 1. Sin desconocer las ventajas que representa para Chía su cercanía al Distrito Capital, y en atención a las complejas consecuencias inherentes, es recomendable llevar sus relaciones al mecanismo de la concertación regional, de manera que se evite el inminente riesgo de que el dispositivo gestor dominante sea la yuxtaposición de entidades administrativas distintas, de tipo municipal, sin un gobierno metropolitano definido, en donde las administraciones más débiles son absorbidas por las más grandes. Esta debe tender por una forma de integración regional que supere la visión castrante de la misma Constitución Nacional, que constituye una traba en la formación de la metrópolis bogotana. 2. Se hacen necesarios esquemas que fomenten la consolidación de equipamientos e infraestructura urbana; el fortalecimiento del componente de espacio público en zonas residenciales, y se desarrollen programas para contrarrestar la inseguridad y la violencia urbana (tradicionalmente vinculadas a los problemas de segregación y exclusión poblacional). 3. Se requiere una nueva reflexión sobre el papel que el Estado juega en la planeación y en el bienestar social, además de la implementación real de instrumentos de participación en la toma de decisiones, de manera concertada, entre los diversos actores sociales, económicos y políticos. Frente a los Conjuntos Cerrados, se deben tender los puentes que permitan discutir una serie de políticas centradas en la generación de espacios públicos compartidos por distintos grupos sociales, de manera que también se aminore la segmentación espacial de los servicios urbanos. 4. › › Se debe organizar y consolidar la información concerniente a estos, pues su ausencia es una traba para la definición de hasta dónde se van a intensificar, qué requisitos urbanísticos deben cumplir estos proyectos, categorizar la estructura de movilidad, la capacidad de los servicios públicos y la agenda de negociación de la administración con los actores inmobiliarios privados, en el desarrollo de proyectos VIS. Reconocer la fuerza de creación de estos como consecuencia del mercado inmobiliario y sus impactos, en las nuevas políticas de planeación del municipio. Se requiere: 5. › › › › › Incluir el territorio en las políticas urbanas, necesita reconocer las prácticas sociales y subjetivas que se tejen en el municipio. Considerar que la aparición de estos conglomerados habitacionales, en cierto grado ponen en riesgo la gestión y desarrollo de proyectos de Vivienda de Interés Social. Valorar que las tendencias a las conurbaciones, plantean la necesidad de sentar unas reglas claras que limiten el uso indiscriminado del suelo, Se reitera la necesidad de políticas urbanas propias, claras y consistentes con su propia realidad. Conceptualizar la suburbanización, de manera que se concrete qué clase de actividad rural se desea estimular. 6. El futuro de los procesos de segregación y fragmentación en el municipio es incierto, pues no hay una intención clara por parte de la administración municipal de formular un marco legal que controle la aparición de esas unidades residenciales en los términos sociales y sociológicos hasta aquí expuestos.